Le Corre-Carrasco, Marión, Merlo-Morat, Philippe & Sánchez Noriega, José Luis. (eds.) (2019). Manuel Gutiérrez Aragón: Mitos, Religiones y Héroes. Lyon: Grimh, 176 pp. Reseña de Francisco Casado.

El director cántabro Manuel Gutiérrez Aragón (Torrelavega, 1942) anunció hace poco más de diez años que dejaba la dirección de cine para dedicarse por completo a la ficción literaria: "El modelo está cambiando y yo no me adapto a él”[1]. El modelo al que se refiere el realizador es el que le llevó a debutar en 1973 con Habla, mudita, el de un “cine de autor crítico y que tiene en cuenta la belleza”[2] y que le llevó a participar en el Festival de Berlín con esta primera película. El libro que nos ocupa, publicación de la Université de Saint-Etienne, reúne una serie de ensayos sobre la obra cinematográfica y literaria de Gutiérrez Aragón que conviene revisar ahora que se cumple una década de su retirada del cine.

Con el título de Manuel Gutiérrez Aragón: Mitos, Religiones y Héroes la obra coordinada por Marion Le Corre-Carrasco, Phillippe Merlo-Morat y José Luis Sánchez Noriega presta especial atención a un tema que el propio Gutiérrez Aragón menciona en el prólogo al hablar de sí mismo como ese niño enfermo que llegó a realizador de cine: “El esquema de cuento lo utilizaba más bien como cañamazo, como bosquejo para la totalidad. Porque luego, según él, la pretensión era darle un acabado realista. El realizador llegó a tener una cierta repugnancia por lo mágico”. Esta dualidad entre lo mágico y lo realista recorre gran parte de los análisis, junto con otras dualidades del gusto del director cántabro.

Cuerpos e imágenes centran el primer texto, dedicado a Visionarios (2001), escrito por Bénédicte Bremard donde ya se nos apunta otra de las constantes del cineasta: su gusto por lo alegórico, es decir, el cine de Gutiérrez Aragón siempre presenta varios niveles de lectura que pueden ir de lo político a lo espiritual pasando por lo cultural, otro de los temas habituales del cineasta. En este caso, religión y cine forman otra dupla que también pretende llevarnos a ideas más complejas. “Poner en escena la religión es poner en escena los fundamentos del propio cine; por lo tanto, denunciar la recuperación y la explotación que aquella hace de los cuerpos conlleva necesariamente la misma reflexión sobre este” afirma Bremard adelantando la presencia de “resonancias bíblicas” que entroncan con otra de las constantes de la filmografía: el mito y la realidad.

Afirma Óscar Curieses que “Gutiérrez Aragón desmonta el mito de “la realidad” del cine por un lado y apunta a la actuación como un rasgo típico de los seres humanos, especialmente en el siglo XX y en el mundo actual” al escribir sobre su ensayo A los actores (2015), dedicado como su nombre indica a los actores con los que ha trabajado a lo largo de sus más de veinte obras para cine y televisión. En cuanto a las novelas escritas por Gutiérrez Aragón, Curieses destaca su componente poético, muy presente en la primera parte de la filmografía del director, que define como “aquello que desborda su propio referente y genera una tensión en el significado que termina desplazándolo y ampliándolo”.  

De ampliaciones y desplazamientos versa también el texto de Agustín Gómez Gómez a la hora de vincular las relaciones cambiantes de los personajes con el paisaje, destacando “que sitúa al paisaje de forma paralela a la historia y hace que los habitantes de sus obras resignifiquen el espacio natural que habitan y que, al mismo tiempo, queden supeditados a él”. Gómez reflexiona sobre las formas de ocupación y relación de los personajes y el territorio, donde encontramos de nuevo relaciones duales: cultura y naturaleza en Habla, mudita (1973), lo rural civilizado y el bosque salvaje en El corazón del bosque (1978) y ruralidad y modernidad en La vida que te espera (2003).

