Márgenes, Revista de Educación de la Universidad de Málaga
HISTORIAS MÍNIMAS

El vuelo de las mariposas

The flight of butterflies
Cristóbal Gómez Mayorga*
Recibido: 23 de octubre de 2020  Aceptado: 14 de diciembre de 2020  Publicado: 31 de enero de 2021
To cite this article: Gómez Mayorga, C. (2021). El vuelo de las mariposas. Márgenes, Revista de Educación de la Universidad de Málaga, 2 (1), 175-177
DOI: https://doi.org/10.24310/mgnmar.v2i1.10572

* C.E.I.P. El Romeral, Vélez-Málaga, (España), http://xtobal-educacioninfantil.blogspot.com cgomezmayorga@hotmail.com
Asun López Carretero

Cristóbal Gómez Mayorga

RESUMEN:
Frente a actividades tradicionales que parten de la homogeneización, el autor nos narra su opción de ofrecer al alumnado actividades vivenciales, abiertas a la diversidad del aula. Así, nos cuenta, la sesión de psicomotricidad es la misma para todo el alumnado, pero cada cual aprende cosas diferentes.

PALABRAS CLAVE: diversidad; psicomotricidad; educación infantil; necesidades; deseos

ABSTRACT:
In contrast with traditional activities on the basis of homogenization, the author tells us about his idea to offer students experiential activities which are open to the diversity of the classroom. Thus, he tells us, the psychomotor session is the same for all students, but each one learns different things.

KEYWORDS: diversity; psychomotricity; childhood education; needs; desires

La mayor falacia educativa, en la que se sustenta la enseñanza tradicional, consiste en trasmitir contenidos académicos de forma magistral, realizar actividades sobre lo explicado y comprobar si se ha aprendido mediante un examen; dando por supuesto que todas las personas son iguales y aprenden lo mismo al mismo tiempo. Se supone que si el alumnado no adquiere los contenidos exigidos es que no se esforzó lo suficiente o carece de interés.

Es necesario desmontar este sofisma tan arraigado con experiencias prácticas en las que se evidencie la diversidad del alumnado: sus diferentes capacidades y necesidades, y sus distintas maneras de aprender. Es por ello que apostamos por actividades vivenciales y experiencias prácticas que permiten el desarrollo de las necesidades personales de cada niña y niño del aula, aceptando su diversidad.

Como maestro de Pedagogía Terapéutica, cada semana doy una sesión de psicomotricidad al alumnado de Educación Infantil que muestra ciertas dificultades. Nunca me llevo solo a quienes tienen diagnóstico de necesidades educativas especiales. En coordinación con las tutoras, reúno un grupo de niñas y niños a quienes esa sesión específica de psicomotricidad puede beneficiarles de alguna manera.

A un alumno le viene bien desarrollar su capacidad simbólica mediante el juego porque tiene ciertas carencias en ese aspecto. A otro chico lo elijo porque tiene poco lenguaje, y creo que quien mueve el cuerpo suelta la lengua. Una chica viene para, en pequeño grupo, atreverse a conquistar su excesiva timidez. A un chico le faltan límites claros y, como le gusta tanto venir al taller de psicomotricidad, le permito que venga o no en función de su comportamiento en clase y en el propio taller. Una niña necesita superar sus dificultades del sentido vestíbular y de equilibrio y suele venir encantada para experimentar nuevas proezas.

Cada cual tiene características muy diferentes pero esta actividad de grupo, en la que realizamos juegos de movimiento y expresión, le ayuda de forma específica a cada criatura.

Al comenzar la sesión de psicomotricidad propongo algunas actividades dirigidas: circuito, baile, teatro, movimiento, corro, equilibrio, danza o actividad grupal. Luego siempre dejo juego libre con materiales.

Hace tiempo descubrí que en la actividad libre cada cual elije hacer lo que necesita. La chica con falta de equilibrio suele pasar el tiempo subiendo a un banco de madera y andando sobre él. El chico con dificultades en el juego simbólico siempre busca jugar con la bici a que le echa gasolina. El niño con dificultades de comportamiento suele montar algún altercado con un compañero, buscando un límite contundente que le ayuda a equilibrarse. La chica que no habla en público sube al escenario y canta frente a un auditorio imaginado, como estrenando su voz sin que nadie la vigile.

Pasado un rato suele ocurrir, de forma espontánea, que se unen en un juego grupal: comunicando, negociando, interactuando, asumiendo roles, desarrollando juego simbólico… socializándose, en suma; aprendiendo a convivir.

La sesión de psicomotricidad es la misma para todo el alumnado, pero cada cual aprende cosas diferentes. Cada quien va desarrollando sus deseos y carencias. Es por eso por lo que no programo actividades específicas a la carta, aunque cada niña y cada niño sean diferentes y tenga distintas características. Suelo plantear actividades grupales llenas de posibilidades que permiten que cada cual crezca en aquello que necesita.

En la enseñanza tradicional se pensaba que todo el alumnado aprendía lo mismo, al mismo tiempo, con la misma actividad. Pero creemos que esto no es así. Debemos plantear actividades abiertas en las que cada cual pueda desarrollar sus capacidades, porque todas las personas somos diferentes y aprendemos de diferente forma, cosas diversas, a distinta velocidad. Porque como dijo Philip W. Jackson «El aprendizaje se parece más al vuelo de una mariposa que a la trayectoria de una bala».


Márgenes, Revista de Educación de la Universidad de Málaga