Cyriakus Blödner y la «Cartographie de cabinet»: dibujar la Sicilia de las Luces*
Valeria Manfrè
Universidad Complutense de Madrid
vmanfre@ucm.es
Resumen: Este trabajo propone abordar el estudio de la producción cartográfica del ingeniero militar y cartógrafo alemán Cyriakus Blödner. Centrándonos especialmente en los mapas de Sicilia, el objetivo es analizar las planimetrías inéditas manuscritas de las ciudades más importantes del territorio insular que se conservan en la Staatsbibliothek de Berlín. A través de estos ejemplares gráficos se plantea un acercamiento al modus figurandi empleado por el ingeniero Blödner durante el dominio del monarca de la Casa de Austria, Carlos VI. Por otro lado, el análisis de las coordenadas histórico-temporales permiten ahondar en el encargo de estos dibujos impulsado por los miembros de la corte de Viena.
Palabras clave: Cartografía urbana; Dibujos; Ingenieros; Mecenazgo; Reino de Sicilia; Monarquía austriaca.
Cyriakus Blödner and the «Cartographie de Cabinet»: Drawing the Enlightenment Sicily
Abstract: This paper aims to examine the cartographic production of the German military engineer and cartographer Cyriakus Blödner. Focusing particularly on the maps of Sicily, the objective is to analyse the unpublished manuscript plans of the most important cities of the island that are preserved in the Staatsbibliothek in Berlin. These graphic examples provide an insight into the modus figurandi employed by the engineer Blödner during the reign of Charles VI, a monarch from the House of Austria, Charles VI. On the other hand, the analysis of the historical-temporal coordinates allows us to delve into the commissioning of these drawings by members of the Viennese court.
Keywords: Urban cartography; Drawings; Engineers; Patronage; Kingdom of Sicily; Austrian monarchy.
Recibido: 20 de febrero de 2024 / Aceptado: 27 de junio de 2024.
Introducción
El estudio de la historia de la cartografía urbana del reino de Sicilia durante los catorce años de dominación austriaca (1720-1734) es un campo que no ha sido tratado, hasta la fecha, con criterios de sistematicidad, exhaustividad y con rigurosas metodologías científicas. La insuficiente bibliografía sobre el tema, a la que se señala nuestra reciente aportación sobre el asunto (Manfrè, 2023: 105-146), no permite aún realizar comparaciones exhaustivas y sugerir reflexiones de gran alcance que tengan en cuenta diversos parámetros, es decir, los intereses políticos, militares o conmemorativos que atañen a la producción cartográfica, así como las necesidades defensivas de los enclaves isleños para abordar todo lo relativo a los métodos de ejecución y las técnicas de elaboración de los mapas, planos o vistas de ciudades. Tampoco es posible incidir adecuadamente sobre la aportación de personalidades cultas, tanto locales como extranjeras, o acerca de la participación de arquitectos e ingenieros de renombre, dotados de indiscutibles habilidades técnicas y artísticas. Por lo tanto, es necesaria una revisión oportuna de la producción iconográfica siciliana en el contexto histórico y en el entorno geográfico durante la época de las Luces.
Las páginas del presente artículo intentarán acotar estas carencias, empezando con un cuidadoso proceso de adquisición de datos objetivos, materiales iconográficos y documentos de archivo a través de algunos dibujos, la mayor parte inéditos, ideados por nuestro protagonista: el ingeniero militar y cartógrafo alemán, Cyriakus Blödner. Nacido en 1672 en Eisenberg, una ciudad al este de Turingia, Blödner murió a la edad de casi 61 años en 1733; su trayectoria profesional ha sido ya delineada por Wilhelm Bonacker (1957: 92-135), el cual dio a conocer la amplia producción cartográfica de este técnico al servicio de la casa de Austria. No obstante, a pesar del citado texto inaugural, de la intervención y producción cartográfica sobre el ingeniero alemán no aparece prácticamente referencia alguna en la historiografía sobre Sicilia.
