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ARTÍCULO 3/2023 (N.º 221)

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Relación entre sexting y pornografía en adolescentes: hallazgos preliminares de un estudio empírico


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NOELIA VALENZUELA GARCÍA

(UNIVERSIDAD DE CÁDIZ)


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Title: Relationship between sexting and pornography in adolescents: preliminary findings from an empirical study

Abstract: In the new digital era, the virtual world provides a space to develop new sexual practices, such as sexting, as well as continuing to engage in traditional practices, such as pornography. The scientific literature has indicated an association between these two practices. This research aims to analyze the possible correlation between engaging in sexting practices and early initiation of pornography consumption, as well as the frequency and type of pornography consumed. A study was conducted with a sample of 625 adolescents enrolled in public high schools in the province of Cádiz, Spain. A paper questionnaire was used, and the data were recorded in an Excel document and imported into the statistical program SPSS. The main results appear to indicate a clear association between active and passive sexting behaviors with pornography consumption, specifically regarding age and a dominant type of pornography.

Key words: sexting, pornography use, ado- lescence, survey.

Resumen: En la nueva era digital, el mundo virtual ofrece un espacio en el que desarrollar nuevas prácticas sexuales, como es el caso del sex- ting, así como seguir involucrándose en prácticas tradicionales, como la pornografía. La literatura científica ha señalado la asociación ente ambas prácticas. El objetivo de esta investigación es analizar la posible correla- ción entre involucrarse en prácticas de sexting y un inicio temprano en el consumo de pornografía, así como la frecuencia y el tipo de pornografía consumida. Se ha llevado a cabo un estudio con una muestra de 625 ado- lescentes matriculados en algún instituto público de la provincia de Cádiz, España. Se ha utilizado un cuestionario en papel, los datos han sido grabados en un documento Excel e importados al programa estadístico SPSS. Los principales resultados parecen indicar una clara asociación entre las conductas de sexting activo y pasivo con el consumo de porno- grafía, concretamente para la edad y un tipo de pornografía dominante.

Palabras clave: sexting, consumo de pornografía, adolescencia, cuestionario.

Recepción del original: 28 de julio 2023

Fecha de aceptación: 3 de octubre 2023

Sobre la autora: Doctoranda en Criminología por la Universidad de Cádiz (España). Su tesis explora la difusión de contenidos sexuales y eróticos entre adolescentes. Trabaja en diferentes proyectos, como el acoso universitario y los homicidios y asesinatos en España, financiados por la Unión Europea y el Ministerio de Ciencia e Innovación. Sus inte- reses de investigación incluyen la victimización sexual en línea contra adolescentes, el sexting, las imágenes de abuso sexual y el ciberacoso. Número de ORCID: https://orcid.org/0000-0003-0851-9168

Contacto con la autora: noelia.valenzuela@uca.es

Cómo citar este artículo: VALENZUELA GARCÍA, Noelia “Relación en- tre sexting y pornografía en adolescentes: hallazgos preliminares de un estudio empírico”, en Boletín Criminológico, artículo 3/2023 (nº221).

Financiación: La realización de este estudio ha sido posible gracias a la financiación de la Universidad de Cádiz a través de un contrato predoc- toral de investigadora en formación en la convocatoria de 2020.


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EDITA: Sección de Málaga del IAIC Edificio Institutos de Investigación, Universidad de Málaga.

Campus de Teatinos, 29071- Málaga

DIRECTORA: DEBORAH GARCÍA MAGNA COORDINADORA: PATRICIA BELLO SAN JUAN

www.boletincriminologico.uma.es // boletincrimi@uma.es

TEL: (+34) 95 213 23 25 // FAX: (+34) 95 213 22 42

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Esta obra está bajo licencia internacional Creative Commons DEP. LEGAL: MA-857/1996

Reconocimiento-NoComercial-CompartirIgual 4.0.

ISSN VERSIÓN IMPRESA: 1137-2427 // ISSN VERSIÓN ELECTRÓNICA: 2254-2043

Pág. 2 image BOLETÍN CRIMINOLÓGICO Artículo 3/2023 (n.º 221)


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Sumario: 1. Introducción. 1.1. La delimitación conceptual del sexting y su prevalencia.

1.2. Sexting y pornografía: ¿una relación significativa? 2. Objetivos. 3. Metodología.

    1. Muestra. 3.2. Instrumento de medida. 3.3. Medidas y variables 3.4. Procedimiento.

      4. Resultados. 4.1. Datos sobre sexting. 4.1.1. Sexting pasivo. 4.1.2. Sexting activo. 4.2. Datos sobre consumo de pornografía. 4.3. Análisis cruzados: sexting y pornografía. 4.3.1. Sexting y frecuencia de consumo. 4.3.2. Sexting y edad de consumo por primera vez.

      4.3.3. Sexting y tipo de contenido sexual. 5. Discusión y conclusiones. 6. Referencias.


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      1. Introducción

        No he visto adicción tan potente como la de la pornografía” son las palabras del psi- cólogo Juan Colomina profesor del Curso universitario de Experto en prevención, detección y acompañamiento en adicción a la pornografía impartido en la Universidad Católica de Valencia1 que reflejan la grave problemática del consumo de pornografía en la población. En esta misma línea, en febrero de 2023 el Govern de las Islas Baleares presentó el “Estudio sobre pornografía en las Islas Baleares: acceso e impacto sobre la adolescencia, derecho internacional y nacional aplicable y soluciones tecnológicas de control y bloqueo” dirigido por la profesora de Derecho Internacional de la UIB, Valentina Milano, en el que han participado 3.629 menores de entre 13 y 18 años. Los resultados son preocupantes. Un 32,5% acude a Internet para resolver dudas sobre sexo, lo que explica que el 90,5% haya visto pornografía, la mayoría de ellos antes de los 14 años, siendo la edad mediana en chicos en 12,7 años y en chicas en 12,98. Más del 76% consume pornografía hardcore o cruda2, siendo los chicos los que presentan porcentajes superiores (Milano, 2023).


        El consumo de pornografía no está exento de riesgos, sino que se asocia con una serie de problemáticas nocivas y perjudiciales para los y las menores que la consumen, como es el caso de la normalización de conductas sexuales que fomentan la dominación del hombre y actitudes machistas, la instigación al grooming, o ser víctimas de sextor- sión o de revenge porn tras las prácticas de sexting (Milano, 2023).


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        1. En https://www.epe.es/es/comunidad-valenciana/20230603/adiccion-potente-pornografia-jovenes- 88266957 (fecha de consulta: 25/07/2023)

        2. La pornografía hardcore es aquella en la que se muestran los genitales, actos sexuales explícitos y violencia física y/o verbal. En el caso de porno crudo el comportamiento expuesto abarca desde im- portante violencia física y/o verbal hasta aberraciones, dominio-sumisión, es decir, actos de violencia extrema y sadomasoquistas.

