Márgenes, Revista de Educación de la Universidad de Málaga
TESIS

Cuidar la relación: El sentido de la experiencia educativa. Una investigación narrativa

Caring for the relationship: the sense of educational experience.
A narrative research
Emma Quiles-Fernández*
Recibido: 23 septiembre de 2020  Aceptado: 23 septiembre de 2020  Publicado: 30 de septiembre de 2020
To cite this article: Quiles-Fernández, E. (2020). Resumen de: Quiles-Fernández, E. (2016). Cuidar la relación: El sentido de la experiencia educativa. Una investigación narrativa. Departamento de Didáctica y Organización Educativa. Universidad de Barcelona. (Director: Dr. José Contreras Domingo). Márgenes, Revista de Educación de la Universidad de Málaga, 1 (3), 396-399
URL: http://diposit.ub.edu/dspace/bitstream/2445/102098/1/EQF_TESIS.pdf
DOI: 10.24310/mgnmar.v1i3.10232

*ORCID: 0000-0002-9401-4387. Universitat de Barcelona (España), emma.quiles@ub.edu
Educación de la mirada

Portada de Tesis Doctoral

Pensar en la noción de cuidado es pensar en enunciar, en posibilitar y en hacerse cargo de algo o de alguien, pero también en precaverse y alertarse (“ten cuidado cuando cruces el semáforo”, me diría mi madre). La acción de cuidar, empleada para agrupar hechos concretos, está hecha de cualidades para las que nos resulta complejo encontrar palabras. Y es que, al tratar de definirla, lo que se nos hace presente como paisaje es un recuerdo, un lugar, una historia. Algo que necesita más que una definición: se trata de una experiencia. Esto no significa que el cuidado educativo esté perdido en la abstracción, sino que aquello que nos posibilita comprender cómo y en qué medida se da es una atención a los gestos y los cuerpos en los que habita.

En este sentido, el título de la tesis doctoral evoca tres movimientos. El primero tiene que ver con las prácticas pedagógicas en las que el cuidado hacia el otro, la otra y lo otro resulta ser el eje central de la experiencia. Una experiencia que se ve atravesada por el amor, la disponibilidad, la palabra, la acogida, la autoridad y la relación. En segundo lugar, invita a explorar el sentido del quehacer educativo, atendiendo a la pregunta abierta bajo la que se sostiene la experiencia educativa como relación sin fin. Y, en última instancia, señala la manera en la que he llevado a cabo el estudio. La elección de investigar narrativamente proviene de un deseo de búsqueda y profundización acerca de las relaciones de cuidado. Relaciones que son experimentadas en primera persona y cuya significatividad se despliega al tener en cuenta las cualidades que caracterizan a las mismas. La narrativa posibilita dar cuenta de la experiencia investigativa y del modo en que los saberes se van configurando y co-componiendo (Connelly y Clandinin, 1990). Todo ello como una descripción que permite un mejor acceso a la realidad educativa vivida; es decir, a un tiempo que procura despertar los sentidos educativos de la experiencia.

De hecho, se trata de un acercamiento al contexto educativo cuyo propósito es que la experiencia de investigación no se convierta en una búsqueda de respuestas inmediatas, sino en un modo de continuar pensando en lo educativo, en lo que ya es (o ya está) y en cómo, mediante el cuidado educativo, los procesos de enseñanza van fructificando de la mano de quienes los conforman. Así, el estudio se inscribe como búsqueda para cada una de las personas que participan en ella. La pretensión ha sido, en este sentido, el poder rescatar el saber que se halla tras las prácticas educativas de Francesc, un maestro de educación primaria, y de Marta, una educadora social. Rescatar en tanto que mostrar y visibilizar. Por consiguiente, el trabajo de tesis pretende: a) explorar las relaciones de cuidado, en tanto que experiencias de sentido, dentro del proceso de enseñanza y aprendizaje; y b) comprender las cualidades y matices de las prácticas educativas de cuidado que sostienen el maestro y la educadora social.

El punto de partida de la investigación es la búsqueda y profundización de las relaciones de cuidado y del saber pedagógico que las sostienen. Un cuidado y un saber que, desde el enfoque narrativo, exploro a través de aquellas historias narradas, conversadas y escritas que los dos participantes comparten a lo largo de la indagación. Ambas experiencias, de dos años de exploración cada una, están enmarcadas en las narrativas sociales, culturales, políticas, económicas e históricas de las instituciones de la provincia de Barcelona en las que ambos trabajan. Pero también se entrelazan con mis historias de infancia, mis preguntas como profesora en la universidad, y mis tensiones y deseos como mujer. Porque el acto de cuidar siempre toma sentido desde la relación con una misma, con otras y con lo otro. Trenzar todos esos relatos (no sólo los de los participantes, sino también los de las criaturas y sus familias, los de mis estudiantes y los míos propios) da cuenta de que, si bien sabemos que las historias no siguen una línea recta, sino que se mueven en círculos, las mismas requieren de una escucha determinada, de una escucha cuidadosa y atenta que sólo puede darse desde la circularidad y el amor con la que fueron traídas y expuestas en el mundo (Metzger, 2009).

