EL ARTE VISUAL DE WALTER REUTER EN EL INSTITUTO OBRERO DE VALENCIA, 1936-1939

 

THE VISUAL ART OF WALTER REUTER IN THE INSTITUTE FOR WORKERS OF VALENCIA, 1936-1939

 

Cristina Escrivá Moscardó

 Instituto Obrero, Valencia, España

cristina.escriva@uv.es

 

Gabriel Benavides Escrivá

 Instituto Obrero, Valencia, España

info@institutobrero.com

Resumen:

 

El conjunto de fotografías realizadas en el Instituto Obrero de Valencia por Walter Reuter y Luis Vidal, se han convertido en los más preciados documentos del proyecto educativo iniciado en noviembre de 1936. A ellas hay que sumar a los protagonistas retratados y los espacios compartidos con los que, 70 años después, se pudo culminar la investigación sobre el Instituto Obrero. Reuter y otros autores contribuyeron a inmortalizar la labor realizada por la Segunda República, que dio la oportunidad de estudiar a jóvenes sindicalistas, hombres y mujeres, mayores de 15 años. Las fotografías de Walter Reuter sirvieron para publicitar en 1937 la obra educacional en un cartel diseñado por Mauricio Amster. De Reuter son una serie de imágenes que los exalumnos analizaron y gracias a ello sabemos la mayoría de los nombres de sus protagonistas. Un ejemplo de cómo las imágenes transmiten la historia.

 

Abstract:

 

The set of photographs taken at the Institute for Workers in Valencia, by Walter Reuter and Luis Vidal, have become the most precious documents of the educational project started in November 1936. To these must be added to the protagonists portrayed and shared with those who spaces, 70 years later, he could finish research on the Institute for Workers. Reuter and other authors contributed to immortalize the work of the Second Republic, which gave the opportunity to study young trade unionists, men and women over 15 years. Photographs of Walter Reuter in 1937 served to publicize the educational work in a poster designed by Mauricio Amster. Reuter's work in a poster designed by Mauricio Amster. Reuter work are a series of images analyzed by the former students, and as a result, we know most of the names of the protagonists. An example of how images convey the story.

 

Palabras clave: Walter Reuter; educación; guerra civil española; propaganda.

Keywords: Walter Reuter; Education; Spanish Civil War; Propaganda.

1. Estado de la cuestión

El conflicto bélico español de 1936 sirvió para la puesta a punto y  consolidación del fotoperiodismo que se desarrollaría en la Segunda Guerra Mundial. Las instantáneas, gracias a las nuevas prestaciones de las cámaras, favorecieron la inmediatez del momento, desde la acción a su rápida reproducción en las publicaciones periódicas, sobre todo en las revistas gráficas. Una guerra que trascendió a la opinión pública extranjera, impactando a través de sus imágenes. Un tema que no discuten los investigadores que coinciden en la idea de que los reportajes gráficos publicados en diferentes medios nacionales e internacionales sobre los acontecimientos de la Guerra Civil Española, son el punto de partida del fotoperiodismo moderno. Es decir, cuando “la imagen y texto se combinaron a la perfección” (Cáncer, 2007, p. 139).

Para la historia de la fotografía en nuestro país, la Guerra Civil Española ha significado el acontecimiento más importante del siglo XX. La mayoría de los grandes reporteros gráficos, hombres y mujeres que visitaron el país entre julio de 1936 y los primeros meses de 1939, no tan solo quisieron dejar las huellas de lo que vieron –muchos de ellos en la actualidad los denominaríamos artistas visuales– sino que además tomaron partido por la causa republicana, fotografiando todo aquello que significara sensibilizar a los espectadores en la búsqueda de solidaridad. Su finalidad era vencer al totalitarismo europeo, mostrando desde la dramática realidad del conflicto, hasta la vida en la retaguardia y su cotidianidad.

En el aspecto más amable y cotidiano, también la fotografía se desprendió de la pose, plasmando la acción natural. Con las fotografías se mostraba qué es lo que pasaba, dando visibilidad a las actuaciones desarrolladas, al tiempo que se transformaba el mecanismo informativo de ese momento y para el futuro. Entre la prensa correspondiente a ese período se aprecia que la imagen se utiliza para mostrar cómo se desenvolvía la acción bélica, pero también qué se hacía, cómo vivía y cómo trabajaba la población civil para vencer al fascismo, lejos del frente.