La religión acapara otros dos textos, los dedicados al documental Semana Santa (1991) por Marion Le Corre-Carrasco y la serie televisiva El Quijote de Miguel de Cervantes (1992) de Emmanuel Marigno. En ambos capítulos se deja claro que la visión del cineasta ante el hecho religioso es más cultural y universal que espiritual y local, tal y como destaca Le Corre-Carrasco al definir que el documental de Gutiérrez Aragón posee una “voluntad de enseñar una cultura religiosa” y, a la vez, “trascender la barrera del idioma”. Del mismo modo, Marigno destaca una cualidad similar al acercamiento religioso en la adaptación televisiva del caballero de la triste figura donde “el material religioso cobra ante todo estatutos y funciones culturales”. Así, volvemos a la tesis compartida por los autores y el cineasta de la existencia de una cultura “humanista antropocéntrica y universal” que sirve como catalizadora de los comportamientos humanos. Cabe destacar que ambos textos hacen especial hincapié en un estudio cinematográfico mediante el análisis de planos, estrategias de montaje y, en definitiva, puesta en escena, más allá de lo meramente temático.

Misma atención presta también Philippe Merlo Morat al estudio de la puesta en escena en su texto que resume las constantes míticas del cine de Gutiérrez Aragón, “un verdadero caso de escuela que sigue un esquema actancial mítico”. Mediante el análisis de escenas de Maravillas (1981), Demonios en el jardín (1982) y La mitad del cielo (1986), entre otras, Merlo Morat hace especial hincapié en dos constantes ya mencionadas: el gusto del cineasta por las dualidades y el hecho de que su cine “se nutre de un sinfín de mitelas y de invariables que remiten a los cuentos de hadas y a la mitología”. Aún así, el gusto por lo mítico y el cuento siempre está lleno de ambigüedad y exento de moraleja.

Por su parte, Fernando Ramos Arenas acude a otra dualidad para enmarcar su texto: expresión y comunicabilidad, aportando una tesis de bastante relevancia: el cine de Gutiérrez Aragón sufre una mutación cuando el director decide hacerse más accesible al espectador y dejar de lado los relatos más expresivos y alegóricos, y, por tanto, más opacos. Ramos argumenta que “los cuentos y mitos le ofrecían […] el uso de ciertas estructuras narrativas, de estrategias de identificación y de personajes arquetípicos” pero queda claro que este lenguaje metafórico pasa factura desde un punto de vista comercial. Así, como hemos apuntado anteriormente, Ramos incide en el hecho de que el cine del cántabro siempre rebasa la narración mítica para acceder a otros niveles interpretativos y lecturas alegóricas. Por último, Ramos sitúa al director en una encrucijada temporal de gran complejidad al resultar su cine de gran importancia durante los años anteriores y posteriores de la transición, pero sufrir en los años 90 “un rechazo a una cierta tradición nacional basada en una líneas realista y comprometida”.

Los alimentos y relatos de comensalidad constituyen el tema del capítulo escrito por José Luis Sánchez Noriega que también incide en estos como parte de un contexto cultural e histórico donde la abundancia y la carencia de alimentos son clave en los desarrollos dramáticos. Las significaciones de la comida y sus rituales son diversas y van “desde alusiones episódicas a representaciones completas”, con especial atención a la presencia de comidas familiares, como mecanismo de cohesión social, tal y como se explica en Camada negra (1977), El corazón del bosque (1979), Demonios en el jardín (1982) o Todos estamos invitados (2008). Sánchez Noriega enumera igualmente varios ejemplos (las lentejas en Sonámbulos (1978); el mercado y la tienda de casquerías en La mitad del cielo (1986)) dejando patente la enorme importancia que Gutiérrez Aragón presta a los ritos gastronómicos.

El volumen finaliza con un texto de Jean-Claude Seguin que analiza siete planos de Maravillas (1982), película protagonizada por Fernando Fernán Gómez y Cristina Marcos. Esta curiosa estructura que titula cada plano con un concepto (vacío, elevación, confesión, ejecución, soledad, incineración y justicia) no hace más que confirmar, mediante al análisis de la imagen, varias de las tesis expuestas por los autores del libro: la tensión continua entre dualidades (concreto-abstracto, luz-tinieblas, material-espiritual, antiguo-moderno…), la religión como elemento cultural (aquí la religión judía),  y hasta los alimentos, que vuelven a aparecer en el análisis de una de las secuencias de la película.

