«Giovanni Anselmo. Oltre l’orizzonte»
MAXXI. Museo Nazionale delle arti del XXI secolo, Roma
Del 20 de junio al 6 de octubre 2024
Toda la carrera de Giovanni Anselmo está determinada por un instante: el momento en el que una mañana de agosto de 1965, en la cima del volcán Estrómboli (Sicilia), cuando la primera luz del sol proyectó su sombra hacía la inmensidad –el sol estaba en el mar y su contorno había desaparecido en el infinito–, adquirió conciencia de ser parte de un universo en transformación. La cognición de su papel dentro de la naturaleza, con la consiguiente dificultad de representación de algo que era consecuencia de una experiencia personal, le llevó a reflexionar sobre una narrativa capaz de recrear esa observación. En este sentido, como alegoría y resumen de toda su producción, La mia ombra verso l’infinito dalla cima dello Stromboli durante l’alba del 16 agosto 1965, se proyecta en la antesala de la muestra Oltre l’orizzonte, una retrospectiva de Giovanni Anselmo, comisariada por Gloria Moure, que ha sido producida por el Museo Guggenheim de Bilbao en colaboración con el MAXXI de Roma [1].
La muestra se ubica en la última planta del museo diseñado por la arquitecta anglo-iraní Zaha Hadid y, como en el caso de la instalación del edificio de Gehry en Bilbao, la disposición de las piezas se pliega y establece narrativas espaciales con la arquitectura que la contiene. La retrospectiva se concentra mayoritariamente en las salas de dicha planta, aunque hay una serie de proyectores y un vídeo (que recoge una amplia entrevista con el artista), además de la citada pieza de Estrómboli, que crean una especie de prólogo documental y una invitación a compartir su universo creativo.
Giovanni Anselmo es una de las grandes figuras del arte contemporáneo y uno de los miembros desatacados del arte povera, movimiento que reaccionaba contra las corrientes objetuales y la mercantilización a partir de una reflexión político-artística teorizada por Germano Celant, en la que el arte –recordemos que era el año 1968, con todas las implicaciones que conllevaba– se podría concebir como un apunte de guerrilla. Fue el crítico genovés quien determinó en esa fecha algunos de los conceptos que han caracterizado la obra de Anselmo: «un continuo diálogo entre ser y no ser, movimiento y estática, pensamiento y materia, que ‘culmina’ en los hechos planteados, fisicidad macroscópica de un evento energético en potencia».
Como parte de las poéticas povera –si bien es cierto que desde sus inicios el trabajo de Anselmo elude cualquier etiqueta–, el artista establece una delicada reflexión sobre el tiempo y el espacio, así como sobre la ontología en el contexto de lo indeterminado. De hecho, como recalca la muestra, su experiencia está caracterizada por la energía, la orientación, la gravedad y los campos magnéticos que constituyen el leitmotiv de su producción. Oltre l’orizzonte presenta dibujos, esculturas, fotografías y obras específicas y está concebida como un paisaje que hace partícipe al espectador a través del sentimiento y la reflexión, una idea que aparece en los orígenes de su carrera y que se ha desplazado a lo largo de toda su producción situando epistemológicamente los problemas a los que se enfrenta, es decir, la interacción entre el objeto y el sujeto que lo percibe.
Oltre l’orizzonte comienza con las piezas desarrolladas a finales de esa década estableciendo una panorámica que no es cronológica, puesto que Anselmo replanteaba sus piezas y volvía a ellas para construir nuevos itinerarios, resignificarlos y enriquecerlos. En el caso que nos ocupa, como señala Moure, el corpus principal de la muestra está constituido por obras en las que está inserto el proceso creativo que lo ha caracterizado. El proyecto de exposición surgió de la colaboración de la comisaria con el artista, que estuvo implicado en su diseño hasta su deceso el 18 de diciembre de 2023. Como reconoce Moure, es una muestra póstuma en la que se percibe el espíritu del artista: «es una creación suya totalmente, ha elegido las obras y su diálogo, la instalación y los textos».
Si hay algo que traslada Oltre l’orizzonte es la sensación de que las piezas establen una panorámica visual y conceptual de lo que se va a experimentar a lo largo del recorrido. Más allá de la inmensidad de los conceptos apuntados por el artista que manifiestan la deriva de lo humano, modificada por los elementos en los que se inscribe su existencia, desataca su extraordinario vitalismo a través de las formas de lo inestable y del desequilibrio, una expresión de su pensamiento en el que la opción no es la de la representación, sino la presentación de una realidad. Por ello la presencialidad objetual constituye un «panteísmo energético» como apuntaba Germano Celant.
Los conceptos de eternidad y tiempo están presentes a lo largo de la muestra. En Disolvenza (1970), Anselmo plantea la metáfora del desvanecimiento del objeto constituido por un bloque de hierro de más de cien kilos que desaparecerá por el efecto de la oxidación. Su título se refiere a un proceso iniciado en el que el espectador se convierte en parte de ese trascurso de deterioro que afecta a todas las energías. La investigación sobre el infinito articula Particolare di infinito (1969-1978) cuya fuente luminosa proyecta la palabra PARTICOLARE que se materializa con la interrupción de otro cuerpo, pero si no se obstaculiza se proyecta convirtiéndose en una fracción real de infinito, resaltando la importancia individual como parte constituyente del universo.
Del mismo modo, la energía es el motivo de Struttura che mangia (1968), en el que la piedra se sostiene por la vitalidad de la lechuga, pero cuando esta se pierde, la piedra cae –citando en la disolución futura de la piedra la relación con la eternidad–, al igual que los seres humanos que somos únicamente una energía finita. En esa constelación, la muestra presenta Struttura che beve (1968) que establece una relación similar a toda la transformación energética.
La presencialidad y la gravedad son protagonistas de Senza titolo (Specchio) (1968) en la que el artista apoya el espejo en la pared protegiendo sus puntos de contacto con algodón, idea en la que se revuelve y reacciona contra la representación dimensional del espejo. Una relación de obras clásicas termina de componer ese panorama que reconstruye toda una carrera y su poética de representación: Direzione (1967-68), Torsione (1968), Lato destro (1970), Entrare ne’ll opera (1971) –en la que establece una conexión con la fotografía de Estrómboli, relacionado lo cíclico y su conexión con el Todo–, Il panorama con mano che lo indica (1982-1984), Senza titolo (1988-1990) una obra en la que la gravedad articula un discurso con el color natural de las piedras.
Oltre l’orizzonte se enfoca en los cambios de conocimiento en relación con el mundo que nos rodea, reflexionando sobre las visiones parciales en las que nos centramos. De hecho, aborda la mutabilidad y la transformación perpetua, donde cualquier cambio puede tener un efecto transformador sobre el resto de los elementos. Las piezas de Anselmo exploran la idea de la consciencia, destacando que esta, y no otras imposiciones devenidas por la hegemonía del capitalismo avanzado, constituyen nuestra auténtica riqueza. Esta perspectiva esencial nos lleva a cuestionarnos nuestra identidad y nuestra relación con la totalidad. Los trabajos de la muestra, como resumen de una vida dedicada a la creación, establecen una poética definida a través del lenguaje en las proyecciones de palabras. Estas encuentran sentido tanto en su materialización como en el infinito, interrogándose por la idea de la existencia (material) más allá de lo tangible por los sentidos. La exhibición busca que el espectador participe activamente, cuestionando su identidad y conexión con el universo resaltando la riqueza pensamiento a través de la creación para concentrase en lo verdaderamente relevante.
María Elena Giménez Reneses
Universidad de Castilla-La Mancha