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          El objetivo principal de este estudio es analizar y comprobar las posibles asociacio- nes estadísticas entre las prácticas voluntarias de sexting que se producen entre menores de edad y el consumo voluntario de pornografía en esta población. Se espera que aque- llos y aquellas menores que visualicen este tipo de contenido sexual online presenten una probabilidad superior de involucrarse en casos de sexting. Además de analizar esta posible asociación, se examinará las relaciones con una edad temprana de consumo de porno, la frecuencia de este consumo y el tipo de contenido visualizado. Hasta el momento, no se ha estudiado la posible asociación entre estas variables y las prácticas de sexteo, por lo que se trataría del primer estudio exploratorio en este sentido.


          1. La delimitación conceptual del sexting y su prevalencia


            Las primeras referencias al término sexting datan del año 2005 cuando el periódico Sunday Telegraph utilizó este vocablo por primera vez para referirse, bajo la unión de “sexo” y “texting”, al intercambio de mensajes de texto con contenido erótico o sexual (Gassó et al., 2021; Vidal Herrero-Vior, 2021). Desde entonces, el concepto ha evolu- cionado a lo largo del tiempo a causa de las TIC, las cuales han permitido ampliar el tipo de contenido intercambiado, incrementando la esfera de posibilidades a mensajes, imágenes y videos sexualmente explícitos. Sin embargo, no existe consenso en torno a la definición de este término, derivando en una multitud de definiciones variadas. Se puede entender el sexting como la “autoproducción de imágenes sexuales por parte de un menor que luego remite a otro para su uso exclusivo y privado” (Díaz Cortés, 2017) o como el intercambio de contenido provocativo, sexual y erótico, con independencia de si se trata de un texto, una imagen o un vídeo, a través de la tecnología de la información y comunicación (Peris Hernández y Maganto Mateo, 2018). Estas inconsistencias se centran en el tipo de acciones que se embarcan en su conceptualización, es decir, en los actos como el envío, producción, intercambio o recepción. Con el fin de superar estas debilidades, hay autores que han propuesto una doble clasificación atendiendo al papel de las partes involucradas en el sexting. Por un lado, se distingue entre sexting activo, esto es, la producción o autoproducción y el envío de contenido erótico y/o sexual y, por otro, las conductas de sexting pasivo, entendido como la recepción de sexts (Agustina y Gómez Durán, 2016; Alonso-Ruido et al., 2015; Peris Hernández y Maganto Mateo, 2018). En este trabajo, se utilizará el término sexting para referirse la

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            autora indistintamente a ambas modalidades, salvo que se haga una distinción expresa del mismo por cuestiones aclaratorias o comparativas.


            La literatura científica española se ha centrado principalmente en el análisis de la prevalencia del fenómeno de sexting en todos los grupos de edad, especialmente en el colectivo de adolescentes (Alonso-Ruido et al., 2015; Alonso-Ruido et al., 2018; Fajardo Caldera et al., 2013; Rodríguez-Castro et al., 2018). Estos resultados para los menores de edad oscilan entre un 1% y 51% y 60,59% (Molla Esparza et al., 2021; Soriano Ayala et al., 2019; Villacampa Estiarte, 2016). Los porcentajes varían en fun- ción del tipo de intervención (enviar, recibir, compartir…) y el tipo de contenido intercambiado (mensajes de texto, fotos o videos). En el estudio llevado a cabo por Gámez-Guadix et al. (2017) en una muestra de 3.223 adolescentes españoles, con eda- des comprendidas entre 12 y 17 años, la prevalencia global de sexting oscila en torno al 13%, obteniendo las mayores tasas en el envío de mensajes de texto (10,8%), seguido del envío de fotos (7,1%) y, por último, de vídeos (2,1%). Villacampa Estiarte (2016) en una muestra de 489 estudiantes adolescentes españoles de entre 14 y 18 años obtuvo tasas superiores para la prevalencia total (33,5%). El porcentaje de intervención varía según el tipo de conducta en el que se participa (recepción 28,6%, reenvío/difusión 8,2%, autoproducción 7%, posar 3,1% y heteroproducción 1,2%). En el año 2017, Alonso Ruido et al. (2017) llevaron a cabo un estudio cuantitativo y cualitativo so- bre los comportamientos de sexting. El objetivo fue emplear una metodología mixta para obtener resultados más precisos en una muestra de adolescentes de la provincia de Ourense con edades comprendidas entre los 14 y 21 años. Sus resultados les repor- taron que los chicos (59,5%) admitían, en mayor medida, practicar sexting pasivo que las chicas (46,3%). Sin embargo, las chicas (4%) grababan más videos sexuales de sí mismas que los chicos (3,4%).


          2. Sexting y pornografía: ¿una relación significativa?


            En la actualidad, Internet y los mass media, sumado al entorno social y cultural en el que se promueve una sociedad hipersexualidazada, potencian una cultura adolescente caracterizada por la experimentación sexual, un consumo precoz, bajos niveles de au- tocontrol y actitudes frívolas y transgresoras con la propia intimidad sexual (Agustina,

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            2010). Tradicionalmente, la pornografía se ha configurado como una de las principales fuentes de información para los y las menores (Alonso Ruido et al., 2022) debido a la extendida idea de que el sexo es un tema tabú entre los/as más jóvenes (Nguyen et al., 2020). Así, según el estudio “(Des) Información Sexual: Pornografía y Adolescencia” elaborado en 2020 por la ONG Save the Children3, más de la mitad de los y las adoles- centes consumidores/as basan sus experiencias sexuales en las actitudes aprendidas de este contenido audiovisual. La literatura científica ha demostrado la asociación entre el consumo de pornografía y la adquisición de creencias sexuales estereotipadas de género que repercuten en la concepción de mujeres como objetos sexuales (Raine et al., 2020). La adquisición de estos guiones sexuales estereotipados genera importantes consecuencias en las expectativas de las personas consumidoras, que trasladan a sus relaciones sexuales personales (Horvath et al., 2013; Peter y Valkenburg, 2016) y bus- can la experimentación sexual (Van Ouytsel et al., 2014). Sin embargo, el consumo de pornografía no sólo está asociado con los comportamientos sexuales offline de los adolescentes, sino que también está vinculado con una forma virtual de experimen- tación sexual (Van Ouytsel et al., 2014), lo que puede suponer un estímulo potencial para participar en conductas perjudiciales (Nguyen et al., 2020; Raine et al., 2020). Entre estas nuevas formas virtuales de experimentación se encuentra lo que ya se ha definido anteriormente en este estudio como sexting. Agustina (2010: p. 6) considera que “el sexting es una manifestación y consecuencia tanto de los avances tecnológicos que facilitan nuevas formas de interacción social, como de los cambios que se han producido en la sociología de la sexualidad desde la revolución”. El sexting se configura como uno de los riesgos que más preocupa a la comunidad educativa por las consecuencias asociadas a estas prácticas y al consumo de contenidos pornográficos (Alonso Ruido et al., 2022).


