García González, Francisco (ed.) (2021), Familias, trayectorias y desigualdades. Estudios de historia social en España y en Europa, siglos xvi-xix, Sílex, Madrid, 629 págs. ISBN: 978-84-7737-983-6
«La familia es un escenario privilegiado para observar los comportamientos individuales y las relaciones sociales». Esta es la contundente sentencia con la que el profesor García González aludía a la importancia de una corriente historiográfica nutrida por distintas perspectivas. Desde las investigaciones iniciales de Morgan, Engels y Durkheim a finales del siglo xix hasta la metodología puesta en escena por Laslett y el grupo de Cambridge en 1970, Familias, trayectorias y desigualdades constituye la culminación de décadas de estudio en el ámbito nacional y europeo. Como laboratorios de reflexión histórica, el estudio de las trayectorias familiares de largo recorrido permite conocer las dinámicas, las relaciones y los comportamientos sociales de estas, amén de la ingente cantidad de posibilidades analíticas que la obra demuestra.
La culminación de este trabajo recoge una preocupación en auge como la de las trayectorias familiares y sociales de las familias del Antiguo Régimen en el espacio español y continental. Centrado entre los siglos xvi y xix, la amplitud cronológica se configura mediante marcadores maleables que permiten avanzar o retroceder en el tiempo histórico gracias a las investigaciones recogidas en la composición de la obra.
El profesor García González refleja en cinco bloques las posibilidades de análisis que evocan las trayectorias sociales de las familias, además de la preocupación por concebir un aparato metodológico que configure estas investigaciones. Las cuestiones de teoría y método son recogidas con una finalidad crítica y una potente base sociológica aderezada con las herramientas que ofrece la antropología atendiendo a desentrañar los comportamientos familiares para dar respuesta al tiempo de vida de los individuos. A ello se suma la concreción de un correcto uso terminológico cuando queda de manifiesto la definición del vocablo «trayectorias» y una serie de propuestas que permiten su investigación en clave histórica. Dentro de este aparato, la contribución de Brunet (Université Lyon 2) señala en la misma dirección la problemática a la que se enfrenta la historia social y la demografía histórica a la hora de plasmar factores como la reproducción de los linajes o la movilidad social.
El segundo bloque, el más amplio de la obra, basa su estudio en los grupos distinguidos permitiendo un acercamiento en clave social a la nobleza, los militares o los comerciantes. Dividido en dos apartados, el primero de ellos profundiza en las trayectorias sociales familiares extensas en el tiempo y en el espacio enmarcados en el territorio ibérico desde distintos puntos de vista de las élites y los grupos de poder. «¿Debe la Historia plantearse nuevos problemas? No nos cabe duda alguna». Hernández Franco y Rodríguez Pérez (Universidad de Murcia) reflexionaban de esta forma al comienzo de su contribución sobre la aplicación de la metodología de las trayectorias familiares en la Grandeza de Castilla entre los siglos XVI-XIX. Linajes que, por otra parte, empujan a distintos recorridos ascendentes o descendentes. En la misma línea vehiculada por la familia, Imízcoz Beunza y Bermejo Mangas (Universidad del País Vasco) atienden a los lazos e interdependencias que posibilitaron unas trayectorias favorables mediante las parentelas para mantener las mercedes regias. Las inciertas movilidades a las que se enfrentaban estos grupos, como recoge García Heras (Universidad de Castilla-La Mancha), quedan señaladas en el caso de la Guerra de Sucesión en el espacio manchego de Cuenca. Desde los conflictos intrafamiliares, su estudio remite a las tensiones de raigambre política generadas en los conjuntos a partir de desavenencias contextuales.
El segundo apartado recoge los estudios de las trayectorias familiares en clave global cuando se factoriza la movilidad de sus protagonistas. Las inmigraciones familiares trasladadas por Angulo Morales (Universidad de País Vasco) se conjugan con las investigaciones de Durães (ICS/Universidade do Minho) para los hombres de negocios de la monarquía liberal portuguesa; los comerciantes irlandeses de Cádiz de mano de Carrasco-González (Universidad de Cádiz), a caballo entre el siglo XVIII y XIX, se imbrican en el mismo sentido con la reconstrucción de la vida de Antonio de Villavicencio entre España y Chile señalada por González Guardiola (Universidad de Castilla-La Mancha).
