Márgenes, Revista de Educación de la Universidad de Málaga
HISTORIAS MÍNIMAS

La posibilidad y sus posibles

The possibility and its possibles
Rosa Vázquez Recio*
Recibido: 29 de junio de 2022  Aceptado: 23 de noviembre de 2023  Publicado: 31 de enero de 2023
To cite this article: Vázquez Recio, R. M. (2023). La posibilidad y sus posibles. Márgenes, Revista de Educación de la Universidad de Málaga, 4(1), 160-167. http://dx.doi.org/10.24310/mgnmar.v4i1.15064
DOI: http://dx.doi.org/10.24310/mgnmar.v4i1.15064

*ORCID: 0000-0001-6595-177X
Universidad de Cádiz (España)
rmaria.vazquez@uca.es
Mari Carmen Díez Navarro

Rosa Vázquez Recio

RESUMEN:
Esta historia mínima nos sitúa en la posibilidad y sus posibles. Posicionarnos en estas claves es un modo de pensar, creer y sentir que hay alternativas otras a las que vienen imponiéndose como las únicas viables para la educación y la escuela pública. La “ideología imposilista” (Puciarelli, 2005) se encarga de generar esa ceguera o negación. Podemos salir de esta confiando en el sentido que le es propio a la posibilidad; representa elección, cambio, libertad. La posibilidad tiene todo un potencial transformador real, y, para ello, resulta necesario una alfabetización de la posibilidad.

PALABRAS CLAVE: posibilidad; posibles; alfabetización; libertad; neoliberalismo

ABSTRACT:
This minimal history places us within possibility and its possibles. By adopting these keys, we make room for thinking, believing and feeling that there are alternatives to those imposed as the only viable ones for education and public schools. The “impossibilist ideology” (Puciarelli, 2005) is responsible for generating this blindness or denial. We can get out of this confidence in the sense that is proper to possibility; it represents choice, change, freedom. Possibility has a real transformative potential and, for this, an alphabetization of possibility is necessary.

KEYWORDS: possibility; possibles; literacy; freedom; neoliberalism



Carta

Las revoluciones se producen en los callejones sin salida
Beltor Brecht

No sé por qué me pierdo en lo posible, en lo imposible, en la posibilidad; en la alternativa sin alternancias; en la elección sin elección; en lo inútil sin utilidad… Será por efecto de la periferia, de los márgenes, Del Margen.

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Parecía imposible e impensable el metaverso y lo que representa, ¡quién lo iba a decir!; lo posible está siendo sin llegar a ser plenamente, pero es. Por efecto, es pensable como hecho que se está haciendo realidad. El mundo puede decir: ¡qué maravilla!, lo que es capaz de hacer el ser humano…

***

Partiendo de estas reflexiones que surgen de quien se reserva ciertas dosis de escepticismo o de incredulidad, si lo imposible resulta posible, parece ser, entonces: ¿por qué nos hacen creer —y pensar— que no hay alternativas y que solo son posibles —y factibles— las que ofrecen las élites dominantes, apoyadas en técnicos expertos (“apolíticos”) bajo la tecnología del argumentario, que resulta del neoliberalismo y del capitalismo (salvaje), con dosis de retórica emocional y neutralidad, y que está haciendo mella en la educación (pública)? Porque el argumentario, aunque comparta lexema con argumento, poco o no mucho tienen que ver, pues argumento implica “razonamiento que demuestra, refuta o justifica algo” (RAE, 2021) y el argumentario se nutre de consignas, frases, instrucciones, etc., que configuran el discurso con el que las élites pretenden defender su posicionamiento y su opinión (y, por ende, sus privilegios), sin tomar en consideración los efectos y las consecuencias que puedan tener, háblese, por ejemplo, de desigualdades.

