Gónzalez, Obed (2016). Desde el polvo del Anáhuac a la tradición del páramo. Málaga: Universidad de Málaga. Puntos de Fuga, 192 pp. Reseña de Gabriela Sodi Miranda (cuernagabi@yahoo.com) (Universidad Iberoamericana, México).

 

El presente texto es la exposición dialógica —en forma de reseña— con el libro Desde el polvo del Anáhuac a la tradición del páramo: Las visiones de Alfonso Reyes y Juan Rulfo en el cine mexicano (1933-2009). Premio Accésit en I Premio de Investigación en Cine en Español UMA-Festival de Málaga, 2015. Dinámica que permite la visualización e internamiento del Otro por medio de la reflexión histórica sobre qué es lo mexicano y en la cual el cine es un proyector de aquellos anhelos y sueños que siguen constituyendo a la cultura mexicana.

 

The present article is the dialogic exhibition with the book From the dust of the Anáhuac to the tradition of desert: The visions of Alfonso Reyes and Juan Rulfo in the Mexican cinema (1933-2009). Prize Accésit in I Prize of Investigation in Cinema in Spanish UMA-Festival of Málaga, 2015. Dynamics that allows the visualization and internment of the Other by means of historical reflection on what is Mexican and in which the cinema is a projector of those wounds and dreams that continue to constitute the Mexican culture.

 

Palabras clave: Cine; México, tradición, otredad, violencia. Keywords: Cinema; México, tradition, otherness, violence.

 

El eterno retorno del ciclo mexicano que fascina a la mirada del Otro

En el periodo conocido como entre guerras, varios euroasiáticos habían volteado su mirada hacia las nuevas y vibrantes tierras norteamericanas donde las míticas tierras aztecas ofrecían un sinfín de posibilidades que transitaban desde la última novedad de realización estética moderna hasta el atávico referencial de un signo y un símbolo apenas insinuado y poco entendido por los primeros modernistas. En el norte se desarrollaba una nueva manera de hacer y contemplar arte, fundado en los cimientos manifiestos de los impresionistas y como descubrimientos empíricos del desarrollo de esa nueva estética, pero en las tierras aztecas se reconocía y se referenciaba el signo y el símbolo de identidad que estaba vivo y que narraba per se historias que jamás habían sido expuestas al exterior y que fueron fuente inagotable de creatividad en todos los ámbitos. La estética que se desarrolló a través de las narrativas prehispánicas puso de manifiesto sistemas filosóficos habitados que concebían un eterno retorno conductual practicados en estas regiones desde tiempos inmemoriales. Estética y filosofía eran habitados profusamente en tierras mexicanas que fascinaban la  mirada y el entendimiento del otro.

La mirada del Otro, fue una forma de observar este mundo a manera de un descubrimiento avasallante de la envergadura y tendencia que logró el Periodo orientalista en Europa. Antes del discurso teórico-ético de la Mirada del Otro de Emmanuel Levinas (1993), los registros de varios cineastas que trabajaron el devenir mexicano marcaron claramente que la fenomenología de la percepción Kantiana seguía vigente y que la premisa de la traducción estética siempre prefiguraba el manifiesto filosófico. No tuvo más que recoger el registro histórico el cineasta Serguei Eisenstein para logran una obra de arte del devenir de lo mexicano. Las tierras mexicanas pusieron el contenido y el cineasta la forma. Observarnos desde otros lentes y contemplarnos en un enorme espejo de feria que reflejaba nuestra imagen de manera distinta y apenas reconocida. Algo semejante le ocurre a Buñuel, ante la fascinación referencial de la mirada del Otro cuando entra en contacto con el Surrealismo mexicano practicado como costumbrismo; y ya exacerbado para ese entonces en Europa. Junto con Gustavo Alatriste y Silvia Pinal deciden filmar la única película que ha logrado la Palma de Oro en lengua hispana (Viridiana, 1961) (Pinal, 2015). Cintas que recogen el pensamiento mágico del México habitado de manera permanente en estas regiones. Una estética de lo surreal penetrada en carne viva, en el cuerpo histórico de los mexicanos.

Estos contactos con la mirada del exterior exhibieron de manera feroz una cultura ancestral y de comportamientos únicos que como piñata cargada de frutos y golosinas mostró al mundo su eterno retorno: el ciclo de un México que a fuerza de ser expuesto fue muriendo lentamente. El devenir de lo mexicano y su narrativa fueron materializados en celuloide, que inicialmente se mostraron a los especialistas en el tema. Con el tiempo estas imágenes entraron al proceso de comercialización y las formas ancestrales mexicanas se masificaron, desencarnándolas de sus contenidos y trivializándolas. La utilización de estos compendios históricos se hizo pueril e insustancial obligándolos a morir.