El tercero de los bloques reivindica el silencio y las prácticas de un mundo rural relegado a un segundo plano historiográfico por parte del modernismo. Desde distintas ópticas se plasma el desarrollo de un espacio social donde las dificultades en los cambios generacionales se produjeron a través de las conflictividades primando el interés del grupo familiar frente al individual. De esta forma refería Pezzi Cristóbal (Universidad de Málaga) las tensiones internas generadas entre los progenitores y la descendencia cuando el conjunto doméstico refería un estatus y una posición social de renombre. Precisamente, García Fernández y Rodríguez Fernández (Universidad de Valladolid) incidían en aquellos símbolos que facilitaron el reconocimiento de un estatus en la sociedad a través de los bienes familiares atesorados. González Beltrán (Universidad de Cádiz) reflejaba, para el análisis de Jerez de la Frontera, el mismo sentido en el que Blanco Carrasco (Universidad de Extremadura) incidía sobre la conformación de las condiciones materiales en el acceso al matrimonio concertando la distribución de los bienes heredados.
El cuarto bloque enlaza directamente con las cuestiones recogidas anteriormente bajo una perspectiva de género. Lanzinger (Universidad de Viena) señalaba la transferencia de bienes a través de la dote y heiratsgut. Mecanismos que, sin duda, permitían a las mujeres continuar una trayectoria vital estipulada bajo unos cánones patriarcales. A través de una perspectiva de género y de la historia de las mujeres, Birriel Salcedo (Universidad de Granada) señalaba al matrimonio como una de las inflexiones vitales más relevantes en la conformación del hogar y del correspondiente patrimonio familiar otorgado por las mujeres y que disfrutaban los varones de manera usufructuada. Miscali (Norwegian University of Science and Technology), por su parte, contraponía su mirada hacia el final del ciclo familiar con el estudio de la viudedad en Cerdeña durante el siglo XIX a partir de la juventud, la vejez o de las experiencias económicas de sus protagonistas. A estas investigaciones se añade la de Hernández López (Universidad de Castilla-La Mancha) quien recogía el testigo historiográfico de las contribuciones anteriores al analizar la trayectoria de vida de dos protagonistas femeninas y la trayectoria familiar de una de ellas en el entorno rural de Albacete.
El último bloque de la obra evoca cierto aroma internacional donde se hallan Declercq, Robien y Ruggiu (Sorbone Université-CNRS, Centre Roland Mousnier) y Sarti (Università di Urbino Carlo Bo) junto a Morgado (Universidad de Cádiz). Desde la casuística francesa se extrapola un factor que contrasta con la perspectiva del life cycle service de la profesora italiana en la Europa de la Edad Moderna y los primeros compases de la Contemporaneidad. Unos rastros documentales difíciles de seguir, de «biografías en la cuerda floja» que refería García González1, que culminan con el estudio del curso de vida de las negroafricanas en el Cádiz del siglo XVII y XVIII y su difícil integración en la sociedad hispánica.
La preocupación por estas dimensiones analíticas de la sociedad del Antiguo Régimen ha permitido esclarecer la movilidad no solo espacial, sino la permeabilidad estamental, facultando trayectorias ascendentes y descendentes. En definitiva, las riquísimas contribuciones transmitidas por los autores atienden a una vía de investigación por explorar que permiten entender a la sociedad del Antiguo Régimen gracias a las experiencias de transformación de sus protagonistas2. Para concluir, creemos conveniente recoger las palabras de Ferrarotti cuando afirmó que «el método de las historias de vida como método serio para el análisis sociológico, [es] tal vez el único que nos permitiera tener un contacto directo con lo vivido [por] las personas y, por ende, con la materia prima, fundamento de la investigación social»3. Solo de esta forma, a partir de las experiencias vitales, podremos observar los comportamientos individuales y las relaciones sociales para entender las trayectorias familiares.
Álvaro Romero González
Universidad de Castilla-La Mancha
1. García González, Francisco (2007), «La edad y el curso de vida: el estudio de las trayectorias vitales y familiares como espejo social del pasado», en F. Chacón Jiménez, J. Hernández Franco y F. García González (eds.), Familia y organización social en Europa y América: siglos XV-XX, Editum, Murcia, pp. 89-108.
2. Ortega del Cerro, Pablo (2018), «Cambio e Historia: necesidades y posibilidades del análisis historiográfico a través de las “experiencias de transformación”», Revista de Historiografía, 29, pp. 277-296.
3. Ferrarotti, Franco (2007), «Las historias de vida como método», Convergencia. Revista de Ciencias Sociales, 14, 44, pp. 15-40.