El presente texto se centra, a través de las imágenes de Walter Reuter, en la retaguardia republicana valenciana y, concretamente, sobre el proyecto educativo del Instituto para Obreros de Segunda Enseñanza que pretendía llenar las universidades de jóvenes obreros con talento dispuestos a reconstruir el país después de la guerra. Pretensión que se frustró con la entrada de las tropas franquistas en la ciudad del Turia en 1939.

Si bien una gran parte de la producción fotográfica de la Guerra Civil Española se ha perdido, en los últimos años se han ido recuperando imágenes inéditas, al tiempo que se van documentando las que se encuentran en archivos públicos y privados, nacionales e internacionales, como las localizadas por Beatriz de las Heras en el Archivo General de la Nación Argentina y que como dice la historiadora de las fuentes visuales, “se siguen localizando materiales inéditos de un alto valor documental” (De las Heras, 2009, p. 15).  Esto ha ocurrido con algunas de las instantáneas de Reuter recuperadas de colecciones particulares, como la de Ana López Barri (Morell, 2011, p. 73).

Mediáticamente la noticia de la creación del primer Instituto Obrero que se inauguró en Valencia, sede del gobierno de la Segunda República desde noviembre de 1936 a octubre de 1937, apareció en la mayoría de  los rotativos leales al gobierno republicano. Se realizaron varios reportajes y algunas de las imágenes del centro educativo también aparecieron en la prensa extranjera.

Un proyecto para la historia que suma las fotografías realizadas en el Centro, sobre todo de Walter Reuter –por su repercusión propagandística– pero también de Luis Vidal, a los testimonios del alumnado protagonista que fueron dando las pistas para seguir investigando, hasta concluir el proyecto de recuperación de la memoria colectiva del Instituto para Obreros de Segunda Enseñanza valenciano. Las fotografías de Walter Reuter tienen el valor denotativo de documento histórico. Gracias a ellas se han documentado a los estudiantes que las protagonizaron.

Nuestro trabajo parte de la  investigación archivística, de hemeroteca y de las diversas publicaciones que se han editado donde aparece el ítem Reuter o Vidal. Como también de las informaciones científicas sobre el Instituto Obrero de Valencia (Fernández, 1987), así como de otras publicaciones que se han editado en los últimos años (Escrivá, 2008).

 

2. Objetivos y metodología

El objetivo básico de este trabajo se resume en poner en valor las fotografías capturadas por Reuter y Vidal. Para ello nos valemos del ejemplo del Instituto Obrero de Valencia, documentado a través de las imágenes que se capturaron en ese centro de enseñanza, pionero en la formación de jóvenes de ambos sexos. Llevamos más de una década de investigación en archivos particulares, nacionales y europeos, destacando las varias visitas realizadas a la Biblioteca Nacional de España, en contacto con Isabel Ortega García, del Departamento de Bellas Artes y Cartografía, dando el fruto de la realización de un listado de  elaboración propia de la mayoría de sus capturas, entre legajos, carpetas y sobres de las diferentes temáticas que Walter Reuter documentó (Escrivá, 2012, pp. 58-61). El autor vivió en México su exilio y no conservó fotografías de España, según nos contó su hija Hely Reuter, con la que mantenemos correspondencia electrónica desde el año 2005.

La misma secuencia investigadora se practicó con el fotógrafo Luis Vidal, en este caso contactando con sus herederos, especialmente con su hijo Luis Vidal, “orgulloso de la herencia recibida y continuador de la saga de fotógrafos de prensa” (Gamón, & Prats, 1997, p. 11) y que  en alguna de las exposiciones que hemos comisariado ha asistido a la inauguración. Por poner un par de ejemplos con resultado relevante, en el año 2005, en la Universitat de València, “El Instituto Obrero de Valencia en la obra de Walter Reuter” o en el año 2006, en la Societat Coral el Micalet, “Fotografías de Luis Vidal y Walter Reuter”. En el año 2011 realizamos una exposición y un libro, financiado por el Ministerio de la Presidencia, bajo el título Los ojos de Walter Reuter (Escrivá, 2012).

