Iconografía e Iconología. Introducción al significado de la obra artística

MORENO CUADRO, Fernando

Universidad de Córdoba, Córdoba, 2022

ISBN: 978-84-9927-696-0

La Universidad de Córdoba ha apostado por iniciar su colección UCOmanuales con la publicación de esta obra escrita por su catedrático de Historia del Arte. Digno de destacar es la cuidadísima edición del volumen, donde se ofrece con eminente carácter didáctico buena parte del saber de su autor en la materia. La publicación consta de algo más de quinientas cuarenta páginas de texto enriquecidas con ochocientas treinta ilustraciones y un extensísimo aparato bibliográfico que dan cuenta de la enorme entidad que ostenta la asignatura de Iconografía e Iconología para las disciplinas de Humanidades.

Desde un principio, atiende Moreno Cuadro a delimitar conceptualmente los términos Iconografía e Iconología estableciendo un recorrido historiográfico por el que ambas disciplinas de estudio se han conformado en métodos fundamentales para la Historia del Arte, desde el origen epistemológico de ambos vocablos, pasando por la deriva en la concreción del campo de estudio que comprende cada materia, hasta la llamada de atención para el correcto empleo de términos como «tema», «tipo», «motivo» o «tema de encuadre», sin olvidar la especificidad conceptual que se cierne entre «alegoría», «símbolo» y «atributo».

Insiste el autor en clarificar el ámbito de actuación del método iconográfico, sirviéndose en un capítulo del argumentario defendido por Guy de Tervarent. En otro capítulo que sirve de tránsito hasta que finalmente Erwin Panofsky arme el método iconológico, se señala las preocupaciones teóricas de Aby Warburg: pathosformel, la importancia de la estampa en el intercambio de conceptos y valores expresivos, la astrología, la teoría de la polaridad y el concepto de pervivencia o Nachleben; y por otro lado, del fenómeno de la cristianización de la mitología pagana en el primer arte cristiano y la moralización de la mitología en la Edad Media y el Renacimiento. Finalmente, el método iconológico está desarrollado en los tres capítulos subsiguientes, centrándose en un primer momento en la precisión del método iconológico propuesto por Panofsky. Seguidamente, se centra Moreno Cuadro en relacionar el método iconológico con la arquitectura: la iconografía o imagen de la planta del edificio que recurrentemente aparecen unidas al poder; el antropomorfismo o aplicación de las características humanas a la arquitectura, incidiendo en los hitos historiográficos que han venido a determinar tanto los órdenes y su aplicación como los tipos de plantas y su relación con el cuerpo humano; y el simbolismo arquitectónico o aplicación de la iconología a la arquitectura utilizando los ejemplos del Monasterio de El Escorial y la Mezquita-Catedral de Córdoba. Culmina el triple capítulo dedicado a Iconología desmenuzando la aportación realizada por Ernst Gombrich, quien acuña el término «programa iconográfico» por el que convencionalmente se aplican ciertos temas en contextos concretos y obliga a estudiar a las instituciones más que a los símbolos. No olvida a los continuadores de los postulados del teórico británico: Baxandall y Alpers, quienes incluyeron la Historia del Arte en el espectro interdisciplinar de la Cultura visual.

Un segundo bloque de este manual se convierte en verdadero repertorio informativo, donde Moreno Cuadro despliega un enorme caudal de erudición acerca de las fuentes literarias y gráficas comúnmente empleadas en el arte figurativo de tradición cristiana.

Comienza dedicando amplio espacio a la Biblia, sistematizando los libros que la componen, clarificando el simbolismo tipológico por el que se correlaciona el Antiguo y el Nuevo Testamento, justificando así la figura del Mesías. Los evangelios apócrifos, los oráculos sibilinos, el Apocalipsis y los Beatos completan un primer apartado, para en un segundo epígrafe dedicarse específicamente a la iconografía bíblica. En él se analizan los personajes y episodios con mayor repercusión iconográfica, desde la creación a los reyes, los profetas y los héroes veterotestamentarios, y particulariza a la monarquía sacra hispánica como continuadora del reino de Israel y su defensa a través de la imagen. Por su parte, el Nuevo Testamento está centrado por el Apocalipsis, el Juicio Universal y el desarrollo de la iconografía de Cristo en su doble naturaleza divina y humana. Abundante espacio dedica a la figura de María y su enorme repercusión iconográfica, no solo por su papel de protectora y eslabón fundamental en la obra de la Salvación, sino por ser protagonista fundamental en la Encarnación del Verbo y su correlación tipológica con la Maiestas Mariae, la Sagrada Familia, el Árbol de Jesé o de la Inmaculada, temáticas todas ellas de trascendental importancia teológica y política y, por ende, de repercusión en el arte. Continúa este extenso capítulo con los distintos temas y tipos iconográficos dedicados a la figura, vida, pasión y muerte de Cristo, donde el autor hace un auténtico alarde sintético y hermenéutico para presentar de manera clara toda la materia que el personaje aporta a la Historia del Arte. A partir del relato diacrónico acomete con agilidad discursiva todos los episodios de mayor repercusión artística en el ciclo de la Infancia, la vida pública y la Pasión, muerte y Resurrección de Jesús, sin duda la parte más ilustrada de toda la batería de imágenes que ofrece el libro por la enorme cantidad de secuencia y número de personajes fundamentales que intervienen.

Continúan una serie de capítulos donde el autor se ocupa de otras fuentes religiosas con fuerte potencial icónico: libros de devoción, biblias ilustradas, misales, leccionarios, salterios, breviarios o libros de horas, el drama litúrgico que dejó profunda impronta en la iconografía cristiana medieval, como también la dejaron las danzas macabras, la homilética, los textos hagiográficos, los bestiarios y la antropología monstruosa, todos ellos muy proclives a ser representados desde la Edad Media. También lo fue desde la Edad Moderna la literatura mística, donde Moreno Cuadro se configura como privilegiado especialista en la repercusión iconográfica originada por la obra de santa Teresa de Jesús y san Juan de la Cruz.

No se olvida de la mitología greco-romana y su repercusión en la literatura y la plástica occidental desde la Alta Edad Media, y más concretamente en la utilización/identificación de los esquemas mentales del mito para vincularlos a la deificación de determinados grupos o personajes. Tampoco de los jeroglíficos, como lenguaje relacionado con la divinidad y su trasunto oculto de significado religioso, ni de la emblemática como leccionario didáctico de moral y virtud, si bien, es en el estudio de la estampa donde advierte al lector del fundamental recurso de este elemento en la génesis iconográfica, amén de demostrarse el autor como privilegiado especialista. No en balde, un veinticinco por ciento de las figuras que forman el enorme repertorio gráfico que conforma este volumen son o se complementan con este tipo de ilustraciones.

A nuestro juicio, se postula este libro como inmejorable recurso pedagógico para los estudiantes e investigadores en Humanidades, pues en él se vierte el bagaje intelectual de más de cuarenta años dedicados a la docencia, la investigación y la interpretación de la obra de arte como acto comunicativo.

Francisco Manuel Carmona Carmona

UNED-Centro Asociado de Córdoba