Influencia de la disfuncionalidad familiar en niños con conductas agresivas
Influence of dysfunction family on children with aggressive behavior
Jenny Alexandra Pino Vela1 , Yonder Antonio Guanuchi Malla2 y César Eduardo Ponce Guerra3
1Universidad Técnica de Cotopaxi. Ecuador
2Ministerio de Salud Pública. Ecuador
3Universidad Nacional de Chimborazo. Ecuador
RESUMEN
El estudio explora la influencia de la disfuncionalidad familiar en niños con conductas agresivas de la provincia de Chimborazo. El diseño de la investigación es de carácter no experimental descriptivo correlacional. En relación con los participantes, se estudiaron 15 niños con conductas agresivas cuya edad media era de 10,6 años. Se aplicaron los tests proyectivos del dibujo de la familia de Corman (1967) y la persona bajo la lluvia de Querol (Querol y Chavez, 2005), escalas valorativas de percepción sobre los padres e hijos, y se realizó una entrevista personal a los progenitores para establecer la historia psicológica de los niños. Los resultados permitieron evidenciar conflictos de adaptación en el medio familiar y escolar, se identificaron rasgos de agresividad tanto en padres como en hijos, tales como: respuestas verbales agresivas, irritación con facilidad y discusiones frecuentes; resaltar que el rasgo que no se manifiesta en ningún caso, es el placer al dañar animales y plantas. Además, se observó dificultad para hacer amigos y relaciones negativas con el profesor. Finalmente se comprobó la hipótesis planteada y se determinó la relación significativa positiva entre las conductas agresivas y la disfuncionalidad familiar (r = .664), confirmando la necesidad de fortalecer la funcionalidad familiar como eje principal de desarrollo psicológico y emocional.
Palabras Clave: conductas agresivas, desarrollo psicológico, disfuncionalidad familiar, escolares
ABSTRACT
The study determines the influence of family dysfunction in children with aggressive behaviors in the province of Chimborazo. The research follows a non-experimental descriptive correlational design. Regarding the participants, 15 children with aggressive behaviors and an average age of 10.6 years were studied. The projective tests Drawing of Family (Corman, 1967) and The Person in the Rain (Querol & Chaves, 2005) were applied together with rating scales of perception of parents and children, and personal interviews with parents to establish the psychological history of the children. The results revealed adaptation conflicts in the family and school environment, aggressive traits were identified in parents and children, such as: aggressive verbal responses, easy irritation and frequent arguments; It should be noted that the trait that is not manifested in any case is the pleasure in harming animals and plants. In addition, difficulty was observed in making friends and the existence of negative relationships with the teacher. Finally, the proposed hypothesis was verified and the significant positive relationship between aggressive behaviors and family dysfunction was determined (r = .840), confirming the importance of strengthening family functionality as the main axis of psychological and emotional development.
Keywords: aggressive behaviors, psychological development, family dysfunction, schoolchildren
Cómo citar: Pino Vela, J.A., Guanuchi Malla, Y.A. & Ponce Guerra, C. E. (2024). Influencia de la disfuncionalidad familiar en niños con conductas agresivas. Escritos de Psicología – Psychological Writings, 17(1), 1-9. https://doi.org/10.24310/escpsi.17.1.2024.16845
Autor de correspondencia: Jenny Alexandra Pino Vela. Avenida Simón Bolívar y Teherán, Riobamba. Ecuador. E-mail: jenyfer_pino1@hotmail.com
Editado por:
Javier García-Orza. Universidad de Málaga. España
Revisado por:
Alexis Araya Cortés. Universidad Central. Colombia
Anónimo
INTRODUCCIÓN
La agresión, como comportamiento fundamental y primario en la actividad de los seres vivos, se manifiesta en todo el reino animal. Este fenómeno, según Barrios (2016), es de naturaleza multidimensional, involucrando diversos factores polimorfos. La agresión puede manifestarse en distintos niveles que componen la integridad del individuo, abarcando aspectos físicos, emocionales, cognitivos y sociales. En el niño, Moyano-García (2022) señalan que la agresividad se manifiesta directamente con actos violentos y, psicológicamente, con acciones que causan daño emocional a los padres, además, se observa agresividad indirecta, en la que el niño dirige su agresión hacia objetos asociados con la fuente de conflicto.
