Gloria Camarero Gómez (ed.). (2018). Ciudades americanas en el cine. Madrid: Akal, 360 pp. Reseña de Yolanda López López.

En las últimas décadas ha cobrado especial protagonismo el estudio del medio cinematográfico y su vinculación urbana. El análisis comparativo de cine versus ciudad ha suscitado interesantes reflexiones en las que la estética, el urbanismo, la sociología o la arquitectura han resultado determinantes. Profundizar cómo se construye en el imaginario colectivo la recreación de determinadas cosmópolis y entornos urbanos, o analizar qué papel juegan en las tramas y en los personajes sigue siendo un campo de investigación fértil y heterogéneo. Así lo atestigua el nuevo trabajo coordinado y dirigido por Gloria Camarero Gómez, profesora de la Universidad Carlos III de Madrid, Ciudades americanas en el cine. Editado por Akal el volumen reúne un total de 18 artículos realizados por investigadores de larga trayectoria que, al ser abordados desde prismas y perspectivas divergentes, enriquecen notablemente su planteamiento bibliográfico.

El libro se estructura en tres bloques diferenciados. El primero de ellos incide en aspectos paradigmáticos del entorno urbano en el continente. Así, tras el texto a modo de presentación Escenografías y escenarios urbanos de Gloria Camarero, transitamos por La pequeña ciudad ficticia estadounidense de Jorge Gorostiza, El cine policíaco en la ciudad norteamericana: una relación singular de Ángel Luis Hueso Montón, Los espacios urbanos del western norteamericano en la obra de Sergio Leone de Óscar Lapeña Marchena o Invisibilizados en las ciudades norteamericanas a través del cine. De Ushuaia a Tijuana de María Dolores Pérez Murillo. Todos ellos comparten una mirada panorámica sobre el medio vinculándola tanto a géneros propiamente cinematográficos como el policiaco o el western, como a la ciudad imaginada del crisol estadounidense o a la silenciada de determinados contextos latinoamericanos. Serán apuntes que nos ayudarán a contextualizar y comprender las principales directrices que imperan sobre el imaginario americano en la gran pantalla.

En el segundo y tercer apartado se cierra el foco de estudio sobre ciudades específicas de Norteamérica, y centro y sur del continente, respectivamente. Todos estos capítulos suelen acompañarse de una sugerente relación cronológica de filmes (largometrajes de ficción o documentales). En estos paseos encontramos trabajos que vinculan la trayectoria de cineastas con entornos urbanos concretos, una dualidad fundamental en el estudio comparativo. Es el caso de Xavier Dolan y Montreal (una imagen que George Melnyk justifica y diferencia de la de directores canadienses precedentes), o Nueva York y Scorsese (que, según Miguel Dávila Vargas-Machuca, discurre entre la organicidad y la hagiografía, pues mediante ella es posible reconstruir la historia de la Gran Manzana de los últimos 150 años). Este segundo bloque se completa con cuatro disertaciones sobre ciudades estadounidenses de la costa este y oeste. Francisco Salvador Ventura subraya el protagonismo de Los Ángeles dentro de la propia industria como lugar de rodaje, constante espejismo de sueños y cementerio de juguetes rotos. Sergio Aguilera Vita disecciona la imagen de Seattle a través de la óptica de Gilles Deleuze para profundizar sobre los movimientos (anti)globalización. Junto a él Francisco Frisuelos Krömer busca hacer justicia con Chicago, cosmópolis con identidad propia, cuya presencia más allá del cine de gangsters, palpita frente al protagonismo neoyorquino o hollywoodiense. Finalmente, Pedro Plasencia Lozano realiza un ejercicio encomiable de concreción para repasar la Nueva York que todos transitamos a través de sus calles, parques, puentes, barrios y su skyline.

La tercera sección del libro reúne siete ensayos novedosos, tanto por su elección geográfica, como su acotación temporal y su enfoque académico. Antonio Aguilera Vita estudia la mirada de Arturo Ripstein que comulga melodrama y postmodernidad en la recreación del Méjico DF. Metonímicamente cubana La Habana trasluce como lugar de tránsitos, migraciones y exilios en el análisis de José Luis Sánchez Noriega. Siguiendo el ensayo de Juana Suárez, Vinodh Venkaseth investiga la Colombia contemporánea examinando el reflejo de Bogotá, Medellín y Cali en largometrajes estrenados entre 1993 y 2012. Seis relatos sobre Lima sirven a Iván Vilarmea Álvarez para subrayar la diversidad social y cultural de la sociedad peruana en filmes datados entre 1973 y 2015. João Mascarenhas-Mateus interpreta los estereotipos sobre Rio de Janeiro en su relación con el cine de Hollywood de la década de los 30 y 40. La realidad chilena se refleja en las aguas del río Mapocho, al mismo tiempo eje y frontera de su capital, tal y como nos apunta Pablo Marín. Y, finalmente, Sandro Benedetto perfila diferentes caras de Buenos Aires a través de tres filmes argentinos recientes– Sur, Nueve Reinas y Pichuco-.

Hace cinco años veía la luz el libro Ciudades europeas en el cine, un título hermano del que ahora se presenta, que pronto se convirtió en referente en la investigación entre contextos urbanos y medio cinematográfico. Las aportaciones de estas ciudades americanas prometen un devenir semejante. El volumen no solo peregrina por la geografía del continente, además cuestiona la dualidad entre evocación y realidad y desdibuja estereotipos para iluminar nuevos prismas latinoamericanos. Como buenos cicerones los autores exploran las causas y consecuencias de determinados lugares comunes, del mismo modo que ilustran la pluralidad de las sociedades americanas. Filmes tan diversos como La estrategia del caracol, Mommy, La edad de la inocencia, La reina de la noche o L.A. Confidencial son, tan sólo, un ejemplo entre miles. Si un espectador se convierte en feliz flanneur en una sala de cine, indagar el cómo y porqué de su deambular se presenta como ejercicio necesario. La calidad y el rigor de estas Ciudades americanas en el cine lo convierten en un título más que apetecible para ahondar en los estudios entre cine y ciudad.