Redes emblemáticas y cultura visual en la Edad Moderna. La «Vanidad del mundo» (1574) de fray Diego de Estella, origen de «Het Voorhof der ziele» de Frans van Hoogstraten

CAZALLA CANTO, Silvia

Ediciones Universidad de Navarra, S. A. (EUNSA), Pamplona, 2020

ISBN: 978-84-313-3554-0

El libro de la investigadora Silvia Cazalla Canto que aquí reseñamos supone un significativo avance cualitativo dentro de los estudios que sobre emblemática y cultura visual se vienen desarrollando en España. Se trata de una contribución rica y compleja por varias razones, pudiendo destacarse entre ellas dos fundamentales. En primer lugar, por el hecho de que la autora nos ofrece en su monografía dos estudios de diferente carácter, ambos unidos y convenientemente imbricados en un solo volumen. Los tres primeros capítulos configuran, en esencia, un análisis comparativo de sendas obras literarias de referencia de dos destacadas autoridades de la cultura europea moderna: el Tratado de la vanidad del mundo (editio princeps: Toledo, 1562; segunda edición ampliada: Salamanca, 1574), del franciscano español fray Diego de Estella, y Het Voorhof der ziele (que puede traducirse al castellano como «Antesala del alma»; Róterdam, 1668), repertorio emblemático del humanista e impresor neerlandés Frans van Hoogstraten. Pero, al mismo tiempo, el que se establece como capítulo cuarto, «Antesala del alma: emblemas para vencer la vanidad del mundo», constituye una detallada edición crítica del libro de emblemas del autor holandés, que es analizado desde diversos puntos de vista, aunque, de manera prioritaria, como producto del proceso de asimilación y «emblematización» que Hoogstraten lleva a cabo de la primera parte del tratado de Estella, trazando unos vínculos entre ambas obras hasta la fecha inéditos y que, sin duda, suponen una de las más estimables aportaciones del presente estudio. En segundo lugar, porque el libro se enfrenta con valentía al propósito de definir de manera detallada y rigurosa las distintas vertientes de la tupida trama de relaciones históricas, filosóficas, teológicas y literarias que se establecieron entre dos ámbitos culturales tan diferentes –y política y militarmente enfrentados en aquellos momentos– como son el hispano y el holandés durante la Edad Moderna con el fin de contextualizar adecuadamente la conexión entre ambos textos.

Desde este planteamiento estructural y conceptual, el libro nos permite profundizar en la vida y obra de los autores referidos. El primer capítulo ofrece una visión general de la figura de fray Diego de Estella y su producción escrita, dedicando especial atención al análisis de la primera parte de la Vanidad del Mundo, su composición y fortuna editorial. El segundo bloque aborda el asunto de la recepción de este tratado en los Países Bajos desde la perspectiva de las mencionadas relaciones culturales entre España y Holanda, con singular atención tanto a los círculos intelectuales en que se movió Hoogstraten –en especial el grupo literario de Jacob Cats–, como desde su labor de traductor e impresor. El capítulo se cierra con un seguimiento del proyecto editorial de la traducción del tratado de Estella, donde se establecen los motivos que movieron al holandés a traducir y adaptar la obra del navarro. En el tercer apartado se analiza la Antesala del alma desde el enfoque de la adaptación a un formato emblemático de la Vanidad, estableciendo así una suerte de prefacio del cuarto capítulo. El cotejo entre ambos textos y sus fuentes pone de manifiesto, por una parte, un proceso de asimilación que va más allá de la simple traducción, en una personal adaptación tanto de forma como de contenido a la que se incorporan, lógicamente, nuevas citas de autoridad recientes no conocidas por Estella. Por otra, demuestra que el holandés abordó la tarea con el bagaje de una amplia cultura erudita que la investigadora pone de manifiesto a través de un sistemático recuento de autoridades citadas, donde, más allá de las habituales fuentes bíblicas, sobre todo veterotestamentarias, encontramos una amplia nómina de autores clásicos –Séneca, Cicerón, Boecio…–, exégetas cristianos –Agustín de Hipona, Gregorio Magno, Ambrosio de Milán, Jerónimo…–, y otros escritores medievales y humanistas coetáneos –Hugo de San Víctor, Luis Vives, Girolamo Cardano…–. Entre las referencias emblemáticas, destacan con claridad las numerosas citas a las empresas políticas de Diego Saavedra Fajardo, aunque puede observarse la incidencia no confesada de los tratados de otros autores, en especial de Otto van Veen.