En cuanto a su producción cartográfica, nos detendremos en los seis dibujos que se conservan en la Staatsbibliothek de Berlín que se refieren a las planimetrías de las ciudades fortificadas de: Palermo, capital del reino, de las ciudades de la costa jónica Siracusa, Augusta, Messina y sus respectivos castillos y fortalezas, es decir, Gonzaga, Matagrifone, San Salvador y Castellaccio y la ciudadela pentagonal. Las restantes imágenes se refieren a Catania con su castillo Ursino, el castillo de Brucula, así como a las ciudades de Trapani y Milazzo. Igualmente, el cartógrafo también realizó un mapa completo del reino de Sicilia. Todos estos dibujos están firmados por el ingeniero mayor, Cyriakus Blödner.
Los espacios privilegiados por Blödner fueron los que tuvieron un mayor sesgo fronterizo y una mayor carga conflictiva, al constituir los escenarios de la guerra de la Cuádruple Alianza (1717-1720). Al comienzo del conflicto, y durante los primeros meses de invasión de la isla por parte de las tropas de Felipe V en 1718, tanto los altos mandos austriacos, como los españoles, organizaron unidades de topógrafos militares con el objetivo de atender a las demandas derivadas por el enfrentamiento bélico. Este teatro de guerra generó nuevas necesidades cartográficas impulsadas por el emperador Carlos VI de Austria y el príncipe Eugenio de Saboya (1663-1736). Respecto al segundo, cabe señalar que tuvo un papel muy importante por ser el presidente del Consejo Áulico de Guerra (Hofkriegsrat), cargo que ocupó desde 1703 hasta 1736. De este modo, los técnicos atendieron a las necesidades de sus promotores y empezaron a elaborar una cuantiosa y variada cartografía. Sin duda, los dibujos de Blödner se relacionan con la producción cartográfica de carácter geográfico y urbano de la mano de la organización del cuerpo de ingenieros militares bajo el mando del general y topográfo berlinés Samuel von Schmettau (1684-1751), impulsor de un nuevo mapa geográfico de Sicilia (Dufour, 1995; Valerio y Spagnolo, 2014: 409-413).
Pero también podemos contar con numerosos ejemplares cartográficos salidos de la mano de los ingenieros militares al servicio de la monarquía hispánica. A este respecto, hay que mencionar, por ejemplo, los veintisiete dibujos de fortalezas del reino de Sicilia y de su territorio, que hoy se conservan en el fondo Mapas, Planos y Dibujos del Archivo General de Simancas (Aricò, 1982: 145-149), promovidos por el comandante militar belga Jean François de Bette, III marqués de Lede (1672-1725). Igualmente, un elevado número de mapas, planos y vistas de las islas de Cerdeña y Sicilia (Manfrè, 2018: 207-225) fueron impulsadas por la Corona española; un legado que hoy se encuentra repartido entre el Archivo General Militar y la Cartoteca del Centro Geográfico del ejército de Madrid (Manfrè, 2023).
Blödner y la construcción visual de Sicilia
Volviendo a los dibujos de Blödner y a los métodos topográficos, sabemos que bajo el impulso de un modus figurandi a favor de una adhesión, cada vez más fiel, a la representación de la ciudad, se propagó la creación de imágenes que respondían a necesidades específicas creadas a partir de un trabajo de campo por parte de los ingenieros. Sin embargo, los conjuntos de dibujos ideados de Blödner, respecto a otros precedentes ilustres, no fueron realizados a partir de un trabajo de campo, es decir, no se dibujaron «a vista de ojos» (Cámara Muñoz, 2005: 68-78), una expresión que, a menudo, se encuentra en la documentación de la época para referirse al realismo de los diseños de los ingenieros. Los de Blödner son, tan solo, el fruto del trabajo de gabinete y están alejados de las necesidades que atañen a los mapas o planimetrías impulsadas durante los contextos bélicos o de aquellos realizados para reforzar las obras defensivas. Por ello, se alejan de todos aquellos mapas, planos y vistas que debían reflejar el valor de la experiencia directa del lugar. Es decir, un levantamiento cartográfico realizado después de que el ingeniero militar haya visto con sus propios ojos el sitio, ya que, para producir este tipo de imágenes, a veces incorporadas en los atlas de ciudades con un valor estratégico y militar, era imperativo conocer directamente los lugares que había que representar. A este respecto, uno de los testimonios en el ámbito hispánico que constituye el reflejo de esta línea evolutiva, son las magníficas vistas de ciudades españolas del artista flamenco Anton van de Wyngaerde (Galera i Monegal, 1998). Se trata de una empresa encargada por Felipe II, que responde a la necesidad de realizar ad vivum, las minuciosas panorámicas hispánicas, principalmente urbanas (Marías, 1996: 101-107).
