RELACIONES ENTRE MÁLAGA Y ROMA A TRAVÉS DE LA FAMILIA TORRES
IGLESIA, DIPLOMACIA Y PROMOCIÓN ARTÍSTICA
RELATIONSHIPS BETWEEN MALAGA AND ROME THROUGH THE TORRES FAMILY
CHURCH, DIPLOMACY AND ARTISTIC PROMOTION
Rosario Camacho Martínez (Universidad de Málaga) camachorosario43@gmail.com
Aurora Miró Domínguez (Universidad Rey Juan Carlos) mamirod@telefonica.net
Recibido: 30 junio 2021 / Aceptado: 18 agosto 2021
Resumen: El presente artículo se centra en la trayectoria y actividad de algunos miembros de la familia Torres, de Málaga, que fueron prestigiosos hombres de la Iglesia y de la diplomacia. Desarrollaron sus trabajos y fundaciones en Italia, ya que fueron arzobispos de Salerno, de Monreale, así como cardenales con el título de san Pancrazio; templo romano que les fue asignado tras su nominación. Pero nunca se desvincularon de su ciudad de procedencia, comunicando sus éxitos a los cabildos religioso y civil de Málaga. Su emblema familiar, una torre que también se representa repetida hasta cinco, se mantiene en las obras que promovieron en Roma y otras ciudades, especialmente de Sicilia, aunque en este artículo se recogen únicamente las referentes a Málaga y Roma.
Palabras clave: Málaga; Roma; Arquitectura renacentista; Escultura funeraria.
Abstract: This article focuses on the trajectory and activity of some members of the Torres family from Málaga, who were prestigious men of the Church and diplomacy. They devolopep their work and foundations in Italy, as they were archibishops of Salerno and Monreale, as well as cardinals with the title of san Pancrazio, a Roman Temple assigned to them after their nomination. However, they never dissociated themselves from ther city of origin, communicating their successes to the religious and civil councils of Málaga. Their family emblem, a tower, wich is also depicted repeated up to five times, is maintained in the works they promoted in Rome and in other cities, especially in Sicily, although in this article only those referring to Málaga and Rome are included.
Keywords: Málaga; Roma; Renaissance Architecture; Funeral scupture
Cómo citar este artículo:
Camacho Martínez, R. y Miró Domínguez, A. (2021). Relaciones entre Málaga y Roma a través de la familia Torres. Iglesia, diplomacia y promoción artística. Revista Eviterna 10, 38-54 / DOI: https://doi.org/10.24310/Eviternare.vi10.13125
1. Introducción
Los orígenes de la familia Torres en Málaga arrancan con Fernando de Córdoba, rico mercader de origen judeoconverso que, en 1493, se encontraba en esta ciudad para hacerse cargo del abastecimiento de carne, comprando casa y jurando la vecindad; trabajó intensamente activando la economía y el comercio y fue uno de los mercaderes más poderosos del reino de Granada, convirtiéndose incluso en regidor. El apellido hace pensar que procedía de Córdoba y era hijo del doctor Bermejo, aunque también se ha relacionado con Jaén. Casó en primeras nupcias con Inés Fernández y tuvieron seis hijos varones -el último nacido en Málaga-, los cuales llevaron, por razones que se desconocen, el apellido Torres (López Beltrán, 1991, p. 466; 2011, p. 61).
2. Luis de Torres I, arzobispo de Salerno
Nos centramos, inicialmente, en el quinto hijo de Fernando de Córdoba, Luis de Torres I (1495-1553). Los primeros datos que conocemos sobre él lo relacionan con Gonzalo Fernández de Ávila, sobrino del primer obispo de Málaga, Pedro Díaz de Toledo, que era canónigo de la catedral y en 1507 marchó a Roma, donde desde 1518 fue familiar del prelado malacitano, Rafael Riario y continuó con su sobrino y sucesor, César Riario, aunque ninguno de ellos residió en la diócesis (Suberbiola, 1985, pp. 261-262; Soto Artuñedo, 2011, 170-174).
