Innovación
pedagógica reflexiva en comunidades profesionales de aprendizaje y su impacto
en la formación docente institucional
Reflective pedagogical
innovation in professional learning communities and its impact on institutional
teacher training
Federico
Malpica Basurto1, Pedro Navareño Pinadero2
1Instituto Escalae, España (fmalpica@escalae.org)
2Instituto Escalae, España (pnavareno@escalae.org)
Recibido el 17 de abril de 2018; revisado el 25 de abril de 2018;
aceptado el 25 de abril de 2018; publicado el 1 de junio de 2018
RESUMEN:
El objetivo de este artículo es reflexionar sobre el impacto que la innovación pedagógica reflexiva en comunidades profesionales de aprendizaje tiene en la formación docente institucional, en nuestro caso, a través de un análisis y evaluación de carácter cuantitativo y cualitativo, que realizamos de las opiniones expresadas por los usuarios de la plataforma online Teachers Pro[1], y que exponemos como resultados del desarrollo y aplicación de esta plataforma, considerada como herramienta para el desarrollo profesional que se adapta y responde a las necesidades formativas docentes, tanto individuales como institucionales, y que busca la creación y desarrollo de comunidades profesionales de aprendizaje docente, conformada por todos sus usuarios.
Para ello partimos de la idea de innovación pedagógica reflexiva, pues consideramos que debe ser la esencia y base en la que se asiente la organización y el funcionamiento de las instituciones educativas, como medio de garantizar, que sus finalidades educativas y las acciones colectivas que se realizan para alcanzar sus objetivos sean la brújula que guíe la nave desde una acción pedagógica innovadora, colectiva, creativa, responsable, comprometida y sistemática de todos sus miembros, ofreciendo así la respuesta más adecuada que, en cada momento y contexto, demanda una sociedad global, interconectada y dinámica.
PALABRAS CLAVE: INNOVACIÓN PEDAGÓGICA REFLEXIVA, PLANIFICACIÓN ESTRATÉGICA, COMUNIDADES PROFESIONALES DE APRENDIZAJE, FORMACIÓN DOCENTE INSTITUCIONAL, DESARROLLO PROFESIONAL DOCENTE.
ABSTRACT:
The objective
of this article is to reflect on the impact that reflective pedagogical
innovation in professional learning communities has on institutional teacher
training, in our case, through a quantitative and qualitative analysis and
evaluation, which we carry out of the opinions expressed by users of the
Teachers Pro online platform, and which we present as results of the
development and application of this platform, considered as a tool for
professional development that adapts to and responds to the educational
training needs, both individual and institutional, and which seeks creation and
development of professional teacher learning communities, made up of all its
users.
For this we
start from the idea of reflective pedagogical innovation, because we believe
that it should be the essence and basis on which the organization and operation
of educational institutions is based, as a means of guaranteeing that their
educational purposes and the collective actions that they are made to achieve
their objectives, be the compass that guides the ship from a collective innovative,
creative, responsible, committed and systematic pedagogical action of all its
members, offering the most appropriate response that, in every moment and
context, a society demands due to its global, interconnected and dynamic nature.
KEYWORDS: REFLECTIVE PEDAGOGICAL INNOVATION, STRATEGIC
PLANNING, PROFESSIONAL LEARNING COMMUNITIES, IN-SERVICE TEACHER TRAINING,
PROFESSIONAL DEVELOPMENT.
Las organizaciones humanas están abocadas a enfrentarse a procesos de permanente actualización e innovación en sus métodos de trabajo, su organización y su funcionamiento, así como en los objetivos y contenidos a desarrollar para atender las nuevas demandas sociales que un mundo tan dinámico, globalizado e interconectado exige, cada vez más, y de un modo más acelerado. Este contexto, de constantes cambios e incertidumbre, demanda nuevas formas de planificación estratégica y de innovación pedagógica, que deben partir de dos competencias docentes básicas: una, la formación de la competencia reflexiva del profesorado para mejorar su capacidad de análisis sobre la práctica, que le permita construir en cada momento la respuesta que se ajuste mejor a sus necesidades y, la segunda, imprescindible y complementaria de la anterior, la capacidad de investigar de manera rigurosa y sistemática en y sobre la realidad institucional (interna) y social (externa) en la que interviene. Todo ello como garantía de conocer para, creativamente, encontrar la respuesta más adecuada. Asimismo, entendemos como imprescindible desarrollar la competencia colaborativa de cada docente, que le permita reflexionar con sus iguales, compartir la práctica, aprender unos de otros y generar un mayor criterio profesional al analizar otras respuestas a problemas y situaciones comunes. Además, entendemos que dicho proceso debe estar sistematizado en las instituciones educativas, mediante un plan estratégico de innovación y mejora pedagógica sostenible, que permita a los docentes avanzar de forma gradual a partir del desarrollo de acuerdos metodológicos comunes, que les ayuden a caminar por la senda de la eficiencia, logrando que el impacto de los planes estratégicos en la innovación pedagógica reflexiva contribuya eficazmente a la formación docente institucional como motor de desarrollo del bien común, tal y como se plantea en el Informe de la Unesco (2015).
