LOLA RUIZ PICASSO
12 de noviembre de 2021 al 27 de febrero de 2022
Museu Picasso, Barcelona
Comisariada por Malén Gual
Pablo Miguel Salazar Jiménez (Universidad de Málaga)
Recibido: 6 de junio de 2022 / Aceptado: 27 de septiembre de 2022
Con motivo del cincuenta aniversario de la donación que realizase Pablo Ruiz Picasso en 1970, el Museu Picasso de Barcelona (MPB) acoge la muestra Lola Ruiz Picasso, concebida como el culmen de un año en el que se ha reivindicado la esencia de la colección de la pinacoteca. Comisariada por Malén Gual y exhibida del 12 de noviembre de 2021 al 27 de febrero de 2022, con esta exposición se rinde homenaje a la hermana del pintor malagueño y a su labor como guardiana del tesoro picassiano de la Ciudad Condal, papel que heredó de manos de su madre, María Picasso López. Su rigor en el cuidado del legado es admirable, ya que tuvo lugar durante el período comprendido entre la Guerra Civil y la dictadura franquista, momento en el que ella misma transmitió esta responsabilidad a sus hijos, los hermanos Vilató Ruiz. El material donado consta de 236 óleos, 1.149 dibujos, 17 cuadernos de dibujo, 4 libros de texto con dibujos y notas, así como 40 obras de otros artistas, incluyendo gran parte de las realizadas durante sus años de formación hasta llegar al llamado ‘período azul’ y las pinturas que ejecuta en 1917 en la capital catalana mientras trabaja para los Ballets Russes.
La historia de Lola se remonta a la Navidad de 1884. Su padre, el pintor y docente José Ruiz Blasco, se encontraba en la tarde del 25 de diciembre de tertulia en la rebotica de la farmacia de Mamely (Huelin y Ruiz-Blasco, 1976, p. 160), ubicada en el número 1 de la malagueña plaza de la Merced, cuando sintió cómo los frascos de los estantes caían al suelo. Se dirigió rápidamente hacia su casa en medio de aquel caos, ya que la ciudad estaba siendo sacudida por un terremoto y su esposa, María, se encontraba embarazada. Subió apresuradamente al domicilio -ubicado en el número 32 del mencionado espacio urbano- para reunirse con su familia. Como consideró que las habitaciones de la vivienda eran demasiado grandes, salieron de casa en dirección a la calle de la Victoria hasta llegar al hogar del artista Antonio Muñoz Degrain, amigo y compañero de Ruiz Blasco, que contaba con estancias más reducidas y seguras (Sabartés Gual, 1946-2017, pp. 36-37). Será en este lugar donde nacerá María de los Dolores Ruiz Picasso, la segunda hija del matrimonio, el 28 de diciembre (Inglada Roselló, 2003: 186). Durante bastante tiempo, tanto por las circunstancias en que vino al mundo como por el carácter nervioso y juguetón de la niña, la llamaron de manera cariñosa ‘La Terremotica’ (Huelin y Ruiz-Blasco, 1976, p. 112).
Hermana del pintor y a la vez modelo, la figura de Lola aparece siempre vinculada a Pablo, quien la retrató un total de sesenta y seis veces entre 1894 y 1901, aprovechando todo tipo de soportes y técnicas. Durante estos años, el cuaderno de dibujo es una herramienta fundamental para plasmar sus dudas, ensayos y soluciones, tratando gran variedad de temas que van desde el retrato familiar o las academias hasta el paisaje o la caricatura, empezando por cualquier página y saltando de hoja sin seguir un orden lógico preestablecido. En estos cuadernos se visualiza de manera frecuente a Lola cosiendo o leyendo en casa, jugando con una muñeca o sirviendo como modelo para obras como La Primera Comunión[1]. En diciembre de 1894, Pablo pide a su hermana que pose con una mantilla, esta vez para pintarla en un lienzo. El Retrato de Lola, que forma parte de la actual colección del Museo Picasso de Málaga (MPM), es una de las obras más conseguidas durante su estancia en A Coruña, apuntando Rubén Ventureira y Elena Pardo (2014, p. 174) que puede tratarse del primer óleo adulto del pintor. Por la fecha en la que se ejecutó, bien pudo tratarse de una sorpresa de cumpleaños para su hermana, que el 28 de diciembre cumpliría diez años. Ya en Barcelona, los retratos de Lola de fin de siglo son creaciones mucho más elaboradas y están impregnadas de la influencia bohemia de Els Quatre Gats. Un ejemplo de ello es el dibujo a carboncillo y lápiz de color sobre papel Lola, hermana del artista[2], perteneciente al MPB y fechado entre noviembre de 1899 y febrero de 1900, en el que se puede observar cómo sus rasgos infantiles esbozados en los cuadernos se van difuminando para dar paso a una distinguida y sofisticada joven.