No sabemos si Torres marchó a Roma con Fernández de Ávila, pero en 1520 vivía en esta ciudad; en 1524 fue nombrado Escritor de Breves Pontificios y secretario del Papa, sucediendo a su mentor -fallecido en 1527- al elegirlo como su heredero universal y recibir los bienes de este, que se agregaban a su propia fortuna; asimismo fue nombrado familiar del obispo César Riario (Crisci, 1976, p. 494)[1]. Luis fue el constructor del asentamiento familiar y de la carrera de sus sobrinos en Italia (Abbate, 2007, p. 20; Kimball, 1999, p. 36)[2]. Carlos I, como soberano del reino de Nápoles, lo presentó para ocupar el arzobispado de Salerno, nombrándolo Paulo III en 1548; aunque los asuntos del papa no le permitieron residir en su diócesis, mantuvo el gobierno y una continua comunicación con su vicario y el cabildo, y estableció un plan de reformas para su Iglesia, realizando obras en la catedral (Ughelo, 1647, p. 438; Camacho Martínez, 2011a, pp. 20-22).
Los Torres tenían en su casa de Málaga -situada en la plazuela de los Toros o del Toril junto a la Plaza Pública y que debía ser una vivienda principal-, una importante colección de escultura clásica y numismática. Contribuyó a su acrecentamiento desde Roma Luis de Torres I, continuando sus sobrinos (Rodríguez Oliva, 2009, p. 14; Rodríguez Oliva, 2011a, pp. 134-137)[3].
Luis de Torres I estuvo muy unido a san Ignacio, a quien secundó en algunas de las obras pías que fundó, como la cofradía de Huérfanos, la de Nuestra Señora de Gracia para mujeres arrepentidas y, como complemento de esta, la Compañía de Pobres Vírgenes Miserables de Roma (Ribadeneira, 1969, pp. 196-197). El santo de Loyola buscaba apoyo para estas fundaciones entre personajes nobles, caritativos y con posibilidades económicas, escogiendo como protector de esta última obra al cardenal Federico Cesi, y otros benefactores como Luis de Torres, que contribuyó con largueza a la fundación (Fanucci, 1601, p. 157; Pecchiai, 1948, XIII, p. 534; Kimball, 1999, p. 36; Camacho Martínez, 2011b, pp. 471-472)[4]. El objetivo era sacar de la miseria a las jóvenes, muchas de ellas hijas de las prostitutas romanas, expuestas a la degradación a que las sometían sus familias. En 1536 Paulo III concedió a san Ignacio la iglesia de Santa María in Nomine Rosa, donde fundó e hizo erigir, en la casa contigua, un conservatorio conocido como Compagnia delle Vergine Miserabili Pericolanti, que en 1542 empezó a habitarse. Desde el siglo XVII, se educaban también en él huérfanas pobres de familias honestas (Piazza, 1679, p. 157).
Dicha iglesia, reedificada en el siglo IX en el Castrum Aureum, cercano al Tíber, donde estaba el teatro de Balbo, se cedió en el siglo XV a las monjas de santa Caterina alle Cavallerotte, que introdujeron el culto a esta santa, aunque conservaba sus funciones parroquiales (Armellini, 1942, pp. 966-968). Posteriormente, el monasterio se arruinó y no remontó a pesar de la existencia de enterramientos, suprimiéndose la parroquia.
Aunque consta el deseo de Luis de Torres de que sus restos descansaran en Málaga[5], por su relación con la referida compañía y porque fundó la capilla familiar, aquí se enterró en 1553. Recorriendo las excavaciones de la cripta Balbi, entre los restos antiguos y medievales allí existentes, es posible reconocer el lugar de su enterramiento (AA. VV., 2005, pp. 34-37; Camacho Martínez, 2014, pp. 272-277)[6].
Por bula de Pio IV, de 1559, se suprimió la antigua parroquia, pero el cardenal Cesi, entre 1560 y 1564, levantó en su solar la nueva iglesia de santa Caterina dei Funari [Fig. 1], que sigue los esquemas de Antonio da Sangallo y Giacomo della Porta, a quien se atribuía (Totti, 1638, pp. 172-174); aunque una inscripción en la fachada la adjudica a Guidetto Guidetti, discípulo y colaborador de Miguel Ángel (Pecchiai, 1942, pp. 253-255; (Luciani, 2001, p. 25)[7].
Fig. 1: Roma. Iglesia de Santa Caterina dei Funari. Fotografía: Luis del Río
Los enterramientos de la antigua iglesia se trasladaron a la de santa Caterina y, bajo el auspicio de distinguidas familias -muchas de ellas españolas-, se desarrolló una actividad que convertirá estas capillas en escenario de excepción del manierismo de Roma, interviniendo Vignola, Mascherino, Calgagni, Gio. Sorbi, Alessandro d’Ellia, Raffaelino da Reggio, Federico Zuccaro, Livio Agresti, Annibal Caracci o Marcello Venusti.
