ISSN: 0212-5099

E-ISSN: 2695-7809

DOI: 10.24310/BAETICA.2022.vi42.15182 

LA FECUNDIDAD DE LAS MUJERES ARGENTINAS COMO PROBLEMA DE LA DEMOGRAFÍA EN LA DÉCADA DE 1960

Julián Esteban Govea Basch*

Juan Martín Librandi**

RESUMEN

En el siguiente trabajo analizaremos la reformulación del campo de problemas centrales de la demografía de 1960 en la Argentina. Para entonces se produjo un viraje significativo desde un enfoque preocupado por la desnatalidad que produciría escasez de mano de obra, decadencia de la raza y despoblamiento del país, hacia uno novedoso, que pondría en el centro de la escena de los estudios sobre fecundidad, la compleja trama que rodea los procesos de constitución de la descendencia en función de la historia conyugal y reproductiva de las mujeres, su posición social, conocimiento y utilización de métodos anticonceptivos, y sus logros en materia educativa y laboral. Mostraremos que los estudios que daban cuenta de esta reconceptualización se vieron limitados e ininterrumpidos por los ciclos de inestabilidad política propias de la Argentina de la segunda mitad del siglo XX.

PALABRAS CLAVE: Argentina, demografía, encuestas, fecundidad, Historia

Enviado: 27/07/2022 Aceptado: 10/11/2022

*julian.govea@gmail.com

**juan@librandi.com.ar

ISSN: 0212-5099

E-ISSN: 2695-7809

DOI: 10.24310/BAETICA.2022.vi42.15182 

THE FERTILITY OF ARGENTINE WOMEN AS A PROBLEM OF DEMOGRAPHY IN THE 1960S

Julián Esteban Govea Basch*

Juan Martín Librandi**

ABSTRACT

In this paper we analyze the reformulation of the central problems of the Argentinian demography in the 1960 in Argentina. This was a significant shift from an approach preoccupied with the inequity that would produce labor shortages, race decline and depopulation of the country, to a new one, which would put at the center of the fertility studies scene, the complexity that surrounds the processes of constitution of the offspring according to the conjugal and reproductive history of women, their social position, knowledge and use of contraceptives methods, and their educational and labor achievements. We will also show that this approach was limited and interrupted by the cycles of political instability typical of Argentina in the second half of the twentieth century.

KEY WORDS: Argentina, Demography, surveys, fertility, History

Send: 27/07/2022 Accepted: 10/11/2022

*julian.govea@gmail.com

**juan@librandi.com.ar

1. INTRODUCCIÓN

En el siguiente artículo analizaremos la reformulación del campo de problemas centrales de la demografía de 1960 en la Argentina. Mostraremos el viraje significativo, desde un enfoque preocupado por la desnatalidad que produciría escasez de mano de obra, decadencia de la raza y el despoblamiento del país, entre otras consecuencias, hacia uno signado por la idea de una regulación positiva de la natalidad. Este último fue novedoso en tanto buscó entender los mecanismos detrás de las constituciones de las familias a partir de la modificación de los dispositivos técnicos específicos de la demografía, y dio cuenta de los cambios sociales que se habían estado desarrollando en esa época.

Abordaremos la emergencia de una nueva forma de conceptualizar este fenómeno demográfico poniendo las elecciones personales de las mujeres en el centro de la escena, también cómo este modelo rompió una supuesta homogeneidad del espacio social para presentar las desigualdades internas del país.

Para ello, trabajaremos a partir de entrevistas a quienes participaron de las experiencias, los documentos y dispositivos técnicos que generaron (encuestas, matrices de datos, cuestionarios, manuales de formación profesional e informes de consultorías) para responder las siguientes preguntas: ¿Cómo cambió la forma en la cual la demografía describió el devenir de la población argentina durante la década de 1960, en particular en lo relativo la reproducción? ¿Que implicaba esto en relación con las visiones previas? y finalmente, ¿Cuáles eran los dispositivos técnicos que emergieron y permitieron este cambio de perspectivas?

2. LA DEMOGRAFÍA COMO ARTICULADORA DE PROBLEMAS

En el contexto de este trabajo, focalizamos en la demografía como un saber técnico-científico, de desarrollo dentro del Estado o bien en organismos internacionales que se fundamenta en la estadística como herramienta privilegiada para describir la dinámica de la población.

Focalizar la visión en las burocracias generadoras de estadísticas y sus productos requiere dar cuenta de las particularidades del saber en el cual basan sus experticias, en particular cuando nuestro análisis se centra en el polisémico término de «estadística». La misma palabra permite designar dos significados distintos. En primer lugar, un conjunto de herramientas formales y técnicas (promedios, índices y cálculos). En segundo lugar, y el que revierte mayor interés para este artículo, en tanto lenguaje técnico que a partir de series de números producidos y hechos públicos en un determinado espacio social interviene en la configuración e interpretación de diversos fenómenos, su naturaleza, distribución y composición. En este punto, nuestro enfoque propone situar a la producción estadística como una forma de «hablar y describir», propia del análisis demográfico, la realidad de forma tal de poder describir y caracterizar problemas determinados.

Siguiendo a De Sena1 entendemos que este lenguaje funciona a partir de reducir la complejidad de lo social, y que los indicadores estadísticos son el resultado de diversos procesos de deconstrucción y reconstrucción de aspectos de cada problemática, plasmando una expresión particular de los rasgos característicos de los objetos según han sido definidos por los actores de acuerdo a su propia percepción. Esto a su vez, deja ver que las herramientas estadísticas son una construcción intelectual sobre el funcionamiento de la sociedad que operará en el mantener unidas cosas en principio singulares dotando de realidad y consistencia a objetos más complejos y amplios2.