El aumento de estudios científicos sobre el comportamiento agresivo en niños revela su impacto a nivel personal e intrapersonal (Alexandra et al., 2012; Dutra et al., 2022; Ramos et al., 2023). Estas conductas intencionadas incluyen burlas, ofensas, gritos y acciones para llamar la atención, evidenciando amenazas y chantajes para logros personales. Bernal (2010) destaca la agresividad como preocupación constante, manifestándose en diversas relaciones interpersonales. Staub (1975) la define como la intención de causar sufrimiento. Las conductas agresivas en niños son multifacéticas y pueden ser influenciadas por factores familiares como conflictos, falta de cohesión y exposición a contenidos violentos (Barrios, 2016; Bedi y Goddard, 2007).
La presente investigación aborda el trastorno de la conducta en relación con el comportamiento agresivo en niños de la Unidad Educativa Camilo Gallego, que se encuentra ubicada en Ecuador, provincia de Chimborazo. La unidad Educativa actualmente cuenta con 1.200 estudiantes los cuales se distribuyen en Educación Inicial y Educación Básica en jornada matutina y vespertina. Se toma como referente características evidenciadas en familias disfuncionales y problemas con sus pares que han sido referidos por el Departamento de Consejería Estudiantil (DECE) (años 2021 y 2022), área que se encuentra a cargo de profesionales del ámbito de la Psicología Educativa o Psicopedagogía. El registro de conductas agresivas entre los estudiantes se evidencia en conjunto con la ausentismo y niveles insuficientes de aprendizaje y adquisición de conocimientos. Estos datos extraídos tanto de la base de datos del DECE como de los informes proporcionados por los propios alumnos, inciden de manera directa en la configuración del desarrollo de la personalidad y las capacidades de los estudiantes.
Además, según otros investigadores, las conductas agresivas están vinculadas a factores de riesgo que ejercen una influencia negativa en el comportamiento. Pompermaier et al. (2016) afirman que “además de los esfuerzos realizados para aumentar investigaciones acerca de la agresividad, también hay una preocupación creciente de muchos sectores de la población relacionados con la prevención de violencia en diferentes contextos sociales” (p. 236). El aumento de los comportamientos agresivos, la gravedad de los mismos y las consecuencias que conllevan los trastornos de conducta a los que van asociados, son preocupantes. E es necesario emplear intervenciones y programas dirigidos hacia la reducción de estos problemas (Tremblay, 2008). Sin embargo, lo alarmante son los factores de riesgo como pobreza, familias disfuncionales, padres alcohólicos, familia con antecedentes de comportamiento antisocial, maltrato físico y psicológico, que presentan los niños con agresividad y las dificultades que esto ocasiona a la hora de aprender la autorregulación efectiva y el crecimiento a nivel educativo en el funcionamiento ejecutivo, lingüístico y de la cognición social.
Bates y Bayles (2015) señalan que el comportamiento de los niños se desarrolla en el marco de diferentes adaptaciones sociales. En esta línea, Lenneke et al. (2006) enfatizan la importancia de considerar la edad y el desarrollo de la agresión física, mientras que Noroño et al. (2002) muestran la influencia del medio familiar, desestructurado y violento, en niños con conductas agresivas. El comportamiento agresivo, según García et al. (2011), es una respuesta a la sobreprotección parental y puede afectar la tolerancia y el desarrollo infantil. Barrios (2016) destaca los factores de riesgo que influyen en la conducta agresiva de niños, sugiriendo la detección temprana y la sensibilización de padres y cuidadores como herramienta fundamental para la reducción de estas conductas. Cruz et al. (2002) exploran la relación entre la agresión y el deseo del niño de llevar a cabo un plan de acción.