La tecnología del argumentario, de carácter político, busca convencer a la ciudadanía de las ventajas y de los beneficios que reporta, para la sociedad y para su progreso, asumir la política neoliberal y ultraconservadora, con sus estrategias y mecanismos de acción; con ella se hace frente, de manera eficaz, a la gestión ineficaz de las políticas públicas que miran a la justicia social, a la equidad y a los derechos humanos. Y tal poder tiene el argumentario, que los sujetos, aun pudiendo contradecir, terminan cayendo en su trampa y en el juego de la servidumbre (voluntaria). Ello viene a ser expresión de la técnica de los nuevos mitos políticos (Cassier, 2004). “Estos hicieron lo mismo que la serpiente que trata de paralizar a sus víctimas antes de atacarlas. Los hombres fueron cayendo, víctimas de los mitos, sin ofrecer ninguna resistencia seria. Estaban vencidos y dominados antes de que se percataran de lo que había ocurrido” (Cassier, 2004, p. 339).

Tómese en cuenta que los mitos tienen un carácter despolitizado (en apariencia, porque se vacían de historia y se naturalizan) con una fuerte carga emocional; resulta una combinación, digámoslo, perfecta para cumplir con su propósito.

Pero, ¿no hay alternativas a la desregularización de los mercados, a la privatización, a la mercantilización, a los recortes en derechos humanos y derechos sociales, a la reducción de recursos, a la precarización, al productivismo, al capitalismo afectivo, al consumismo, etc.? El argumentario lleva consigo un discurso del miedo —a veces, casi apocalíptico— que destruye, paraliza u obstaculiza cualquier posibilidad de cambio, o, simplemente, de reconocernos con agencia, de pensar y pensarnos con autonomía y en libertad desde otras claves que no sean las que la ideología dominante impone, la cual, como decía Carlos Lerena (1989), “hace posible [que] un orden desigualitario sea vivido espontáneamente como orden necesario e incuestionable” (pp. 91-92). Lo incuestionable blinda la posibilidad y lo posible, y consecuentemente, las alternativas. “There is no alternative” (TINA, para que resulte más liviano), eslogan político atribuido a Margaret Thatcher, se ha constituido en el lema del neoliberalismo que ha aplicado en todas sus políticas, estrategias y acciones de una manera encubierta bajo la tecnología del argumentario. Lo incuestionable inyecta impotencia, inacción, imposibilidad: el paso de lo posible (como posibilidad) a la realidad (ser real) nada a contracorriente, corriendo el riesgo de sufrir un debilitamiento que desemboque en la inacción o la inanición. La política neoliberal viene ejerciendo su poder “más bien desde la resignación (basada en la ausencia de alternativas)”, dice Boaventura de Sousa Santos (2017, p. 48). Sin embargo, esta ausencia ha sido, en gran parte y al mismo tiempo, alimentada por dicha política para justificar que no hay alternativas; que lo que hay, y hay que tomar, es lo que ella ofrece. Para convencer, basta expropiar y resignificar lo propio, aquello que definen y defienden los colectivos sociales y educativos comprometidos con lo público y con lo común como cuestión base de lo político.

Alfredo R. Puciarelli (2005) le puso nombre a esta orquestación: la “ideología imposibilista” que se ha transformado en “sentido común” (p. 116), adoptando diferentes formatos según las pretensiones (puro, cínico e hipócrita) (pp. 118-120). Esta ideología solo reconoce como válida y legítima las alternativas ofrecidas por las estructuras de dominación, las cuales benefician a las élites dominantes, al tiempo que debilitan, para hacer efectivo su propósito, cualquier intento de proyecto político de transformación o de resistencia social y educativa en el que los grupos que lo promueven, que van siendo desplazados hacia la periferia, tienen un papel clave. Estos están siendo desalojados del epicentro de los procesos esenciales para la democratización y la construcción de un mundo más justo y solidario, de una educación como proyecto político comprometido con la justicia, con la emancipación y con el bien común. Quedar “fuera” de los espacios de decisión y de acción provoca que “la «voz» de la indignación se queda sola” (Pellizzetti, 2009, p. 32), y sobre la que recae el descrédito por denunciar las estructuras que generan desigualdades (estructurales) e injusticias. El “posibilismo” (Puciarelli, 2005, p. 116), que se alimenta de la ideología TINA, no es a la posibilidad, aunque compartan la raíz.