Metodológicamente hemos analizado y sinterizado las imágenes, acudiendo sobre todo a las fuentes primarias y comprobando la veracidad de las secundarias, realizando un análisis histórico de lo que significaron esos centros de Educación secundaria, utilizado nuevamente las fuentes primarias y secundarias añadiendo la Historia oral.

 

3. Los Institutos para Obreros

Pero ¿qué fueron los Institutos para Obreros?  Primero, hablamos en plural porque existieron Institutos para Obreros en Sabadell, Barcelona y Madrid, además de Valencia, lo que da idea de la importancia del proyecto educativo desarrollado durante la Guerra Civil Española.

¿De qué se trataba? De un ensayo pedagógico –regulado por Decreto del día 21 de noviembre de 1936–  encaminado a formar a los mejores estudiantes entre las obreras y obreros antifascistas mayores de quince años, con capacidad de asumir un bachiller abreviado e intensivo en cuatro semestres. Se pretendía crear una élite de personas formadas, útiles para la reconstrucción democrática de España. Para ello se realizaron unas pruebas donde el futuro estudiante tenía que demostrar sus aptitudes para afrontar dos años intensivos de esfuerzo intelectual, hasta conseguir el título de Bachiller (Fernández, 1987, p. 42).  En Valencia las clases se inician el 1 de febrero de 1937. Al acto inaugural asistieron el ministro de Instrucción Pública y otros ministros y autoridades del Gobierno legítimo. Una experiencia interesante que, según leemos en la prensa de la época, “lo será aún más cuando haya pasado el torbellino dramático de la guerra y puedan recogerse los frutos de la profunda renovación que en la vida española pueden significar estos Institutos” (Lamata, 1937, p. 7).

En total se cursaron tres semestres completos y ya tenían aceptadas las nuevas plazas los aspirantes aprobados de la cuarta convocatoria, días antes de terminar la guerra.  El número total del alumnado en Valencia alcanzó la cifra de 356 que, junto a la totalidad de los centros: Sabadell, Barcelona y Madrid, sumaron aproximadamente 900 estudiantes. En un folleto publicado en 1938 leemos que el Gobierno gastó para esos organismos “millón y medio de pesetas, y destina quince millones para el año actual”. (Ministerio de Instrucción Pública y Sanidad, 1938).

Creación predilecta de la República, sus directrices iban dirigidas a la igualdad de género, enseñanza laica, científica y activa, abonando a los estudiantes una indemnización económica como aportación a los gastos familiares. El Centro, en régimen de internado y mediopensionista para profesores y alumnado mixto, contó con un plantel de docentes e intelectuales que fueron trasladados de Madrid a Valencia, tras el asedio a la capital de España. Su misión fue la de formar a “los dirigentes de la nueva sociedad” (El Sol, 1937, p. 2). Para mejorar la educación profesores y alumnos convivieron “con miras a unas mejoras de procedimientos pedagógicos” (La Voz, 1937, p. 1).

 

4. Walter Reuter

Walter Reuter Hagel nació en la ciudad alemana de Berlín, el 4 de enero de 1906 y falleció en Cuernavaca,  México, el 20 de marzo del año 2005. De formación autodidacta, fue un gran profesional de la fotografía y el documental.

De 1931 datan sus primeros trabajos publicados en Alemania, realizando colaboraciones esporádicas en la revista proletaria de los fotógrafos Der Arbeiterfotograf. En 1932 viaja al sur de Alemania y Checoslovaquia como reportero gráfico de la vanguardista revista AIZ. Colabora con la revista Der Querschnitt y realiza portadas para el suplemento de la revista Das Lagerfeuer de la organización Deuts Jungenschaft 1.11, creada el 1 de noviembre de 1929, viviendo con Carlota Sulamith Silava en la Garnison, una casa-cuartel de esa formación juvenil, prohibida por los nazis en 1933. En marzo de ese mismo año huye de Alemania temiendo ser detenido, acompañado de su novia Sulamith y de la joven Margarethe Zimbal  (Fernández, 2004, p. 86).  Los tres amigos llegan a Madrid el Primero de Mayo, viajando seguidamente por todo el Estado.