La capilla de los Torres [Fig. 2], cuyo patronato había adquirido el arzobispo de Salerno, es la primera del lado del Evangelio y su proyecto se atribuye al arquitecto Tiberio Calcagni (1532-1565) (Luciani, 2001, p. 97). Abierta entre las hermosas pilastras corintias que conforman el alzado y en forma absidial, se compone con interesantes estucos. El programa pictórico dedicado a san Juan Bautista lo realizó Marcello Venusti (1512-79), artista muy relacionado con Sebastián del Piombo y Miguel Ángel. El cuadro central lo flanquean vistosos termes de estuco, columnas de serpentina y, sobre el frontón, una gran torre, emblema familiar, entre figuras alegóricas; se completa con otros cuadros de la vida de san Juan y sobre ellos destacan los retratos de dos personajes, jugando armónicamente con los recuadros y óvalos de recortados estucos de la bóveda que remata en la clave el escudo de los Torres. También se encuentra en las lápidas sepulcrales que hay ante la capilla, figurando entre ellas la de Luis de Torres I[8].
Fig. 2: Roma Iglesia de Santa Caterina dei Funari. Capilla de los Torres. Fotografía: Luis del Río.
D.O.M./ LUDOVICUS DE TORRES/ FERDINANDI F MALACITANO/ ARCHIEPISCC SALERNITAN/ INSIGNI IN DEUM PIETATE/ IN PAUPERES MISECICORDIA//IN AMICOS STUDIO/ OB SPECTATAM IN PUBLICIS/ APOSTOLICAE SEDIS/ MUNERIBUS OPERAM/ SUMMIS PONTIFICIBUS/ SUI TEMPORIS/ EGREGIE CARO/ EX PRIMIS HUIUS/ RELIGIOSAE . DOMUS/ FUNDATORIBUS/ VIXIT ANN. LIIX MENS XI D XV/ OBIIT IDIBUS AUGUSTI/ MDLIII/ LUDOVICUS DE TORRES/ UTR. SING REF/ PATRUO MAGNO/ POSUIT.
Los retratos citados representan a los prelados Torres que fundaron la capilla y fueron sus comitentes[9]. El de la izquierda, un anciano barbado, sería Luis de Torres I, arzobispo de Salerno, fundador de la capilla y, el de la derecha, Luis de Torres III, arzobispo de Monreale desde 1588 y sobrino nieto del anterior. La inscripción inferior izquierda señala, entre otros datos, que este último dedicó el altar de san Juan en 1592 (Soto, 2002, pp. 180-183)[10]. Por su situación en la curia vaticana, la fortuna familiar, sus relaciones sociales y las buenas rentas que proporcionaba su diócesis, pudo continuar esta lujosa capilla. Sin embargo, no se enterró en ella sino en la basílica de san Pancrazio[11].
A la cripta pasaría el cuerpo del arzobispo de Salerno desde la arruinada iglesia de Santa María in Nomine Rose solo temporalmente porque, respetando su voluntad, sus restos se trasladaron a Málaga en 1583 y, desde esa fecha, reposaban en la capilla de Santa María de los Ángeles de la catedral vieja de Málaga [Fig. 3]; al consagrarse la fábrica nueva en 1588, se depositaron en un magnífico enterramiento en la capilla de san Francisco, que es la capilla familiar de los Torres[12].
Fig. 3: Catedral de Málaga. Sepulcro de Luis de Torres I, arzobispo de Salerno. Fotografía: Rosario Camacho
D.O.M. /LUDOVIDO DE TORRES. CAROLI V. IMP. BENEFICIO. ARCHICP. SALERNI SUMMIS. PONTIF. LEONI X. CLEMENTE VII. PAULO III. JULIO III.
OB SPECTATAM. IN PUBLICIS. S. SEDIS APOST. MUNERIBUS. OPERAM. EGREGIE CHARO INSIGNI. IN DEUM. PIETATE. IN PAUPERES. MISERCORDIA. IN AMICOS. STUDIO LUDOVICUS. DE TORRES. ARCHICP. MONTIS REGAL. TRANSLATIS. AB. ORBE ROMA. /IN. PATRIAM OFSIBUS. C.E IN. AVITUM SACELMU. ILLATIS. PATRUO. OBTI C.E B.M.P. VIXIT ANUOS. LVIII. OBIIT ANUO. SALUTIS. MDLIII DIE XIII. ANG. TOTA. CIVITAS. IN OCCURSUM. EFFUSA. CIVEN. SUNM. MAGNA. CUM REVERENTIA. EXCEPIT.