Este sistema de formación docente, centrado en atender las finalidades educativas y en un eficiente funcionamiento institucional, deberá partir de las necesidades reales de los propios docentes, en una dinámica de abajo hacia arriba, tomando en cuenta los objetivos institucionales, como un generador de conocimiento compartido, basado en la capacidad de reflexividad, tanto individual como colectiva, así como de un sistema abierto y flexible que permita desarrollar sinergias, a partir del compromiso y la colaboración de sus miembros, que contribuyan de manera positiva y real a un funcionamiento institucional, que, por tanto, se base en la creación y consolidación de hábitos docentes colectivos en comunidades profesionales de aprendizaje o comunidades para la institucionalización de la práctica educativa (Malpica, 2013).
Tal importancia tiene este aspecto que podríamos afirmar lo siguiente: el futuro será de aquellas organizaciones que encuentren la forma de articular una cultura organizacional basada en la capacidad institucional de diseñar e implementar sus planes estratégicos desde la reflexividad y la colaboración de sus miembros, que les permita un desarrollo profesional y organizativo eficaz y adecuado a cada contexto.
En consecuencia, con este trabajo pretendemos indagar sobre cómo afectan las comunidades profesionales de aprendizaje en el desarrollo de la innovación pedagógica reflexiva, desarrollando espacios de formación colaborativa online para los docentes, que respondan a sus intereses y a las necesidades institucionales. Para ello hemos analizado las respuestas que los docentes han emitido, una vez han realizado una primera experiencia de desarrollo profesional en la plataforma TeachersPro, sobre cómo valoran su eficacia para responder a sus necesidades formativas, que contribuirá a su desarrollo profesional docente, a la vez que a lograr las finalidades educativas institucionales. Se analiza la conveniencia del desarrollo de las comunidades profesionales de aprendizaje, ya que la formación docente tradicional basada en el individualismo ha demostrado su ineficacia para formar al alumnado como personas con habilidades y valores bien afianzados, que solo se pueden alcanzar con la acción colaborativa y coordinada de todos los que trabajan en su formación, para mejorar la calidad de sus aprendizajes con la consistencia necesaria.
Todo profesional ha desarrollado, consciente o
inconscientemente, un porcentaje de su práctica a través de la interacción con
otros colegas. A veces, de manera informal participando en algún proyecto, en
alguna discusión intentando dar solución a problemas concretos o como parte de
un equipo que intenta realizar una mejora o innovación. La mayoría de las
profesiones ya no se pueden entender sin estos espacios de trabajo colegiado,
altamente supervisados, que les permita sentirse seguros en la aplicación de su
práctica, pero también comportarse como estrategas, intentar prácticas nuevas y
ser reconocidos por ellas.
Lo interesante para desarrollar una innovación
pedagógica reflexiva y fundamentada sería que dejara de ser algo gobernado por
el azar, la coincidencia y el voluntarismo de los propios profesionales, para
transformarse en un modelo de formación y desarrollo docente bien estructurado,
planificado, trabajado y evaluado.
Actualmente, entre los profesionales de la
educación, el trabajo colaborativo no se da por añadidura ni por defecto, sobre
todo porque no es la cultura heredada ni existe costumbre de compartir y crear
conocimiento entre colegas. En realidad, lo común es que cada uno tenga su
espacio de desarrollo y cada uno ejerza la docencia según sus propios
referentes y herramientas didácticas.
Por tanto, lograr el desarrollo de un aprendizaje
entre iguales es una conquista a la cual debería aspirar toda institución que
quiera innovar en la práctica educativa.
No puede haber innovación en instituciones
fraccionadas, que no sean capaces de generar conocimiento pedagógico común, ya
que una condición indispensable de la mejora y la innovación es que pueda
garantizar cierta consistencia en el
proceso de enseñanza-aprendizaje que siguen los estudiantes al pasar por las
diferentes aulas y profesorado a lo largo de toda su formación, y esto pasa por
un aprendizaje colectivo de los docentes que forman parte de una misma
institución educativa.
Este concepto de consistencia obliga a pensar en un
proceso formativo que sea institucional y capaz de generar una metodología
común entre el profesorado. Por ello, necesitamos forzosamente un modelo que
implique a todo el cuerpo docente. Sin embargo, hoy día la mayoría de la formación
docente tradicional carece de dicha consistencia, porque son actividades
formativas que no están pensadas para realizar una transferencia a todas las
aulas mediante la práctica entre iguales y la reflexión conjunta, sino para
volcar unos contenidos en ciertos docentes que se supone que, posterior a la formación
recibida, deberán implementar y trasponer en sus aulas además de convencer al
resto, pero que, de acuerdo a la experiencia, sucede en contadas ocasiones.