La primera referencia a su actividad profesional en España data de 1933  (Cuevas, 2011, p. 396). Trabajó como reportero gráfico para diferentes revistas y diarios, entre ellos en el madrileño periódico Luz desde noviembre de 1933 y esporádicamente en El Sol y La Voz, hasta marzo de 1934.

Los jóvenes alemanes viajan a Andalucía, instalándose en Málaga, donde Sulamith dio a luz a su hijo Jasmín Reuter. Walter retrata a la burguesía andaluza y a turistas extranjeros. Meses antes de iniciarse la Guerra Civil Española Margarethe Zimbal se va a vivir a Mallorca con un amigo de Reuter. En julio de 1936 el fotógrafo se enrola en las milicias malagueñas durante tres meses, luego se traslada a Madrid donde empieza a colaborar para el Gobierno republicano Sus fotografías se publican en Ahora, Estampa, La Hora y en revistas gráficas extranjeras. A finales de 1937 trabaja desde Barcelona y sus fotografías se publican en La Vanguardia. En febrero de 1939 sale desde Barcelona al exilio francés. Se reencuentra con su familia en París. Un tiempo después es internado en un campo de refugiados en Nimes, de donde se escapa y llega a Marruecos. Prisionero en Argelia participa en la construcción del transahariano, en Colom-Béchar. En 1942 logra escaparse y llegar al puerto de Casablanca, Marruecos, subiendo al barco San Thomé (Mraz, & Vélez, 2009, p. 13), junto a su mujer e hijo, con destino a México y en ese país nace su hija Almunth.

De Ana María –su segunda mujer– nacen tres hijas: Marina en 1951, Claudia en 1957 y Hely en 1963. Trabaja para varias revistas mexicanas e inicia la profesión de operador de cámara.

En el año 2005 muere en México, el día 20 de marzo, después de una vida extraordinaria, “un eterno exiliado que vivió en distintos países” (Lefebvre, 2009, p. 25).

Reuter, durante la Guerra Civil Española, fue un exponente de profesional con máxima implicación a favor de la República y hacia lo que ella representaba, sobre todo de cara a los planes sociales, potenciando la calidad descriptiva de los proyectos que documentó, por ejemplo en las colonias escolares, donde capturó miradas amables y dulces, como sus ojos azules. Una mirada digerida, tamizada y procesada, que nos muestra la definición del instante de un profesional solidario, de un fotógrafo honrado.

Sus reportajes gráficos más interesantes, entre 1936 y 1939, se conservan en la Biblioteca Nacional de España y en el Archivo General de la Administración. Su técnica y mirada fotográfica, utilizando picados y contrapicados, hacen de él un maestro de la fotografía.

 

5. Fotografías como estrategia de la memoria

Para iniciar la publicidad sobre el proyecto de los Institutos para Obreros, Reuter fue el profesional elegido. Él fotografió los espacios, mostrando las características del  primer Centro dedicado a instruir a los obreros y obreras, que tuvieran “la edad comprendida entre los quince y los treinta y cinco años, y no estar movilizado por el Ministerio de la Guerra” (La Hora, 1937, p. 8). Hombres y mujeres que soñaban con reconstruir el país después de la guerra, que vivieron la ilusión del estudio en las mejores instalaciones, semejantes a un colegio mayor –en este caso público–, con todas las necesidades cubiertas, hasta un club, donde los alumnos “leen, charlan o juegan en las horas fuera del estudio”, según se publica en Mundo Gráfico (Lamata, 1937, p. 7). Las fotografías así lo demuestran.

Otros fotógrafos, también captaron algunas imágenes para las informaciones que gráficamente necesitaban ilustrar la noticia, pero indiscutiblemente Walter Reuter y Luis Vidal fueron los espectadores de excepción con los amplios reportajes que ambos realizaron en el Instituto Obrero de Valencia. Vidal, imitó técnicamente la forma de fotografiar los diferentes ambientes que Reuter ya había realizado.