El sepulcro fue costeado por el sobrino Luis de Torres II, quien contaba con medios y relaciones para encargar una obra de calidad a alguno de los escultores de la corte papal. Este enterramiento -que se atribuyó a los Leoni (Gómez Moreno, 1931, p. 78; Azcárate, 1958, p. 270; Temboury, 1933, p. 5)[13]-, es obra de Guglielmo della Porta, artista lombardo influido por Pierino del Vaga, Sansovino y Miguel Ángel. Escultor oficial de Paulo III, realizó obras importantes y diseñó una tipología de tumba de transición respecto a los grandes aparatos funerarios de Bernini (Gibellino Krascenninnicov, 1944, p. 34; Camacho Martínez y Miró Domínguez, 1985, pp. 96-104).
De tipo parietal, el sepulcro se alza sobre alto pedestal, con la figura semi-incorporada del difunto fundida en bronce sobre urna de mármoles polícromos[14]. Della Porta se especializó en la técnica del fundido ‘al baño’, mediante el cual el bronce quedaba limpio y sin necesidad de pulir posteriormente (Vasari, 1568). La figura del arzobispo, que recuerda un proyecto de Pierino del Vaga (López Torrijos, 1987, I, p. 317), es magnífica por su calidad y connotaciones simbólicas. La urna de mármol, sujeta por dos potentes ménsulas, se alza sobre un basamento de mármol blanco donde los pilares con los emblemas del arzobispo flanquean la lápida de la dedicación (Medina Conde, 1878, p. 143)[15]. Urna y basamento fueron encargados, en 1575, a Giovanni Antonio Dossio, y sigue los esquemas del Montorsoli en el sepulcro del obispo Maffei (1537) en la catedral de Volterra (Romero Torres, 1998, pp. 125-127).
Guglielmo della Porta trabajó para otros clientes españoles. Para el salmantino Francisco de Solís (+ hacia 1545), obispo de Bagnoregio, realizó una tumba monumental con espléndido basamento y figura recostada que quedó incompleta (Siebenhubner, 1962, pp. 231-233), por la que recibió 5.ooo ducados como adelanto; al no pagar el resto los herederos, la tumba se vendió despiezada. Un dibujo de la Biblioteca Real de Turín muestra el aspecto original, cuyo impresionante basamento de mármol con relieves de bronce lo adquirió Paulo III para su sepulcro; el bulto yacente se creía enviado a Salamanca, como apunta Gramberg (1984, pp. 332-335)[16]. Este autor afirma la coincidencia del dibujo con el sepulcro de Málaga, y lo adjudica a Guglielmo della Porta[17]. Así pues, la figura semi-incorporada de Solís que se creía perdida, la compró el arzobispo de Monreale antes de 1574, ejerciendo como intermediario Rodrigo Caro, secretario de los Farnesio[18].
Hay más datos a favor de la atribución. Dossio dibujó en su Cuaderno de Módena -conservado en la Biblioteca Estense- una arquitectura de zócalo y la coincidencia de motivos con el basamento y urna de Málaga es total (Gramberg, 1984, p. 334). Se encargaría a Guglielmo, pero ya enfermo y cansado, pasaría el encargo a su discípulo Dossio, realizándose también en Italia.
Luis de Torres I llevó a cabo otras empresas en Málaga. La capilla familiar de los Torres que se encontraba en el convento franciscano de san Luis el Real -para la cual su padre había encargado a Nicolás Tyller un retablo labrado al romano-, la reedificó para honrar este recinto en el cual descansaban los restos de sus antepasados (Sánchez López, 1999, p. 239). En 1539 tramitó pleitos de los diezmos de la colegial de Antequera y regaló a esta ciudad objetos de culto y ornamentos, algunos de los cuales ostentan su emblema (Talavera Esteso, 1993, pp. 97 y 117); se ocupó de otros pleitos de la Iglesia de Málaga con el conde de Ureña por los diezmos de Archidona, Olvera y Montejícar[19]. Asimismo, gestionó que la cofradía sacramental de la parroquia de san Juan fuese agregada a la de Santa María Sopra Minerva mediante bula firmada por Paulo III en 1540 (Soto Artuñedo, 2002, p. 165)[20].
Luis de Torres I, cuyo trabajo en la cancillería apostólica se encontraba en la plaza Navona, quería residir en su proximidad y rehabilitó un palacio cercano a la iglesia de san Giacomo degli Spagnoli. Pero en 1552 encargó un espléndido palacio en el espacio privilegiado de esta plaza, que se ha atribuido a Vignola o Pirro Ligorio: el palacio Torres-Lancelotti [Fig. 4] En el piso principal, además de los emblemas de los Torres, se encuentra el epígrafe que lo vincula: L (Ludovicus) ARCHIEP (iscopus) SALERNIT (anus). (Rodríguez Oliva, 2011b, p. 15).