El análisis sobre la producción estadística no ha de perder de vista que estos datos se desarrollaron como ejercicio de control social. Según Hacking3 la «avalancha de números» que empezó hacia el final de la era napoleónica resultó central en la producción de las subjetividades modernas puesto que la estadística crea (o contribuye a crear) tipologías a partir de la segmentación y reagrupamiento de características que eran, hasta ese momento, inexistentes. De esta forma la recolección sistemática de datos influenció la forma en que la sociedad se concibe, así como también describe a otros. Esto se vincula fuertemente con la premisa de Shapin y Shaffer4 quienes proponen entender las soluciones técnicas de los problemas del conocimiento como parte de las soluciones prácticas dadas al problema del orden social, y estas últimas como soluciones prácticas al problema del conocimiento.

En términos de su funcionamiento al interior del Estado, las estadísticas se vuelven herramientas prácticas en el sentido que establecen ciertos principios para orientar las políticas públicas y, en tanto son socialmente muy valoradas, se vuelven un principio de visualización y división del mundo social resultando en herramientas poderosas para intervenciones técnicas y políticas de la sociedad5. A diferencia de otras formas de intervención, la estadística goza de un gran prestigio social que deriva de carácter pretendidamente científico, en tanto lenguaje «objetivo»; su utilización por parte del Estado, como forma de expresar a través de la voz oficial y la centralidad que han tenido diversos discursos expertos fuertemente vinculados a la estadística (economistas, médicos, consultores, etc.) en los debates públicos.

De esta manera, la estadística contribuye a crear una imagen particular de la sociedad a partir de representaciones discursivas, que se encuentra estructurada de acuerdo con reglas internas de funcionamiento produciendo sentidos más allá de las cifras concretas y sus definiciones6.

La categoría central para entender cómo se estructuran los espacios técnicos de intervención de la sociedad es la de problemas. Desde nuestro enfoque, los problemas son premisas enunciadas por los diversos actores a partir de su forma particular de representar la realidad, sus intereses y sus márgenes de acción que se producen desde interacciones conflictivas o colaborativas con otros actores. Por tanto, los problemas están configurados a partir de los intereses y significados que los actores asignan colectivamente a cada cuestión y sus diversas capacidades de ponerlos en juego. Es así como tanto la producción del problema, la producción de conocimientos sobre el mismo, y la posibilidad de establecer un grupo encargado de resolverlo son instancias que se encuentran íntimamente relacionados y condicionados por diferentes aspectos cognitivos, políticos e institucionales7.

Latour8 propone que más allá de las particularidades de cada momento social, es necesario estudiar la eficacia de los discursos científicos en función de cómo logran traducir e inscribir el fenómeno estudiado de forma tal que corresponda a sus experticias. Existen vínculos entre la forma de la organización administrativa, los proyectos políticos, la forma en la cual se organiza la producción de conocimiento y el tipo de intelectuales científicos que en ella operan, puesto que la solución al problema del conocimiento es política en tanto descansa sobre reglas y convenciones que definen las relaciones entre los sujetos, los objetos y las instituciones, y su eficacia está limitada por el conjunto de alianzas a las que puede apelar9. Sin embargo, como sugiere Buschini10, no todo descubrimiento o cambio en el cual determinado fenómeno es percibido por la ciencia implica una transposición al espacio político, sino que desde este segundo ámbito las posiciones son seleccionadas, confrontadas y puestas a discutir en función de otros intereses.

3. LA DESNATALIDAD COMO PROBLEMA DE LA DEMOGRAFÍA EN LA PRIMERA MITAD DEL SIGLO XX

Los orígenes de la demografía en Argentina se encuentran relacionados con la necesidad estatal de contar con información estadística que ayudara a comprender y dar respuesta a las cuestiones poblacionales de finales del siglo XIX.

En la Argentina, la demografía como disciplina nació con el Estado y se desarrolló con éste. Formó parte de las necesidades que tuvieron los distintos gobiernos a fin de saber y comprender sobre la evolución de la población en un período de cambios muy profundos, tanto en la economía como en la sociedad argentina, donde el aspecto poblacional fue fundamental11.

Serían las ideas políticas dominantes las que marcarían el alcance y límites de la práctica demográfica, que era ejercida por profesionales formados en disciplinas como la matemática, la geografía, la medicina o la estadística. Si desde mediados del siglo XIX, la preocupación central había estado relacionada con la cuestión migratoria que posibilitaría poblar con inmigrantes europeos el país «despoblado», para 1940 la cuestión migratoria perdió centralidad dando lugar a los debates que, principalmente, se centraron en torno a las consecuencias del descenso de la fecundidad y la percepción de la falta de una potencia poblacional que permitiera llevar al país a su gloria, o a su lugar entre las naciones12. De este modo, hacia mediados del siglo pasado, la cuestión de la desnatalidad se instaló entre las élites que gobernaban el país como principal preocupación demográfica, y tema central para el futuro del país.

En términos del ámbito gubernamental argentino, el debate se dio en diversos organismos, como el Departamento Nacional de Higiene13 o el Departamento de Demología (1943-1946) con la creación de la Comisión Nacional de la Desnatalidad (CND) en el ámbito de la Dirección Nacional de Salud Pública del Ministerio del Interior14. En un documento donde se analiza y realizan propuestas respecto del problema de la desnatalidad definen al problema a partir de la disminución de los nacimientos, una característica «de todos los pueblos de raza blanca»15. Se afirma que el proceso venía afectando a los países europeos desde hace unos cien años atrás, pero que recién para ese entonces Argentina se empezaba a ver afectada por la «ley de la imitación». La comisión definió al problema como dependiente de características intrínsecas de la población nacional, y no como resultado de la problemática de los flujos migratorios, a su vez, reforzaba la pertenencia del país al mundo europeo y norteamericano, en tanto sus problemas eran simétricos, y diferentes a los países de América Latina.

La propuesta poblacionista de esta comisión consistía en contrarrestar la menor frecuencia de nacimientos, y tomar medidas para continuar con la reducción de la mortalidad, en particular la referida a las primeras edades de la vida, ya que proteger los niños era atacar la desnatalidad. Además, proponían acrecentar los flujos migratorios provenientes de Europa.