            La literatura científica ha encontrado evidencias sobre asociaciones significativas en- tre las prácticas virtuales de sexting y el consumo de pornografía. En un estudio llevado a cabo por Agustina y Gómez-Durán (2016), con una muestra de 149 estudiantes de entre 18 y 29 años matriculados en dos universidades públicas de Barcelona, encon- traron una correlación positiva entre conductas de hard y soft sexting con la variable de actitud favorable ante la pornografía y su uso frecuente. Van Ouytsel et al. (2014) llevaron a cabo un estudio con 329 adolescentes de entre 15 y 18 años en diferentes

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        3. En https://www.savethechildren.es/sites/default/files/2020-09/Informe_Desinformacion_sexual- Pornografia_y_adolescencia.pdf (fecha de consulta: 26/07/2023)

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          centros de educación secundaria de la región de Flandes (Bélgica) y encontraron que el envío de mensajes de texto/foto/vídeo se asoció significativamente con el consumo de pornografía, tanto para los chicos como para las chicas. En esta misma línea, la investigación realizada por Morelli et al. (2017) halló correlaciones significativas y ro- bustas entre el sexting, el consumo de alcohol y la adicción a la pornografía. Teniendo en cuenta la etapa madurativa y personal en la que se ven envueltos los y las adolescentes, sumado al inicio de las primeras relaciones sexoafectivas (Alonso Ruido et al., 2022; Nguyen et al., 2020) se justifica la necesidad de investigar profundamente las posibles asociaciones entre las prácticas voluntarias de sexting y el consumo de pornografía a edades tempranas, como la adolescencia.


      2. Objetivos


        Una vez examinada la literatura científica sobre la asociación entre las prácticas de sexting y el consumo de pornografía, el objetivo principal de este trabajo exploratorio consiste en conocer si esta asociación estadística entre ambas prácticas sexuales se tras- lada a la población adolescente gaditana. Para obtener un conocimiento más profundo, se pretende analizar la relación entre las prácticas de sexteo online con tres variables:

        (i) una edad temprana de consumo de pornografía, (ii) la frecuencia de consumo de esta y (iii) el tipo de contenido sexual consumido en función del comportamiento exhibido y la orientación sexual de las personas mostradas.


      3. Metodología


        1. Muestra


          La población focal de este estudio es la población adolescente matriculada en los niveles educativos de tercero y cuarto de educación secundaria obligatoria (en adelante, ESO) y en ambas etapas de los estudios de bachillerato de institutos públicos de las distintas ciudades de la provincia de Cádiz, en España (N = 37.320)4. Se han recopilado un total


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      4. Los datos han sido facilitados por el Servicio de Planificación y Escolarización de la Junta de Anda- lucía para el curso 2022-2023

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      de 653 cuestionarios. Sin embargo, se han excluido 28 respuestas al tratarse de cuestio- narios con respuestas incompletas o al detectarse un patrón de respuesta automático, pudiendo alterar las conclusiones válidas del estudio.


      Se ha aplicado un muestreo polietápico, alternando dos tipos de muestreo. En pri- mer lugar, se ha recurrido a un muestreo estratificado con afijación proporcional para el cruce de las variables: (i) nivel educativo y (ii) sexo binario. En la muestra se han respetado los porcentajes del alumnado matriculado en cada nivel escolar por sexo, tomando como referencia el porcentaje poblacional total. De esta forma, se pretende garantizar la representatividad de cada estrato educativo (3º y 4º de ESO y 1º y 2º de Bachillerato) y por sexo (chicas y chicos).


      En segundo lugar, una vez establecido el tamaño muestral y el número de alumnado a encuestar para cada estrato, se ha elaborado un listado de los centros educativos de las ciudades de la provincia de Cádiz en los que se imparten ambas modalidades edu- cativas (ESO y Bachillerato). Finalmente, mediante un muestreo aleatorio simple sin reposición con SPSS se han obtenido las unidades de conglomerados (centro educativo) donde aplicar el instrumento de medida cuantitativo


      La muestra total la componen un total de 625 respuestas válidas, siendo el margen de error del ±3,89%, con un nivel de confianza del 95% y bajo el supuesto de máxima indeterminación (p=q=50%). En la tabla 1 se recogen las estadísticas descriptivas de las variables sociodemográficas. En esta muestra, hay una proporción ligeramente superior de chicas, cis y trans, (52,89%) que de chicos, con una edad media de 15,93 años y repartida de manera equitativa entre los distintos estratos educativos.

      Tabla 1. Estadísticas descriptivas de las variables sociodemográficas



      n

      %

      Media (SD)

      (Min. – Máx.)

      Sexo





      Chico

      281

      45,18



      Chico trans

      2

      0,32



      Chica

      326

      52,41



      Chica trans

      3

      0,48



      Persona que no se identifica con ser chico o chica

      10

      1,61



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      Edad



      15,93

      (1,261)

      (14 – 19)

      Orientación sexual





      Heterosexual

      508

      81,80



      Gay

      8

      1,29



      Lesbiana

      12

      1,93



      Bisexual

      78

      12,56



      Otra

      15

      2,42



      Nivel educativo





      3º ESO

      181

      29,01



      4º ESO

      142

      22,76



      1º Bachillerato

      163

      26,12



      2º Bachillerato

      138

      22,12



      Repetición curso





      100

      16,05



      No

      623

      83,95



      Religiosidad



      5,43

      (2,216)

      (1 – 10)

      Católico

      317

      50,80



      Protestante

      4

      0,64



      Judío

      1

      0,16



      Musulmán

      8

      1,28



      Otra religión

      5

      0,80



      No soy religioso/a

      289

      46,31



      Fuente: elaboración propia


    2. Instrumento de medida


      La recogida de datos se llevó a cabo a través de un cuestionario en papel diseñado por la investigadora del estudio. Este instrumento se compone de los siguientes bloques:

      (i) preguntas sociodemográficas, (ii) cuestiones relativas a la recepción de sexts, (iii) sobre el envío de contenido erótico y/o sexual de uno/a mismo/a y (iv) consultas sobre el consumo de pornografía.


      En este instrumento se han utilizado dos técnicas de referencia, estas son, las medidas de autoinforme, recogida en el bloque segundo del cuestionario, y la encuesta de victi- mización, correspondiente con el tercero. Los autoinformes han sido valorados positi- vamente en el ámbito de las ciencias sociales y se considera que son útiles para obtener información que no es posible conseguir mediante la simple observación, así como para garantizar la sinceridad en las respuestas de temas sensibles, tales como conductas se-

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      xuales (Del Valle y Zamora, 2021; Louzán Mariño, 2017). De esta forma, a través de esta técnica se ha preguntado al alumnado si ha sido receptor de contenido sexual, qué tipo de contenido han recibido y qué han hecho con él posteriormente. Respecto a la segunda técnica, como método de investigación social reporta varias ventajas, pues permite esti- mar el porcentaje de la población victimizada por una tipología delictiva (García España et al., 2010). Esta se ha utilizado para saber si el alumnado ha enviado contenido sexual propio, conduciéndoles a una situación de riesgo contra su intimidad.