En cuanto a intervenciones, Arredondo (2010) propone un programa para que los padres establezcan límites efectivos sin recurrir al maltrato físico. Además, Cruz et al. (2002) proponen una intervención educativa para disminuir la agresividad infantil. La familia, como el primer sistema social influye directamente en el ajuste y comportamiento infantil, siendo esencial para el desarrollo emocional y cognitivo de los niños (Bell, 1979; Ison y Morelato, 2011; Muñoz et al., 2014). “La familia tiene un papel muy importante en el desarrollo de los menores que crecen en su seno, basándose en los estudios de riesgo y resiliencia, esta influencia puede ir desde la transmisión genética de padres a hijos” (Muñoz et al., 2014, p. 40). La estabilidad emocional y el apego seguro ofrecen un crecimiento sano, mientras que la violencia entre padres o cuidadores puede resultar en problemas de conducta y síntomas postraumáticos en niños (Feiring, 1983; Bedi y Goddard, 2007).
Después de una breve descripción de la literatura sobre conductas agresivas en niños, es esencial destacar la importancia y la necesidad de adoptar un enfoque integral en colaboración con los profesionales de la salud encargados del DECE en los ámbitos educativos y psicológicos. Esto implica la aplicación de modelos, estrategias, intervenciones y evaluaciones que abordan no sólo el aprendizaje escolar, sino también las habilidades sociales y capacidades intelectuales. Seguido es crucial fomentar el desarrollo de las capacidades cognitivas y comportamentales, incluyendo aspectos como las relaciones personales e interpersonales, la percepción, la motivación, la conciencia, la empatía y la autoestima. Este enfoque integral busca promover un entorno equilibrado en beneficio de la salud mental de los niños y niñas, contribuyendo así su bienestar holístico.
Para el desarrollo de la investigación se plantea como objetivo general determinar la relación de la disfuncionalidad familiar con conductas agresivas en niños de la Unidad Educativa Camilo Gallego. Para ello se plantearon los siguientes objetivos: Identificar las características del medio familiar; determinar los rasgos de agresividad en la conducta y correlacionar las características del medio familiar y los rasgos de agresividad de los niños pertenecientes a dicha institución.
Mediante el desarrollo de los objetivos mencionados se presenta la siguiente pregunta de investigación ¿la conducta agresiva de los niños de 10 a 11 años de la Unidad Educativa Camilo Gallego está relacionada con los niveles de disfuncionalidad de sus familias?
Además, a partir de esta pregunta, surgen las siguientes hipótesis que serán sometidas a comprobación más adelante, y que podemos plantear como, hipótesis nula: la conducta agresiva de los niños y la disfuncionalidad de la familia NO están correlacionadas; e hipótesis alternativa: la conducta agresiva de los niños y la disfuncionalidad de la familia están correlacionadas.
MÉTODO
La investigación adopta un método cuantitativo que permita establecer márgenes de confianza para identificar las relaciones significativas entre la disfunción familiar y la conducta agresiva de la muestra. En el marco de un estudio descriptivo correlacional, se examinaron 15 niños con conductas agresivas. Estos participantes fueron minuciosamente evaluados y diagnosticados en el DECE de la unidad educativa, durante el periodo que abarcó desde febrero de 2022 hasta junio de 2022.
Participantes
Se realizó un estudio correlacional donde se estudiaron 15 niños con conductas agresivas y con una edad media de 10,6 años (entre los 10 y 11 años), los cuales fueron derivados por sus tutores académicos al DECE de la Unidad Educativa Camilo Gallegos, Ecuador en el período comprendido desde octubre hasta diciembre de 2022. La muestra quedó constituida por 5 niñas (33,33%) y 10 niños (66,67%), se incluyeron solamente aquellos que habían recibido un diagnóstico de conducta agresiva mediante los procedimientos de evaluación DSM-V y CIE-10. Se excluyeron los niños que presentaron un diagnóstico de trastorno de la personalidad y TDAH puesto que no podían participar en la etapa de evaluación.