Mientras Norteamérica, con 40 millones de extranjeros, ha formado su poderoso estado de 144 millones de habitantes, nosotros que hemos recibido más de 6 millones de extranjeros, sólo hemos formado una población de 13 ½ millones, de los cuáles actualmente sólo el 20 % son extranjeros. No puede pensarse en elevar las tasas de natalidad, ni poblar nuestros enormes desiertos interiores, ni acrecentar nuestras riquezas naturales, sin abrir las puertas a aquellas formidables corrientes sanguíneas de igual origen racial16.

Desde el siglo XIX, y hasta la década de 1960, el fenómeno migratorio había sido el principal responsable del incremento poblacional. En términos demográficos, este flujo migratorio disminuiría significativamente en la década de 1960, el lento crecimiento de la población argentina en lo sucesivo se basaría casi exclusivamente en el componente vegetativo, es decir en el saldo entre nacimientos y defunciones17.

Con respecto a la perspectiva pronatalista del problema poblacional del país, cabe señalar que en mayor o menor grado, siguió presente en las ideas y el accionar de los distintos gobiernos que se sucedieron hasta entrada la década de 198018. No obstante, el componente pesimista o apocalíptico con el que se evaluaban las consecuencias del descenso de la fecundidad fue siendo desterrado junto al análisis vinculado a la variable racial y al deterioro de la misma. De esta manera se dejó de lado el componente «cualitativo» en la valoración de la raza al momento de pensar los efectos de la migración y en la década siguiente el problema será presentado como de orden «cuantitativo». Tal como señalan Reggiani y González Bollo19, este debate permeó la esfera pública y llevó a la sanción de medidas diversas, desde el impulso para retomar la realización de censos nacionales de población20, hasta la celebración de congresos y jornadas y la edición de publicaciones especializadas. También se promulgaron leyes de protección para las madres y sus hijos, que en particular en el caso de las trabajadoras, preveían descansos en las jornadas laborales para amamantar y licencias21. Se propusieron también otras medidas que no alteraron significativamente la situación y prosperaron en términos de subsidios monetarios o impositivos a las familias numerosas.

4. DERROTEROS SINUOSOS DE LAS ENCUESTAS SOBRE FECUNDIDAD Y ABORTO

En esta sección analizaremos tres experiencias de producción de información, para mostrar cómo durante la década de 1960 se produjo en Argentina un cambio radical en la manera de entender el fenómeno de la fecundidad a partir de los aportes de un grupo de profesionales con formación demográfica. Esto llevó a que se abandonara la anterior matriz vinculada a la desnatalidad, para pasar a una centrada en la valorización de la natalidad como componente del desarrollo, al reconfigurarse el fenómeno de la desnatalidad en tanto parte del proceso de «transición demográfica».

Este concepto redefinió el problema en términos de la dinámica demográfica, implicando el pasaje de un régimen de altos niveles de mortalidad y fecundidad a otro, donde la mortalidad y la fecundidad son más bajas. En las experiencias de la mayor parte de los países el descenso de la mortalidad precedió al de la fecundidad. Sin embargo en Argentina la transición tuvo características particulares ya que el descenso de la fecundidad, comenzado a principios del siglo XX, ocurrió en paralelo al de la mortalidad, y resultó intenso y precoz22. La declinación de la fecundidad, sin embargo no sucedió en todo el país en forma simultánea, en sus comienzos fue un fenómeno marcadamente urbano, que irían luego experimentando con distintos ritmos e intensidades distintos grupos sociales en las diferentes regiones23. Su comienzo fue anterior que en la mayor parte de América Latina donde recién se gestó a partir de la segunda mitad del siglo XX. Este carácter inusual le garantizó un grado de atención diferencial en los estudios demográficos comparativos. En palabras de la demografía de la época.

Mientras la mortalidad ha ido alcanzando rápidamente niveles bajos, por la importación de técnicas, conocimientos y medicamentos, sin que se hayan producido, contemporáneamente, transformaciones estructurales, la fecundidad, con algunas excepciones, ha sufrido aumentos o se ha mantenido constante a niveles elevados. Por otro lado, se ha reconocido que la estructura por edad, variable de alta significación tanto demográfica como social, depende sobre todo de la fecundidad, y muy poco de la mortalidad. Los altos niveles de fecundidad observados y sus efectos sobre el crecimiento de la población en la mayoría de los países latinoamericanos, han sido denunciados como «el freno» que impide el despegue hacia el desarrollo económico y social24.

Esta cita permite ilustrar el cambio paradigmático que se operaría en la demografía: la falta de nacimientos dejaría de ser vista como un problema para ser factor explicativo del desarrollo, o al menos de la potencialidad del desarrollo. Donde en la elevada fecundidad se veía potencial militar y riqueza en mano de obra, se empezaría a ver peso poblacional y dificultades para alcanzar mayores estándares de vida y bienestar social. Es importante mencionar, tal como muestra Felitti25, que las recomendaciones internacionales de medidas y las primeras políticas para limitar la natalidad, en muchos casos de índole coercitivo, sumadas al accionar de la Iglesia católica, tuvieron repercusiones en distintos países latinoamericanos. No se ha de descartar en este punto, el impacto de la revolución cubana de 1959 como espejo de una posible revolución social en América Latina y el peso que tuvo en la creación y ampliación de las competencias y financiamiento de los organismos internacionales dedicados a la cooperación técnica, sobre todo en temas sanitarios26.

Dan cuenta de este viraje relativo a la percepción sobre los fenómenos demográficos y la conflictividad social en América Latina, tres experiencias que se llevaron adelante en el país entre los años 1963 y 1969: la Encuesta PECFAL-Urbano (1963-64), la Encuesta PEAL (1967-1968) y la Encuesta de Fecundidad (1969). Los dos primeros estudios se llevaron adelante por iniciativa del Centro Latinoamericano y Caribeño de Demografía (CELADE) y el tercero por el Ministerio de Bienestar Social de la Nación en colaboración con la Organización Panamericana de la Salud.