Lola no estudió pintura, aunque al ser hija de un pintor académico que ejercía como profesor de dibujo y hermana de un todavía aspirante a artista, no es extraño que demostrase interés por el arte. En esta muestra se exponen diez dibujos ejecutados por ella, dos de ellos custodiados en el MPB y otros ocho que forman parte de colecciones particulares. Las dos obras del museo, Mujeres en un salón (ca. 1896) y Jardín de un convento (6 de junio de 1897), son de pequeño formato, muy coloridas y con un dibujo tan elaborado que no parecen estar realizadas por una niña de doce años. El resto de los dibujos fueron hechos sobre 1900, empleando en esta ocasión un papel verjurado de mayores dimensiones sobre el que utilizó lápices de colores. Dos de estas obras son retratos femeninos en los que la moda de la época está muy presente, quedando manos y caras sin terminar. Por el contrario, los cinco floreros poseen una gran cantidad de detalles y un dibujo más preciso con el que se sentía más cómoda. La muestra exhibe también una obra atribuida a Lola descrita como un paisaje realizado a carboncillo en el que aparece una iglesia en lo alto de una colina. Mariona Tió (2021, p. 99) encuentra un paralelismo entre esta obra y algunas de su hermano, como Procesión al convento[3], perteneciente a una colección particular. En la mayoría de sus creaciones, Lola reutiliza el papel, encontrándose academias en los reversos o bajo el propio dibujo, lo que nos hace pensar que puede tratarse de materiales desechados por su padre o por su hermano.
Una de las aportaciones más interesantes de esta exposición es la selección de cartas, postales, documentos y fotografías que testimonian el cariño que existía entre los hermanos y el vínculo emocional del artista con su país y su familia. Este intercambio epistolar recorre desde el primer viaje de Pablo a París en 1900 hasta su último telegrama de pésame a sus sobrinos tras la muerte de Lola, en 1958. Del mismo modo, Lola siempre mantuvo el contacto con su familia malagueña, iniciando la correspondencia hacia los cinco o seis años cuando se trasladó a tierras gallegas. Una fotografía de 1891 o 1892 en el estudio de José Sellier, en la que posa con un vestido popular gallego, le sirvió para mandar recuerdos en gallego a su abuela, Inés López Robles y, a su tía, María de la Paz Ruiz Blasco.
Mientras se reducía el contacto presencial, aumentaba la correspondencia entre los hermanos. En una carta de Lola a Pablo del 17 de julio de 1909, le pide que asista en Barcelona a su boda con el neuropsiquiatra Juan Bautista Vilató Gómez, ya que sería muy triste que su único hermano no estuviese con ella en un día tan importante. El enlace se celebró el 18 de agosto en la iglesia de la Mercè y, aunque Pablo no acudió, realizó una importante aportación económica que tanto su madre como Lola agradecieron. Residió toda su vida en la Ciudad Condal salvo en el período 1910-1913, en que vivió en Mahón, donde Juan Vilató ocupó el cargo de médico bacteriológico en el lazareto menorquín. Durante esos años, Lola no deja de felicitar a su hermano cada 29 de junio por su santo o de pedir con mucho cariño alguna fotografía de su ‘muy querido hermano Pablito’. A principios de 1915, en plena Primera Guerra Mundial, Lola envía una carta al estudio que poseía el artista en la rue Schœlcher, de París, que contenía tres dibujos realizados por su primer hijo, Juanín Vilató Ruiz; representan a sus padres y a su abuela, María, portando una corona. Tanto el papel de carta como el sobre van enmarcados en negro, en señal de duelo por la muerte de José Ruiz Blasco, acontecida el 3 de mayo de 1913.