Manuel Gutiérrez Aragón: Mitos, Religiones y Héroes supone una excelente puerta de entrada para los lectores más jóvenes de cara a descubrir a un cineasta preso de un contexto histórico que lo hizo tan relevante como rechazado posteriormente. Los que ya conozcan la obra del cántabro encontrarán aquí un más que eficaz compendio, coherente y variado, de los estilemas del cineasta. En conclusión, un volumen necesario para comprender no solo la obra de un autor notable sino de un tiempo donde el cine español buscaba hablar de nosotros mismos como país.

 

Referencias bibliográficas

Bremard, B. (2919). De cuerpos e imágenes en Visionarios. En Le Corre-Carrasco, M., Merlo-Morat, P. & Sánchez Noriega, J. L. (eds.), Manuel Gutiérrez Aragón: Mitos, Religiones y Héroes, (pp. 23-36), Lyon: Grimh.

Curieses, Ó. (2019). Contracampo. Dos novelas y un ensayo de Manuel Gutiérrez Aragón. En Le Corre-Carrasco, M., Merlo-Morat, P. & Sánchez Noriega, J. L. (eds.), Manuel Gutiérrez Aragón: Mitos, Religiones y Héroes, (pp. 37-50), Lyon: Grimh.

Gómez Gómez, A. (2019). El paisaje y su poder transformador. En Le Corre-Carrasco, M., Merlo-Morat, P. & Sánchez Noriega, J. L. (eds.), Manuel Gutiérrez Aragón: Mitos, Religiones y Héroes, (pp. 51-64), Lyon: Grimh.

Gutiérrez Aragón, M. (2019). El cuento que cuenta todos los cuentos. Las constantes del mito en la ficción. En Le Corre-Carrasco, M., Merlo-Morat, P. & Sánchez Noriega, J. L. (eds.), Manuel Gutiérrez Aragón: Mitos, Religiones y Héroes, (pp. 7-21), Lyon: Grimh.

Le Corre-Carrasco, M. (2019). Semana Santa (1992): un género fílmico híbrido. En Le Corre-Carrasco, M., Merlo-Morat, P. & Sánchez Noriega, J. L. (eds.), Manuel Gutiérrez Aragón: Mitos, Religiones y Héroes, (pp. 65-78), Lyon: Grimh.

Marigno, E. (2019). El Quijote (1992) de Manuel Gutiérrez Aragón: religión y antropocentrismo. En Le Corre-Carrasco, M., Merlo-Morat, P. & Sánchez Noriega, J. L. (eds.), Manuel Gutiérrez Aragón: Mitos, Religiones y Héroes, (pp. 79-97), Lyon: Grimh.

Merlo Morta, P. (2019). Manuel… ¡Cuéntame el cuento de toda tu obra, por favor! Manuel Gutiérrez Aragón bajo la protección tutelar de Dionisio y del Minotauro. En Le Corre-Carrasco, M., Merlo-Morat, P. & Sánchez Noriega, J. L. (eds.), Manuel Gutiérrez Aragón: Mitos, Religiones y Héroes, (pp. 99-119), Lyon: Grimh.

Ramos Arenas, F. (2019). Entre la expresión y comunicabilidad: mito, narración y realismo en el cine de Manuel Gutiérrez Aragón. En Le Corre-Carrasco, M., Merlo-Morat, P. & Sánchez Noriega, J. L. (eds.), Manuel Gutiérrez Aragón: Mitos, Religiones y Héroes, (pp. 121-134), Lyon: Grimh.

Sánchez Noriega, J.L. (2019) Alimentos y rituales de comensabilidad en el cine de Manuel Gutiérrez Aragón. En Le Corre-Carrasco, M., Merlo-Morat, P. & Sánchez Noriega, J. L. (eds.), Manuel Gutiérrez Aragón: Mitos, Religiones y Héroes, (pp. 135-150), Lyon: Grimh.

Seguin, J.-C. (2019). Maravillas: la tentación del vacío. En Le Corre-Carrasco, M., Merlo-Morat, P. & Sánchez Noriega, J. L. (eds.), Manuel Gutiérrez Aragón: Mitos, Religiones y Héroes, (pp. 151-168), Lyon: Grimh.


[1] Laguna, I. (21/10/2008). Manuel Gutiérrez Aragón deja de dirigir películas y se entrega a la escritura, https://www.elmundo.es/elmundo/2008/10/21/cultura/1224584776.html. Consultado 01/07/2019

[2] op. cit.