Instrumentos
Para recopilar la información se aplicaron baterías de pruebas psicológicas a niños y tutores legales, el propósito fue reunir datos para identificar las características del medio familiar y las conductas agresivas de los niños de dicha institución (Carrasco-Ortiz, 2006). Para la investigación se utilizaron las siguientes pruebas proyectivas (complementarias).
La validez y confiabilidad de los reactivos psicológicos empleados en el estudio depende de diversos factores, como su diseño, aplicación y análisis. A continuación, se presenta una evaluación de cada uno de los reactivos mencionados:
1) Test del dibujo de la familia de Corman (1967): este test proyectivo se utiliza para analizar el estado emocional, la adaptación al medio familiar y la relación entre pares de los niños. Su validez y confiabilidad se basa en la teoría de la personalidad y la interpretación de los dibujos, la cual puede variar según el experto que lo aplique, se considera un método válido en evaluación de la dinámica familiar y la relación entre los miembros de la familia (Carrasco-Ortiz, 2006).
2) Test de la persona bajo la lluvia de Querol y Chaves (2005): Este test proyectivo evalúa los conflictos familiares, relación con los padres, miedo, ansiedad y frustración. Al igual que el test anterior, su validez y confiabilidad se basa en la interpretación de los dibujos y la teoría de la personalidad, pero se considera un método válido en la evaluación de las emociones y la dinámica familiar.
3) Escala valorativa sobre la percepción de los padres acerca de las conductas agresivas de los niños y de los padres. Este cuestionario ad hoc compuesto por 13 ítems, y empleado previamente por Noroño et al., (2002), evalúa conflictos, agresividad, maltrato, impulsividad y violencia. Su validez y confiabilidad se basan en la teoría de la agresión y la percepción de los padres. Se considera un método válido en la evaluación de las conductas agresivas y la percepción de los padres sobre ellas. En general, la validez y confiabilidad de estos reactivos psicológicos dependen de la teoría de la personalidad, la agresividad y la interpretación de los expertos. Se consideran métodos válidos en la evaluación de la dinámica familiar, las emociones y las conductas agresivas de los niños y los padres. Además, la confiabilidad de esta escala puede ser evaluada mediante la repetición de las medidas en diferentes momentos o condiciones y la comparación de los resultados entre diferentes evaluadores o instrumentos.
A continuación, se muestra las preguntas de la escala valorativa para los padres es “¿Tienen respuestas verbales agresivas?”, “¿No es capaz de controlar sus impulsos, emociones y actos?”, “¿Discute con frecuencia con sus amigos?”, “¿Se irrita con mucha facilidad?”, “¿Falta el respeto a sus compañeros y adultos?”, “¿Tiene sentimientos frecuentes de celo, odio y enemistad?”, “¿No piensa las cosas antes de hacerlas o decirlas?”, “¿Utiliza la violencia física en sus relaciones?”, “¿Se burla amenaza a otros niños y adultos?”, “¿Disfruta persiguiendo, hiriendo o matando animales?”, “¿Muestra placer al dañar animales y plantas?”, “¿Se enoja con facilidad?”, “¿Lanza objetos y se encoleriza cuando se le lleva la contraria?”. En cambio para los niños cambia la última pregunta por “¿Usan excesivamente el castigo con el niño?”. Las preguntas se respondieron en una escala tipo Likert de 5 puntos: 1 (siempre), 2 (casi siempre), 3 (a veces), 4 (casi nunca) y 5 (nunca). Esta escala valorativa se aplicó en la investigación de los autores Noroño et al. (2002).
Por otra parte, los reactivos psicológicos empleados para los padres corresponden a la entrevista que consta de preguntas abiertas y cerradas, donde se pueden evidenciar las necesidades de los alumnos y las dificultades que presentan los padres de familia. Las preguntas fueron clasificadas en las siguientes categorías: datos generales, historia personal, historia familiar, tipo de vivienda, ambiente de socialización afectiva, relación con la institución educativa, interés y pasatiempos del niño, síntomas neuróticos del niño y castigos.
