Birriel Salcedo, Margarita M. y Ruíz Álvarez, Raúl (eds.) (2020), De nación morisca, Universidad, Granada, 522 págs. ISBN: 978-84-338-6778-0
La forma en la que la historiografía se ha acercado al estudio de los moriscos ha ido cambiando en función al interés que estos han despertado entre los investigadores que han decidido acercarse a la cuestión. A mediados del siglo XX encontramos las primeras bases del estudio de mano de autores como Julio Caro Baroja, Joan Regla o Antonio Domínguez Ortiz, que se aproximaron desde unas perspectivas diferentes a las que, actualmente, podemos identificar y que se condensan en la obra que aquí reseñamos. Una evolución que permite observar los grandes debates generados, así como una problematización que han favorecido estos cambios en cuanto al tratamiento del tema.
Y esto es así porque, fruto de sus particularidades, los estudios se han centrado preferentemente en aquellos episodios que le otorgan protagonismo, véase la guerra de las Alpujarras o la expulsión decretada por Felipe III en los primeros compases del siglo XVII. Acontecimientos que no solo han permitido avanzar en el grado de conocimiento del grupo, sino que además explican la diversificación de las problemáticas y de los objetivos planteados, en paralelo con la renovación historiográfica experimentada en los últimos años en la disciplina histórica en general.
En este contexto encuadramos la obra que nos ocupa. De nación morisca, coordinada por Margarita M. Birriel Salcedo y Raúl Ruiz Álvarez, recoge los resultados del trabajo de un buen número de autores con un fuerte carácter interdisciplinar altamente necesario para la aplicación de perspectivas sociales, más incluso en un caso tan singular como es el de los moriscos. Precisamente el propio título deja ver dicho particularismo, al identificar una concepción de nación, de grupo diferenciado, que tanto las fuentes contemporáneas como la propia historiografía reconocieron desde un primer momento y que, aún hoy en día, se mantiene vigente en una parte importante de la visión de las investigaciones, identificándolo como elemento definitorio de algunos de los trabajos que se presentan en la obra reseñada.
De igual manera, las aportaciones incluidas revisan las conclusiones extraídas de las obras más clásicas con respecto a los moriscos, acercándose a aspectos más concretos entre los que contamos el aspecto físico, las relaciones con otros grupos o las consideraciones y perspectivas que sobre ellos tuvieron a un lado y otro del Mediterráneo.
En una primera aportación, que funciona a modo de introducción a la cuestión, uno de los autores de mayor relevancia en la investigación morisca contemporánea, Bernard Vincent, elabora una retrospectiva en torno a la evolución de esta minoría a través de la historiografía, remarcando precisamente esa variación en los intereses que han suscitado en la producción de las últimas décadas. Asimismo, plantea cómo recientemente se ha puesto de manifiesto la ausencia de obras sólidas que pasen a considerarse referentes en el análisis de los moriscos. De esta manera, uno de los objetivos a conseguir es abrir paso a una nueva fase dentro de la producción historiográfica que pueda generar nuevas obras de referencia en la cuestión morisca.
Así, Vincent plantea en esta introducción un punto de partida para el resto de los capítulos de la obra, compuesta por hasta treinta trabajos. Varios de ellos se centran en aspectos más frecuentes dentro de la tradición historiografía, pero en los que se percibe un decidido interés en la aplicación de novedosas miradas que permitan una mayor problematización de la cuestión. Ejemplo de ello son los capítulos dedicados a la expulsión de los moriscos en el siglo XVII, que lejos de anclarse en el punto de vista de los cristianos viejos hispánicos, se focalizan en los que existieron al otro lado del Estrecho, con especial atención a las autoridades norteafricanas o, incluso, de otros grupos como los judíos.
Por su parte, la organización interna de la obra, que no queda articulada en bloques, permite observar su gran variedad temática, desde investigaciones de mayor amplitud, a otras enfocadas en cuestiones concretas entre los que podemos indicar la vestimenta, la visión de los moriscos u otros capítulos relacionados con la onomástica, el aspecto físico o el proceso de transición de nazaríes a moriscos, al igual que otros textos centrados en localidades o personajes específicos, siguiendo así un orden lógico y coherente que deja entrever la complejidad que plantea la cuestión dentro de la historiografía.
Como se ha comentado, algunos de los capítulos vuelven sobre asuntos ya tratados en la producción historiográfica anterior, pero reconociendo la necesidad de renovar los enfoques aplicados, abriendo así nuevas vías de estudio mediante la revisión de las fuentes documentales. Estos aspectos son, como se puede deducir, la guerra de las Alpujarras y la expulsión decretada por Felipe III en la primera década del siglo XVII. Algunos de los trabajos, como los de Mohammed Saadan, Antonio Bernardo Espinosa o Houssem Eddine plantean el acercamiento a estos sucesos de vital trascendencia desde la perspectiva de los propios moriscos, la de los árabes del norte de África o la de las comunidades judías afincadas en los territorios donde se asentaron una vez llevada a cabo su expulsión, lo que complejiza y diversifica las conclusiones que hasta ahora se habían extraído.
Incluso, se plantean estudios acerca de los procesos de repoblación y colonización en la zona del reino de Granada, aunque de manera más novedosa autoras como María Elvira Sagarzu Branca elaboran un estudio sobre la presencia de moriscos en América, una elocuente aportación que demuestra las posibilidades de obtener nuevas líneas de investigación.
Del mismo modo, otros capítulos se centran en estudios de mayor concreción, bien para identificar tendencias generales o comportamientos sociales a través del ejemplo particular, caso del texto de Francisco Hidalgo Fernández sobre el matrimonio entre esclavos moriscos, o bien de algunos personajes de importantes implicaciones en la guerra o en la expulsión posterior, como son los textos de María José Zaparaín Yáñez y Juan Escorial Esgueva sobre el caso del VI conde de Miranda y su imagen pública a raíz del papel asumido en la guerra de las Alpujarras.
Trabajos, todos ellos, que favorecen un acercamiento diferente a la problemática, desde perspectivas sociales y extrayendo pequeños fragmentos de las experiencias vitales del grupo estudiado. En contraposición con otros acercamientos, De nación morisca aporta nuevas preguntas que incentivan el debate académico, acentuando el interés que plantea un tema tan recurrente como es la cuestión morisca.
Esta última cuestión supone, además, superar sobradamente uno de los objetivos planteados por los editores Birriel Salcedo y Ruiz Álvarez, quienes enfatizan no solo la rigurosidad de las contribuciones, sino también el aporte en una tarea esencial como es la de difusión de los resultados. De esta manera, la interdisciplinariedad que caracteriza esta obra compilada deja patente el decidido interés por trascender del análisis de variable única a otros donde se evidencia la multiplicidad de miradas y la construcción de tesis y conclusiones desde diferentes prismas.
Por último, nos gustaría remarcar por la dificultad que encarna, que, pese al alto número de textos que componen el volumen, este se presenta como una obra compacta, bien articulada y vehiculada a través de una problemática común. Todo ello favorece el que De nación morisca sea una de las aportaciones más interesantes dentro del panorama historiográfico español de los últimos años, muestra del dinamismo de un tema clásico como el de la cuestión morisca, pero de importantes proyecciones en un futuro cercano.
Álvaro Robles Aguilar
Universidad de Málaga