Estas tres iniciativas comparten algunos rasgos que las hacen destacables:

1. Permiten ejemplificar el cambio del modelo de la desnatalidad y la decadencia de la raza al modelo de la transición demográfica y el desarrollo.

2. Muestran la integración de nuevos profesionales, fuentes de financiamiento y problemáticas a los estudios demográficos. A su vez, y esto es un rasgo característico de la época, la integración de estos saberes en modelos estandarizados internacionales27.

3. Desde una perspectiva técnica incluye un conjunto significativo de innovaciones que marcan el inicio de una nueva etapa en la demografía, y permiten visualizar cambios en la forma en que es representada la población, sus vínculos y los efectos de las relaciones sociales.

4.1. La encuesta PECFAL-Urbano (1963-1964)

El Programa de Encuestas Comparativas de Fecundidad de América Latina (PECFAL-Urbano) fue un desarrollo del CELADE por el cual se llevaron a cabo encuestas comparativas de fecundidad urbana en siete áreas metropolitanas: Bogotá, Buenos Aires, Caracas, México, Panamá, Río de Janeiro y San José.

El CELADE fue creado en 1957 en Santiago de Chile, a partir de una iniciativa de las Naciones Unidas. En 1971 obtuvo su reconocimiento como organismo autónomo de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), para quedar cuatro años más tarde, y hasta la actualidad, formalmente integrado a su sistema28. El CELADE realizó en esa época una prolífica tarea brindando cursos de formación profesional, organizando seminarios y eventos relativos a los estudios de población, y desarrollando, financiando y coordinando estudios propios29.

Como hemos mencionado, el CELADE estaba integrado al funcionamiento de la CEPAL, organismo clave definido de la siguiente manera:

un espacio de pluralismo ideológico y político desde el que se aspiró a dar forma a una «ciencia social para la acción» que sintetizara un marco conceptual común de desarrollo autónomo válido para toda la región. En ese marco, se produjo un cambio conceptual sobre la noción de «desarrollo»: este último ya no se identificaba con el crecimiento económico, sino que se concebía como un proceso de cambio estructural global […] Se apuntaba así a una concepción según la cual el desarrollo y el subdesarrollo debían ser considerados conjuntamente en el contexto de la división internacional del trabajo entre centro y periferia30.

En este espacio intelectual se formaron numerosos profesionales que luego desarrollaron labores en oficinas de estadística y demografía y en espacios académicos en toda América.

El mismo CELADE, con el apoyo financiero del Population Council31, coordinó y llevó adelante las encuestas PECFAL-Urbano, aunque en su realización participaron instituciones de los distintos países involucrados. En seis de los siete países participantes, los directores de las encuestas fueron exbecarios de CELADE32.

En cada uno de los operativos se encuestó a unas 2.300 mujeres de entre 20 y 50 años, con independencia de su estado civil. Con esta experiencia, hasta entonces inédita, se pretendía obtener información sobre los embarazos y nacimientos, los niveles de fecundidad, las «variables intermedias»33, características socioeconómicas y culturales, actitudes y opiniones acerca del tamaño deseado de la familia, y uso y actitudes hacia los métodos anticonceptivos y la planificación familiar. Las singularidades de esta primera experiencia fueron varias, destacándose la amplitud de los temas abordados, la consideración de la edad como única variable que definía el criterio de inclusión de las mujeres en la muestra, el uso de una estrategia metodológica común, la magnitud del relevamiento a nivel regional, y los escasos o nulos antecedentes teórico-metodológicos. «Puesto que no había fundamentos sobre los cuales construir un marco teórico, los estudios no se basaron en una teoría sino más bien fueron un conjunto de hipótesis descriptivas ad hoc»34.

Las estadísticas vitales y los censos de población eran las fuentes que se utilizaban regularmente para el estudio de la fecundidad. Pero hacia mediados del siglo XX, las primeras eran parciales y de mala calidad, y los segundos venían prescindiendo de realizar preguntas sobre fecundidad a mujeres no casadas35. Este clima de desconfianza generalizada en la estadística existente generada por las oficinas de los estados nacionales fue una marca de la época. En particular en Argentina, donde los mismos organismos y experiencias como la del Estudio de Salud y Educación Médica (al cual referiremos a seguido) generaron métodos alternativos de medición que permitieran, o bien validar las fuentes existentes o bien producir información de mayor calidad que sirviera de mejor manera para la planificación de políticas públicas36.

El Programa PECFAL-Urbano cumplió buena parte de sus cometidos, en el análisis de resultados se priorizó el estudio de los niveles y tendencias de la fecundidad y las principales variables asociadas. La información obtenida a nivel continental permitió efectivamente suplir las deficiencias de otras fuentes en este aspecto. Se trataba de un momento significativo, durante la década de 1960 comenzaría el viraje «de una fecundidad natural a una controlada»37, generaciones de mujeres en edades reproductivas empezaron a tener cada vez menos hijos que sus predecesoras. Estas encuestas contribuyeron a determinar los momentos del cambio, y también las circunstancias y trayectorias nupciales de las cohortes involucradas en esta transición. Adicionalmente resultaron el basamento científico de las políticas de población que se implementarían en los años sucesivos, a la vez que antecedente ineludible de estudios posteriores38. Permitieron también la puesta a prueba de enfoques teóricos alternativos que vinieron a cuestionar la mirada desarrollista de CELADE/CEPAL39.