La ficción del realismo aplicada a la representación de las formas se extendió también al reino de Sicilia a través de la creación de los primeros atlas de la isla durante el reinado de Felipe II y su sucesor, Felipe III. Un ejemplo destacado es el conocido atlas de Tiburcio Spannocchi (1541-1606); aquí la descripción corográfica que acompaña las imágenes del volumen titulado Descripción de las marinas de todo el reino de Sicilia (Trovato, 1993; Polto, 2001)1, insiste en la importancia de la observación directa del lugar para poder recrear el dominio hispánico y servir a la monarquía con el objetivo de obtener información fidedigna. Otro atlas, en este caso finalizado en 1584 y que se ideó para responder a las pretensiones geográficas y políticas de la monarquía hispánica, fue el de Camillo Camilliani (1550 ca.-1608/1609 ca.), realizado a partir de las observaciones de campo por parte del artista toscano, que trabajó acompañado del capitán Giovanni Battista Fiesco (Scarlata, 1993)2. Más allá de la gran belleza de estos álbumes cartográficos, lo que nos interesa es el método de trabajo empleado y requerido a estos artistas e ingenieros al servicio de la Corona española, basado en una preselección de la información y toma de datos que concierne el territorio in situ, seguida por una elaboración posterior que permitió conocer la condición de las ciudades fortificadas.
Durante el siglo XVIII, la producción cartográfica militar urbana y el planteamiento de nuevos proyectos por parte de los técnicos al servicio del emperador austriaco siguen manteniendo el mismo propósito e idéntica necesidad que en las épocas anteriores. Más allá de las distintas habilidades de aquellos que intervinieron en la ejecución de los mapas urbanos, era imprescindible acudir personalmente a la inspección del territorio, de las ensenadas y de las estructuras defensivas. En Sicilia, durante el periodo que nos atañe, la realización de nuevos levantamientos topográficos fue ideada, como hemos apuntado anteriormente, por parte de un equipo de ingenieros coordinados por Schmettau, nombrado en Viena intendente general del ejército austriaco por parte del príncipe Eugenio de Saboya y que, a raíz de este nuevo encargo, se trasladó a Sicilia en 1719 y permaneció aquí hasta principios de 1720. Durante este periodo estuvo ayudado por otros técnicos, como los ingenieros y hermanos Domenico y Michelangelo Blasco, que emprendieron nuevos levantamientos topográficos, astronómicos y geodésicos in situ que se revelaron muy útiles para el acantonamiento de tropas, la defensa de los frecuentes asedios o para mejorar las defensas de la isla. Uno de los resultados más destacados de Schmettau, después de haber recorrido el territorio entre 1719 y 1720 fue confeccionar en Viena dos ejemplares del nuevo mapa geográfico de Sicilia [1], con la ayuda de su fiel colaborador, el ingeniero Domenico Blasco (Manfrè, 2022: 1583-1585). El mapa debía responder a nuevos levantamientos in situ y, sobre todo, debía remplazar el mapa anterior de Sicilia [2] realizado en 1720 por el ingeniero austriaco Johann Wolfgang Wieland (1673-1736/1757) porque su labor se había basado únicamente en la recopilación y análisis de un conjunto de diez mapas sicilianos, ideados con anterioridad (Manfrè, 2022: 1578).
A diferencia de la praxis consolidada en los territorios de ambas potencias, Blödner no realizó ningún trabajo de campo para la realización de los dibujos sicilianos. Sin embargo, sabemos que durante su vida desplegó una intensa actividad científica y técnica, recorriendo personalmente los territorios que debía cartografiar para recoger toda la información posible y realizar así una topografía rigurosa de los territorios de Hungría, Transilvania, Rin y Flandes (Bonacker, 1957: 92-135). A este respecto, y antes de detenernos en las imágenes de Sicilia, hay que mencionar, por lo menos, una de sus empresas más relevantes: el «Theatrum Belli Rhenani» (Musall y Sperling, 2009). Estos veinte mapas, citados por primera vez en 1724 por el teólogo protestante alemán Eberhard David Hauber (1724: 55), respondieron a un proyecto cuya metodología se aleja de la que utilizó para plasmar los dibujos de Sicilia, y se acerca a los métodos de topografía rigurosa que se relacionan con aspectos militares y de defensa. El Theatrum consta de una serie de mapas dibujados a partir del reconocimiento personal del ingeniero entre 1713 y 1715, seguidos por una segunda versión fechada entre 1717 y 1725. Esta segunda versión fue, además, coloreada por la pintora barroca Anna Maria Benz (1694-1738), segunda esposa de Cyriakus, con quien se casó en 1717. Blödner, como se indica en el estudio más completo realizado por Bonacker (1957: 98), quiso involucrarla en los recursos gráficos que preveían el establecimiento de códigos cromáticos en el Theatrum. De este modo aprovechó sus habilidades pictóricas con el fin de embellecer el conjunto de mapas, convirtiendo el resultado en un magnífico trabajo de equipo, en el que la diferenciación cromática permitía una más correcta comprensión de los mapas.