    3. Medidas y variables


      A los efectos de este estudio y para facilitar la comprensión del alumnado, al inicio de los bloques segundo, tercero y cuarto se les ofrecía una aclaración conceptual sobre lo que se entendía por recibir y/o enviar contenido erótico y/o sexual, así como por el consumo de pornografía.


      En el segundo bloque referente a la recepción y donde se aplica la técnica del au- toinforme, se les indicaba lo siguiente:


      Cuando nos referimos a contenido erótico y/o sexual en este cuestionario se trata de cualquier material audiovisual o escrito (foto, vídeo, texto o audio) en el que aparecen personas que no son famosas o que no se trata de spam pornográfico, memes o publicidad sexual.


      A continuación, se les preguntaba si habían capturado o recibido algún tipo de contenido erótico y/o sexual en el que aparecía otra persona. Se utilizaba esta pregun- ta como filtro, pues aquella parte de la muestra que respondiera negativamente debía pasar al siguiente bloque.


      Respecto al tercer bloque referente al sexting activo, donde se encuadra la encuesta de victimización, la explicación era muy similar:


      Puede ser que en algún momento de tu vida hayas compartido algún tipo de material erótico y/o sexual con alguna persona con la que tenías algún tipo de relación o cierta confianza. Recuerda que cuando nos referimos a contenido erótico y/o sexual en este cuestionario se trata de cual-

      Pág. 10 image BOLETÍN CRIMINOLÓGICO Artículo 3/2023 (n.º 221)


      quier material audiovisual o escrito (foto, vídeo, texto o audio) en el que aparecen personas que no son famosas o que no se trata de spam, memes o publicidad sexual. En este caso, la persona protagonista eres tú.


      Partiendo de la misma estructura, seguidamente se le preguntaba si alguna vez había enviado algún tipo de contenido sexual en el que él o ella apareciese.


      Por último, en el cuarto bloque sobre el consumo de pornografía se les indicaba una explicación sobre qué se entendía por pornografía en el cuestionario “aquel conte- nido audiovisual (imágenes o vídeos) en el que aparece una o más personas desconocidas realizando actos sexuales (coito, masturbación, sexo oral, etc.) con ropa, en ropa interior o desnudo/a”. Igualmente, la primera pregunta de este bloque hacía referencia a haber visto voluntariamente pornografía alguna vez en la vida.


      Respecto a las variables, por un lado, se han incluido algunas sociodemográficas para conocer las características de las personas participantes (sexo, edad, orientación sexual, nivel educativo…), las cuales se han detallado previamente en la tabla 1, y por otro lado, variables relativas al sexting y a la pornografía. Se ha de destacar que debido a la escasa representatividad del alumnado que ha señalado una identidad de género trans, el sexo del alumnado cis y trans se ha agrupado conjuntamente, de manera que las chicas cis y trans se corresponden con una categoría de respuesta, al igual que los chicos cis y trans.


      Variables sobre sexting


      Sexting activo. Se les preguntó sobre el envío voluntario de contenido erótico y/o sexual en el que aparecían. El formato de respuesta era dicotómico, contestando afir- mativa o negativamente.


      Sexting pasivo. En este caso, la pregunta era referida a la posibilidad de haber captura- do o recibido contenido erótico y/o sexual en el que aparecen otras personas, pero no la persona receptora del contenido, o bien, no queda expuesta la intimidad personal de quien captura el material sexual. Por ejemplo, aquellos casos en los que, tras una conversación

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      sexual escrita, una de las partes realiza una captura de pantalla a los mensajes de la otra persona sin exponerse a sí misma y lo difunde, o bien, aquellos casos en los que, con la anuencia de la otra parte, le realiza una foto desnuda en la que la persona capturadora no aparece, pero se queda con el material. Nuevamente, las opciones de respuesta eran dicotómicas, afirmando o negando esta posibilidad.


      Tipo de contenido. A aquel alumnado que respondía afirmativamente en las dos varia- bles anteriores, se le preguntaba sobre qué clase de material erótico habían recibido y/o enviado. Entre los ítems incluidos se recogen fotos provocativas o sexuales con ropa, audios provocativos o sexuales, etc. Para cada tipo de contenido tenían dos opciones de respuesta: “sí” o “no”. Tanto en las fotos como en los vídeos, al tratarse de los dos tipos de contenido audiovisual que se recogen en el Código Penal español, se ha apli- cado una doble distinción -con ropa y en ropa interior o completamente desnudo/a-, con el propósito de evaluar qué tipo de material es mayormente compartido, según el grado de intimidad sexual expuesta, pudiendo ser leve o soft, o bien extremo o hard. La explicitud sexual de los documentos audiovisuales generados en las prácticas de sexting puede correlacionar con el tipo de contenido visualizado en la pornografía, y es por ello que se hace esta distinción con el fin de analizar la posible relación entre las variables.


      Variables sobre pornografía


      Consumo voluntario. Para determinar si el alumnado había consumido pornografía se les preguntó si en algún momento de su vida habían visto este tipo de contenido sexual. El formato de respuesta era dicotómico, donde 1 significaba “sí” y 2 “no”.


      Frecuencia de consumo. A aquel alumnado que había respondido afirmativamente a la cuestión sobre consumir pornografía, se le preguntó sobre la frecuencia, pasando por “ya no consumo pornografía” hasta “varias veces al día”. Posteriormente, las respuestas han sido codificadas en formato dicotómico donde 0 significa “ya no veo pornografía” y 1 “sigo consumiendo pornografía”.


      Edad de consumo por primera vez. Con el propósito de determinar si una edad temprana en la visualización de pornografía está asociada a las prácticas de sexting, se

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      le preguntó al alumnado a qué edad aproximada vieron este tipo de contenido sexual por primera vez. La respuesta debía ser numérica, en años.


      Tipo de contenido consumido. Se preguntó por diferentes tipos de pornografía con- sumida en función del número y orientación de las personas que aparecen (hetero- sexual, homosexual y grupal) y según el comportamiento exhibido: dominación con consentimiento (agarre del pelo o del cuello, palmadas en las nalgas, etc.) o escenas de violencia y/o violación (actos donde se está forzando a la otra persona, penetración sin consentimiento o causando daño físico, etc.). El formato de respuesta era una escala Likert de 5 puntos donde debían contestar la frecuencia de consumo de cada tipo de pornografía, desde 0, “nunca”, hasta 4, “siempre”. Posteriormente las respuestas fueron codificadas de manera dicotómica donde 0 significa “no” y 1 “sí”.