En Argentina, el estudio PECFAL-Urbano se concretó en el Área Metropolitana de Buenos Aires40 entre 1963 y 1964. El trabajo de campo fue realizado por el Centro de Sociología Comparada del Instituto Torcuato Di Tella, y el Instituto de Sociología de la Universidad de Buenos Aires, espacios pioneros de una nueva sociología, de fuerte impronta cuantitativa41. Se entrevistó a 2.121 mujeres de entre 20 y 50 años. En el informe de resultados de la encuesta, publicado diez años después de su realización, las autoras refieren sobre el tratamiento de los datos recolectados:

En Buenos Aires se realizaron tabulaciones preliminares, pero no pudieron ser utilizadas porque, a causa del desmantelamiento del Instituto de Sociología a partir de 1966, no han podido ser localizadas. Para el estudio de diferenciales de fecundidad, se contó con tabulaciones especiales controladas por edad de la mujer en el momento de la entrevista y por edad al casarse, hechas en CELADE con motivo de un informe parcial realizado en 1967. El capítulo sobre ideales respecto al tamaño de la familia, y a las variables intermedias como ser la edad al casarse, el intervalo proto e intergenésico y la edad de completar familia, se basa en el análisis de tabulados programados por Carleton y realizados en la Universidad de Cornell, consistentes en cruces de variables controladas por edad y estado civil. Finalmente, en los puntos referentes a conocimiento, uso de métodos anticonceptivos y motivos, actitudes y opiniones respecto a la planificación de la familia, se analizan tabulados facilitados por CELADE y elaborados en el Centro de Cómputos de la Universidad de Chicago. Se trata, en su mayor parte, de cruces de dos variables, donde en algunos casos una de ellas es un índice o resultado de combinación de distintos indicadores42.

Buenos Aires poseía el nivel de fecundidad más bajo entre las siete ciudades relevadas del continente. Allí encuentran un menor nivel de fecundidad entre las mujeres nativas, las de mayor nivel de educación, las que trabajan, las de niveles ocupacionales medios y las que se ubican en los niveles más modernos de un índice ad hoc orientado a medir el «tradicionalismo». Los métodos de planificación familiar eran conocidos, y su práctica se encontraba sumamente extendida entre las mujeres entrevistadas.

En otro uso dado a los datos del estudio, se realizó un análisis desde una óptica comparativa sobre los diferenciales de fecundidad entre las ciudades de Buenos Aires y México de acuerdo al estatus socioeconómico, ya que fueron las dos que mostraron fecundidades extremas en la PECFAL43. El autor distingue los momentos transicionales que cada conglomerado urbano atravesaba, y las importantes diferencias en la práctica anticonceptiva en favor de Buenos Aires.

4.2. La encuesta PEAL (1968-1969)

El Programa de Estudios Comparativos sobre Aborto Inducido y Uso de Anticonceptivos (PEAL) fue otra experiencia de encuestas simultaneas y comparables coordinada por CELADE con el apoyo financiero del Population Council desarrollada durante la década de 1960. Se llevó a cabo en Bogotá, Lima, Panamá, la Ciudad de Buenos Aires, sin el agregado territorial que fue parte del relevamiento PECFAL-Urbano, y en Santiago de Chile, donde se realizó con algunas variaciones metodológicas. Con anterioridad, el aborto inducido se había estudiado en ámbitos hospitalarios, pero solo contaban algunas experiencias aisladas en encuestas poblacionales, incluyendo la desarrollada por Monreal Porcile sobre el aborto provocado en Santiago de Chile, entre 1960 y 1964, reconocida como «el primer estudio en el mundo en que el aborto fue estudiado en población general»44.

En Argentina la encuesta se realizó gracias a la firma de un convenio entre la Secretaría de Estado de Salud Pública, y el CELADE. En 1968 se realizó la muestra y entre octubre de dicho año y julio de 1969 se llevó a cabo el trabajo de campo, con 1.363 entrevistas a mujeres entre 15 y 49 años. El extenso cuestionario constaba de quince capítulos y ciento cincuenta y siete preguntas. Con este estudio se pretendía, conocer la magnitud real del aborto inducido y el uso de anticonceptivos en diferentes estratos socioeconómicos/culturales, determinar la incidencia de la práctica del aborto en el nivel de la fecundidad, conocer las actitudes de las mujeres hacia el aborto inducido, los medios utilizados y las consecuencias en las mujeres que lo practicaban.

Los resultados, leídos con mucha cautela por los autores dado el carácter pionero del estudio, muestran baja declaración de aborto en la Ciudad de Buenos Aires en relación a las otras urbes, a la vez que una mayor incidencia en las mujeres mayores, y una vez superado el umbral de los dos ó tres hijos. También hubo una mayor declaración de aborto entre las mujeres del estrato socioeconómico alto, estimándose un importante subregistro en los otros dos estratos en los que se clasificó a las mujeres de la muestra45. La publicación de resultados no incorporó toda la información recolectada en los cuestionarios. Consultada al respecto en entrevista, una de las demógrafas contemporánea a la encuesta refirió que se publicó poco sobre los resultados de esta experiencia en Buenos Aires ya que los investigadores no confiaban plenamente en la calidad de los datos. Esto da cuenta también, de los problemas resultantes en la aplicación de técnicas novedosas para medir fenómenos que anteriormente no se registraban o se registraban médicamente.

4.3. La Encuesta de Fecundidad del Estudio sobre Salud y Educación Médica (1968-1971)

La tercera experiencia fue la Encuesta de Fecundidad (EF), que formó parte de un conjunto de estudios más amplios, conocidos como Estudio sobre Salud y Educación Médica (ESSEM). Esta experiencia integró acciones por parte de la Secretaría de Salud (del Ministerio de Bienestar Social), la Organización Panamericana de Salud (OPS) y la Asociación de Facultades de Medicina de la República Argentina. Dentro del ESSEM hubo diversos estudios específicos: algunos vinculados a la estructura prestacional del sistema de salud, otros a la de sus recursos humanos, su formación y el nivel de utilización de los usuarios del sistema de salud. El financiamiento fue provisto por la OPS y la Secretaría de Salud.

El ESSEM buscaba ser un «puntapié» de la planificación normativa en salud que permitiera al Estado tomar mayor grado de control sobre el sistema de salud a partir de la implementación de un seguro de salud, medidas de planificación normativa y la descentralización operativa de los servicios sanitarios46. La EF comenzó en agosto de 1968 con la realización de la muestra correspondiente a Buenos Aires, según el marco muestral de la Encuesta de empleo y desempleo del Gran Buenos Aires y Capital Federal del Consejo Nacional de Desarrollo (CONADE)47. Esto es significativo en relación a los otros trabajos analizados porque a diferencia de las otras experiencias se encontraba metodológicamente orientada a mantener la comparabilidad con datos nacionales, por lo cual se utilizó cartografía y categorías extraídas de la producción de estadísticas locales.