Fig. 4: Roma Palacio Torres-Lancelotti. Fotografía: Luis del Río
3. Luis de Torres II, arzobispo de Monreale
Luis de Torres II es el personaje más brillante de la familia. Nacido en Málaga, hijo de Juan de Torres y Catalina de la Vega, estudió en la prestigiosa Escuela de Gramática de esta ciudad, donde fue discípulo de Juan de Valencia (Talavera Esteso, 2001, p. 18)[21]. En 1552 pasó a Roma bajo la tutela de su tío, alcanzando los cargos de protonotario y presidente de la Cámara Apostólica. Destacado mecenas, con una firme educación humanística y poseedor de una importante biblioteca, publicó obras analizando textos clásicos, latinos y griegos, que se editaron en las prensas aldinas de Venecia con ricas encuadernaciones (Kimball, 1998, pp. 508-519).
Fue un extraordinario diplomático. Como Embajador y Nuncio acreditado de Pío V ante Felipe II y Sebastián de Portugal, llevó a cabo las negociaciones que condujeron a la alianza entre España, Venecia y la Santa Sede, ‘la Liga Santa’, que, con la victoria de Lepanto, acabaría con el poder turco en el Mediterráneo. También realizó misiones diplomáticas en Malta (Collura, 19937, VIII, p. 42; Lello, 1596, pp. 122-125)[22].
Por estas relaciones con Felipe II pasó dos años en España y, en 1570, hizo una breve visita a su ciudad natal, que coincide con las diligencias a favor de la fundación en Málaga del Colegio de los jesuitas, del cual se considera su segundo fundador, porque el primero fue el obispo Francisco Blanco de Salcedo. Luis de Torres[23] donó un beneficio en Antequera e importante cantidad en metálico, con lo cual se compró una casilla y un horno que costaron 1000 ducados, que estaban junto al colegio y eran necesarios para la extensión de este (Soto Artuñedo, 2003, p. 182).
En Málaga, los Torres tenían capilla funeraria en el convento franciscano de san Luis el Real, gozando de indulgencias papales, pero fundaron en 1574 la capilla de san Francisco en la catedral. La había solicitado en nombre de una persona anónima, el obispo Blanco de Salcedo, aunque también la requería el cabildo catedralicio para los restos de los beneficiados. Bolea y Sintas (1849, pp. 129 y 132) indica que «no consta la concesión del patronato de esta capilla, pero son muchos los precedentes que dan a entender que se había concedido a la noble familia de los Torres». Juan Antonio Sánchez (2001, p. 148) señala una cierta animosidad en el cabildo hacia los Torres por su encumbramiento en Málaga y Roma, recelando de una toma de posesión en la catedral nueva por parte de la familia. Conocida esta desconfianza por el tesorero del cabildo, Alonso de Torres, se quedó al margen para no condicionar a sus compañeros cabildantes, pero presentó su petición con un magnífico valedor. Quizá por esa suspicacia la capilla no fue tan bien dotada como se prometió.
También, en 1584, Luis fundó junto con sus hermanos Alonso y Diego el convento franciscano de Nuestra Señora de los Ángeles en terrenos que habían adquirido sus padres, cercanos al Guadalmedina, donde la tradición sitúa el martirio de los santos patronos Ciriaco y Paula; en 1585 estaban terminadas las obras como consta en las inscripciones (Rodríguez Marín, 2000, p. 83). [Figs. 5 y 6]
Figs. 5 y 6: Málaga. Convento de los Ángeles: vista de la capilla mayor y detalle de la inscripción fundacional en el patio. Fotografía: Rosario Camacho.
Murió en Roma en 1584, lamentando no haber enfermado en su diócesis y se enterró en la capilla familiar de Santa Caterina dei Funari, donde se encuentra su lápida sepulcral y sus restos.