Procedimiento
El estudio se realizó respetando los derechos de las personas y siguiendo el Código Internacional de Ética para la Investigación de los Seres Humanos (W.M.A., 2008). Antes de iniciar la investigación, se obtuvo el consentimiento informado de los tutores legales, y se proporcionó información clara sobre los objetivos y procedimientos de la investigación, incluyendo la aplicación de baterías psicológicas y entrevistas a padres y alumnos.
En la fase inicial, se convocó a los tutores o representantes legales de los participantes con diagnóstico de conducta agresiva. Se explicaron las ventajas, desventajas, riesgos y beneficios de los procedimientos e intervenciones psicológicas, junto con los derechos de confidencialidad y autonomía. Los consentimientos informados se entregaron con antelación, permitiendo al investigado aceptar o rechazar la autorización dentro de un plazo de 72 horas.
La aplicación de reactivos psicológicos de los padres, incluyendo la entrevista psicológica y la escala valorativa de percepción sobre los hijos, se llevó a cabo en la institución en colaboración con el profesional encargado. Cada entrevista tuvo una duración aproximada de 45 minutos, recopilando información relevante para comprender la influencia familiar en los niños con conductas agresivas.
Por otro lado, los niños y niñas del estudio fueron evaluados en dos sesiones que tuvieron lugar en la institución educativa dentro del horario escolar y bajo la supervisión de un profesional del centro. La primera sesión incluyó pruebas complementarias como el test del dibujo de la familia y el test de la persona bajo la lluvia, con una duración de 60 minutos por participante. La segunda sesión se realizó al día siguiente, aplicando la escala valorativa de percepción sobre los padres durante 20 minutos.
Análisis estadístico
Con el propósito de resguardar la confidencialidad de los participantes, se asignaron identificadores numéricos a cada uno de ellos para el análisis estadístico. Este enfoque se adoptó en cumplimiento con el código internacional de ética. La información recopilada mediante diversas baterías psicológicas se evalúa y clasifica de acuerdo con los objetivos del estudio. Los datos se ingresan en el software Microsoft Excel para su organización y depuración, específicamente para las variables no paramétricas. Posteriormente, se realizó un análisis estadístico descriptivo y correlacional mediante la prueba de Spearman utilizando el software SPSS en su versión 25. Es importante señalar que se utilizó el Coeficiente de Correlación de Rango de Spearman, debido al tamaño muestral y a su naturaleza como un procedimiento de prueba no paramétrico. Además, cabe destacar que no es requisito que los datos sigan una distribución normal, y las variables en consideración posee niveles de escala ordinaria (Kuckartz et al.,2013).
RESULTADOS
En la interpretación de las técnicas proyectivas (complementarias), test del dibujo de la familia de Corman (1967), se obtuvo información acerca del estado emocional de los estudiantes y la adaptación que tienen al medio familiar. Se tomó como referencia el análisis de tres planos para la interpretación que son: plano gráfico, plano de estructuras formales y plano del contenido.
En el primero plano, en los trazos del dibujo, se pudo observar hostilidad, agresividad, violencia, distanciamiento familiar; en el ritmo del trazado se visualizó la perdida de imaginación al plasmar el dibujo en el papel; de la misma forma el sector de la página que utilizaron fue la parte superior, lo que da rienda suelta a la imaginación de los alumnos y a los sueños inconscientes.
En el segundo plano, se observan rasgos comunes en la relación que existe con las familias, los detalles que tienen los dibujos son de tipo racional, es decir, han inhibido la espontaneidad del alumno llegando a no tener contacto afectivo con los miembros familiares, además se manifiestan conflictos, violencia, preocupaciones, perturbación emocional, problemas, afectación y distanciamiento emocional.
En el tercer plano, los rasgos más comunes son la utilización de mecanismos de defensa ante situaciones violentas, existe la presencia de respuestas de estímulos aversivos como castigos físicos; al dibujar las personas o miembros de la familia se visualizan conflictos de adaptación en el medio familiar y escolar, así como conflictos de autoridad entre los padres o tutores legales y aislamiento entre hermanos. Otro rasgo significativo son las omisiones de las partes del cuerpo del estudiante y sus familiares, así como la desvalorización y angustia frente al peligro que representa el dibujo. La aplicación de esta técnica permitió que el estudiante pueda mostrar las emociones y relaciones entre los miembros de su propia familia.
