Alejandro Montiel Mues, Javier Moral Martín y Fernando Canet Centellas (coords.) (2016). Javier Maqua: más que un cineasta 1. Análisis de sus obras, Shangrila, Santander, 2016, 354 pp.

Alejandro Montiel Mues, Javier Moral Martín y Fernando Canet Centellas (comps.), Javier Maqua: más que un cineasta 2. Antología de sus escritos sobre cine y televisión, Shangrila, Santander, 2016, 390 pp. Reseña de Ainhoa Fernández de Arroyabe Olaortua, Universidad del País Vasco

 

Se preguntan sus coordinadores en la introducción al primero de los dos volúmenes que aquí reseñamos: “Pero, Javier, ¿cuántos eres?” (vol. I, pág. 15). No cabe duda de que la pregunta es del todo pertinente. Javier Maqua es uno de esos creadores que ha transitado a lo largo de su carrera por distintos medios, del cine a la radio, de la televisión al teatro, de la literatura a la crítica. Por ello, no menos pertinente es la opción elegida para responder a la pregunta planteada: abordar, de forma igualmente rigurosa y atenta, las creaciones de Maqua en los diversos y variados ámbitos en los que trabajado.

Entre los aciertos de la edición también se encuentra la decisión de incluir una amplia entrevista preliminar en la que el autor explica a la escritora Marta Sanz su forma de entender la creación artística, así como el capítulo que sigue a esta, en el que Alejandro Montiel y Luis E. Parés dibujan con precisión la actividad de Maqua en los años previos a su primer largometraje (1965-1980) y dan asimismo cuenta de las discusiones intelectuales de aquel tiempo.

Siguen a estos dos trabajos, que conforman un acertado pórtico de entrada al autor, los análisis de las obras cinematográficas de Maqua. De ellas se ocupan historiadores y analistas bien conocidos y de cuya capacidad interpretativa han dado prueba sobradamente en trabajos previos.  De José Luis Castro de Paz es la documentada y lúcida aproximación a Tú estás loco, Briones (J. Maqua, 1980), a Manuel Vidal Estévez corresponde el análisis de Chevrolet (J. Maqua, 1997), José Pavía es quien se ocupa de Carne de Gallina (J. Maqua, 2002) y Apuntarse a un bombardeo (J. Maqua, 2003) es estudiada por Fernando Canet. Tras los trabajos sobre sus películas se presentan al lector aquellos que tratan de las obras televisivas del autor. A destacar el notable estudio que Javier Moral realiza de los episodios dirigidos por Maqua para la serie de TVE Vivir cada día, a algunos de los cuales también se acercan desde una perspectiva de género Nekane E. Zubiaur y Carmen Arocena, o Alejandro Montiel en un interesante análisis de uno de sus episodios: Carlos Giménez. Viñetas de una infancia (J. Maqua, 1984), al que califica como un “fértil y rarísimo cruce entre las formas icónico-verbales del cómic y las audiovisuales del cine y/o la televisión” (vol. I, p. 179) y que aborda cotejando las imágenes dibujadas por Giménez con las rodadas por Maqua.

Como ya hemos señalado, la obra de Maqua no se agota en sus trabajos para cine y televisión, sino que abarca otros campos, y a estos se dedica la segunda parte del primer volumen: Maqua: novela, teatro. En primer lugar nos encontramos aquí con una aproximación a la obra literaria de Maqua a cargo de Alejandro Montiel, que concluye el capítulo con unas notas sobre una curiosa novela del autor: La mosca sin atributos (Libros del Oeste, 1995). Sobre otra novela de Maqua, que lleva por título el maliciosamente perequiano Fusilamiento (instrucciones de uso) (Algaida, 2005), reflexiona Marta Sanz.

Pero, Javier, ¿cuántos eres? Por de pronto, uno más: el dramaturgo. Y tampoco olvidan los coordinadores esta faceta del autor; de hecho, muy completo es el capítulo titulado “Tentativa de curriculum teatral” firmado al alimón por Beth Escudé y Gallès y Alejandro Montiel, en el que estudian la trayectoria de Maqua en este campo. Los autores acompañan esta tentativa con estudios de las obras teatrales del autor Triste animal y La soledad del guardaespaldas (ambas de 1985). Marta Sanz, por su parte, dedica un texto a La función del orgasmo (2015). El volumen se cierra con una útil cronofilmografía de Javier Maqua que facilitará el camino a quien tenga interés por acercarse a la obra de este interesante cineasta.

Nos hemos preguntado ya varias veces por las múltiples caras creativas de Javier Maqua, y entre ellas no hemos hecho apenas alusión aún a una de las más destacadas: la de crítico. Los responsables de la edición dedican a esta faceta lugar aparte o, más bien, volumen aparte. Efectivamente, el segundo de los tomos está conformado por una selección (realizada con buena mano por los antólogos) de textos del propio Maqua que ofrecen una amplia muestra así de sus intereses intelectuales como de su forma de reflexionar sobre ellos. Como los compiladores señalan en la introducción, se trata de textos “a caballo entre la ciencia y la poesía, entre la metodología exigente y la libertad expositiva, entre la objetividad documentada y la más rabiosa subjetividad. Una escritura, en suma, ajena al academicismo al uso, de esta o de cualquier otra época, pero tampoco propia del periodismo de esta o de cualquier otra época” (vol. II, p. 10). Así es. Son artículos o breves ensayos que traten sobre cineastas concretos (de altura es el dedicado a Douglas Sirk, a quien Maqua atribuye, correcciones políticas al margen, la notable habilidad de “fabricar sus films para tontos y listos a la vez”; vol. II, p. 97) o de temas más amplios, aportan ideas agudas y originales. Y también algún aviso: “Las actitudes totalitarias –totalizadoras– no definen exclusivamente opciones o regímenes políticos. Definen también regímenes ideológicos y estéticos” (vol. II, p. 72).

Así pues, solo nos queda celebrar la aparición de estos dos volúmenes, sumarnos al homenaje que con ellos se rinde a Javier Maqua, cineasta singular e interesante pero, como a menudo sucede en España, no suficientemente reconocido ni estudiado, y señalar de paso la decisión de la editorial Shangrila, que persevera en rescatar del olvido a cineastas patrios que merecen mejor suerte.