I. PERO SIGAMOS A WITTGENSTEIN, JUGUEMOS CON EL LENGUAJE1

para poner en valor la posibilidad y lo posible. Tener posibles (y posibilidades) no se reduce a “bienes, rentas o medios que alguien posee o goza” (RAE, 2021), que también podrían ser considerados, sino a reconocer que aún hay discursos y prácticas posibles por hacer y por ser, y que aceptar estos posibles, como posibilidad, es aceptar el cambio. Cuando se suprimen unos y otra, igualmente las alternativas quedan anuladas, y por efecto, la elección también. No es intención entrar aquí y ahora en el terreno hegeliano de esa distinción entre la posibilidad real y la posibilidad formal. Lo que interesa es señalar que la posibilidad —y sus posibles— necesita de condiciones, circunstancias, experiencias, pensamientos, acciones, etc., que permitan reconocerla como realizable; posibilidad no como abstracción, divagación, quimera o excelso ideal, sino como posible conectado a la necesidad (real). No podemos negar que existe una clara necesidad de confiar en la posibilidad y en las alternativas ante la situación en la que se encuentra la educación pública, sometida a las exigencias del sistema neoliberal, neocapitalista, neocolonialista, las cuales están devaluando, desprestigiando y adulterando su cometido. La educación y la escuela pública lo necesitan, y lo requieren con urgencia; hablamos de necesidad real. Basta pensar en el origen etimológico de “posible” para ser optimistas inconformistas. Posible, de possibilis, significa “que puede ser o suceder, que se puede ejecutar” (RAE, 2021); posible lleva “poder” y “ser” (possum, posse): capacidad de ser, es decir, tiene cualidades para ser, para realizarse, “que puede realizar la acción que se expresa” (RAE, 2021).

Pensar en posibles educativos es posible porque existen experiencias de colectivos sociales, de centros educativos, de profesorado que muestran, día a día, que se pueden llevar a cabo proyectos y acciones que se salen de la alternativa impuesta. Piensan, sienten y actúan, desde el convencimiento y el compromiso, en la realización de lo justo y de lo necesario para un mundo mejor con posibles (no solo materiales) para todos y todas, sin discriminación, exclusión, segregación. Serán las alternativas otras las que posibilitarán, harán posible, pensar, decidir y actuar desde un lugar diferente. Este lugar requiere de la reflexión, de la pregunta, de la duda, del disenso, del diálogo sobre los contenidos de las condiciones y de las circunstancias que tienen que procurarse o movilizarse para que la posibilidad pensada pase ser posibilidad real, esto es, posibilidad realizada o realidad. En palabras de Emilio Lledó (2022), “la posibilidad se presenta como un horizonte franqueable, un camino transitable (…) el horizonte de lo posible es la puerta abierta a la existencia y da sentido a cada vida individual” (p. 25), y también a la vida colectiva construida en comunidad.

La posibilidad y sus posibles no se alimentan de discursos vacíos sustentados en utopías mitificadas, sino en aquella que es asumida como lo común de la acción colectiva que permite reconocer la diferencia. Como señala Juan José Tamayo (2018), la utopía es uno de los caminos para abordar las desigualdades, porque “tiene carácter subversivo, evolucionario, transformador e inconformista. No se contenta con la realidad tal como es, se pregunta cómo debe ser (momento ético) y busca su transformación (praxis); desestabiliza el orden establecido, altera las conciencias adormecidas y revoluciona las mentes instaladas” (p. 246). La posibilidad es, pues, ¿subversiva, inconformista, transformadora, revolucionaria?

