çNGEL FUENTES Y SU LEGADO EN
LA PRESERVACIîN DEL PATRIMONIO FOTOGRçFICO: UNA APRESURADA SEMBLANZA ENTRE LA
CONSTERNACIîN Y EL RECONOCIMIENTO
Bernardo Riego AmŽzaga
Universidad
de Cantabria
La noticia circul— a toda velocidad entre el
peque–o colectivo que nos dedicamos a la cultura fotogr‡fica en sus vertientes
de documentaci—n, preservaci—n o difusi—n. çngel Fuentes, acababa de fallecer
v’ctima de una breve y fulminante enfermedad. ÒNuestroÓ çngel Fuentes, siempre pleno de energ’a y con tantos y tantos
amigos ganados uno a uno en innumerables actividades dedicadas a desplegar toda
su sabidur’a y humanidad ya no estaba entre nosotros. Una sensaci—n
inconcebible se apoder— de todos los que le sent’amos ante todo como un amigo,
y pronto se montaron homenajes espont‡neos en las redes en su memoria, mientras
que en Argentina, tras conocer la mala noticia, nuestros colegas de Buenos
Aires hicieron un encuentro para recordar y honrar a una persona que ha sido
clave de b—veda en la preservaci—n del patrimonio fotogr‡fico en Espa–a y en
LatinoamŽrica: çngel Fuentes de C’a.
çngel Fuentes en las Jornadas Antoni VarŽs en
Girona en 1996 (Foto Javier Berasaluce Bajo).
Me propongo glosar la figura de çngel Fuentes
desde una perspectiva que vaya m‡s all‡ de las emociones y el sentimiento de
devastaci—n que me embarga. Unas pocas l’neas que ayuden a ubicar su figura en
el movimiento de puesta en valor de la fotograf’a como bien cultural y se pueda
entender algo de la importancia de su legado. Es mi intenci—n hacer un muy
r‡pido repaso a lo que fue la conformaci—n de la recuperaci—n del patrimonio
fotogr‡fico en Espa–a y el papel central que jug— çngel Fuentes al responder
satisfactoriamente y con rigor a las necesidades de la preservaci—n, una
cuesti—n que se manifest— de modo evidente desde los comienzos.
La dŽcada de los a–os ochenta, fueron el punto de
arranque del interŽs por la documentalidad y el valor hist—rico de la
fotograf’a en una Espa–a que estaba moderniz‡ndose a toda velocidad. A los
trabajos pioneros de Publio L—pez Mondejar, Marie Loup Souguez y Lee Fontanella
se sumaron una serie de indicios de que, por fin, entr‡bamos en una tradici—n
que en la dŽcada de los a–os treinta ya hab’a comenzado en Estados Unidos y
seguidamente en Europa en torno al valor cultural de las im‡genes fotogr‡ficas.
Las Jornadas que organiz— el Ministerio de Cultura en 1985 tras una exposici—n
dos a–os antes sobre J. Laurent con motivo de la adquisici—n pœblica del
archivo Ruiz Vernacci, aglutin— en Madrid a quienes est‡bamos trabajando de
modo disperso en esa misma sensibilidad. El grupo de conservadores de Žste
archivo dio lugar al primer nœcleo estable de la Direcci—n General de Archivos
en torno a los documentos fotogr‡ficos. Hay que recordar los nombres de FŽlix
Gonz‡lez, Carmen Torrecillas, Isabel Argerich, Carlos Teixidor o Ana GutiŽrrez,
los tres œltimos hoy activos en el IPCE y que conformaron junto a algunos otros
en centros municipales o regionales, la primera oleada institucional de
profesionales que se complement— en aquellos a–os con otra iniciativa de gran
importancia: la Biblioteca Nacional de Madrid, en su secci—n de estampas creaba
la figura de una conservadora en fotograf’a siguiendo el modelo francŽs. Si
Bernard Marbot era una referencia para todos los investigadores que se
acercaban a Par’s, en Madrid, Isabel Ortega ha sabido dotar a la Fotograf’a de
un gran prestigio en el ‡mbito de la instituci—n bibliogr‡fica de referencia
espa–ola. Adem‡s de Congresos como el de Sevilla en 1986 e innumerables
iniciativas que se dieron a lo largo de la dŽcada en todo el pa’s, un tercer
hito decisivo, por la influencia que ha proyectado, fue la aparici—n en 1990 en
Girona de las Jornadas Antoni VarŽs en torno a la imagen fotogr‡fica. Las
Jornadas, que continœan convoc‡ndose cada dos a–os, respond’an coherentemente a
la excelente tradici—n catalana en torno a la archiv’stica. Su impulsor, Joan
Boadas, desde el ayuntamiento de
Girona supo aglutinar en torno esa iniciativa a multitud de profesionales y
constituir un punto de encuentro internacional, creando adem‡s un centro
innovador y de referencia como es el CRDI.