Las fotografías del alemán muestran novedades en la enseñanza, por ejemplo el deporte que desarrollaban las mujeres del Instituto. Mujeres que rompieron con lo establecido y que abrieron caminos hacia la igualdad. Mujeres que sabían que nadie era más que nadie y lo llevaron a la práctica; o también las imágenes de las aulas de dibujo, con el excelente material facilitado para desarrollar las clases;  el estudio al aire libre, donde se resalta la coeducación; la habitación dedicada a los juegos sociales y  educativos, con una fotografía mostrando una partida de ajedrez o el comedor, entre otras instantáneas. En su conjunto, todas ellas, muestran espacios de evocación educativa en Valencia, entre 1937 y 1939.

F1. Comedor del Instituto Obrero de Valencia, 1937. Fotografía de Walter Reuter. ACIO.

La perspectiva es todo. Según la mirada, interpretamos los hechos e incluso cómo acontecieron, provocando el recuerdo guardado en la memoria. Las fotografías, junto a los testimonios de los que fueron estudiantes del Centro valenciano, son relatos gráficos y verbales asociados a las evocaciones de su juventud. Existen diversas historias detrás de cada una de las fotografías que se cruzan y entrecruzan y que han entrado con luz propia en la historia de la educación en España.  Situaciones que sucedieron y se sucedieron dentro del contexto educativo que, gracias a las imágenes, los antiguos alumnos y alumnas pudieron refrescar sus vivencias, para contar desde anécdotas a recordar y nombrar a sus compañeros y compañeras.

Los exalumnos, con las fotografías de Reuter y Vidal entre sus manos, analizaron las imágenes de forma denotativa realizando desde la descripción de los personajes al vestuario y los elementos: calzado, gafas, adornos, etc. También los animamos a que referenciaran el contexto: el jardín, las aulas, la oficina..., enumerando los objetos: cuadernos, carteles, materiales escolares. Y, lo que para ellos fue más importante, la forma connotativa, ya que interpretaron las fotografías desde la emoción subyacente de la imagen  relatando situaciones que traspasaban el conjunto retratado, con recuerdos que fluían sobre los hechos que acontecieron en el espacio del Instituto para Obreros. Valores como la amistad, compañerismo, solidaridad, etc., fueron narrados por ellos, mientras sujetaban las imágenes.

Reuter pone rostro al proyecto –jóvenes que sonríen sin saber que serían víctimas del futuro franquista–, caras de estudiantes con aires de intelectualidad y de chicas que desafían al futuro con su mirada altiva.

Por otra parte, los lugares que forman el recinto educativo y que podemos identificar por su construcción: un edificio rodeado de jardín, nos  proporciona la visión de lo que allí sucedió, gracias a las fotografías del Centro de enseñanza que sirvieron “de ejemplo a instituciones similares” (Mi Revista, 1937, p. 28).

Las fotografías interpretaban el momento con el atributo de la realidad. El arte, la ideología, la información y la propaganda las utilizaban al servicio de la política de Estado. Y, cómo no, también para subsanar la mala imagen que la República tenía en los medios de tendencia derechista. Las fotografías iban dirigidas a involucrar al espectador buscando que éste reaccionara en favor de la República.

Uno de los artífices de la labor propagandística fue Mauricio Amster Cats, un gran artista gráfico que también realizó varios de los carteles de los Institutos para Obreros, con diseños que narran una compleja –a veces emocionante– historia mediante un lenguaje simple interpretativo.

 

6. Mauricio Amster

Mauricio Amster Cats nació en Lvov, actual Ucrania, en 1907 y murió en Chile en el año 1980. Perfeccionó sus estudios en Viena y en Berlín. Su verdadera trayectoria profesional como tipógrafo comenzó cuando llegó a Madrid reclamado por el diseñador gráfico Mariano Rawicz, con el que firmó algunos diseños. Amster “introduce en España el fotomontaje y el arte rotulador alemán” (Salazar, 1934, p. 1) y colaboró en proyectos editoriales pioneros como el semanario Diablo Mundo o el Almanaque Literario.