II. DEMOS UN PASO: LA RESISTENCIA COMIENZA CON

la decisión. Decidirse por la posibilidad, y no por la imposibilidad y el imposibilismo, supone desear la misma, quererla; esto es un acto generoso. Significa confiar y reconocer en la posibilidad todo su potencial transformador (real), ese que necesita la educación y la escuela. Pensar en la posibilidad es estimulante y desafiante, porque pone en marcha procesos de análisis y reflexión que sacan “asuntos olvidados, alianzas perdidas, errores no reconocidos, promesas incumplidas y traiciones disfrazadas (Santos, 2017, p. 59). La posibilidad de pensar, la posibilidad de sentir, la posibilidad de ser, la posibilidad de hacer, la posibilidad de preguntar, la posibilidad de querer, la posibilidad de decidir… es la posibilidad de libertad.

Situarnos en el lugar de la posibilidad es construir un discurso esperanzador que permite ver que la educación pública sigue cumpliendo su cometido, pese a la expropiación de sus bienes (morales y materiales), que progresivamente va sufriendo, y también pese a los discursos derrotistas, tergiversados, cargados de sesgos y de engaños que apuntan a la culpabilidad. Pensemos en clave de lo posible, no de lo imposible, porque hacerlo es escapar del conformismo, del negativismo, y situarnos en la capacidad de ser, de realizarse(nos). Pensar en la posibilidad es tener todavía esperanza de que sí es posible hacer de la escuela un lugar que humaniza. “La palabra «posibilidad» configura una perspectiva humana en el horizonte de la realidad” (Lledó, 2022, p. 27).

III. DEMOS OTRO PASO: LA RESISTENCIA CONTINUA CON

el reconocimiento de una alfabetización de la posibilidad para confiar en que sí es posible el cambio, en que son posibles las alternativas, no entendidas como prolongación o reconversión de lo existente: no se trata de “poner, al mismo perro, un collar diferente”. La alfabetización de la posibilidad implica conciencia reflexiva, análisis crítico, diálogo, libertad, reconocimiento, apertura y sensibilidad hacia un proyecto de un mundo común construido con la ayuda de una educación con posibles. Requiere unir pensamiento y acción; diálogo y colaboración; ética y política. Esta alfabetización debe permitir leer la realidad para conocerla, para sentirla, y transformarla.

La posibilidad es esperanza,
“la esperanza es la vida misma defendiéndose”
Cortázar (1997, p. 28)

REFERENCIAS

Cassier, E. (2004). El mito del Estado. FCE/Col. Popular.

Cortázar, J. (1997). Rayuela. ALLCA XX.

Lerena Alesón, C. (1989). Escuela, ideología y clases sociales en España. Círculo de Lectores/Ciclo Ciencias Humanas.

Lledó, E. (2022). Identidad y amistad. Taurus.

Pellizzetti, P. (2009). El fracaso de la indignación. Del malestar al conflicto. Alianza Editorial.

Pucciarelli, A. R. (2005). El régimen político de las nuevas democracias excluyentes de América Latina. Argentina 1999- 2001. HAOL, (8), 105-122.

RAE (2021). Diccionario de la Lengua Española. Edición del Tricentenario. https://dle.rae.es/

Santos, B. S. (2017). Justicia entre saberes: epistemologías del Sur contra el epistemicidio. Morata.

Tamayo, J. J. (2018). Los desafíos de la educación hoy: Laicismo, conciencia crítica, interculturalidad, justicia de género y utopía. En R. Vázquez Recio (coorda.), Reconocimiento y bien común en educación (pp. 259-284). Morata.

Wittgenstein, L. (1999 [1953]). Investigaciones filosóficas. Altaya.


1 Wittgenstein (1999 [1953]) hablaba de los juegos del lenguaje en su obra Investigaciones filosóficas.


Márgenes, Revista de Educación de la Universidad de Málaga