Tampoco basta con desarrollar algún grupo de mejora
o equipo de innovación, ya que dichas estructuras mantienen pocas
interrelaciones entre ellos. Forma cada uno su espacio de trabajo, pero no
están necesariamente alineados con un propósito general que los pueda abarcar a
todos. Son grupos nacidos a partir de iniciativas personales que no
necesariamente persiguen un objetivo institucional. En cuanto a los equipos de
trabajo, tienen un objetivo en común, que incluso puede ser concebido por la
institución, pero que es solo de ese equipo y, por tanto, la experiencia y
práctica necesaria para el cambio solo la desarrollan unos cuantos que, se
supone, luego explicarán y convencerán al resto de realizar la misma
experiencia, pero sabemos que normalmente esto último no sucede. La explicación
puede ser que los demás colegas no han tenido la experiencia y, por tanto, no
se ha generado en ningún momento la empatía necesaria ni la urgencia por el
cambio, necesarias para institucionalizar hábitos docentes colectivos.
Superar el individualismo que caracteriza nuestra
profesión no es tarea fácil. Requiere el desarrollo de estructuras adecuadas
donde cada docente se sienta implicado, así como una metodología de trabajo que
permita formarse en el diálogo reflexivo y en la colaboración con otros.
También requiere compartir ciertos valores y objetivos comunes, que van más
allá de la propia práctica personal. “Hablamos de comunidad cuando, además de
compartir preocupaciones comunes, compartimos valores profesionales y sociales;
cuando nuestra aportación no sólo es material, sino que trasciende otros
ámbitos y llega hasta el compromiso” (Gairín Sallán, 2015, p. 18). Por tanto, la comunidad profesional
de aprendizaje es aquella que se compone de profesionales que comparten una
misma visión de lo que quieren conseguir en cuanto al aprendizaje de sus
estudiantes, de tal manera que todos sus objetivos, proyectos y formación
continua, contribuyen a esta visión compartida.
Cuando se desarrolla una comunidad profesional de
aprendizaje, los diferentes equipos de mejora están interrelacionados por un
referente común, que es transversal a todos ellos, y que permite que cada uno
de estos equipos de mejora contribuya a dicho referente, que no es otro que la
consecución de las finalidades del aprendizaje, es decir, mantener y mejorar la
coherencia entre aquello que esperamos de los estudiantes cuando acaben su
formación y lo que hacemos en todas las aulas para que cada uno alcance este
perfil competencial.
Una comunidad profesional de aprendizaje consagra
cada uno de los equipos que la integran a estudiar nuevas formas de cumplir
cada vez mejor con sus finalidades del aprendizaje. Impulsa a los docentes a
pensar creativamente sobre su práctica, y a cómo hacer para compartirla con el
resto de los colegas. Cuando se encuentra una nueva práctica, se prueba y, si
la evidencia comprueba su utilidad, se extiende al resto de colegas a través de
redes de aprendizaje entre iguales. Cada equipo de mejora y los grupos que lo
conforman, están pensando constantemente en diferentes aspectos de la práctica
educativa, de una manera sistemática, organizada y alineada con un propósito
común.
En este sentido, el proceso de construcción y
desarrollo de las comunidades profesionales de aprendizaje ha de ser cíclico.
Cada período debería pasar por una socialización por parte del colectivo
docente acerca de los fines de la educación y del aprendizaje que se pretende
conseguir en sus estudiantes. Una vez resuelta esta cuestión y clarificados los
objetivos educativos comunes, la siguiente pregunta es: ¿cómo está
contribuyendo cada docente al perfil competencial de los estudiantes? La
respuesta a esta pregunta merece un autodiagnóstico periódico de la práctica
educativa por parte de cada profesional (quien primero que debe darse cuenta de
sus necesidades y carencias) y, con base en los datos obtenidos sobre la
realidad de las aulas, la elaboración de un plan estratégico para fortalecer
las capacidades pedagógicas colectivas en función del perfil competencial que
se quiere conseguir en el alumnado, el cual ayude a enfocar las ideas,
discusiones, acciones de mejora, proyectos de innovación y decisiones sobre
inversiones o adecuaciones del centro.
Después de estos ejercicios, los grupos de mejora
tienden a evolucionar porque ya no se manejan de forma independiente, sino que
comienzan a pensar en soluciones para problemas comunes, encontrados a partir
de un análisis participado por todo el profesorado, donde el aprendizaje entre
iguales es un elemento indispensable. Por tanto, el autodiagnóstico pedagógico
y el plan estratégico para fortalecer capacidades pedagógicas son el elemento
que detona la evolución de los grupos y equipos de mejora para construir una
comunidad profesional de aprendizaje docente.