    4. Procedimiento


El procedimiento llevado a cabo para la recopilación de la muestra ha sido el siguien- te. Primeramente, se realizó un pretest en un instituto de educación secundaria de la ciudad El Puerto de Santa María durante el mes de diciembre de 2022. En total se obtuvieron 74 respuestas, que sirvieron para verificar que las preguntas estaban bien formuladas y el lenguaje era comprensible y estaba adaptado a la población destinataria.


Una vez finalizada la fase del pretest, se diseñó un estricto protocolo para contactar con los centros educativos seleccionados aleatoriamente. En primer lugar, mediante el correo electrónico se informaba del estudio y se invitaba a participar en el mismo a las personas pertenecientes al equipo directivo. Posteriormente y debido a la ausencia de respuestas, se enviaba por correo postal una carta firmada por la investigadora en la que se volvía a informar sobre el proyecto y se indicaba que recibirían una llamada próxima- mente. Tras pocos días, se efectuaba la llamada para concretar una posible reunión con alguna persona responsable del centro (director/a, jefe/a de estudios, orientador/a…).


En aquellos centros que mostraron su conformidad para participar, se entregaron las hojas de consentimiento e informativas para los tutores legales del alumnado. Una vez esta documentación donde se autorizaba al/a la menor a participar en el cuestio-

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nario era entregada a los/as tutores/as académicos/as, se establecía un cronograma de implementación para que la investigadora pudiera desplazarse hasta el centro para pasar los cuestionarios. El alumnado que participó en el estudio estuvo acompañado en todo momento por la autora de este trabajo mientras respondían el cuestionario, lo que permitía resolver cualquier duda, en su caso. Todas las personas participantes, tanto tutores como alumnado, fueron informadas del carácter anónimo y confidencial de las respuestas, las cuales solo serían utilizadas para los fines de la investigación.


Paralelamente a la implementación del cuestionario, la autora grababa las respuestas obte- nidas en un documento Excel. Una vez todos los cuestionarios fueron realizados y grabados en el ordenador, se importó la base de datos al programa estadístico SPSS para efectuar los análisis pertinentes. En primer lugar, se han realizados análisis descriptivos para comprobar las frecuencias y porcentajes de las variables más importantes de este estudio. Por otro lado, se han calculado tablas de contingencia, pruebas estadísticas Chi-Cuadrado para evaluar las asociaciones y diferencias estadísticamente significativas con un p-valor = 0,05.


  1. Resultados


    1. Datos sobre sexting


      Los resultados relativos a las prácticas de sexting, atendiendo a la clasificación anterior- mente expuesta, se van a presentar por separado: por un lado, los datos sobre sexting activo y, por otro, los referentes al pasivo.


      1. Sexting pasivo


        Del total del alumnado (n = 625), el 57% han capturado o recibido en algún momen- to contenido erótico y/o sexual en el que aparece otra persona. Con respecto al sexo del alumnado, el 53,4% de las chicas han respondido afirmativamente, suponiendo un porcentaje ligeramente superior que los chicos (44,7%). Tan solo el 2% del alumnado declarado como no binario ha respondido afirmativamente. No obstante, estas dife- rencias no son estadísticamente significativas [X2 (2, n=625): 0,661, p > 0,05].

        Pág. 14 image BOLETÍN CRIMINOLÓGICO Artículo 3/2023 (n.º 221)


        En cuanto a la edad, el alumnado de diecisiete (30,1%) y dieciséis (25,6%) años son los que señalan tasas más altas de sexting pasivo, seguido del de quince (15,7%), catorce (13,8%) y dieciocho (12,9%) años. Tan solo el 2% del alumnado de diecinueve años ha respondido afirmativamente, lo cual puede deberse a la escasez de estudiantes de esta edad [X2 (5, n=625): 43,278, p < 0,001]. Según el nivel educativo, el 30,3% pertenece a primero de bachillerato, el 28,3% a segundo, el 24,9% a tercero de ESO y el 16,5% a cuarto [X2 (3, n=625): 38,848, p < 0,001].


        El tipo de contenido mayormente recibido son las fotos provocativas en ropa inte- rior o completamente desnudo/a (25,8%), seguido de las fotos provocativas con ropa (23,7%). Por el contrario, los audios (6%) se corresponden con el contenido sexual obtenido en menor medida. Si se observa la tabla 2, se puede comprobar que las chi- cas declaran recibir en mayor cantidad que los chicos todos los tipos de contenido, exceptuando los vídeos provocativos con ropa. No obstante, solo se han encontrado diferencias estadísticamente significativas para los mensajes de texto.

        Tabla 2. Tipo de contenido capturado y/o recibido según la variable sexo para sexting pasivo



        Muestra

        Chico

        Chica

        No-binario


        N (%)

        N (%)

        N (%)

        N (%)

        Un mensaje de texto provocativo o sexual*

        249 (22,4)

        100 (43,3)

        142

        (57,3)

        6

        (2,4)

        Un audio provocativo o sexual

        67

        (6)

        32 (47,8)

        34 (50,7)

        1

        (1,5)

        Una foto provocativa o sexual con ropa

        264 (23,7)

        123 (46,8)

        136

        (51,7)

        4

        (1,5)

        Una foto provocativa o sexual en ropa interior o completamente desnudo/a

        287 (25,8)

        126 (44,1)

        154

        (53,8)

        6

        (2,1)

        Un vídeo provocativo o sexual con ropa

        130 (11,7)

        63 (48,8)

        63 (48,8)

        3

        (2,3)

        Un vídeo provocativo o sexual en ropa interior o completamente desnudo/a

        117 (10,5)

        78 (44,3)

        93 (52,8)

        5

        (2,8)

        Fuente: elaboración propia

        * [X2 (2, n=355): 6,996, p = 0,30].


      2. Sexting activo


        Los resultados indican que el 33% de la muestra afirma haber enviado voluntariamente a otra persona algún tipo de contenido erótico y/o sexual en el que aparecen. El 63,8% son chicas, el 34,8% chicos y el 1,4% menores no binarios [X2 (2, n=625): 14,814, p < 0,001]. El alumnado de diecisiete (37,7%) y dieciséis (24,6%) años son los que

        BOLETÍN CRIMINOLÓGICO Artículo 3/2023 (n.º 221) image Pág. 15


        más contenido envían, seguidos de los de dieciocho (12,6%), quince (12,6%) y catorce (10,1%). Aquellos/as que tienen diecinueve se corresponden con el 2,4% restante [X2 (5, n=625): 47,508, p < 0,001]. El patrón, como se puede observar, es muy similar a los resultados obtenidos para el sexting pasivo. En lo que respecta al nivel educativo, el alumnado de bachillerato es el que mayores porcentajes presenta (33,8% para segundo y 30,9% para primero) frente a los de ESO (19,3% para tercero y 15,9% para cuarto), por lo que el alumnado de mayor nivel académico tiende a enviar más contenido [X2 (3, n=625): 38,237, p < 0,001].