Algunos años después, es decir, en 1718, el foco de atención militar se había trasladado a Sicilia y el príncipe Eugenio de Saboya, para solventar las necesidades cartográficas, había encomendado la labor a Blödner (Bonacker, 1957: 96). No obstante, por motivos que desconocemos, rechazó el encargo de ir a Sicilia; por tanto, el príncipe Eugenio se vio obligado a ofrecer el puesto al ingeniero Schmettau que ejecutó un mapa, tema al que hemos aludido anteriormente, a la altura de las exigencias del exigente mecenas. Pasados unos años, y probablemente por mediación del mismo príncipe, Blödner tuvo la posibilidad de retomar el proyecto que había rechazado: realizar unos dibujos de las ciudades costeras y unos mapas de Sicilia. Debido a la falta de referencias directas Blödner tuvo que consultar ejemplares anteriores o estrictamente coetáneos, como planos y mapas de procedencia, escala, tamaño y autoría muy dispares que le sirvieron de modelo para realizar sus dibujos. Con mucha probabilidad, pudo además utilizar esbozos, croquis, datos y mediciones proporcionados por otros técnicos que habían participado en la campaña de levantamiento cartográfico de los diferentes territorios de la isla, simplificándolos y adornándolos para convertirlos en bellos dibujos, eludiendo, de este modo, las prácticas específicas mencionadas anteriormente y que se vincularían a los principales hitos cartográficos de la época. En un segundo momento tuvo que homogeneizar y uniformar el tamaño, creando unos dibujos con algunos detalles que se repiten. Todas las imágenes tienen un marco que las bordea, así como cartelas para presentar los títulos y utilizan escalas métricas diferentes, como las cañas de Sicilia o las millas italianas. Blödner realizó unos planos de ciudades y un mapa de carácter militar defensivos y de alto nivel informativo que, en definitiva, aglutinan también valores estéticos. Además, en todas las plazas fuertes se representan sus respectivos perímetros defensivos, se contempla la trama urbanística y, en algunos casos puntuales, se recrean sus castillos y ciudadelas. Siendo escenarios de guerra, Blödner incluyó también los campos atrincherados de los entornos urbanos estratégicos, todo ello sin olvidarse de dibujar minuciosamente los recintos fortificados, los caminos, los ríos, los vados y los puentes. Asimismo, de las ciudades en tensión y respectivos enclaves defensivos dibujados de forma exenta, se representan sus entornos. Las imágenes cumplen con una multiplicidad de funciones geográfico-documental; por un lado, registran los conflictos armados y, por otro lado, el uso defensivo. Estos datos proceden también de noticias que empezaron a circular por la prensa europea, y nos referimos a las gacetas de Ámsterdam, Francia, Lisboa, Madrid, Viena y a los numerosos periódicos británicos como los Daily Post, Post Man, Flying Post, Weekly Journal, Post Boy y London Journal (Condorelli, 2020: 147-160).
En definitiva, los dibujos parecen poner en evidencia las claves del éxito de la defensa militar austriaca contra el rey de España, Felipe V de Borbón. A través de estos dibujos y sus respectivas leyendas y textos, se informa acerca de los acontecimientos bélicos en los que intervinieron los ejércitos de las potencias extranjeras involucradas. Se alude, además, a la necesaria cronología para dar coherencia al evento narrado y representado. Se trata, por tanto, de un proyecto que posiblemente no nace para fines operativos durante la campaña bélica, como muchos de los dibujos conservados en Simancas encargados por el marqués de Lede, sino que se originó, como apuntábamos, en años posteriores, aunque resulta difícil poder establecer una fecha concreta. Por ello, conviene subrayar este carácter dual, topográfico e histórico, que explicaría la realización de mapas que se enmarcan en una pequeña empresa cartográfica probablemente de carácter celebrativo.