Siguiendo este proceso participativo y reflexivo,
tanto en la definición de las finalidades de aprendizaje y el análisis de la
práctica educativa, como en la planificación estratégica del desarrollo
docente, quedaría ahora hacer realidad el plan definido para desarrollar la
metodología común de la institución, contando con las aportaciones y compromiso
de todo el profesorado (o al menos de una parte mayoritaria). Para ello, es
importante que las acciones para desarrollar la práctica educativa y la
formación docente no partan solo desde la dirección (o incluso de fuera del
centro), sino que sean desarrolladas por los propios docentes, que deben hacer
un trabajo de diseño de acuerdos metodológicos entre colegas que,
posteriormente, se conviertan en el contenido sobre el cual se desarrolle la
práctica entre iguales, el aprendizaje y la evaluación.
Si la formación y desarrollo docente giran en torno a los acuerdos generados por el propio profesorado, sobre aquello necesario para garantizar el perfil competencial que pretende lograr la institución en sus estudiantes, se genera un aprendizaje con mayor sentido, que resulta más significativo, profundo y funcional para los profesionales, capaz de producir con mayores garantías una mejora continua y fundamentada de la práctica educativa, que dé sentido a los proyectos de mejora y de innovación pedagógica en las aulas.
Cuando las metas institucionales no están definidas y acordadas, o solo lo están sobre el papel, sin estar siendo aplicadas en la práctica, cualquier acción educativa puede ser considerada adecuada. Si, por el contrario, tenemos acordadas nuestras finalidades educativas y queremos ser coherentes con ellas, estamos obligados a desarrollar y a poner en práctica planes estratégicos de innovación que nos permitan dar la respuesta más adecuada en cada momento y contexto a nuestros estudiantes. Pero ese camino, que es fácil de resumir, sin embargo, está lleno de obstáculos y dificultades de todo tipo, como ya hemos señalado anteriormente y la experiencia nos enseña. Tal es así que, en estos momentos, podemos considerar como una necesidad de primer orden el que las instituciones educativas dispongan de planes de actuación que puedan proyectar en el tiempo las acciones priorizadas e integrar, unificando criterios, los diferentes proyectos o planes particulares de actuación, con el fin de vertebrar la tarea colectiva institucional.
Si analizamos la planeación desde su significado podríamos decir que
consiste en definir las metas de la organización, establecer una estrategia general para alcanzarlas y trazar planes exhaustivos para integrar y coordinar el trabajo de la organización. La planificación se ocupa tanto de los fines (qué hay que hacer) como de los medios (cómo hay que hacerlo). (Robbins y Coulter, 2005, p. 158)
Aunque la planificación estratégica tiene su origen en el ámbito militar, fue a mediados de siglo pasado cuando en diferentes contextos empresariales se desarrolló como herramienta y “como instrumento de apoyo a la gestión pública en el marco de las iniciativas del New Public Management, de mediados de los ochenta en los países de la OCDE” (Armijo, 2009, p. 6).
En muchos casos se ha asociado la planificación estratégica con el medio y largo plazo, quedando para el corto los planes de acción operativos, que concretan en un periodo de tiempo más corto, normalmente un año, el conjunto de acciones, sus responsables, los recursos, etc., así como los medios, instrumentos e indicadores de logro, que permitan conocer el grado y nivel alcanzado con relación a los objetivos o metas propuestos.
En el ámbito educativo español (y también en diversos países de Latinoamérica), desde los años ochenta y posteriores, se desarrollaron e hicieron obligatorios planes a medio y largo plazo como los proyectos educativos, donde debía participar toda la comunidad educativa, y los proyectos curriculares, responsabilidad del cuerpo docente, en los que se proyectaban las actuaciones a largo plazo para cada escuela. Por su parte, las acciones para un año escolar se recogían en las denominadas programaciones generales anuales (PGA) o planes anuales. En ellos se hacían explícitas las priorizaciones y acciones particulares que se llevarían a cabo durante ese curso escolar. Los resultados alcanzados y propuestos en dichas PGA deberían ser valorados en la memoria anual, que debía recoger un balance general de lo realizado durante el curso, incluido el análisis y la valoración de los resultados académicos de los estudiantes, además de establecer propuestas de mejora para ser recogidas en la PGA del curso siguiente, con el fin de dar continuidad y mejorar los procesos de gestión institucional de acuerdo con los planes a medio y largo plazo. Pero hay que decir que son escasos los centros en los que este proceso se hace con el rigor necesario para pensar que no se trata de una burocracia más.
Si entendemos por calidad educativa la respuesta sistemática, rigurosa y adecuada a cada momento que se ofrece a los estudiantes y a la sociedad, desde las instituciones educativas, para formar ciudadanos pacíficos, solidarios y responsables, con los principios éticos y valores necesarios, para construir una sociedad justa y sostenible, en la que la vida se rija por el respeto a los derechos de todas las personas, en ese caso debemos aceptar que el cambio vertiginoso del mundo actual nos irá exigiendo, al ritmo de los tiempos, desarrollar planes estratégicos de ajuste permanente y flexible a las nuevas demandas sociales, es decir, que también contengan elementos de innovación educativa para dar respuesta a estas demandas presentes y futuras.