çngel
Fuentes se form— entre 1989 y 1992 en Rochester con la primera l’nea internacional de especialistas en
identificaci—n y preservaci—n fotogr‡fica. Su paso por el International Museum
of Photography at the George Eastman House y el Image Permanent Institute del
Rochester Institute of Technology (I.P.I./R.I.T) as’ como la ampliaci—n de su
formaci—n en el Canadian Conservation Institute (CCI) de Ottawa y posteriormente en otras instituciones
norteamericanas, le proporcionaron una s—lida formaci—n trabajando con autores
de la talla de Grant B. Romer o James Reilly que en aquellos a–os solo se
conoc’an en Espa–a a travŽs de sus publicaciones en inglŽs. Ese contacto privilegiado
que tuvo en su etapa de formaci—n, fue decisivo para que çngel Fuentes se
incardinase f‡cilmente a su vuelta en el creciente nœcleo en torno a la cultura
fotogr‡fica espa–ola y respondiese a una necesidad que hab’a estado latente
desde la dŽcada anterior. El documento fotogr‡fico se sab’a que era muy
complejo, tanto por su naturaleza fotoqu’mica como por la variedad de procesos
qu’micos y formas en los que se hab’a presentado desde su invenci—n. Mientras
unos trabaj‡bamos en la construcci—n de metodolog’as historiogr‡ficas y otros
en la catalogaci—n de Žstos materiales, faltaba una s—lida formaci—n en torno a
la preservaci—n, y çngel Fuentes, con su incansable entusiasmo la aport— y
resolvi— esa necesidad colaborando con todas las instituciones pœblicas y
privadas que albergaban en sus fondos documentaci—n fotogr‡fica y necesitaban
tener pautas para su tratamiento. Es justo hacer menci—n al interesante
esfuerzo que con anterioridad
Gerardo F. Kurtz realiz— sobre el complejo campo de la identificaci—n de
procesos con motivo del libro que la Biblioteca Nacional edit— conmemorando el
150 aniversario de la Fotograf’a en 1989, al que se sumaron otras
publicaciones, pero el contacto de los profesionales de la documentaci—n
fotogr‡fica con la preservaci—n lleg— y se consolid— a travŽs de çngel Fuentes,
que ya en los primeros a–os de la dŽcada de los noventa estaba en relaci—n con
los principales centros europeos y eventos sobre conservaci—n fotogr‡fica y fue
conectando con las necesidades que se estaban manifestando en Espa–a. En su
curr’culum hac’a referencia a que, entre 1989 y 2009, hab’a impartido m‡s de
300 cursos y seminarios en las principales instituciones culturales espa–olas y
latinoamericanas, pues complementariamente a su trabajo entre nosotros, çngel
Fuentes, imparti— su magisterio en instituciones argentinas, mexicanas,
peruanas, chilenas, venezolanas y brasile–as, siendo en muchos casos un
contacto excepcional entre colegas de ambas partes del mundo donde ha dejado
infinidad de amigos que hoy le lloramos al igual que nuestros colegas
norteamericanos con los que siempre mantuvo el contacto afectivo y profesional.
çngel Fuentes ha sido el maestro de la
preservaci—n fotogr‡fica espa–ola, y latinoamericana, formando a infinidad de
profesionales con esa empat’a que ten’a para convertir en amigos permanentes a
sus alumnos circunstanciales. Siempre lo recordarŽ en Santander, en 1995,
cuando estuvo en la Universidad de Cantabria con JosŽ PŽrez Pena, ÒPituÓ, su ayudante y fiel amigo,
cargado con maletas llenas de piezas fotogr‡ficas, derrochando pasi—n por su
trabajo y con un rigor envidiable en una especialidad que estaba conform‡ndose
en aquellos momentos entre nosotros. çngel Fuentes, r‡pido de pensamiento y
palabra, respond’a Òa la velocidad del
esp’a chinoÓ a cualquier duda que se presentase, siempre lleno de iron’a
que nunca era ofensiva ni soberbia para quien estaba aprendiendo con Žl. Su
humildad delataba a una persona de una enorme sabidur’a y humanidad que
disfrutaba de la vida a chorros y esa vitalidad la contagiaba de inmediato. No
tengo ninguna duda de que en estos momentos y parafraseando a Serrat, Òa mano derecha segœn se va al cieloÓ,
est‡ çngel Fuentes con su inconfundible vozarr—n, su chispeante mirada y sus
maletas cargadas de procesos fotogr‡ficos charlando y divirtiŽndose, junto a
otros buenos profesionales que se nos fueron con anterioridad, como Miguel
çngel Cuarterolo uno de los mejores historiadores de la fotograf’a argentina o
Liliana Bustos conservadora de la Casa Rosada. A los que seguimos en este lugar
solo nos queda agradecerle a çngel Fuentes todo lo que nos ense–—, todo lo que
vivimos y disfrutamos con Žl y parafraseando su vivaz e inimitable ingenio,
enviarle un abrazo redondo y sin esquinas
con el que cerraba siempre sus mensajes. Gracias por todo querido çngel, ha
sido una suerte y un privilegio haber podido conocer a una persona y a un
profesional tan especial como tœ, te llevaremos siempre en lo m‡s profundo de
nuestra memoria y de nuestro coraz—n, has dejado un legado inestimable en la
cultura visual espa–ola y latinoamericana.
C—mo citar: Riego, B. (2014). Òçngel Fuentes y
su legado en la preservaci—n del patrimonio fotogr‡fico: una apresurada
semblanza entre la consternaci—n y el reconocimientoÓ. Fotocinema. Revista cient’fica de cine y fotograf’a, 9, pp. 3-6.
Disponible: http://www.revistafotocinema.com/index.php?journal=fotocinema