Educar el carácter de nuestros estudiantes. Reflexiones y propuestas para la escuela actual

Ahedo, J., Fuentes, J. L. y Caro, C. (Coords.)

Editorial: Narcea, S.A. de Ediciones

Colección: Educación Hoy Estudios

Año de edición: 2020

Ciudad: Madrid (España)

ISBN: 978-84-277-2774-8

N° de edición: 1ª 2020

N° de páginas: 168

Idioma: Español

A lo largo de los once capítulos se aborda, desde diferentes perspectivas, la formación del carácter de los estudiantes partiendo de su práctica educativa, sin desestimar el resto de contextos implicados para la formación integral del individuo. Permite mostrar al cuerpo profesional educativo los aspectos necesarios que ayudan a modelar la forma de ser de sus estudiantes, es decir, los retos a los que se deben enfrentar para no formar únicamente a personas técnicamente competentes.

Al comienzo, aproxima a las y los lectores al concepto de carácter, y de sus elementos fundamentales, las virtudes (intelectuales, morales, cívicas e instrumentales) y algunas formas de desarrollo en el centro educativo. Esta interiorización de conceptos y el planteamiento de la combinación de múltiples variables hacen ser consciente de la configuración del carácter singular de cada individuo.

El texto proporciona ejemplos de buenas prácticas y retos educativos en esta sociedad cada vez más compleja y variable, en la que las y los educadores son un referente del espíritu del centro educativo y de la enseñanza. Éstos desarrollan un papel clave para la formación del carácter (un proyecto a largo plazo), no vinculada de forma estricta al aprendizaje de los contenidos. La intención es llegar al corazón de la persona para moldear el ethos, por lo que el educando adoptará al docente como guía de imitación y representación de modo de vida.

Desde un punto de vista filosófico, concibe cómo cultivar las virtudes (nuestra “segunda naturaleza”) para incorporar como hábito el libre albedrío, es decir, la elección de un modo de ser desde el interior del individuo. Con ello, rompe con la idea a veces errónea de diversos términos (temperamento, valores, …), justifica el impacto del aporte emocional para la construcción de la identidad y la acción práctica, la importancia de la resiliencia como factor interno y externo para hacer frente a la adversidad, así como plantearnos qué carácter queremos para estos tiempos, esto es, estructurar el aprendizaje para una visión desde diferentes ópticas. Asimismo, una comunidad educativa comprometida conforme a un ideario pedagógico genera una particular cultura, clima o ethos educativo, lo que constituye el principal recurso para la educación moral de las y los estudiantes. De esta forma, las y los autores fundamentan que a partir del temperamento y las relaciones sociales se perfecciona el carácter, considerando la prudencia como pilar para hacer juicios prácticos y saber elegir lo mejor en la vida, con el objetivo de acercarse a la felicidad.

Este libro descompone el ser de la persona, y a su vez lo enlaza con todo el entramado pedagógico y social produciendo una visión de conjunto en todos los niveles educativos y ámbitos de la vida. A pesar de no tener buena prensa la temática abordada por estar asociada con doctrinas antidemocráticas, revela que los tiempos están cambiando. Finalmente, su lectura permite reflexionar y ser conscientes de las necesidades que se afrontan en nuestro siglo para configurar el quehacer educativo: la búsqueda de un desarrollo interior que afecta y va más allá de la formación.

Desirée Aguilar Palomo

Maestra, Gobierno de Aragón.

daguilar@educa.aragon.es