Militó en el Partido Comunista de España y en la Unión General de Trabajadores. En 1936 fue uno de los responsables del traslado de las obras del Tesoro Artístico Nacional, para protegerlas de los bombardeos. En el II Congreso Internacional de Escritores para Defensa de la Cultura, celebrado en el mes de julio de 1937 en Valencia, participó invitado por el Comité organizador. Fue director de publicaciones del Ministerio de Instrucción Pública y uno de los diseñadores gráficos más prolíficos. Trabajó para el Consejo Nacional de la Infancia Evacuada, como técnico y tipógrafo, hasta septiembre de 1938. (Escrivá, 2012, p. 110). De Walter Reuter utilizó sus reportajes en postales, dibujos, carteles y cubiertas de libros, para ilustrar desde el pequeño sello al gran formato. Imágenes tomadas por Reuter que Mauricio dibujaba y coloreaba para que el resultado fuera atractivo.

Las fotografías de Reuter sobre las Colonias escolares valencianas de Oliva, El Perelló, Picanya, Masarrochos o Requena fueron tratadas por Amster que las  utilizó, ilustrando y coloreando los dibujos realizados sobre las imágenes, su soporte principal (Escrivá & Maestre, 2011, p. 287).

Entre sus realizaciones más interesantes están los tres cuadernos y la carpeta de la Cartilla Escolar Antifascista, para la lucha contra el analfabetismo, realizada en 1937. Amster y su compañera Adina Amenedo, que había conocido en Barcelona, se exiliaron desde Francia a Chile. Murió en Santiago de Chile el año 1980 (Pérez & Molins, 1997, p. 17).

 

7. Imágenes y propaganda

Las fotografías y fotomontajes –lenguajes del arte público– que aparecieron en carteles editados por el Gobierno de la República y las entidades sindicales y políticas, que adornaron las paredes con una mezcla de color festivo, también se utilizaron para conseguir la empatía hacia el proyecto de los Institutos para Obreros. En ellos vemos una evolución narrativa de las fotografías que cuentan sus características, a través del lenguaje del arte.

Lamentablemente, muchas de las instantáneas publicadas y reproducidas durante la Guerra Civil –que circulaban por las agencias y servicios de propaganda– son anónimas.  En la Biblioteca Nacional de España hay un extraordinario fondo a los que “hay que añadir miles de fotografías sueltas, realizadas por muy distintos fotógrafos y de una calidad muy heterogénea, aunque entre ellas hay una buena cantidad de fotografías de una gran importancia para la historia de la fotografía” (Ortega, 2014, p. 335). Pero documentarlas es una labor titánica, afortunadamente, las de Reuter tienen un estilo especial, además de que muchas de ellas van marcadas con el sello autor, con los registros de Málaga, Madrid, Valencia y Barcelona.

 F2. Mauricio Amster, Valencia, 1937. Fotografías de Walter Reuter. ACIO.

F3. Ahora, Valencia, 1937. Fotografías de Walter Reuter. ACIO.

En un tiempo donde era  fácil hacer el mal –la muerte no tiene retorno–, los corresponsales gráficos querían creer que sus disparos eran más potentes que los de las balas. Las fotografías llegaban a miles de personas. Disparos dirigidos a las conciencias. Fotos que pretendían cambiar el mundo ¿Qué más podían hacer?