El libro de Obed González es una herramienta fundamental para todos los interesados en el mundo del celuloide y para todos aquellos que desean acercarse a este tema, tanto de manera formal como de manera empírica. Es un recorrido completo y vasto que nos dirige hacia el interior de nosotros mismos, hacia el interior de nuestra conciencia como cultura mexicana y nos permite entender la conciencia y la subconsciencia que nos dirige culturalmente, a través de la pantalla grande. Nos ilustra en cómo nuestro devenir ha conformado al cine mexicano y cómo este nos ha conformado a nosotros. Como granos de arena en un reloj, el conocimiento, la experiencia, la vida y el pensamiento mexicano, se transfieren unos a otros en su recorrido para marcar el tiempo del devenir cultural de nuestra sociedad. Historia y cine se transfieren para constituirnos de ida y vuelta en lo que somos, la imagen de nosotros mismos. Desde el pensamiento posrevolucionario hasta el sentir intergaláctico globalizante, Obed González, nos permite revisarnos a través de un caleidoscopio de realidades atávicas que conforman nuestro retrato. El cine es una expresión artística que lleva en su interior la semilla semiótica de nuestra representación cultural. El cine nos muestra nuestra historicidad y cómo la hemos ido construyendo a través de nuestros propios mitos y de nuestros propios ritos. Al mirarnos en esa realidad estética nos damos cuenta que seguimos en construcción permanente y que conformarnos a nosotros mismos nos llevará la vida entera. Es esta experiencia estética la que nos muestra en toda su crudeza, las conductas que nos rigen y las cuales nos llevan a desnudar los recónditos más obscuros que nos acompañan; y que sobrepasan el apelativo de pecados para constituirse en atávicos eternos y específicos que nos definen. Estas obscuridades mexicanas en las cuales se manifiesta la luz en imágenes míticas y rituales.

Sombra y Luz: Metáfora directa del cine y el cinematógrafo.

En el verano de 1915 nace la crítica cinematográfica como un medio para informar al público español sobre lo que está sucediendo en las salas obscuras de proyección y realizar una pequeña síntesis de la película en cuestión. Dos mexicanos son los responsables de inaugurar en lengua castellana este nuevo estilo periodístico que con el tiempo se transformará en algo tan especializado que lo de menos será dar a conocer la narrativa del film. Exiliados en España, al salir del cinematógrafo Alfonso Reyes y Martín Luis Guzmán se dirigen al Café Gijón para comentar la experiencia donde a uno le viene a la memoria un texto de Stevenson y a otro una escena que había visto en el teatro de la época. Al ir comparando y resignificando esta serie de similitudes en el film, inician uno de los periodos más importantes para el cine, el análisis formal de lo que ocurría en las pantallas madrileñas (Reyes, 2010). Por ese entonces Reyes tenía que publicar un artículo en el Semanario España y fue así como nació la crítica cinematográfica en lengua castellana en la sección Frente a la pantalla bajo el seudónimo de Fósforo que fue utilizado tanto por Reyes como por Guzmán. Meses antes había existido una serie de cuatro artículos escritos por Federico de Onís en el Espectador que referían más a los aspectos técnicos como la luz sobre el efecto de proyección, la linterna mágica que creaba otra realidad o los granos de almidón teñidos por Daguerre (Reyes, 2010). El sentido íntimo del contenido formal de la proyección fue el punto de toque que iniciaron estos dos mexicanos en España. Esta Crítica fue moviéndose en otras aguas y así llegó al Imparcial que dirigía Gasset, donde solo Reyes continuó, ya que Guzmán había salido de Madrid. Martin Luis Guzmán continuó con su A orillas del Hudson donde la crítica se volvió más formal sin dejar de ver el fenómeno estético del momento (Reyes, 2010). Sólo otra columna semanal en Minneapolis desempeñaba la misma función y se conoce el constante intercambio de opiniones entre ellos, dando como resultado las primera Escuela Cinematográfica, en la cual se discutía la prioridad de la de la luz y no la de la trama; o la visión total de un arte lleno de luz, ilusión, movimiento y drama que iba conformando una industria constituida en gustos, géneros, preferencias y rechazos. La primera crítica cinematográfica en castellano nace como prosa independiente y Fósforo pretende formar parte de la crítica formal como la literaria y definir lo que podría ser considerado desde aquel entonces arte cinematográfico. Dejando a un lado la situación del melodrama rosa y lleno de lágrimas, a los cuales Fósforo arremetía con toda su fuerza para desacreditarlos. Fósforo inició con películas extranjeras, la manera en que muchos de los que tenemos la lengua castellana pensamos y sentimos del cine antes de la globalización. Fósforo nos entrega la conciencia y el sentir íntimo del cine en nuestra cultura y es así como después de su visión; el cine mexicano se constituye bajo esa óptica. El cine de México, único en el mundo, tiene su propio lenguaje, que exportó y fue reconocido a la par de los más grandes; esto es una herencia manifiesta de lo que aquellos jóvenes exiliados realizaron en el verano de 1915. En 1950, Reyes publica el último Fósforo y en el epitafio del protocrítico reza: Aquí yace uno que desesperó de ver revelarse un arte nuevo: El cine.