La EF proponía llenar el vacío de información relativa a la trayectoria de uniones y reproducción de las mujeres en edades fértiles, posibilitando tener un amplio panorama de los diferenciales sociales y económicos de la fecundidad. Esta encuesta fue el primer y único estudio de una intención mucho más ambiciosa, relativa al conocimiento de la estructura y dinámica poblacional, la estimación de la población futura, las relaciones entre los fenómenos demográficos y los problemas de salud, que quedara expresada de la siguiente manera:

Los problemas de salud de una comunidad se presentan como resultado de la interacción entre las características propias de la población y las del medio físico, biológico y social en que aquella se desenvuelve. Ese estado de salud tiene una repercusión directa en la configuración de ciertas características de la población, las que a su vez inciden en los otros sectores económicos y sociales.

La importancia del estudio de la población y de sus interrelaciones con los facto­res ambientales y con la salud rebasa la exigencia de conocer exclusivamente los valores cuantitativos de la población y cobra su real dimensión en el requerimiento de profundizar en el conocimiento de los factores que la modifican.

Usando la información censal disponible y los datos recogidos por una encuesta domiciliaria de cobertura nacional, este grupo tiene por finalidad estimar la distribución geográfica, estructura biológica, económica y social de la población, así como su dinámica de crecimiento. Estudia los factores determinantes y sus consecuencias, especialmente los que están relacionados con la salud48.

Para la totalidad de esta encuesta de salud a familias se contaba con cuatro instrumentos de registro. Un primer «cuaderno de vivienda» relevaba los materiales de construcción de paredes, pisos y techos, cantidad de ambientes y disponibilidad de servicios. En la «carpeta familiar» se distinguían, entre otras variables, el sexo, edad, año de nacimiento y estado civil de los miembros de la familia. El «cuestionario individual», conteniendo alternativas de preguntas para las distintas edades, indagaba situación de salud y consultas médicas, utilización de medicamentos, enfermedades, salud buco-dental, internaciones, vacunación, utilización y gastos en servicios de salud, tabaquismo, condición de alfabetismo, asistencia escolar, nivel educativo alcanzado, inserción en el mercado laboral, ingresos y condición migratoria. Finalmente otro «cuestionario individual», el que correspondía al estudio de fecundidad, era solo de aplicación para las mujeres entre 15 y 49 años. En este caso, la formulación y elaboración de los materiales estuvo a cargo de Mario Hamilton y Cristina Cacopardo, ambos profesionales con estudios de posgrado en demografía49. La cédula contenía 26 preguntas relativas a su fecundidad retrospectiva, mortalidad perinatal e infantil, e historia de uniones. A diferencia de los otros estudios presentados, no se inquirió sobre anticoncepción.

En primer lugar, el entrevistador debía transcribir y ratificar edad y estado civil de las entrevistadas. Las categorías de estado civil contempladas fueron: «soltera», «casada», «en unión consensual», «viuda» y «separada/divorciada». De esta manera, al igual que había ocurrido en el caso de las dos encuestas comparativas de CELADE, se amplió tanto el registro de la fecundidad, al pasar a abarcar a todas las mujeres, como el lenguaje estadístico que permitía describir sus estados conyugales, presentando una paleta más amplia de posibilidades teóricas, y posteriormente su distribución regional.

A las mujeres presentes al momento del relevamiento se les preguntaba en primer lugar por la cantidad de hijos nacidos vivos, nacidos muertos y por la fecha de ocurrencia de cada uno de esos hechos. También por la fecha de defunción de aquellos que hubieran fallecido antes de cumplir los cinco años. Conocer esta información posibilitó realizar estimaciones indirectas sobre la mortalidad perinatal y en los primeros años de vida, innovación que empezó a implementarse mediante encuestas durante la década de 1960 en países con muy precarios o sin registros de nacimientos y defunciones. Se generó así información considerada de calidad salteando los sistemas nacionales, vistos como de mala calidad. El más conocido de estos modelos fue el «método de Brass», traducido por CELADE:

Las ideas de Brass para derivar estimaciones de fecundidad y mortalidad a partir de datos defectuosos, recogidos, por lo general de poblaciones con estadísticas muy deficientes o carentes de ellas marcan una etapa de gran trascendencia en el desarrollo de las técnicas de análisis demográficos […] seguro es que con el correr del tiempo serán incorporado en todos los libros de texto […] como parte de los conocimientos indispensables de un demógrafo […]50.

Continuando con el cuestionario de fecundidad, en la segunda sección se inquirió acerca de las consultas prenatales, lugar de ocurrencia de los partos y personal que prestara atención durante los mismos. Finalmente se indagaba acerca de la historia de uniones: edad de la primera unión y duración de cada una de las uniones. De esta forma era posible reconstruir su trayectoria conyugal completa, y relacionar los patrones de uniones y disoluciones conyugales con los niveles de fecundidad alcanzados.

Con estas potencialidades, el «Estudio de fecundidad en cinco áreas metropolitanas» se llevó a cabo entre junio de 1969 y septiembre de 1971. En una primera etapa se concretó en Buenos Aires (Capital y partidos del Gran Buenos Aires), Córdoba (Departamento Capital), Mendoza (Departamento Capital, Godoy Cruz, Guaymallén y Las Heras), Rosario (Departamento Rosario) y Tucumán (Departamento Capital). Entre 1.400 y 1.800 mujeres en cada área contestaron el cuestionario demográfico. La población de dichas áreas urbanas constituía casi el 46 % del país, siendo el mayor aporte el del Área Metropolitana de Buenos Aires, 38 % del total. En segundo término el relevamiento se extendió incorporándose siete «regiones de desarrollo», división geográfica propuesta por el CONADE: Centro, Comahue, Cuyo, Noroeste, Noreste, Pampeana Patagonia.