También es cierto que hablar de innovación en educación no es aún un término generalizado, pues podríamos aceptar que la escuela es una de las instituciones más anquilosadas actualmente, a pesar la presencia de tecnologías, como afirman Senge Cambron-McCabe y Lucas (2002, p. 44) cuando dicen que “Sin embargo, habiendo pasado bastante tiempo con educadores y con personas de negocios, mi opinión es que los educadores se sienten más atrapados e imposibilitados para innovar”. Lo que vendría a reforzar aquella vieja idea de que a menudo “la escuela enseña contenidos del siglo XIX con profesores del siglo XX a alumnos del siglo XXI” (Monereo y Pozo, 2001, p. 50), combinación de elementos que aún se hace más difícil articular, cuando nadie nos puede garantizar qué formación van a necesitar nuestros estudiantes dentro de una o dos décadas. Pues no queda lugar a dudas, como expone Imbernón (2004, p. 6) que “la institución educativa… y la profesión docente… deben cambiar radicalmente, deben convertirse en algo verdaderamente diferente, adecuado a los cambios vertiginosos que han sacudido el siglo XXI”.
Para centrar la mirada en nuestra reflexión, consideramos que la innovación pedagógica reflexiva tiene que ser el medio más adecuado para atender las necesidades educativas de los estudiantes de un mundo instalado en la incertidumbre y en el cambio vertiginoso, en el que la escuela se transforme en un espacio abierto y flexible de aprendizajes para todos, que sea la mejor garantía de que todo el profesorado contribuye de modo eficaz al logro de las finalidades educativas institucionales. Para ello se necesita, no solo la voluntad y la actitud positiva de los docentes, sino que también se hace imprescindible construir un sistema de desarrollo permanente del profesorado, centrado en la escuela, que ofrezca una formación flexible y adecuada a cada docente, en función de sus necesidades y de la innovación necesaria para contribuir al logro de las finalidades de aprendizaje que cada institución tenga establecido. Y es, en ese proceso de innovación pedagógica reflexiva, donde herramientas como TeachersPro se ofrecen para que el profesorado desarrolle su entorno personal de aprendizaje o PLE (Navareño y Rincón, 2017).
Consideramos que
el mejor camino de formación y desarrollo profesional docente es justamente la reflexión sistemática y crítica sobre la práctica, individual y colectiva, retroalimentada por el conocimiento que la comunidad científica aporta, en cada momento y contexto, en relación con la materia y la forma en la que se debe enseñar y aprender. (Navareño, 2015, p. 27)
Y ese ejercicio de práctica reflexiva podemos considerarlo como un proceso de investigación que sienta las bases para la autoformación, que debe iniciarse con una reflexión inicial sobre nuestra práctica, facilitada por la aplicación de los instrumentos y modelos que nos proporciona la práctica reflexiva (Domingo y Gómez, 2014), tanto individualmente como en compañía de otros, para identificar nuestros puntos fuertes y áreas de mejora, hecho que nos ofrecerá el conocimiento necesario para retroalimentar nuestra reflexión sobre la práctica y ayudarnos a encontrar la respuesta formativa que necesitamos a partir del conocimiento existente, para así poder avanzar y mejorar el desarrollo profesional docente.
Pero consideramos que toda esa reflexión
y colaboración sobre la práctica debe sentarse sobre las bases de acuerdos
metodológicos previos por parte de todo el profesorado del centro, para
proponer una formación docente institucional de calidad, pertinente e
innovadora que, a su vez, proponga un sistema de formación docente basado en la
investigación como proceso de práctica reflexiva, o “construcción del
conocimiento profesional docente como proceso de investigación-acción
reflexiva” (Navareño, 2018, p. 52), que lleva al
desarrollo de las comunidades profesionales de aprendizaje.
El estudio se realiza a partir de un sencillo diseño del análisis cualitativo y cuantitativo de las respuestas que los usuarios de la plataforma TeachersPro han ofrecido desde su puesta en funcionamiento el año 2016.
El método
empleado para el análisis de datos cualitativos ha consistido en la recogida de
las respuestas, agrupadas por similitud y regularidad, más frecuentes y
representativas ofrecidas por los usuarios, que ponen de manifiesto la forma en
la que valoran la realización de la formación correspondiente al desafío que
cada uno ha efectuado. En cuanto al análisis cuantitativo ha consistido en recoger
y analizar los porcentajes de frecuencias de las respuestas emitidas en
relación con las cuestiones que consideramos planteadas.