Este Texto de Obed González nos regresa este saber actualmente desconocido por muchos jóvenes y añorado por algunos mayores. Este Texto es fundamental en la formación de los interesados en el cine ya que después de la globalización y el periodo neoliberal el cine mexicano perdió su discurso, se fascinó por lo Otro y se convirtió en un remedo de lo logrado anteriormente. Sin olvidar que el cine era una experiencia estética que actualmente se ha convertido en un bacanal de fritura en el cual abandonamos al creador para preocuparnos por lo inmediato.

Los Páramos de Pedro en México, desde el Anáhuac hasta los otros territorios

Todos los páramos de Pedro nos alcanzan y nos acompañan de manera permanente: son nuestra sangre, nuestras venas, nuestros palpitares, nuestros hálitos… son nuestros Yos. Pasan los años, pasan las historias y  los Páramos nos abrazan más ampliamente. Páramos, secos llenos de nada, llenos de polvo, llenos de sueños, llenos de anhelos, repletos de futuros que en realidad son polvos que se desmoronan entre las manos al tocarlos; sólo viven aquellos polvos que han sido regados con la sangre derramada prontamente por el hambre y el abandono… Esta sangre que ya no podemos contener… el páramo en el cual reposa México desde hace muchos años, desde la memoria… ese Páramo maldito que como apellido nos heredó Pedro. Polvo que mordemos a través de la tecnología donde nos reconocemos en el encabezado de cualquier diario —mejor dicho: el descabezado de cualquier diario—. Ese Páramo donde nos reconocemos en el engarce de papiros de notas rojas, donde a través de una bocanada de tu polvo, querido páramo, en un instante nos sitúas y te respiramos en Ciudad Juárez, en Ayozinapan, en Oaxaca, en, en, en… en México

Obed González logra conducir a través del texto a una realidad otra donde las imágenes se suceden  integrando el cuerpo concreto de la misma sin poder diferenciar en esta metáfora la concretud de la imagen fílmica, la imagen literaria, la imagen del inconsciente formal, o del atávico de raza. Su texto rebasa la acción formal para introducirnos de lleno a la experiencia vital de encontrarnos en el Páramo…

 

Reseñas bibliográfícas

Eisenstein, S. (2016). Qué viva México. Casimiro editores.

González, O. (2016). Del polvo del Anáhuac a la tradición del páramo: Las visiones de Alfonso Reyes y Juan Rulfo en el cine mexicano (1930-2009). Málaga: Servicio de Publicaciones y Divulgación Científica de la Universidad de Málaga, Colección Puntos de Fuga.

Guzmán, M. L. (2011). Obras completas I y II. México D.F: FCE.

Guzmán, M. L. (1994). El águila y la serpiente. Editorial Cultura Hispánica.

Levinas, E. (1993). Humanismo del otro hombre. Editorial Caparrós.

Levinas, E. (1993). Entre nosotros: Ensayos para pensar en otro. Editorial Pretextos.

Reyes, A. (2008). Visión de Anáhuac y otros ensayos. México DF: FCE.

Reyes, A. (2010). Los territorios del arte. México DF: MUNAL.

Rulfo, J. (2015). Pedro Páramo. Edición Bandera Conmemorativa

Rulfo, J. (2004). Pedro Páramo. Madrid: Editorial Cátedra.

Pinal, S. (2015). Esta soy yo. México DF: Editorial Porrúa.