Sicilia: los espacios cartografiados
Si analizamos más de cerca algunos de estos dibujos estas cuestiones se ponen en evidencia. El mapa de la isla de nuestro ingeniero, que posiblemente abre la serie –si queremos volcar en estos ejemplares sueltos el esquema propuesto por Ptolomeo que, recordamos, iba de lo general (es decir, un mapa) a lo particular (vistas y planos de ciudades)–, fue concebido, muy probablemente, sobre todo para evocar estos momentos históricos y situar al destinatario/os de los dibujos en los diferentes enfrentamientos bélicos acaecidos a partir del año 1718, es decir, cuando Sicilia fue ocupada por las tropas de la expedición española bajo el mando del comandante de Lede. Del mapa de Sicilia de Blödner existen dos copias, una en Viena (Dufour, 1995: 16) y la otra en Berlín (Manfrè, 2021: 86). Llevan el mismo título Plan der Insel und Königreichs Sicilien… [3] y ambas imágenes son muy parecidas entre sí. El mapa de Berlín está rodeado por un marco negro, introduce unas cartelas en forma de pergamino para enmarcar el título y otras informaciones de interés presentes también en el resto de las planimetrías, mientras que en la parte inferior del mapa se hace referencia a las expediciones de los asedios de 1718 y 1719 por parte de los ejércitos enemigos. Respecto a los principales hitos cartográficos gestados en el Siglo de las Luces y de producción austriaca, es decir, el mapa de Wieland de 1720 y el de Schmettau ligeramente posterior, el mapa de Blödner no aporta significativas innovaciones e inexplicablemente la representación gráfica reproduce el perfil del conocido mapa del siglo XVI del cartógrafo flamenco Gerard Mercator (1512-1594). Blödner no se preocupa de utilizar un mapa actualizado, pero presta más atención cuando sitúa las operaciones militares que habían sido ya evocadas en el mapa de Schmettau: la batalla naval de Capo Passero y el desembarco del mes de mayo de 1719 de las tropas austriacas bajo el mando de Claude Florimond, conde de Mercy (1727-1794) en el puerto de Tindari. A estas imágenes altamente celebrativas de la campaña de conquista del reino añade el ataque del mes de junio de 1719 de las milicias imperiales dirigidas por el barón Friedrich Heinrich von Seckendorff (1673-1763) en la isla de Lipari. La aproximación visual a las planimetrías permite individuar una configuración urbana de las ciudades costeras de Sicilia mucho más actualizada. Es difícil determinar el orden de ejecución de los dibujos, pero, si queremos seguir los acontecimientos bélicos a través de las planimetrías, debemos detenernos en los diseños que representan los planos de las plazas y puertos de Palermo, Siracusa y Augusta.
En el caso de Palermo, Plan de la Ville de Palermo en Sicilie avec l’Attaque des Espagnols 1718, cuyo dibujo engloba además las planimetrías de las ciudades jónicas de Augusta y Siracusa [4], la ciudad está representada con su perímetro amurallado, pero no es un buen ejemplo de descripción gráfica de la trama urbana de la capital del reino. Por lo general, los ingenieros debían levantar la superficie urbana, con el callejero y la estructura viaria, a lo que se sumarían los edificios civiles y religiosos más notables con su indicación en la explicación del plano. En el dibujo de Berlín la leyenda indica con letras alfabéticas el palacio real, sede de los virreyes de Sicilia, el recinto amurallado abaluartado, los puertos y la fortaleza del Castellammare en donde se ha querido señalar las trincheras con los ataques del marqués de Lede de 1718. En este sentido, del plano, lo que llama la atención, es la ausencia intra moenia de las intervenciones urbanísticas del siglo XVI y XVII, es decir, la calle rectilínea Toledo o la de Cassaro y su cruce con la Via Maqueda que crea la escenográfica Piazza Vigliena, una plaza octogonal popularmente conocida como los Quattro Canti (Di Fede y Scaduto, 2011). El proyecto fue empezado en 1608 por el arquitecto del senado Mariano Smiriglio (1561-1636), aunque su remodelación fue finalmente realizada por el arquitecto florentino Giulio Lasso (1565 ca.-1617), convirtiéndose en un espacio idóneo para las celebraciones festivas, una innovación arquitectónica y urbanística de renovada importancia que se verá reflejada en la cartografía urbana de la época. Podemos así constatar que el recuerdo de los escenarios de batallas tendrá un mayor protagonismo, en detrimento de una representación fiel de la trama urbana representada de forma imprecisa, y primando la representación de las áreas del territorio que habían sido teatro de la movilidad por parte de las unidades militares.