Queremos poner especial énfasis en el cuarto apartado, el más extenso del libro y que, como ya hemos indicado, se centra en el análisis particular de los sesenta emblemas que configuran Antesala. Entendemos que la presente propuesta marca una clara diferencia con respecto a los estudios críticos que, desde mediados de los ochenta del siglo pasado, a partir del modelo establecido en las ediciones fundacionales del catedrático Santiago Sebastián López, se han venido desarrollando sobre los más importantes libros de emblemas españoles desde el ámbito de la Historia del Arte. Para ello, la Dra. Cazalla Canto establece una división en 43 apartados o bloques temáticos en los que se distribuyen los emblemas atendiendo a la estructura interna que el propio holandés fija en su tratado. Cada bloque se inicia con una breve introducción que anticipa y justifica los contenidos del tema en cuestión, poniéndolos en continua relación con la Vanidad de fray Diego y con otras manifestaciones artístico-culturales de la época con el fin de facilitar la lectura y comprensión del texto y de los argumentos que se exponen en el libro. En cuanto al análisis de cada emblema, este se inicia –junto con la reproducción del correspondiente grabado de Romeyn de Hoogue, sobrino del pintor Pieter de Hoogue y autor de las picturae de la obra–, con la exposición de los lemas principal y secundario, en su idioma original y traducción castellana, y el establecimiento de sus fuentes, para continuar con la descripción de la pictura tanto por parte de la autora como de Hoogstraten, y finalizar con un detenido análisis de los contenidos que se proponen en cada comentario, con la referencia a sus fuentes –incorporando las correspondientes imágenes en el caso de fuentes visuales o emblemáticas– y unas conclusiones sobre los mensajes transmitidos por parte del emblematista. La profundidad de su análisis nos permite corroborar el propósito programático de la autora de ofrecer varios niveles de lectura, en un verdadero estudio iconográfico-iconológico de aquel libro de emblemas.

Pero, más allá de los temas concretos, hay un concepto que se encuentra presente a lo largo de toda la monografía por constituir el hilo conductor tanto del repertorio de emblemas del neerlandés como de su principal fuente inspiradora: la vanitas. Los emblemas de Hoogstraten, como bien señala Javier Azanza en el prólogo al libro, ponen de manifiesto la «naturaleza caleidoscópica» de este elemento cultural que tanta incidencia tuvo en la mentalidad barroca: la brevedad de la vida y el poder igualador de la muerte, el menosprecio de los placeres terrenales y la falsa belleza y sabiduría, el rechazo de las glorias y riquezas mundanas…, mediante imágenes y motivos identificables sin dificultad por el espectador del momento, con singular atención a las escenas costumbristas, recurso característico tanto de la emblemática como de la estampa y la pintura neerlandesas «que asimila la enseñanza moral a través de lugares o acciones que resultan familiares» a sus potenciales destinatarios.

Una investigación tan compleja y ambiciosa requiere de una exhaustiva búsqueda bibliográfica/documental que ha de abarcar fuentes primarias de índole diversa: repertorios emblemáticos/simbólicos y tratados de carácter religioso y textos de autores medievales y modernos de muy variada naturaleza; a ello deben sumarse publicaciones relacionadas con los dos autores en particular, y en general con la cultura del Siglo de Oro español y neerlandés, la literatura emblemática o el género de la vanitas. Ello supone la obligada consulta de una bibliografía secundaria internacional, lo que implica un dominio o al menos familiaridad con distintas lenguas, en especial con el neerlandés, requisito absolutamente imprescindible para el estudio de una obra literaria holandesa accesible tan solo en ese idioma. Otra dificultad añadida viene dada por el sorprendente grado de desconocimiento acerca de la obra analizada, apenas presente en los catálogos y repositorios especializados, y la escasez de referencias disponibles acerca de la vida y obra de Frans van Hoogstraten, pues la mayoría de los estudios existentes giran en torno a la figura de su hermano Samuel, destacado discípulo de Rembrandt, de modo que su amplia actividad como traductor, editor, impresor y autor de libros de emblemas había pasado casi desapercibida hasta el momento. En consecuencia, otro de los grandes valores del libro de Silvia Cazalla es la recuperación de la figura de este destacado humanista y la puesta en valor y difusión de una colección de emblemas muy poco accesible y conocida en el ámbito académico, con un primer estudio aproximativo en el que se han sabido condensar y exponer de manera clara y ordenada las intenciones y fuentes multidisciplinares de las que se sirvió el autor, los conceptos y argumentos que se manejan en su obra y los rasgos específicos de la estructura formal resultante.

El libro, fruto de la tesis doctoral homónima dirigida con solvencia por los doctores José Javier Azanza López y Reyes Escalera Pérez, y resultado de la colaboración de la autora con el grupo de investigación TriviUN (Teatro, Literatura y Cultura Visual de la Universidad de Navarra), cuya clara vocación interdisciplinar se pone de manifiesto en cada página, es, por todo lo dicho, un trabajo ambicioso y maduro que aborda el estudio de un libro de emblemas desde un profundo conocimiento de su contexto y sirviéndose de un amplio y riguroso aparato documental y crítico. Como indicábamos al principio, el estudio de la Dra. Cazalla Canto abre una clara vía de renovación de las aportaciones que, desde la Historia del Arte, se vienen haciendo sobre los estudios de emblemática en nuestro país, opera prima de una investigadora joven y prometedora que contribuye a garantizar el necesario cambio generacional en este tipo de estudios.

José Julio García Arranz

Universidad de Extremadura