Desde el inicio, el trabajo muestra la necesidad de apegarse a la experiencia educativa y a las narrativas y contranarrativas que derivan de ella; no sólo por lo traen y dejan entrever, sino porque invitan a crear un espacio en el que la novedad, la libertad y la pluralidad pueden estar presentes. Los textos que componen el estudio recrean lo vivido en primera persona, a pesar de que han sido compartidos (y algunos co-compuestos) con quienes forman parte de ellos.

La profundización pedagógica de los mismos se convierte en un movimiento significativo para quien los lee, pues las preguntas y los silencios del texto (creados conscientemente) generan vacíos y huecos que invitan a sumergirse en las resonancias que presentan las historias de cuidado. Al tratarse de una escritura reflexiva y relacional, el paisaje investigativo toma mayor entidad a medida que se avanza en el estudio.

Investigar junto a otros responde también a un cuidado relacional, a una autoridad narrativa relacional (Olson y Craig, 2001). En ocasiones, el acto de investigar se ha depositado en otros (o sobre otros), haciendo que vayamos cultivando un modo de conocer el mundo que depende y se vincula únicamente a esos otros. Retirar el saber que habita en nuestra propia experiencia a un lugar privado y personal hace que se vuelva invisible también ante nuestra mirada. La invitación es, pues, recuperar la experiencia de investigación como práctica que nos interroga, que posibilita que nos preguntemos. Desde este punto de vista, el estudio busca relacionar a quienes asumimos la tarea de indagar con quienes componen nuestro contexto para profundizar en los saberes que habitan en cada sujeto y en la relación que nace cuando nos ponemos en juego. Así, la investigación se vuelve una práctica del saber y del sabernos como sujetos. Sujetos que estamos en transformación continua a partir de la relación que creamos con el mundo (Contreras, Pérez de Lara, 2010). En este sentido, no se trata de un trabajo con marcos de referencia aplicables, sino más bien apropiables. Porque son las resonancias generadas y sentidas las que permiten ir creando y componiendo un sentido propio de la experiencia y de la relación de cuidado. 

A partir de observaciones de campo, anotaciones en diarios, poemas, fotografías y lecturas de autores y autoras emergen dos hilos de sentido que dan forma a cómo el cuidado se manifiesta en el quehacer educativo. Se trata de cómo nos disponemos al acto de conversar y de leer lo que el otro coloca en el centro de la relación (el sentido de un hacer) y de cómo el juego se convierte en una invitación cuidadosa en la que el placer puede hacerse presente (el sentido de un saber).

Estos hilos, constantes en la práctica educativa de ambos participantes, desvelan una constelación de condiciones desde la que el cuidado emerge y puede ser experimentado siempre y cuando exista una relación auténtica entre lo que sucede y la apertura para que ello que acontezca me conmueva (Noddings, 1984). Dichas condiciones, creadas consciente e intuitivamente posibilitan que nos preguntemos por el saber que emana del cuidado en la relación educativa. La pregunta, retomada en las conversaciones con Marta y Francesc, va desvelando la importancia de considerar que el cuidado se manifiesta en relación, se asienta en el reconocimiento, pertenece al gesto, da medida y necesita de un tiempo pausado. Y es precisamente esto lo que tiene que ver (también) con un conjunto de posibilidades de ser y estar en lo educativo que descartan cualquier discurso de lo absoluto; perspectiva que impregna el conjunto de la investigación. Esto sugiere una cuestión todavía más profunda. ¿Cómo al cuidar la relación educativa creamos una posibilidad de ser en el otro y en la otra? Quizás, cuidar y atender eso, en nuestras investigaciones y en nuestras clases, sea también uno de los retos de nuestro oficio…

REFERENCIAS

Connelly, M. y Clandinin, D. J. (1990). Stories of experience and narrative inquiry. Educational Researcher, 19 (5), 2-14.

Contreras, J. y Pérez de Lara, N. (2010). Investigar la experiencia educativa. Barcelona: Morata.
Metzger, M. (2009). Writing for your life. A guide and companion to the inner worlds. New York: Harper Collins.

Noddings, N. (1984). Caring: A feminine approach to ethics and moral education. USA.

Olson, M. y Craig, C. (2001). Opportunities and challenges in the development of teachers’ knowledge: the development of narrative authority through knowledge communities. Teaching and Teacher Education, 17, 667–684.


Márgenes, Revista de Educación de la Universidad de Málaga