El aprovechamiento
y la aplicación de las TIC como herramienta didáctica, que conforma los
llamados entornos digitales de aprendizaje, demanda que se opere un cambio
radical en la concepción no solo de la enseñanza, sino también del aprendizaje,
tanto en el alumnado como en el profesorado, ya que su aplicación en el aula, por
parte de los docentes, plantea nuevos retos en la forma en la que se organiza
la acción docente y la secuencia didáctica, pues además de la irrupción de esta
potente herramienta, las aportaciones de las ciencias de la educación y, en
concreto, las neurociencias, han venido a poner en evidencia algunas de las
prácticas más arraigadas en la escuela, sobre todo las que hacen referencia al
protagonismo que deben tener los estudiantes en su aprendizaje, frente a la
pasividad que tenían en otros tiempos. Hoy sabemos que las metodologías activas
deben ser el eje de la acción docente para mejorar la motivación intrínseca que
produce la tarea bien hecha, lograda y graduada en pequeñas acciones de éxito. Por
tanto, no es necesario recordar que la idea de aprendizaje basada en la
acumulación de saberes cerrados y definidos, educación bancaria que denominaba
Freire, hace tiempo que ha sido superada por una idea de aprendizaje más dinámico,
abierto y centrada en competencias clave, que posibilitan la adquisición y el
desarrollo las capacidades naturales, de aprender a aprender, que garanticen el
aprendizaje a lo largo de toda la vida.
Con esa
idea de escuela, abierta a nuevos saberes que surgen de manera permanente,
consideramos que es más fácil de entender que la formación docente online haya adquirido una gran
importancia y relevancia en el campo del desarrollo profesional docente, por
sus muchas virtudes, entre ellas su gran accesibilidad, flexibilidad y su
extraordinaria capacidad de adaptación a los intereses y a las necesidades formativas
de cada uno, ya que permite su permanente actualización, como exige un mundo
globalizado e interconectado.
En este
contexto de aprendizaje docente, y de acuerdo con un sencillo método de
análisis y evaluación de las respuestas de los usuarios de la plataforma TeachersPro, queremos recoger algunas evidencias, de las
aportaciones que puede hacer una comunidad profesional de aprendizaje online como lo es esta plataforma que
está pensada y dirigida a mejorar la formación permanente de los docentes, mediante el aprendizaje y desarrollo de las capacidades, las habilidades y competencias de los profesores, a través del estudio de los Desafíos, que cada docente elige realizar y que se concretan en el estudio teórico práctico de tres habilidades en cada uno de ellos. Para lo cual la plataforma se adapta y propone a cada docente un itinerario formativo personalizado, según sus intereses y necesidades, en función de las respuestas que se dan a un cuestionario inicial. (Navareño y Rincón, 2017, p. 6)
En el
estudio antes citado señalábamos que TeachersPro está
diseñado para trabajar toda la competencia docente y, por tanto, la plataforma se
caracteriza por ser: adaptativa, motivacional, gamificada,
competencial, colaborativa y social.
Pero para
comprobar y valorar su eficacia era necesario someter la plataforma online a que los docentes la utilizaran
como medio de formación y, después, emitieran un juicio sobre ella. Los docentes
completaron dos cuestionarios, uno sobre los desafíos con 8 preguntas (5
cerradas y 3 abiertas) y otro sobre habilidades con 9 preguntas (todas
cerradas).
La relevancia de
los resultados obtenidos pone de manifiesto la gran importancia que tiene el
ofrecer a los docentes la posibilidad de satisfacer sus necesidades formativas,
pero con cierto equilibrio entre los intereses particulares y las necesidades
de formación que la institución debe atender ante la demanda y las necesidades
que presentan sus estudiantes. Pues la forma ideal de superar el eterno debate
de cómo y para qué debemos enseñar será difícil de resolver si nos centramos en
las visiones de cada docente. Por ello debe concretarse el cómo, qué y para qué
enseñar centrando la mirada en las necesidades que demanda la sociedad y en las
finalidades educativas que, en consecuencia, la comunidad educativa tiene
acordadas en cada momento y en cada contexto.
De ahí la
importancia de transformar la formación docente, para pasar de un modelo ya
superado y obsoleto centrado en los intereses individuales del profesorado, que
no está conectado con las necesidades institucionales y centrarnos en otro que
atienda las necesidades formativas colegiadas que contribuyan a la creación de
verdaderas comunidades profesionales de aprendizaje docente, dirigidas a dar la
respuesta formativa que la comunidad educativa tiene acordada para sus
estudiantes.
En ese
sentido, los resultados obtenidos en este sencillo estudio vienen a mostrar que
es posible formar a los docentes en ese doble sentido de atender lo individual
y lo colectivo, pero siempre en función del interés general institucional.
Entre los
resultados más importantes que hasta el momento hemos obtenido del análisis de
los 308 desafíos y 2020 habilidades realizados desde que se abrió la plataforma,
por docentes procedentes de más de 15 países (españoles y latinoamericanos en
su gran mayoría, y, por tanto, de diferentes niveles y contextos sociales y
educativos), podemos resumirlos en los siguientes resultados:
a) en relación con
los desafíos:
1. La formación cumplió con las expectativas de
aprender algo nuevo en un 78,25%.
2. En un 70,78% la formación les ha revelado
cosas sobre sí mismos y sobre cómo aprenden.
3. Esta formación les ha abierto nuevas
perspectivas de mejora, en un 82,14% manifiesta que mucho o bastante.
4. La valoración global de la formación es
positiva para un 78,57% de los docentes participantes.