El reencuentro presencial de los hermanos se produjo en 1917, cuando Picasso regresó a España acompañando a los Ballets Russes, de Serguéi Diáguilev, prestos a poner en escena la obra Parade en Madrid y Barcelona. El artista estuvo entonces en la capital catalana y se instaló en el domicilio familiar del 9 al 17 de junio. De esta visita se exhiben algunas fotografías de Pablo con su madre, hermana, cuñado y sobrinos en el terrado del número tres de la calle de la Mercè. Además, con motivo de esta visita, regaló a Lola un retrato a lápiz de su hijo menor, Josefín[4]. En 1918, Adelaida Martínez Loring, viuda del tío Salvador Ruiz Blasco, enviaba a Lola los cuadros La Primera Comunión (1896) y Ciencia y Caridad[5] (1897), que hasta ese momento habían estado colgados en su casa de la Alameda principal de Málaga, pasando a formar parte de la donación que hizo el artista a la pinacoteca barcelonesa más de cincuenta años después. Será a finales de 1926 cuando Pablo junto a su familia -la bailarina Olga Khokhlova y su hijo Paulo-, viajen a Barcelona para ver a los Vilató Ruiz, instalándose esta vez en el Hotel Ritz, donde Olga solía invitar a merendar a los parientes de su marido (Richardson, 2007, p. 318). Los hijos de ambas familias establecieron un fuerte vínculo jugando juntos, recordando en la correspondencia entre sus progenitores este encuentro y los posteriores. Las dos últimas veces que Lola y Pablo se encontraron fueron en 1933 y 1934, mostrando esta exposición una imagen en la que aparecen Pablo, doña María y Lola en una ventana del domicilio de los Vilató Ruiz y otra fotografía en la que se puede ver a toda la familia de Lola junto a Picasso en el paseo de Colón y que adquiere especial relevancia porque plasma el último encuentro entre ambos hermanos.
Esta exposición, cuya producción y montaje ha corrido a cargo de EGM, se estructura en cuatro secciones. La primera está dedicada a los retratos que realizó Picasso de su hermana e incluye obras de la propia colección del MPB y de las colecciones de la familia Vilató Ruiz; la segunda muestra fotografías de Lola en todas las etapas de su vida, destacando una copia moderna del Retrato de Lola Ruiz Picasso, captada por su hermano durante una visita a Barcelona alrededor de 1909. Esta y otras imágenes se encuentran ampliadas e impresas sobre las paredes del museo, que en esta ocasión fueron entonadas en verde; la tercera queda dedicada a las obras que pintó Lola, conservadas dos de ellas en los fondos del MPB como parte de la donación del artista de 1970; Y la cuarta exhibe la correspondencia gracias a la que se reconsidera el papel de Lola como correa transmisora entre Picasso y España, siendo en muchos casos absolutamente cariñosa e íntima. Sin embargo, funciona también en muchos casos como un elemento importante para poder informar a su hermano de los sucesos que devenían en Barcelona.
Por tanto, la muestra Lola Ruiz Picasso -compuesta por retratos hechos por su hermano Pablo, objetos personales, dibujos de la propia persona homenajeada, documentos y fotografías-, pone en valor la importantísima labor que ejerció esta mujer no solo como modelo y ‘guardiana del tesoro’, sino como hija, hermana, madre y abuela de artistas. Del mismo modo, con esta exposición y su correspondiente catálogo se ha querido hacer un merecido homenaje a Lola, reivindicando su figura y su trascendencia ya que, sin el empeño demostrado en la conservación de la obra de su hermano, no existiría el MPB tal y como hoy se conoce.
Referencias bibliográficas
Gual, M., Guigon, E., Tió, M. y Vilató-Lascaux, X. (2021). Lola Ruiz Picasso: La guardiana del tesoro. MPB.
Huelin y Ruiz-Blasco, R. (1976). Pablo Ruiz Picasso: su infancia, su adolescencia, y primeros años de juventud, todo ello precedido de datos históricos, anécdotas, curiosidades y recuerdos de la familia Ruiz-Blasco. Revista de Occidente.
Inglada Roselló, R. (2003). Picasso antes del azul (1881-1901): II, infancia en Málaga, (1881-1891). Fundación Pablo Ruiz Picasso-Museo Casa Natal y Ayuntamiento.
Pardo Antequera, E. y Ventureira Novo, R. (2014). Picasso azul y blanco. A Coruña: el nacimiento de un pintor. Fundación Rodríguez Iglesias y Fundación Emalcsa.
Richardson, J. (2007). A life of Picasso: the triumphant years, 1917-1932. Alfred A. Knopf.
Sabartés Gual, J. (1946-2017). Picasso: retratos y recuerdos. Fundación Pablo Ruiz Picasso-Museo Casa Natal y Ayuntamiento de Málaga.
Como citar este artículo:
Salazar Jiménez, P. M. (2022). Lola Ruiz Picasso. Revista Eviterna, (12), 123-127 / https://doi.org/10.24310/Eviternare.vi12.14782