Las vicisitudes institucionales llevaron a una interrupción temprana del ESSEM y del plan de publicaciones anunciado, solo se pudo contar con una publicación de los resultados de la EF, publicada casi en el cierre del estudio en 197351. Las razones por las cuales fue tempranamente terminado son diversas, pero la principal es que hubo un cambio en las políticas sanitarias locales que llevaron al abandono de la búsqueda de un seguro de salud, política a la cual se orientaba la masa de datos generados por el ESSEM. También, en términos internacionales, el modelo de planificación normativa que propiciaba la OPS perdió impulso. Sumadas a estas dos razones, el grupo productor de datos se vio dividido en otros proyectos políticos y esto generó una dispersión de los cuadros técnicos52.

La publicación de 1973, referida a las cinco áreas metropolitanas se divide en tres partes, en la primera se reseñan los aspectos metodológicos del trabajo, la segunda se refiere a los niveles y tendencias de la fecundidad, y la tercera y más extensa, constituye un análisis de diferenciales.

Son varias las medidas de la fecundidad estimadas y analizadas53. Como era de esperarse, se encuentra fecundidad correspondiente a distintos momentos de la transición demográfica, la más elevada se registra en el aglomerado correspondiente a la provincia de Tucumán, ubicada en el norte del país. Ya al momento de analizar la vinculación de la fecundidad según distintas características demográficas sociales y económicas, las autoras definen los alcances y la importancia del trabajo en los siguientes términos:

Eminentemente empírico descriptivo, este tipo de estudios se basa en la experiencia tal como se dio en las regiones donde se ha llevado cabo el proceso de transición de niveles altos bajos de fecundidad, el que no se ha dado simultánea ni uniformemente en los distintos sectores de una población. Se identifican así y se investigan todas aquellas características que diferencian los sectores de la población que han estado a la vanguardia del cambio secular en la fecundidad, en el supuesto de que las mismas implican una exposición diferencial a los factores determinantes fundamentales54.

El abordaje, similar al de la encuesta PECFAL-Urbano, logra dar cuenta de la relación entre factores tales como el nivel educativo o las condiciones socioeconómicas, con distintos valores de fecundidad propios del proceso de transición, aunque la explicación de dichas asociaciones trascienda los límites que se trazaban en estos primeros estudios. Se indagaron diferenciales en base al estado civil, nivel educativo alcanzado, la condición de actividad, el nivel ocupacional, los ingresos familiares (tema raramente presente en un mismo estudio junto con variables relativas a la fecundidad y mortalidad en la Argentina) y la situación migratoria. Además de controlarse según grupos de edad, dichas variables se presentaron según el estado conyugal, distinguiéndose entre el total de mujeres y las casadas/convenientes, y la duración del matrimonio.

Las correlaciones en la EF resultaron similares a las obtenidas en el PECFAL-Urbano. Se encontró fecundidad más elevada entre las mujeres con menos escolarización, las insertas en el mercado de trabajo, las de menores ingresos familiares y las migrantes. Resulta destacable el que pudiera constatarse una muy baja fecundidad para las mujeres solteras, propia de épocas en la que la fecundidad fuera del matrimonio era más inusual que en años posteriores. También la relación directa entre los años de unión y el número de hijos, esto incluso en las áreas de fecundidad relativamente más baja como Buenos Aires y Rosario. Estos resultados sorprendieron a las mismas autoras, que de acuerdo a lo que relataron en las entrevistas realizadas, suponían encontrar una mayor fecundidad en mujeres solteras. Asimismo resultó significativo la existencia de brechas asociadas a los distintos ámbitos geográficos, en la comparación de la fecundidad de grupos de mujeres en las mismas edades, y con los mismos años de unión. Por ejemplo, mientras la cantidad promedio de hijos para las mujeres de 45 a 49 años, entre aquellas con 15 o más años de unión, era de 2,5 en el área de Buenos Aires, el valor se elevaba a 3,9 hijos en el de Tucumán. Estos hallazgos marcan lo avanzado del proceso de transición demográfica en Argentina, aunque sí, matizado por sus desigualdades regionales y sociales.También pudo constatarse cómo, al variar la probabilidad de ser madre en función de la edad de la mujer, para una misma duración en las uniones, el nivel de la fecundidad era decreciente a mayor edad. Estas asociaciones entre los patrones de nupcialidad y los niveles de fecundidad en función de la edad de las mujeres, resultan a la luz del tiempo, tal vez el aspecto más significativo en el trabajo que estamos analizando. Con posterioridad a esta encuesta, el estudio conjunto de la díada nupcialidad-fecundidad, no volvió a ser planteado con este nivel de detalle por ningún otro relevamiento del Sistema Estadístico Nacional55.

5. EL FIN DE LAS ENCUESTAS DE FECUNDIDAD

Desde la discontinuación de la Encuesta sobre Fecundidad no se llevaron adelante otros estudios del tipo hasta mediados de la década de 199056. La conformación de fuentes estadísticas estuvo fuertemente intervenida por las autoridades militares que tomaron el poder en Argentina entre 1976 y 1983.

En este sentido, se impone reconocer una diferencia significativa entre la organización de las burocracias estadísticas durante los dos períodos de gobiernos dictatoriales: 1966 y 1973 y 1976 y 1983. Durante la gestión de la Revolución Argentina (1966-1973) se realizaron diversos esfuerzos para cientifizar las burocracias encargadas de las estadísticas, en particular las económicas. En ese sentido se creó un Consejo Nacional de Desarrollo que, por primera vez, tomó la competencia de regular el conjunto de estadísticas nacionales en función de los estándares internacionales y las necesidades de orientar las inversiones vinculadas al desarrollo nacional.