5. A partir de la formación recibida el 69,49%
de los docentes se sienten más seguros para enseñar a sus estudiantes.
6. Lo que más desean los docentes que perciban
sus estudiantes de su modo de enseñar después de realizar el desafío es:
· Que perciban mi preocupación por enseñarles
del mejor modo posible.
· Que he cambiado mi modo de enseñar, que
ellos son los protagonistas, los actores del aprendizaje.
· Que se puede aprender de otro modo diferente
al tradicional.
· Que lo que aprenden les será de aplicación
en la vida.
· Que la evaluación sea justa y adecuada a los
aprendizajes.
· Que vean que tengo capacidad de empatía con
ellos, que conecto y respondo a sus expectativas.
· Que perciban un ambiente de confianza,
desarrollando una mejor autoestima y autoimagen, en el que todos aprendemos.
· Que se impliquen en su aprendizaje.
· Que potencien su capacidad creativa y el
trabajo cooperativo.
· Que he terminado con el rodillo de enseñar
lo que toca (libro de texto) siendo autocrítico con los contenidos y métodos, que
los escucho, que los quiero y que son necesarios para el mundo.
· Que desarrollen herramientas para la
comunicación y la interacción, que sus intereses y opiniones son tenidas en
cuenta.
· Etc.
· Porque aplico a la práctica lo aprendido con
una correcta planificación.
· Porque incide en su motivación, su ilusión
por aprender y participar en el aprendizaje, facilitando la investigación y la
cooperación.
· Porque observo que aprenden habilidades con
sentido y las aplican a lo concreto.
· Porque formamos grupos heterogéneos donde se
pueden ayudar entre sí.
· Porque ellos son protagonistas de su
aprendizaje.
· Porque partimos de sus intereses.
· Porque aplico mejor la metodología.
· Porque consigo que ellos gestionen mejor su
aprendizaje.
· Porque les permite ver la aplicación
práctica de lo que aprenden.
· Porque he podido aplicar actividades que he
observado a otros compañeros de TeachersPro.
· Porque aplico habilidades aprendidas en el
desafío, a través de las evidencias he aprendido mucho de otros compañeros y
muchas de estas ideas las incorporaré en mi práctica educativa.
· Este desafío ayuda a que los estudiantes
trabajen de forma colaborativa, encontrado soluciones a problemas reales y
partiendo de lo que ellos saben y lo que no saben, buscando diferentes soluciones
que podrán aplicar luego en diferentes contextos. Les va a ayudar a ser más
críticos y a ser conscientes de su propio aprendizaje.
· Etc.
· Al compartir experiencias te das cuenta de
que siempre hay cosas por descubrir y perfeccionar.
· Todos se enriquecen mucho más, he podido
conocer la forma de trabajar de otros compañeros lo cual me ha servido tanto
para aprender nuevas formas de trabajo como, en otras ocasiones, para confirmar
lo que hago.
· Me ha beneficiado mucho ya que he podido ver
otros enfoques diferentes y, en algún caso, me ha servido para reflexionar y
cambiar mi percepción.
· La comunidad está muy bien ya que es una
forma de ver, comparar, mejorar, cambiar tus "pensamientos" sobre
algunas actividades y ayudar a los demás de la misma manera.
· Me ha dado más confianza y seguridad en mis
evidencias.
· Ha sido un buen ejemplo para clarificar lo
que se pedía, a través de las evidencias he aprendido mucho de otros compañeros
y muchas de estas ideas las incorporaré en mi práctica educativa.
· La interacción nos ha enriquecido muchísimo,
tanto en las evidencias como en las consultas que nos hemos ido haciendo.
· Por supuesto, trabajar dentro de la comunidad
TeachersPro me ha beneficiado, ya que he tenido la
posibilidad de conocer las buenas prácticas de otros compañeros y ha puesto a
mi disposición recursos que me pueden ser de utilidad en el futuro.
· Realmente me ha sorprendido comprobar qué
hacen mis compañeros del centro y cómo usamos instrumentos similares para
evaluar o cómo afrontamos de distinta manera una misma situación.
· Quisiera haber tenido más interacción con
compañeros a través de la plataforma, pero solo lo he tenido con una persona.
Con ella, ha sido productivo.
· Gracias a la comunidad TeachersPro
he podido ver gran variedad de evidencias, lo que me ha permitido sacar muchas
ideas para implementar en mi práctica docente.
· Etc.
b) En relación con
las 2020 habilidades realizadas por los docentes, podríamos resumir sus respuestas del siguiente modo:
1. En cuanto a los conocimientos sobre el tema
que tenían los docentes, antes de comenzar esta habilidad, el 40% ya tenía
algún conocimiento y el 60% tenía bastante o mucho, lo cual indica que las
habilidades estudiadas fueron elegidas de acuerdo con el interés de los
docentes por profundizar en su conocimiento.