En 1937 Reuter fotografía proyectos educativos para el gobierno republicano, donde como hemos comentado anteriormente Mauricio Amster era el director de publicaciones del Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes. Consecuencia de la colaboración de Amster con Reuter fueron varios trabajos sobre las Colonias escolares, como el cartel  de 1937: “En las colonias escolares del Ministerio de Instrucción Pública los hijos de nuestros combatientes viven sanos y felices” (Pérez & Molins, 1997, p. 109) o como el que publicitó el proyecto educativo de los Institutos para Obreros (Pérez & Molins, 1997, p. 108) y que también fue cubierta del diario Ahora, en diciembre de 1937. En el espacio dividido sucesivamente en tres planos se aprecia, en el central, el dibujo de un globo terráqueo, junto a varios libros, libretas y una pluma. Debajo de esa escena, con letras en mayúsculas, el lema: “Los Institutos para Obreros, abren las puertas de la enseñanza superior a los trabajadores españoles”, las primeras palabras en tono azul y las siguientes en letras de color anaranjado. Los laterales y la base están orlados con imágenes del Instituto para Obreros de Valencia, apuntando las características del Centro. Las trece fotografías responden a: “Sala de descanso”, donde se aprecia una mesa de pingpong; “Una partida de ajedrez”, que se desarrolla en lo que el alumnado denominó el club; “Boxeo al aire libre”, imagen tomada en la terraza del edificio; “Muchachas deportistas”, que no son otras que María Luisa Pérez Reyes, Carmen Carles Rico y Ofelia Moscardó Campos, disputando una pelota de baloncesto. También se distinguen las primeras letras de un mensaje pintado en la pared del frontón “Viva el Instituto…”; “Alumnos en clase”, concretamente en el aula de dibujo, donde se distingue en la pizarra “IO 1937”. En la parte inferior, la primera fotografía a la izquierda “En plena lección”, donde se distinguen carteles zapatistas de los que la antigua alumna María Luisa Pérez, recordó el lema escrito en uno de ellos: “Viva Zapata y la masa obrera y campesina”; una imagen de un grupo de estudiantes al aire libre, con una alumna –Francisca Oliveros– rodeada de compañeros llevando entre sus manos una carpeta abierta; “La biblioteca”, donde el alumnado ampliaba sus apuntes recogidos de los profesores, con la consulta de libros; “La hora del almuerzo”, una imagen del comedor con docentes y alumnado interactuando mientras comían. También se aprecia un reloj de pared y un retrato de Miguel Bakunin; “En la enfermería”, con una escena donde un médico cura las manos de un alumno; “Equipo femenino”, retrato de tres alumnas con el uniforme de gimnasia; “Dos alumnas del Instituto Obrero”, un plano americano de las sonrientes María Luisa Pérez y Francisca Oliveros. Y, por último, en la parte superior derecha, una fotografía titulada “Un rincón del dormitorio”, que disponía de tres camas individuales. Gran parte de estas imágenes han sido adquiridas por la Asociación Cultural Instituto Obrero de Valencia –ACIO– en la Biblioteca Nacional de España, donde están depositadas las fotografías que igualmente realizó el valenciano Luis Vidal Corella.

También, la Asociación Cultural Instituto Obrero, desde sus inicios ha ido recibiendo donaciones de los exalumnos para su archivo. Entre estos materiales se encuentran fotografías de 1937 y 1938, así como prensa de la época.

 

8. Luis Vidal Corella

Pero no podemos olvidar, si se habla del Instituto Obrero de Valencia, al fotógrafo y periodista valenciano Luis Vidal Corella, que nació el 18 de febrero de 1900 falleciendo el 18 de noviembre de 1959 (Gamón, & Prats, p. 14). Hijo del músico y fotógrafo Martín Vidal Romero, su profesión fue debida a la influencia paterna, al igual que sus hermanos Martín y Vicente que aprendieron desde la infancia la técnica fotográfica. Luís Vidal destacó desde el primer momento como profesional del reportaje gráfico –al igual que Martín, su hermano mayor– documentando hechos de actualidad que se publicaron en diferentes medios, sobre la vida cotidiana de Valencia. El estudio de Luis Vidal, bajo la firma de Reportajes gráficos,  se encontraba en la segunda planta, de la calle Garrigues número 13. Él fotografió el ambiente de las calles en Valencia o la incorporación de reclutas al frente y, entre otros reportajes, los efectos de bombardeos en el Hospital Provincial y en el Hogar Infantil del Socorro Rojo Internacional, producidos el 14 de febrero de 1937, así como en el Ayuntamiento de Valencia el 25 de julio; el reportaje sobre el discurso de Azaña al primer año de la guerra, el 18 de julio de 1937, en la Universidad de Valencia; en 1938, los efectos de los bombardeos del mes de enero en el Asilo de Ancianos Desvalidos y en el Gran Hotel Inglés, como se indica en la página web de la Biblioteca Nacional de España, cuando investigamos sobre el fotógrafo valenciano.