En cuanto a la aplicación del test persona bajo la lluvia de Querol y Chaves (2005) se obtuvo como resultados la existencia de conflictos internos y externos, inseguridad, sentimientos de inferioridad, inhibición, temor, inadecuada percepción de sí mismo y del mundo que lo rodea. Hay existencia de ansiedad, inseguridad, desintegración, agresión, agresividad, no poseen libertad para actuar por temor a las familias y al mundo que los rodea, utilizan mecanismos de defensa en el sombreado, mientras que en la lluvia hay hostilidad del medio en el que se encuentra, así como condiciones desagradables, tensas, que afectan psicológicamente al estudiante.
En relación con la escala valorativa acerca de la percepción sobre los padres, esta prueba nos permitió identificar las características del medio familiar en el cual se desarrollan los niños (ver Tabla 1). En este sentido, considerando las escalas “siempre, casi siempre” las características predominantes son: respuestas verbales agresivas (RVA) y se irrita con facilidad (IRF). Curiosamente, la característica que no se presenta es “muestra placer al dañar animales y plantas” (PAP) (ver Tabla 1).
Tabla 1
Resultados de la escala valorativa de percepción sobre los padres
Del mismo modo, en base a la escala valorativa percepción sobre los hijos, los rasgos de agresividad representativos en base a las escalas “siempre, casi siempre” fueron: respuestas verbales agresivas (RVA), no controla sus impulsos (NCI), discute frecuentemente con amigos (DFA), se irrita con facilidad (IRF) y se enoja con facilidad (ENF). Otra vez, la característica que no evidencia recurrencia es “muestra placer al dañar animales y plantas” (PAP) (ver Tabla 2).
Tabla 2
Resultados de la escala valorativa de percepción sobre los hijos
Mediante la entrevista aplicada a los padres de familia se evidenció que el 66,6% de la población estudiada presenta dificultad para hacer amigos (ver Tabla 3). En función de este indicador se analiza la relación de los niños con sus pares del mismo sexo, teniendo como resultado que el 80% de estas puntuaciones de interacción se situaban entre las categorías regular y mala (ver Tabla 4). En estos valores se sitúan el 53,33% de los niños y el 26,67% de las niñas.
A través de la anamnesis realizada se examinaron aspectos de la relación del niño y el contexto escolar, evidenciando los siguientes resultados: el 80% de la población de estudio presenta problemas a nivel conductual y el 80% incumple tareas. Por otra parte, en cuanto a la relación de los alumnos con el profesor y compañeros, de acuerdo con la escala empleada, el 100% no mantiene una buena relación con el docente.
Tabla 3
Ambiente de socialización y afectivo
Tabla 4
Relación con la institución
También se determinó la presencia de signos y síntomas de alteración de la conducta de los evaluados (ver Tabla 5), tales como: berrinches (100%), agresiones a otros (86,7%), mentira (80%) y robo (60%).
Tabla 5
Signos y síntomas de alteración de la conducta en los niños y niñas
Finalmente, a pesar de lo reducido de la muestra, el análisis de asociación mediante la prueba de correlación de Spearman muestra una relación significativa positiva entre las conductas agresivas y la disfuncionalidad familiar (r = ,664, p = 0,36) (ver Figura 1). Esta correlación puede considerarse alta, ya que el valor Rho de Spearman se sitúa entre 0,600 a 0,79 (r = 0,664). Desde una visión general, la disfuncionalidad familiar es uno de los factores más recurrentes en los niños con conductas agresivas, por lo tanto, se acepta la H1, la conducta agresiva de los niños y la disfuncionalidad de la familia están correlacionadas positivamente.