En cuanto a la ciudad de Milazzo, ubicada en la costa norte de la isla, está representada por dos dibujos. En el primero [5] Plan de Melazzo avec les environs et le cap de Lemazzo en Sicile. L’Anne 1718 avant le siege, a la representación gráfica de Milazzo, Blödner añade, en la parte inferior del dibujo, cuatro planimetrías bastantes aproximadas que se refieren al castillo Ursino de Catania, a éstas siguen las planimetrías de la ciudad de Catania, el castillo de Brucula (Agrigento) y, por último, el plano de Trapani, ambos fechados 1719. Milazzo está representada con su perímetro amurallado en su parte más elevada (la ciudad alta) indicada en la leyenda con la letra D «La Ville Murée» y la ciudad baja indicada con la letra F, también conocida como el Cabo. Los elementos figurativos se limitan a algunas zonas de arbolado y al coloreado de los campos de cultivo. Se alude también a los caminos que recorren el territorio y a la costa articulada por pequeñas ensenadas y barrancos. Entre los elementos defensivos se representan los edificios más emblemáticos, es decir, su primitivo castillo de época normanda y la torre del homenaje, el llamado fuerte Sant’Elmo. Se indican también los alojamientos para las guarniciones y las baterías. En el número 18 de la leyenda, coloreada en amarillo, según la diferenciación cromática utilizada para indicar espacios (Warmoes, 2008: 55-66), tanto proyectados como construidos, se alude a los «vestiges des fortifications faites par les Espagnols à l’occasion de Guerre de Messina». Con toda seguridad estas notas se refieren a las fortificaciones realizadas durante la rebelión de la ciudad de Messina contra la Corona española ocurrida entre 1674 y 1678. Durante estos años de inestabilidad los virreyes procuraron que Milazzo se convirtiese en una especie de cuartel general para coordinar las operaciones militares españolas encaminadas a la reconquista de la ciudad del estrecho.
La producción cartográfica bélica ayudó a propagar la imagen de Milazzo3, rememorando el asedio del mes de octubre de 1718; aquí la atención de Blödner se desplazó, nuevamente, a los hechos militares que habían tenido lugar en la ciudad. Como resultado de este asedio, que dañó la parte inferior y otras áreas, Milazzo será representada en otro dibujo que acopla dos planimetrías [6], cuyas leyendas hacen referencia a los episodios de guerra, a los campos atrincherados de los entornos urbanos estratégicos y a las galerías construidas durante el asedio del ejército español bajo el mando del marqués de Lede. También se representan los cuarteles y las baterías realizadas por el ejército austriaco, información seguida por la descripción de la ciudad.
Así mismo para la ciudad de Messina Blödner realizó dos dibujos: en el primero engloba dos planimetrías [7], respectivamente, de la ciudad con su perímetro amurallado, bajo el título Plan de la ville et fortresses de Messina en Sicile. Assiegé par l’Armée d’Espagne l’Anné 1718 y de su ciudadela pentagonal construida a partir de los años ochenta del siglo XVII por el ingeniero alemán Carlos de Grunenbergh (1638-1696) del que poseemos una detallada crónica gráfica conservada en Simancas (Manfrè, 2016: 227-246). El título del segundo dibujo Plan der Citadelle zu Messina in Sicilien, sigue haciendo referencia al asedio de las tropas españolas bajo el mando del marqués de Lede del año 1718. En la parte inferior muestra como unidades independientes [8] los castillos-fortalezas ubicados casi todos en las montañas que protegían, desde arriba, las murallas de la ciudad, y que fueron construidas durante el virreinato de Ferrante Gonzaga y Juan de Vega. Matagrifón, probablemente de origen normando-suevo; Castelazo, de origen medieval y reconstruido por el arquitecto Antonio Ferramolino que proyectó también el fuerte Gonzaga, fue edificado a partir del año 1540 mientras que la fortaleza del San Salvador fue ideada por el ingeniero Pietro Antonio Tomassello (Vesco, 2009: 126-142) y colocada en el extremo de la península de San Raineri. Terminología tanto en español (plano) como en italiano (castello) delata los modelos utilizados por Blödner y demuestra que el material entregado responde a autorías, procedencias y escalas diversas. A esta imagen se añade una segunda planimetría de la ciudadela de Messina [9] que alude al asedio victorioso del mes de julio de 1719 por parte del ejército austriaco, y representa los ataques entre las tropas de Carlos VI, bajo el mando del conde de Mercy, y de las milicias españolas del teniente general Luca Spinola, gobernador de Messina que durante el mes de octubre capituló y a partir de este momento comenzaron las negociaciones4. Estos dibujos, así como sus precedentes, siguen siendo el reflejo de una divulgación limitada, eludiendo la eclosión de técnicas industriales de reproducción de la imagen más rápidas, baratas y cómodas que las tradicionales.