        Tabla 3. Tipo de contenido capturado y/o recibido según la variable sexo para sexting activo



        Muestra

        Chico

        Chica

        No-binario


        N (%)

        N (%)

        N (%)

        N (%)

        Un mensaje de texto provocativo o sexual

        156 (24,8)

        51 (32,7)

        102

        (65,4)

        3

        (1,9)

        Un audio provocativo o sexual*

        28

        (4,4)

        10 (35,7)

        16 (57,1)

        2

        (7,1)

        Una foto provocativa o sexual con ropa

        176 (27,9)

        56 (31,8)

        118 (67)

        2

        (1,1)

        Una foto provocativa o sexual en ropa interior o completamente desnudo/a**

        151

        (24)

        45 (29,8)

        104

        (68,9)

        2

        (1,3)

        Un vídeo provocativo o sexual con ropa

        51

        (8,1)

        16 (61,4)

        34 (66,7)

        1

        (2)

        Un vídeo provocativo o sexual en ropa interior o completamente desnudo/a

        68

        (10,8)

        20 (29,4)

        47 (69,1)

        1

        (1,5)

        Fuente: elaboración propia

        Nota: * [X2 (2, n=207): 7,474, p = 0,24]

        ** [X2 (2, n=207): 6,324, p = 0,42]


        El tipo de contenido mayormente enviado son las fotos provocativas con ropa (27,9%) y los mensajes de texto (24,8%). Por el contrario, los audios se corresponden nuevamente con el contenido sexual menos compartido (4,4%). Atendiendo a la tabla 3, sobre el tipo de contenido enviado, solo se observan diferencias estadísticamente significativas según el sexo en los audios provocativos o sexuales y en las fotos en ropa interior o completa- mente desnudo/a, siendo en ambos casos mucho más activas las chicas que los chicos.


    2. Datos sobre consumo de pornografía


      Los análisis efectuados reportan que el 69% de la muestra ha consumido pornografía en algún momento de su vida. Entre aquel alumnado que ha contestado afirmativamente,

      Pág. 16 image BOLETÍN CRIMINOLÓGICO Artículo 3/2023 (n.º 221)


      los chicos señalan en mayor medida haberlo hecho (59,6%) frente a las chicas (39,4%) y a las personas no binarias (1%) [X2 (2, n=616): 105,670, p < 0,001]. Aquellos/as que cursan sus estudios de bachillerato (54,4%) reflejan tasas mayores que el alumnado de secundaria (45,6%) [X2 (3, n=618): 21,936, p < 0,001].


      La edad media a la que el alumnado ha consumido pornografía por primera vez se corresponde con los 12,58 años (SD: 1,95). Los varones se inician antes en la visua- lización de este contenido sexual (M: 12,32 años; SD: 1,86) que las chicas (M: 13,04 años; SD: 1,99) [t(402): -3,723, p < 0,001]. Según el nivel académico, el alumnado matriculado en estudios de secundaria señala una edad de consumo más temprana (M: 12 años; SD: 1,97) que el matriculado en Bachillerato (M: 13,08 años; SD: 1,80) [t(408): -5,762, p < 0,001].


      En cuanto a la frecuencia de consumo, el 27% de la muestra señala no seguir vi- sualizando este contenido. De aquella parte que aún ve pornografía, el 37,2% lo hace alguna vez al mes, el 34% semanalmente, el 13,9% diariamente, el 12% cada dos o tres meses y el 2,9% restante indica hacerlo varias veces al día.

      image

      120,00%

      100,00%

      80,00%

      60,00%

      40,00%

      20,00%

      0,00%

      Cada dos o tres meses

      Alguna vez al mes Semanalmente Diariamente

      Varias veces al día

      Chico Chica No-binario

      Figura 1. Frecuencia de consumo de pornografía según el sexo










































      Fuente: elaboración propia

      BOLETÍN CRIMINOLÓGICO Artículo 3/2023 (n.º 221) image Pág. 17


      Como se puede observar en la figura 1, los chicos presentan una frecuencia de consu- mo más alta que las chicas. A medida que esta frecuencia se incrementa, el porcentaje de chicos que responden afirmativamente en las frecuencias más altas aumenta, mientras que el de las chicas disminuye [X2 (8, n=306): 58,920, p < 0,001].


      Por último, se les preguntó por el tipo de contenido visualizado en función del número y orientación sexual de las personas exhibidas, así como por los comporta- mientos desarrollados por estas (figura 2). Casi la totalidad de la muestra que afirma consumirla ha visualizado un tipo de pornografía heterosexual (96,5%). Cuando se les preguntaba acerca de contenido homosexual, solo el 47,4% indicaba verla. Porcentajes superiores se han obtenido respecto a material sexual grupal (66,3%). En cuanto al tipo de comportamiento exhibido, un 68,2% ha consumido contenido con escenas sexuales de dominación y un 13,7% con violencia y/o violación.

      image

      120,00%

      100,00%

      80,00%

      60,00%

      40,00%

      20,00%

      0,00%

      Heterosexual*

      Homosexual*

      Grupal**

      Dominio

      Violación

      Chico Chica No-binario

      Figura 2. Tipo de contenido sexual consumido según el sexo











































      Fuente: elaboración propia

      Nota: * p < 0,001 ** p < 0,05


      Según el sexo, solo se han encontrado diferencias estadísticamente significativas en cuanto al número de personas que aparecen en el material pornográfico y su orienta- ción sexual. Si bien en el contenido heterosexual [X2 (2, n=421): 25,558, p < 0,001] y grupal [X2 (2, n=415): 10,374, p = 0,006] los chicos presentan porcentajes superiores

      Pág. 18 image BOLETÍN CRIMINOLÓGICO Artículo 3/2023 (n.º 221)


      a las chicas, en el homosexual, son estas las que presentan unos resultados ligeramente superiores [X2 (2, n=421): 43,830, p < 0,001]. Es preciso destacar que, a pesar de no hallarse diferencias estadísticamente significativas, en el contenido sexual con violencia y/o violación, los chicos presentan un porcentaje más alto que las chicas (69% frente al 29,3%).


    3. Análisis cruzados: sexting y pornografía


      En este apartado se procede a presentar los análisis relativos a la consecución de los objetivos de este estudio, mediante el análisis inferencial y cruzado de las variables dependientes de sexting activo y pasivo con las independientes, relativas al consumo de pornografía.


      Para empezar, los análisis chi-cuadrado efectuados reflejan diferencias significati- vas entre el consumo de pornografía y ambas conductas de sexting. Del total de per- sonas que se han visto involucradas en conductas de sexting pasivo, el 80,20% había consumido pornografía voluntariamente, mientras que de aquellas que no recibieron este contenido sexual, solo un 52,8% había visto porno [X2 (1, n=619): 52,715, p = 0,001]. Por tanto, el alumnado que ha visualizado voluntariamente este contenido sexual online tiene una probabilidad de 3,62 puntos de verse involucrado en sexting pasivo (IC 95%: 2,538-5,170). En el caso del sexting activo, del total que ha afirmado enviar contenido sexual, un 85,4% había consumido porno frente al 14,6% restante. En el caso del alumnado que no ha enviado sexts, solo un 60% ha visto pornografía [X2 (1, n=619): 41, p = 0,001]. En este caso, la probabilidad de aquellos que han visto pornografía es 3,90 puntos más de involucrarse en sexting activo (IC 95%: 2,528-6,026).