2. En relación con lo que han cambiado algunas
ideas que solían tener, en relación con el tema de esta habilidad, el 63% han
cambiado mucho, a pesar de que el 60% ya tenía bastante idea sobre la
habilidad.
3. Los problemas que me encontré mientras
trabajaba en esta habilidad pude solucionarlos. El 86% responde que lo hizo de
manera muy positiva, lo cual muestra la versatilidad y utilidad de la
herramienta.
4. Sobre lo que la práctica de esta habilidad
ha beneficiado el aprendizaje de mis estudiantes, el 87% dice que lo ha hecho
bastante o mucho, lo cual habla muy bien de la eficacia y la eficiencia de la herramienta.
5. En cuanto a lo que consideran que con esta
experiencia ha mejorado su práctica docente, el 85% dice que ha mejorado mucho
o bastante.
6. En cuanto al esfuerzo personal para abordar
esta habilidad, el 78% manifiesta que ha sido grande o muy grande, lo que
significa que este aprendizaje les exige esfuerzo personal pero que influye,
igualmente, en la mejora de su práctica (85%), así como ha beneficiado a sus
estudiantes (87%).
7. Ha mejorado el domino de los conceptos
relacionados con la habilidad desarrollada en el 87% de los casos ha mejorado bastante
y mucho. Lo cual viene a corroborar y ser congruente con todas las opiniones
anteriores.
8. En el desarrollo de la habilidad, me ha
beneficiado la interacción con otros colegas de la comunidad TeachersPro. En un 66% expresan que bastante o mucho, lo
cual no deja de llamar la atención si lo comparamos con los resultados de las
respuestas anteriores. Se podría pensar, tal como exponemos en otro apartado de
este artículo, que aún necesitamos avanzar en este ámbito del compartir e
interaccionar para superar el individualismo, pues, como es bien conocido, no
existe mucha tradición en esta forma de aprender para enseñar.
9. En el desarrollo de la habilidad, me ha
beneficiado la consulta y valoración de las evidencias aportadas por otros
colegas de la Comunidad TeachersPro, en el 64% les ha
beneficiado bastante o mucho.
En consecuencia, y
como hemos señalado antes, sería necesario saber que la planificación
estratégica de la innovación pedagógica reflexiva a través de las comunidades
profesionales de aprendizaje, tendrá verdadera influencia en la formación
docente institucional, cuando seamos capaces de establecer sistemas de
formación que permitan el desarrollo individual y colectivo del profesorado,
que logren alinear las mochilas docentes (Malpica, 2013) de manera práctica, y
su aplicación en el aula, para alcanzar las sinergias necesarias y desarrollar
espacios comunes de aprendizaje docente que propicien la consecución de las
metas que la institución educativa tiene establecidas.
Por tanto,
en ese contexto de nuevos modelos formativos docentes, parece necesario
encontrar un equilibrio entre el desarrollo de los entornos de aprendizaje
personal y la formación docente institucional que bien planteados deben ser
complementarios y no excluyentes; sobre todo, para que los planes estratégicos
de innovación pedagógica reflexiva tengan un impacto positivo en la formación
docente institucional deberían cumplir, entre otras, con las siguientes
características:
En definitiva,
como perspectivas de futuro, pensamos que la innovación pedagógica reflexiva y
colaborativa adquiere todo su sentido, su eficacia e impacto, en la medida en
la que se desarrolla dentro de comunidades profesionales de aprendizaje, que
propician un desarrollo profesional docente que tiene como base la formación
centrada en la escuela, para el desarrollo individual y colectivo de un sistema
innovador, flexible y dinámico, capaz de proporcionar formación permanente en
competencias profesionales docentes e institucionales, que den la respuesta
adecuada para el logro de las finalidades educativas de cada institución.
Esta reflexión pone
de manifiesto la limitación aparente que supone analizar respuestas de docentes
de ámbitos y contextos tan diferentes, lo cual podría convertirse en una gran
riqueza si conseguimos un día poder contrastar las respuestas y opiniones de comunidades
docentes procedentes de la misma institución, y que las instituciones
educativas pertenezcan a realidades sociales, étnicas, culturales y políticas diferentes.
Lo cual exigirá un estudio más amplio y sistemático de la innovación pedagógica
reflexiva en comunidades profesionales de aprendizaje y su impacto en la
formación docente institucional, que pueda seguir aportando información
relevante para avanzar en esta línea de trabajo.
Otra
limitación del análisis de estos resultados puede ser la voluntariedad de
quienes responden, que ya se supone que tienen una motivación intrínseca por
mejorar, cuando si queremos avanzar en el desarrollo de comunidades
profesionales docentes debemos contar, conocer, analizar y valorar la opinión
de la totalidad de los miembros de una institución. De otro modo, nos faltará
tener presente, precisamente, la opinión de los que con frecuencia son parte
del problema para avanzar en la buena dirección.
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[1] TeachersPro es una plataforma de
aprendizaje docente online basada en
los últimos descubrimientos científicos sobre la transferencia de la teoría a la práctica profesional: http://www.teacherspro.com/