Es probable que quien impulsase la ejecución de estos documentos cartográficos realizados por Blödner, plagados de datos de alto valor estratégico, militar y propagandísticos y que representan las líneas de defensa marítima sicilianas, fuese el mismo príncipe Eugenio. Ahora bien, hemos de preguntarnos por las razones que impulsaron su encargo. A título de hipótesis, es posible que el presidente del Consejo Áulico de Guerra, máxima autoridad central de la monarquía austriaca, estuviese interesado en estos levantamientos cartográficos como material didáctico, técnico y documental que se incorporaron al plan de estudios de la nueva academia de geometría y ciencias militares. Una academia inicialmente llamada Ingenieurakademie promovida por el príncipe Eugenio, y creada entre 1717 y 1718 en Viena e inspirada, probablemente, en la academia de Bruselas, bajo la dirección del ingeniero de Piacenza Leandro Anguissola (1653-1720), asistido por el subdirector ingeniero Giovanni Giacomo Marinoni (1676-1755)5. Los integrantes debían adquirir una formación técnica adecuada y la academia se proponía como un nuevo centro de formación y especialización técnica del personal de carrera. La cartografía fue, por tanto, una disciplina contemplada en los planes de estudio y las planimetrías de Blödner, que describen los escenarios de un importante acontecimiento militar, dibujadas a partir de otros ejemplares que circularon en Sicilia o en la corte vienesa y que poseía la élite gobernante. Toda esta documentación pudo, en cualquier caso, también haber sido utilizada para la formación de los especialistas.
Sin lugar a duda Blödner tenía conocimientos cartográficos, pero, para este encargo, posterior a 1718, el método de trabajo consistió en copiar, uniformar y embellecer un conjunto de planos y descripción de asedios y batallas que se ejecutaron en Sicilia o, incluso, en fechas posteriores en Viena. El material ideado por Blödner, construido a través de la utilización de una vasta gama de documentos cartográficos, así como textos y memorias, estaba destinado a mantenerse en secreto, por ello quedó manuscrito y nunca se imprimió, emulando las restricciones de su enemigo, es decir, según la política de sigilo practicada por el gobierno español. Además, para estos ejemplares hay que mencionar el valor de «geografía de provecho» y de «ostentación», recreando las plazas conquistadas y, a la vez, vehiculando el volcado de información de diferente tipo acerca de los asedios, es decir, incluyendo la posición de las tropas sitiadoras, así como las líneas de fuego para ambos lados entre el ejército español y el austriaco6. Los textos acerca de las profusas leyendas de los dibujos de Blödner constituyen un claro ejemplo de la propaganda del gobierno austriaco, en los que, a través de los asedios a la ciudadela de Messina de 1718 y 1719 y a la ciudad de Milazzo de 1718, se evidencia y reafirma la intencionalidad propagandística de estas imágenes. El resultado de la ingente documentación cartográfica gestada por la ingeniería militar austriaca que, más allá de estos esporádicos ejemplares de la institución berlinesa realizados por Blödner, se conserva principalmente en la Österreichische Nationalbibliothek y en el Kriegsarchiv de Viena, parece recrear una historia con matices muy diferentes respecto a la herencia de otros ejemplares de la misma tipología, e ideados en el siglo anterior, hoy conservados en Simancas. Es decir, disponer, sobre todo, de una cartografía urbana producida con fines estrictamente prácticos y acompañada por unos informes técnicos realizados por ingenieros de confianza de la monarquía hispánica. La producción cartográfica de matriz cesárea se sirvió, además, de copias realizadas a partir de originales de inspiración civil o militar