D.O.M./ LUDOVICUS DE TORRES/ IOANNIS F MALACITANO/ ARCHIEPISC. MONTISREGAL/ CANTERAE APOST DECANO/ PII PAPAE V AD PHILIPPUM/ HISPANIAR CATHOLICUM ET/ SEBASTIANUM LUSITANIAE REGES/ GRAVISSIMIS DE REB NUNTIO/ PRINCIPIBUS IN SACRO FOEDERE/ CONTRA TURCOS COLLIGANDIS/ BENE DE CHRISTIANA REP. MERITO/ RELIGIONIS STUDIO VITAE INTEGRITATE/ RERUM USU OMNI OFFICIO AC/ PIA BENEFICENTIA PRAEDITO/ VIXIT ANNI LI MENS I D XV/ OBIIT PRIDIE KAL. IANUARII/ MDXXCIV/ LUDOVICO DE TORRES/ UTR. SIGN. REF./ FRATRI AMANTISSIMO/ POSUIT.
Sin embargo, en la catedral de Málaga está su monumento sepulcral [Fig. 7] que repite la composición del arzobispo de Salerno. Realizado en mármol blanco, se vincula a artistas de la corte vaticana del XVI, y fue enviado a Málaga por su sobrino Luis de Torres III a comienzos de su prelatura como arzobispo de Monreale (Del Giudice, 1702, p. 85; Abbate, p. 22), quien lo dedica junto con su hermano Alonso de Torres, como reza la inscripción. Es sólo un cenotafio pues, aunque Luis de Torres II había preparado su sepultura en la catedral de Monreale, al morir en Roma se depositaron sus restos en santa Caterina dei Funari.
Fig. 7: Catedral de Málaga. Sepulcro de Luis de Torres II, arzobispo de Monreale. Fotografía: Rosario Camacho
La inscripción del sepulcro de Málaga reza:
LUDOVICO DE TORRES/ARCHIEPISCOPO MONTIS REGALIS/ CAMERAE, APOSTOLICAE CLERICO PRAESIDENTI DECANO/ PII V PONT. MAX. AD PHILIPUM HISPANIARUM CATHOLICUM ET SEBASTIANUM/LUSITANIAE REGES GRAVISSIMIS DE REB. NUNTIO PRINCIPIB. IN SACRO FOEDERE/ CONTRA TURCOS COLLIGANDIS OPTIME DE CHRISTIANA REPUBLICA MERITO/ RELIGIONIS STUDIO VITAE INTEGRITATE ANIMI CANDORE MORUM SUAVITATE/ MAGNARUM RERUM UXU OMNI OFFICIO AC PIA BENEFICENTIA PRAEDITO/ VIXIT ANNOS LI MENS I DIS XV. OBIIT PRIDIE KAL JANUARII/ ANIVERSARIO SUAE CONSECRATIONIS DIE MDXXCIV/ LUDOVICUS ARCHIEP. MONTIS REG ET ALF HUIUS S. ECCLE THESAURAR/ HEREDES PATRUO ET FRATRI OPTIMO POSUERUNT.
4. Luis de Torres III, arzobispo de Monreale y cardenal de San Pancracio
Luis de Torres III [Fig. 8], hijo del diplomático Fernando de Torres y Pantasilea Sanghigni, nació en Roma en 1551. Ejerció al servicio de la curia vaticana como refrendario de las signaturas de Justicia y Gracia; dotado de una vastísima cultura eclesiástica, el papa Clemente VIII le encargó ordenar el Pontifical romano. Fue nombrado Visitador de las iglesias de Roma y fue Primer Bibliotecario del Vaticano. Seguidor de las reformas tridentinas, mantuvo relaciones con Tasso -al que protegió-, Bellarmino, Baronio y Federico Borromeo. Promovido al Arzobispado de Monreale en 1588, convocó sínodos y realizó importantes obras (Sciortino, 2011, pp. 47- 60), enriqueciendo la institución del hospital con su magnífica biblioteca y creó su pinacoteca. Fue comandatario de la abadía napolitana de santa María in Venticano e intervino en sus obras (Mayeul de Dreuille, 1996, p. 50).
Fig. 8: Luis de Torres III. Museo diocesano de Monreale. Fotografía: Rosario Camacho.
Paulo V en 1606 lo nombró cardenal presbítero con el título de San Pancracio, lo que comunicó al cabildo malagueño; llevó a cabo la restauración de esta basílica que ostenta los emblemas de los Torres y donde, bajo una sencilla y elegante lápida, se enterró en 1609. Junto a él descansa su sobrino Cosme de Torres, hijo de Juan de Torres y Julia Mattei, que fue nombrado también cardenal de san Pancracio en 1622 y, posteriormente, nuncio en Polonia, agregado al patriciado de l’Aquila, obispo de Perugia en 1624 y arzobispo de Monreale en 1634. Murió en Roma en 1642 (Camacho Martínez, 2011, pp. 42-45; Rodríguez Oliva, 2011a, p. 128)[24]. [Fig. 9]
Fig. 9: Roma. Basílica de san Pancracio. Enterramientos de Luis de Torres III y Cosme de Torres. Fotografía: Luis del Río.