      1. Sexting y frecuencia de consumo


        Los resultados no reflejan diferencias estadísticamente significativas entre el alumnado que ya no consume pornografía y el que continúa haciéndolo, tanto para sexting pasivo [X2 (1, n=423): 0,486, p > 0,05] como activo [X2 (1, n=423): 3,041, p > 0,05].

        BOLETÍN CRIMINOLÓGICO Artículo 3/2023 (n.º 221) image Pág. 19


        Tabla 4. Distribución de porcentajes de consumo de pornografía según tipo de sexting


        ¿Actualmente con qué frecuencia ves pornografía? En porcentajes


        Cada 2-3 meses

        Alguna vez al mes

        Semanalmente

        Diariamente

        Varias veces al día

        Total

        Sexting pasivo*

        No

        11,3

        41,5

        34,9

        10,4

        1,9

        100

        Si

        12,3

        35

        33,5

        15,8

        3,4

        100

        Sexting activo**

        No

        9

        36

        37

        13,8

        4,2

        100

        16,7

        39,2

        29,2

        14,2

        0,8

        100

        Nota: *[X2 (4, n=309): 2,932 p > 0,05]

        ** [X2 (4, n=309): 8,067 p > 0,05]


        Al alumnado que afirmó seguir consumiendo este contenido sexual se le preguntó sobre la frecuencia de dicho consumo, utilizando una escala Likert (tabla 4). En am- bas prácticas de sexting, la mayoría de la muestra lo hace entre alguna vez al mes (35% sexting pasivo y 39,2% activo) y semanalmente (33,5% pasivo y 29,2% activo). Un consumo excesivo, como podría ser varias veces al día o diariamente, se suele dar en menos del 20% en ambos tipos de sexting.


      2. Sexting y edad de consumo por primera vez


        Para comprobar si una edad temprana de consumo de pornografía se asocia significati- vamente con las prácticas de sexting, en la tabla 5 se han agrupado las distintas edades indicadas en cuatro intervalos.

        Tabla 5. Tabla cruzada entre la edad de consumo por primera vez y sexting



        ¿A qué edad viste porno por primera vez? En porcentajes

        Total

        6-8 años

        9-11 años

        12-14 años

        15-16 años

        Sexting pasivo*

        No

        1,5

        17,8

        67,4

        13,3

        100

        4

        19,9

        59,4

        16,7

        100

        Sexting activo**

        No

        3,8

        20,1

        65,7

        10,5

        100

        2,3

        18,0

        57,0

        22,7

        100

        Nota: * [X2(2, n=411): 6,148 p = 0,046]

        ** [X2(3, n=411): 11,683 p = 0,009]

        Pág. 20 image BOLETÍN CRIMINOLÓGICO Artículo 3/2023 (n.º 221)


        Los análisis chi-cuadrado reflejan diferencias estadísticamente significativas para ambas modalidades de sexting y la edad de consumo de pornografía por primera vez. Así, tanto para el sexting pasivo como para el activo, el porcentaje mayoritario se co- rresponde con el grupo de edad de entre 12 y 14 años.


      3. Sexting y tipo de contenido sexual


        Respecto al contenido sexual, se han hallado ciertas diferencias significativas según la orientación sexual y el tipo de comportamiento expuesto.


        En el caso del contenido heterosexual, no se han detectado diferencias significativas entre aquel alumnado que se involucra en conductas de sexting activo [X2 (1, n=424): 0,001 p > 0,05] y pasivo [X2 (1, n=424): 0,895 p > 0,05]. Resultados similares se han obtenido para la pornografía homosexual. Si bien los análisis no reportan diferencias significativas en el caso del sexting pasivo [X2 (1, n=424): 0,485 p > 0,05], para el sexting activo, aquel alumnado que ha consumido pornografía presenta una probabilidad supe- rior de enviar sexts [X2 (1, n=418): 4,931 p = 0,026] OR: 2,160 (IC 95%: 1,457-3,200).

        Por último, en el caso del contenido sexual en el que aparecen tres o más personas, los análisis reportan importantes diferencias para el sexting pasivo. Aquella parte de la muestra que afirma en mayor medida consumir pornografía, tiene una probabilidad superior [OR: 1,614 (IC 95%: 1,056-2,465)] de recibir o capturar contenido sexual que aquella que no ve porno [X2 (1, n=418): 4,931 p = 0,026].


        Respecto al comportamiento ejercido, aquel alumnado que consume porno en el que se exhiben conductas de dominación y sometimiento tiene más riesgo de verse involucrado en sexting pasivo [OR: 1,814 (IC 95%: 1,184-2,777)] y en sexting activo [OR: 1,658 (IC 95%: 1,083-2,540)]. Las diferencias son estadísticamente significativas en ambos casos, de manera que aquella parte de la muestra que ve pornografía y recibe contenido sexual presenta porcentajes superiores que aquellos que no se involucran en esta práctica sexual online [X2 (1, n=424): 7,585 p = 0,006]. Lo mismo ocurre con el sexting activo, los porcentajes son superiores en aquellos casos en que afirman involucrarse tanto en el consumo de porno como en el envío de sexts [X2 (1, n=424): 5,453 p = 0,020].

        BOLETÍN CRIMINOLÓGICO Artículo 3/2023 (n.º 221) image Pág. 21


        Por último, en el caso de la pornografía donde se exhiben comportamientos violen- tos o casos de violación, no se encuentran diferencias significativas para ninguna de las dos conductas de sexting analizadas en este estudio.


  2. Discusión y conclusiones


    El propósito principal de este estudio era identificar una posible asociación estadística entre las prácticas de sexting -activo y pasivo- y el consumo de pornografía en la pobla- ción adolescente. Este trabajo supone un estudio exploratorio sobre la vinculación de los comportamientos de sexteo en adolescentes y la frecuencia de consumo de porno- grafía, el tipo de contenido sexual y la edad a la que se visualiza porno por primera vez. Dada la prevalencia de los comportamientos de sexting y el uso de la pornografía entre los adolescentes, examinar la asociación entre ambas conductas supone una necesidad esencial para el desarrollo de políticas educativas sexuales adecuadas. Sin embargo, la mayoría de los estudios sobre estos dos fenómenos sexuales se centran únicamente en la correlación entre ambos (Abrha et al., 2019; Stanley et al., 2016; Symons et al., 2018), sin explorar asociaciones más profundas con otras variables relativas al consumo de pornografía.