Figura 1
Dispersión de variables: disfuncionalidad familiar y conductas agresivas
DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES
El abordaje oportuno de indicadores de alteraciones en la conducta infantil se configura como un mecanismo crucial para la prevención temprana y la reducción del riesgo de complicaciones en el desarrollo biopsicosocial. Desde la perspectiva de García et al. (2011), es imperativo considerar diversos factores biológicos, psicológicos y sociales que influyen en el desarrollo de conductas inapropiadas, manifestándose en el niño, la familia, los pares, la comunidad y otros sistemas interrelacionados (Alexandra et al., 2012; Dutra et al., 2022; Moyano-García, 2022; Ramos et al., 2023; Staub, 1975).
El presente estudio ha centrado su atención en la familia como la base fundamental para el desarrollo óptimo de sus miembros. El sistema familiar, sujeto a cambios constantes, influye directamente en el comportamiento y la conducta. El análisis de las características del contexto familiar reveló la prevalencia de irritabilidad, discusiones frecuentes, agresiones verbales e impulsividad, señalando la presencia de disfuncionalidad familiar (Bedi y Goddard, 2007; Barrios-Vanegas, 2016). Esta disfuncionalidad, resultado de conflictos en la pareja, dificultades para controlar impulsos, adicciones y trastornos nerviosos, se convierte en un factor de riesgo que impacta la conducta de los niños.
La familia, en su función normativa, representa el primer referente de reglas, principios y costumbres, esenciales para la convivencia y el desarrollo de habilidades sociales. La relación familiar poco saludable conlleva manifestaciones de conductas agresivas y la falta de cumplimiento de roles, influyendo en todo el conjunto familiar y estableciendo antecedentes de conductas agresivas que repercutirán en las etapas evolutivas de la personalidad (Bedi y Goddard, 2007).
La identificación de rasgos de problemas conductuales, como dificultad para controlar impulsos, respuestas verbales agresivas, irritabilidad, discusiones constantes, berrinches, mentira y robo, coinciden con la investigación de Noroño et al. (2002). Los resultados, obtenidos mediante escalas valorativas dirigidas a padres e hijos, indican la existencia de procesos de aprendizaje vicario, donde el niño imita conductas observadas (García et al., 2011; Noroño et al., 2002). La importancia de fortalecer la funcionalidad familiar se confirma como eje principal del desarrollo psicológico y emocional de los niños (Bates y Bayles, 2015).
Es importante también, destacar la relevancia de la relación del niño con el profesor y compañeros, evidenciando dificultades en la convivencia escolar (Muñoz, 2014). La convivencia en la escuela refleja hábitos, valores y reglas inculcadas en el entorno familiar, lo que subraya la necesidad de explorar la conducta en ambos contextos.
Considerando la adolescencia como una etapa propensa a conductas opositoras y dificultades en la convivencia, se reconoce que los niños participantes están próximos a esta transición (Arredondo, 2010; García et al., 2011). La familia, respaldada por la escuela, se presenta como clave para el desarrollo positivo y el cambio de conductas (Barrios, 2016; Bell, 1979; Ison y Morelato, 2011; Muñoz et al., 2014). La prevención e intervención interdisciplinaria, alineada con los principios de políticas públicas, se postula como esencial para garantizar el pleno goce de derechos humanos y lograr resultados integrales en los niños (Barrios, 2016).
El proceso de identificación de características y rasgos desde diversas perspectivas ha generado información valiosa para el ámbito educativo. Aunque los resultados subrayan la necesidad de intervención inmediata, se vislumbra la ampliación de la muestra como una dirección futura. Además, se considera y sugieren temas como inteligencia emocional, estilos de aprendizaje, relaciones interpersonales, redes sociales y autoestima en futuros estudios para enriquecer el conocimiento actual y fortalecer las estrategias de prevención e intervención en entornos escolares.
Notas de autor:
Financiación: El presente estudio no tuvo financiación.
Conflicto de intereses: El autor declara no tener conflicto de intereses.
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RECIBIDO: 22 de mayo de 2023
MODIFICADO: 1 de abril de 2024
ACEPTADO: 6 de abril de 2024