Cerca de la iglesia de santa Caterina dei Funari y del palacio Mattei, se encuentra el convento de san Ambrogio della Massima [Fig. 10] -muy transformado por la evolución del barrio y citado entre las iglesias de Roma en 1190-, que contó con una comunidad de monjas. Las familias de los alrededores enterraban allí a sus difuntos y favorecieron a la comunidad, entre ellas los Colonna, los Orsini y los Torres. Hacia 1568, las hermanas habían recurrido a Giacomo della Porta, ‘Arquitecto del pueblo romano’, que vivía en su proximidad, para ampliar el monasterio; se construyó un ala para dormitorios y, aunque el edificio actual acusa las transformaciones, es posible encontrar lo esencial del proyecto de della Porta (Mayeul de Dreuille, 1996, pp. 29-40).
Fig. 10: Roma. Iglesia de San Ambrogio della Massima. Vista de la nave central y capilla mayor. Fotografía: Luis del Río
Este convento se liga a la rama femenina de los Torres. Las hermanas mayores de Luis de Torres III, Olimpia y Margarita, profesaron en el convento (Rodríguez Oliva, 2011, p. 15)[25]. Más tarde Beatrice, competente abadesa (1626-1633), llevó a cabo con la ayuda de su hermano la renovación de la iglesia. El cardenal contactó con el arquitecto Carlo Maderno a través de los Mattei, para quienes construía su cercano palacio, fijándose el proyecto de transformación de la iglesia en 1606. La muerte del cardenal en 1609 hizo peligrar el proyecto, así como las dificultades de compra para la ampliación, pero el tesón de Beatrice lo superó alzándose una elegante iglesia con clásica fachada con las armas de Torres y en la que también colaboró Orazio Torriani. El nuevo y vistoso altar mayor, donde descansan algunos miembros de la familia, es obra del arquitecto Giovanni Pietro Morando, hacia 1636 (Mayeul de Dreuille, 1996, pp. 50-61).
5. Conclusiones
Desde el siglo XVI, las cuestiones diplomáticas entre España y los Estados italianos, enfatizadas por la presencia de la corona española en diversas áreas transalpinas, determinaron la afluencia de muchas familias españolas a Roma y otras importantes ciudades; de entre ellas destaca Luis de Torres I y otros tres miembros de la familia -Luis de Torres II, Luis de Torres III y Cosme de Torres- que rigieron la diócesis de Monreale en Sicilia y cuya actividad pastoral, diplomática y de promoción artística ha dejado honda huella.
Los Torres de Málaga, establecidos inicialmente en Roma, no se limitaron sólo a los trabajos relacionados con la Curia eclesiástica, asumiendo importantes labores diplomáticas tanto por parte de los curiales como de otros miembros seglares de la familia, alcanzando títulos de nobleza tanto en España como algunos Estados italianos.
Su inteligente política matrimonial con familias oriundas nos lleva a importantes damas que destacaron por su magnanimidad. Por ejemplo, en el convento de san Ambrogio della Massima, se reconoce el trabajo de algunas monjas o abadesas de la familia como Olimpia, Margarita, Beatrice, Maria Grazia o Felice Vittoria. Esta última era hija de Gaspar de Torres, tercer marqués de Pizzoli en l’Aquila[26], título que le otorgó Felipe II a Fernando de Torres, hermano de Luis de Torres II y embajador durante tres décadas del reino de Nápoles en la Santa Sede.
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[1] Archivo de la Catedral de Málaga (A.C.M.), leg. 179, nº 10. Agradecemos estas indicaciones al profesor Suberbiola.
[2] Agradecemos al dr. Rodríguez Oliva el conocimiento de los artículos de Kimball.
[3] Historiadores locales aludieron a importantes piezas arqueológicas en esta casa, algunas de las cuales se pueden reconocer en el Museo de Málaga; de la vivienda no quedan restos al haber sido arrasada la zona para la apertura de la calle de Larios en 1859.
[4] Archivio di Stato di Roma. Inv. 62. (Cencetti y De Simone, 1966-1970). La filantropía de Torres se extendió también al hospital de sifilíticos de san Giacomo degli Incurabili, a la que contribuían algunos próceres españoles, entre ellos, el cardenal de la Cueva.
[5] A.C.M. Actas Capitulares, vol. 13, fols. 198-199 (14-11-1583).