    Los resultados de este estudio confirman las conclusiones obtenidas por la litera- tura, al demostrar que varios tipos de comportamiento de sexting, en concreto, enviar y/o recibir contenido sexual y/o erótico, están significativamente vinculados con el consumo de pornografía (Agustina y Gómez Duran, 2016; Morelli et al., 2017; Romito y Beltramini, 2015). Los análisis reflejan que aquel alumnado que envía contenido sexual tiene una probabilidad mayor de consumir pornografía [OR: 3,90 (IC 95%: 2,528-6,026)] que aquel que solo recibe este material sexual [OR: 3,62 (IC 95%: 2,538- 5,170)]. Van Ouytsel et al. (2014), con una muestra de 329 adolescentes, confirmaron que tanto el sexting activo como el pasivo estaban asociados significativamente con el uso de la pornografía (p < 0,001). Resultados similares fueron obtenidos por Giordano et al. (2022) al afirmar que la relación entre ver pornografía alguna vez y enviar un mensaje de texto sexual fue significativa en el nivel 0,01 ( r = 0,263), al igual que reci- bir un mensaje sexual en el nivel 0,01 ( r = 0,198). No obstante, ambas correlaciones eran pequeñas.

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    Respecto a la frecuencia de consumo de pornografía, la muestra de este estudio lo hace de manera moderada, siendo esta principalmente alguna vez al mes (37,2%) o semanalmente (34%). Tan solo el 27% de la muestra había consumido pornografía voluntariamente en alguna ocasión y ya no lo hace. Giordano et al. (2022) encontraron porcentajes más elevados sobre estos últimos (32,3%) pero la frecuencia estaba limitada al año anterior. Los porcentajes relativos al consumo semanal (26,3%) son inferiores a los obtenidos en este trabajo. Canet Benavent y Martínez Martínez (2023) obtuvieron resultados muy inferiores, siendo solo el 11,1% de la muestra de estudiantes universi- tarios los que consumían mensualmente este contenido. En su relación con el sexting no se han podido hallar correlaciones significativas, de manera que en este estudio no se puede afirmar que aquel alumnado que presenta un consumo elevado o preocupante de contenidos pornográficos se vea envuelto con mayor frecuencia en conductas de sexting activo o pasivo. Hasta el momento, no se han encontrado por la autora de este trabajo otros estudios que analicen la asociación entre ambos comportamientos.


    La edad de consumo de pornografía por primera vez se encuadra entre los 12 y los 13 años. Resultados similares han sido obtenidos por la literatura científica (Alonso et al., 2022; Canet Benavent y Martínez Martínez, 2023; Gil et al., 2018; Giordano et al., 2022; Siria et al., 2020). Esta edad se sitúa en la época madurativa y de desarrollo psicológico y emocional (Güemes et al., 2017) coincidiendo con la transición hacia la adolescencia, momento en que se produce la autoafirmación personal y social, dando lugar al inicio de las primeras relaciones sexoafectivas y el interés por la sexualidad compartida (Lameiras Fernández et al., 2013). En los análisis cruzados con las prácticas de sexting, los resultados indican que cuando existe un consumo previo de pornografía voluntario, a partir de los 12 y hasta los 14 años, los porcentajes de menores que se involucran en sexting activo y pasivo son más altos. Esto significa que es más probable que en esta época de transición en la que en el colectivo adolescente empiezan a emerger actitudes de interés por la sexualidad, estos se involucren en prácticas sexuales online enviando y produciendo sus propios contenidos íntimos si previamente han consumi- do pornografía. No existe literatura previa que permita corroborar estos análisis, tal y como se ha comentado a lo largo de este trabajo.


    Por último, respecto al tipo de contenido sexual consumido, los resultados han sido parcialmente significativos para ciertas categorías en relación con el sexting activo y

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    pasivo. Solo el contenido en el que se muestran escenas de dominación y sometimiento ha mostrado una clara asociación tanto para el envío de contenido sexual como para su recepción. Por tanto, aquella parte del alumnado que accede voluntariamente a este tipo de contenido tiene más riesgo de verse involucrada en conductas de sexting pasivo [OR: 1,814 (IC 95%: 1,184-2,777)] y sexting activo [OR: 1,658 (IC 95%: 1,083-2,540)].

    Resultados similares han sido hallados por las autoras Romito y Beltramini. En su es- tudio llevado a cabo en 2015 con adolescentes italianos hallaron que aquellas personas que se exhibían en fotos sexuales tenían una probabilidad mayor de estar expuestos/ as a pornografía violenta o degradante. Esto es preocupante, pues tal como afirman Canet Benavent y Martínez Martínez (2023) los y las jóvenes intentan reproducir en sus propias experiencias sexuales aquellas escenas que han visionado en la pornografía. Cuando el tipo de comportamiento más consumido refleja escenas de subordinación de la mujer hacia el hombre, ello provoca que la población más joven obtenga una visión distorsionada y alejada de la realidad, en la que se erotiza la violencia (Agustina, 2010), y las mujeres quedan reducidas a meros objetos sexuales, perpetuando un canon muy concreto de los cuerpos femeninos y masculinos, así como de sus roles (Alonso Ruido et al., 2022). Estos guiones sexuales trasladados a las nuevas prácticas online, como es el sexting, pueden explicar que las chicas sean las que presentan los porcentajes más altos en el sexting activo, siendo en este estudio del 63,8%. En ese sentido, las chicas, como mujeres sumisas, acceden a las peticiones de envío por parte de sus parejas masculinas y representan ese objeto de deseo que se muestra en los contenidos sexuales online. Esto las coloca en una situación de riesgo y vulnerabilidad ante la posible difusión de este contenido y la correspondiente vulneración a su intimidad.


    Por tanto, se puede concluir con este estudio que existe cierta asociación entre las prácticas de sexting que van más allá del simple consumo de pornografía, de manera que el tipo de contenido sexual consumido, así como la edad a la que se consume, son dos variables importantes sobre las que profundizar y trabajar en futuras estrategias preventivas y educadoras, con el fin de evitar y prevenir la victimización por difusión de contenido sexual íntimo de la población adolescente.


    Este estudio presenta algunas limitaciones que deben ser señaladas. La muestra uti- lizada es amplia y seleccionada mediante muestreos probabilísticos, no obstante, no es representativa a nivel nacional, lo que imposibilita generalizar los resultados más allá

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    del ámbito provincial de las ciudades de Cádiz. Asimismo, solo ha participado en la investigación aquel alumnado matriculado en centros públicos que asisten al mismo, por lo que no estarían representados aquellos/as menores de centros concertados o privados, así como los/as que han cumplido los 16 años y presentan absentismo escolar. De otro lado, los estudios empíricos publicados hasta la fecha se centran únicamente en un análisis, este es, determinar la posible asociación estadística entre el sexting y el consumo de pornografía. Esta escasa literatura no ha permitido el análisis comparativo de los resultados obtenidos sobre la relación del sexting con la frecuencia de consumo de pornografía, la edad del primer consumo y los materiales pornográficos visualizados.


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