que, posiblemente, fueron ejecutadas en vísperas de la batalla y se caracterizan por la presencia de muchas anotaciones, así como cálculos de distancias y pendientes. De estos ejemplares, hoy en su mayoría perdidos o que se han desgastado con el tiempo por el uso práctico durante el fragor del conflicto, poseemos copias, como las de Blödner, aun cuando también disponemos de otros ejemplares, siempre de planos elaborados con posteridad y hoy custodiados en el Kriesgarchiv de Viena o en la Staatsbibliothek de Berlín. Una buena muestra de estas prácticas la encontramos en el denominado como Plan de la Ville Basse de Milazzo en Sicile attaquée par l’armée d’Anjou. Plan de la ville de Milazzo de 1718 del Kriesgarchiv de Viena [10], copia de un original realizado por el desconocido ingeniero Henricus Ernestus Le Bachellé, ulterior ejemplo que confirmaría la producción y circulación de réplicas que ampliaron y enriquecieron el fondo cartográfico de matriz cesárea7.
De este modo, los técnicos y altos mandos militares dispusieron de ejemplares que, incluso, habían sido gestados en precedencia y que proporcionaron un buen conocimiento de la morfología de la ciudad, en este caso siciliana. La necesidad del dominio militar pudo forzar para que se eligiesen mapas levantados no necesariamente para la guerra producidos por civiles, y que durante episodios concretos de mayor necesidad se utilizaron y también juntaron mapas de diferentes tipologías. Un pragmatismo que quizá entró en colisión con la ambición científica; tal decisión, asociada al detrimento de una precisión que, cada vez, era más difícil de alcanzar. Este acto de mirar que precede el levantamiento cartográfico no pudo priorizarse de manera constante. A modo de conclusión, los mapas y planos aquí estudiados tuvieron múltiples vidas, fueron copiados, enmendados y revisados, una y otra vez, por técnicos competentes en la materia para su utilización en tareas tan diversas como la organización de una acción bélica, el asentamiento de un campamento militar, el asedio o la preparación de una campaña. Algunos otros, en cambio, estuvieron destinados a la celebración de batallas distinguidas y se convirtieron, por ende, en un modelo tanto para dar a conocer las victorias en el campo de batalla como en el adoctrinamiento de futuros mandos del ejército.
Notas
* Este trabajo se enmarca dentro del proyecto financiado por la Comunidad de Madrid y la Universidad Complutense de Madrid: Cultura Cartográfica en la Era de las Luces. Geografías de la Movilidad Artística entre Sicilia y la Corte de Viena (PR27/21-012).
1 El códice se conserva en la Biblioteca Nacional de España, MSS/788 y está disponible en http://bdh-rd.bne.es/viewer.vm?id=0000134804&page=1.
2 El códice se conserva en la Biblioteca Nazionale Universitaria de Turín, Ms. N.I.3.
3 Sobre la producción cartográfica de Milazzo, entre el XVI y el XIX siglo, véase Polto, 2017: 47-71. Algunas reflexiones sobre las representaciones de Milazzo durante la guerra de la Cuádruple Alianza en Ruvolo, 2014: 2114-2131.
4 Sobre la ciudadela de Messina durante los días del asedio hay unos documentos que se conservan en la Biblioteca Comunale de Palermo (Ms. Qq F5, ff. 200-207) que serán objeto de análisis en nuestras futuras investigaciones.
5 Sobre la academia véase Gatti, 1901: 58, 60-90; Dörflinger, 2004: 70-76; Fasching y Wawrik, 1989: 115.
6 Kagan, 2022: 49-70, Kagan, 2004: 91-105.
7 En el caso de plano del Castel Nuovo de Nápoles que se encuentra en el archivo de Viena, Österreichisches Staatsarchiv, Kriegsarchiv, Karten-und Plansammlung, Kartensammlung G I f, 83-20, por ejemplo, se aclara que es una copia de 1720 de un ejemplar proveniente del Consejo Áulico de Guerra.
Bibliografía
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