Las imágenes que captó Luís Vidal en el Instituto Obrero se publicaron en varios medios. Sus primeras fotografías aparecen en la madrileña revista Crónica, el siete de febrero de 1937. En el mes de septiembre de ese mismo año vuelve a publicar nuevas instantáneas del Instituto en un artículo de J. Fernández Caireles y, unos días después, en Mundo Gráfico, con un texto de Fausto Lamata. De Luis Vidal también es el último reportaje realizado por J. Fernández Caireles bajo el titular “Ejemplaridad patriótica de los estudiantes del Instituto Obrero de Valencia” (Crónica, 1938, p. 6) donde, tras las preguntas del reportero, los alumnos confiesan que su deber era aplazar momentáneamente los estudios, para defender con las armas a la República. Muchos de ellos, con apenas 17 años, lucharían en la Batalla del Ebro.

F4. Crónica, Valencia, 1938 Fotografías de Luis Vidal. ACIO

Luis Vidal era corresponsal de agencias españolas y “en 1938 fue nombrado Vicesecretario de la Sección Artes Plásticas del Ateneo Popular Valenciano, hoy Ateneo Mercantil” (Cáncer, 2007, p. 139). Documentaba hechos de actualidad y algunas de sus imágenes son iconos del siglo XX. Un gran fotógrafo valenciano que hay que reivindicar. Varios de sus reportajes se conservan en la Sala Goya de la  Biblioteca Nacional de España.

Tras la guerra fue detenido y apartado de su profesión. Finalmente obtuvo trabajo como reportero gráfico en el diario Levante, donde continuó hasta su fallecimiento en 1959.

 

9. Conclusión

Tenemos la imagen y, gracias a los reporteros gráficos, ahora la historia tiene la palabra. Las fotografías de Walter Reuter y Luis Vidal, han servido para documentar el proyecto de los Institutos Obreros de Segunda Enseñanza.

Las instantáneas tomadas en la Guerra Civil Española, resaltan o denuncian.  A través de las imágenes seleccionadas para el cartel anunciador del proyecto educativo, los antiguos alumnos resaltaron las cualidades del proyecto, rememorando su juventud, en un diálogo que se inicia con la mirada del fotógrafo, reflejada en un segundo, y que finaliza con la mirada pausada de los que fueron sus protagonistas.

Una generación de luchadores, hijos e hijas de su tiempo y de sus circunstancias, que durante el proyecto de historia oral relataron las características de su privilegiada enseñanza, ayudados por las fotografías que tanto Luis Vidal, pero sobre todo de Walter Reuter, realizaron en el espacio del Instituto Obrero valenciano. Ellos y ellas también heredaron el compromiso moral de dar testimonio de los hechos que vivieron. Un proyecto histórico, que se documentó a principios del siglo XXI, gracias a la memoria de los que fueron sus protagonistas, sobre una realidad asumida desde 1937 como justo progreso hacia un futuro en paz.

Con esta investigación, centrada en analizar las imágenes fotoperiodísticas y de encargo que Walter Reuter realizó en Valencia en el año 1937, en el Instituto Obrero,  hemos pretendido contribuido a difundir la obra de este gran artista, poco conocido para el mundo especializado en la imagen de la Guerra Civil Española.

Referencias bibliográficas

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Otras Fuentes

(1 de febrero de1937). La Voz, p. 1.

(23 de julio de 1937). La Hora, p. 8.

(27 de julio de 1937). El Sol, p. 2.

(13 de marzo de 1938). Crónica, p. 6.

A., F. (15 de marzo de 1937).  Mi Revista, p. 28.

Lamata, F. (29 de septiembre de 1937). Mundo Gráfico, p. 7.

Salazar, E. (6 de agosto de 1934). La Voz, p. 1.  

 

 

                                                                   

Cómo citar: Escrivá, C. y Benavides, G (2016). “El arte visual de Walter Reuter en el Instituto Obrero de Valencia, 1936-1939”. Fotocinema. Revista científica de cine y fotografía, nº XX, pp. 107-124. Disponible: http://www.revistafotocinema.com/