[6] La tumba debía estar en la cripta. Sobre los restos del muro, con pintura al fresco que aún conserva la viveza de su colorido, estaba pintado el sarcófago, con tapa inclinada, ostentando en esta su emblema familiar (la torre, flanqueada por dos puttis como alegorías de la fama) y símbolos funerarios.
[7] La rehabilitación realizada por G. Giovannoni permitió descubrir bajo el epígrafe de la fachada la firma ‘Guideto de Guideti, Architector’.
[8] La lápida de Luis de Torres I, arzobispo de Salerno, es la segunda por la izquierda y es de igual diseño que la del arzobispo de Monreale, Luis de Torres II (segunda por la derecha).
[9] Abbate (2007) precisa que son Luis de Torres I y III los efigiados, al haber hecho la comparación con los diversos retratos que existen en Monreale, algunos de los cuales se han reproducido en Sciortino (2011).
[10] Otras inscripciones contienen datos respecto a las donaciones de la familia realizadas entre agosto de 1609 y marzo de 1614. Virginia Sanguigni dejó en su testamento (30-10-1609) 2.000 escudos para la capilla de san Juan en la iglesia de Santa Caterina della Rosa, con declaración de sus patronos las familias Torres y Sanguigni, confirmado en 26-3-1614 (Archivio Capitolino, Credenzone XIII, vol. 21, fol. 220, Notº Mutius Passerinus). Fernando de Torres, hermano de Luis de Torres II, había casado en Italia con Pantasilea Sanguigni, iniciando la rama italiana del linaje que se perpetuó en los marqueses Dragonetti-De Torres. En España, Juan Torres de la Vega Ponce de León consiguió el título de conde de Miraflores de los Ángeles en 1639.
[11] Luis de Torres fue nombrado cardenal de San Pancrazio en 1606 por el Papa Paulo V.
[12] A.C.M. Actas capitulares, vol. 13, fols. 198-199 (14-11-1583).
[13] Así lo creían los capitulares del siglo XIX, que prestaron “la obra de Pompeyo Leoni”, en 1892, para la Exposición Histórica Europea (A.C.M. Actas capitulares 13-8-1891 y 22-6-1893); posteriormente fue vinculada al taller de León Leoni
[14] El tipo del semi-incorporado se había impuesto desde que Sansovino labró en 1505 las tumbas de Ascanio Sforza y Girolamo Basso della Rovere, en santa María del Popolo (Roma). Della Porta, a su vez, utilizó repetidas veces esta composición.
14 Medina Conde recoge la inscripción y traducción de las lápidas de los dos monumentos sepulcrales de la capilla.
[16] Agradecemos este artículo a Margarita Estella así como a Alicia Rohe la correspondiente traducción del alemán
[17] Para estudiar el sepulcro de Málaga, Gramberg se había puesto en contacto con Juan Temboury, quien también se interesó por esta obra, como demuestran algunos libros de su biblioteca.
[18] Existe una carta de Caro a Fernando de Torres, hermano mayor de Luis, que estaba en Roma cuando se trasladaron los restos a España y habla de una pensión que espera Caro de España; Gramberg piensa que podría ser una comisión por haber intervenido en la venta de la estatua, lo cual parece contradecirse con la inscripción del sepulcro, que vincula la gestión a Luis de Torres II.
[19] Archivo Capitolino de Roma, Archivio Urbano, sección primera, vol. 268, fol 23. Se hace constar agradecimiento a Cristina Falcucci por sus orientaciones en este repositorio.
[20] Como agradecimiento a Torres, la archicofradía de Nuestra Señora de los Dolores de san Juan (fusionada en 1801 con la Sacramental) en su recorrido procesional por la catedral de Málaga, hace parada ante la capilla de san Francisco donde se encuentra su mausoleo.
[21] Torres mantuvo las relaciones con su maestro a quien regaló monedas para su colección y éste le dedicó su estudio sobre Alciato.
[22] Los autores señalan que el autor de este libro fue el arzobispo de Monreale Luis de Torres III, utilizando como seudónimo el nombre de su secretario, Lello.
[23] Luis de Torres fue consagrado arzobispo de Monreale en 1574.
[24] Luis de Torres III también dotó el templo familiar de santa María de los Ángeles, en Málaga, consiguiendo privilegios pontificios como la incorporando a la basílica de san Juan de Letrán, en Roma.
[25] Olimpia fue abadesa en 1622, como señala la inscripción en el dintel del acceso.
[26] En esta localidad se encuentra el archivo familiar.