Específicamente dentro del campo sanitario, se impulsó un grupo de sanitaristas formados en planificación en la Organización Panamericana de la Salud, que tuvo el proyecto fracasado de reorganizar el sistema de salud en torno a un seguro de salud y en el campo estadístico, realizó una profunda modernización de los sistemas nacionales y provinciales. Este grupo mantuvo una centralidad destacada al interior de la gestión nacional hasta la renuncia del presidente de facto J. C. Onganía en 1968. En este momento primó una visión comunitarista católica que daría mayor peso a las obras sociales57 y como parte de una interna respecto del modelo técnico político sobre el que se debía organizar el Estado, se impuso la perspectiva del comunitarismo cristiano. Aunque desde un espacio secundario que no les permitió consolidar grandes cambios en la política sanitaria, este grupo de sanitaristas lograron mantener el control de la Secretaría de Salud hasta 1976, cuando fue intervenida por los militares en un nuevo golpe de estado58.

Por su parte el gobierno militar desarrollado entre 1976 y 1983, redujo la jerarquía de la Secretaría de Salud a Subsecretaría, desarticuló el grupo técnico que venía trabajando desde inicios de la década de 1960 y no logró estabilizar un liderazgo claro dentro de la cartera, donde se sucedieron 4 subsecretarios. En términos de la política sanitaria, este periodo se caracterizó por la falta de intervención y regulación estatal y el abandono de un proyecto de reorganización que ubicara al Estado como centro del sistema. Además, se designó como sub secretarios a militares que no se encontraban insertos profesionalmente dentro del campo sanitario59.

El cambio en la dirección sobre la generación de información demográfica se puede apreciar en el contraste entre las experiencias previamente analizadas y la Encuesta Mundial de Fecundidad (EMF). La EMF fue un programa pionero de encuestas representativas a nivel nacional y comparables a nivel internacional, desarrollado por el Instituto Internacional de Estadística (ISI) junto con la Unión Internacional para el Estudio Científico de la Población (IUSSP), destinado a estudiar el estado de la fecundidad a nivel mundial. También proveía información sobre nupcialidad, anticoncepción, mortalidad infantil y en la niñez. Su realización fue financiada principalmente por el Fondo de las Naciones Unidas para Actividades de Población (UNFPA) y por la Agencia para el Desarrollo Internacional de los Estados Unidos (USAID). En este punto comparte con las otras experiencias el rol de los organismos internacionales como organizador y/o financiador.

En el marco de este proyecto se realizaron 66 encuestas alrededor del mundo entre 1973 y 1984 participando en países de América, Asia y África. En América Latina la encuesta fue realizada en Colombia, Costa Rica, República Dominicana, Ecuador, México, Panamá, Paraguay, Perú y Venezuela. También en cuatro países caribeños60. De esta larga experiencia se conservan centenares de trabajos, informes de países, estudios comparativos, documentos técnicos y metodológicos. La EMF también posibilitó la realización de intercambios y discusiones en encuentros y conferencias internacionales, la formación de recursos humanos y la conformación de un significativo banco de datos en la materia61. Su realización sirvió asimismo como precedente para otros programas similares.

La dictadura que tomó el poder en 1976 en Argentina fijó un conjunto de Objetivos y Políticas Nacionales de Población mediante el Decreto 3.938 del 29 de diciembre de 1977, el cual «logra el raro mérito de legislar por vez primera sobre las políticas nacionales de población, en forma global»62. El decreto estaba orientado por la Comisión Nacional de Política Demográfica (CNPD) presidida por el ministro del Interior, Albano Harguindeguy, e integrada por representantes de los distintos ministerios. Uno de los objetivos planteados por la Comisión radicó en «aumentar sensiblemente el ritmo de incremento demográfico»63. Asimismo se concluye que «las vulnerabilidades del país en cuanto a cantidad y calidad de la población comprometen la seguridad nacional y exigen decisiones políticas urgentes»64. El escrito se manifiesta abiertamente a favor del incremento de la fecundidad de esta manera: «Promover una sólida información y educación tendientes al afianzamiento, la estabilidad y la plena realización de la institución familiar. Eliminar las actividades que promueven el control de la natalidad»65.

Recibida en 1977 la invitación para la realización de la EMF en Argentina, en nota dirigida al presidente de la CNDP Marcenaro Boutell, el capitán de navío José María Cohen, secretario general del Ministerio de Bienestar Social, expresa la opinión contraria del ministro en estos términos:

Analizado el Cuestionario Básico de la EMS, el Señor Ministro de Bienestar Social se ha pronunciado por la inconveniencia de realizar dicha encuesta en nuestro país. Dicha decisión se funda, no ya en la intervención de organismos internacionales, sino en que buena parte del Cuestionario Básico, so capa de inquirir acerca de los métodos anticonceptivos que eventualmente se utilicen, aparece como una exposición de todas las posibilidades existentes para prevenir embarazos. Tal exposición puede despertar en las encuestadas la decisión de adoptar alguno de esos métodos, por lo que la Encuesta de Fecundidad podría convertirse en una Proposición de Infecundidad. [...] Por otra parte, varias de las preguntas contenidas en el Cuestionario pueden ofender el pudor de las encuestadas y generar en ellas un rechazo a la labor que otros encuestadores realicen en cumplimiento de diversas tareas de relevamiento66.

A la vez en el seno de la CNPD se creó un equipo para estudiar la propuesta, el Grupo de Trabajo sobre Encuesta de Fecundidad, el cual emitió un documento titulado Proyecto de investigación para orientar la política familiar. Reconociendo como uno de los objetivos del gobierno el incremento del ritmo de crecimiento poblacional, había desaconsejado la aplicación de la Encuesta Mundial en el país: «pues se centra en la información sobre conocimiento y uso de los distintos métodos anticonceptivos y no analiza en absoluto el campo motivacional que es el que interesa en nuestro país a los efectos del apoyo a la fecundidad»67. Por el contrario, sugieren llevar a cabo un estudio propio sobre política familiar y motivaciones de la fecundidad, con el fin de implementar políticas que pudieran facilitar la decisión de incrementar la descendencia, motivando a la población para incrementar la fecundidad.

Estas supuestas intenciones chocaban, además, con una consecuencia de las políticas represivas desarrolladas: gran parte de los cuerpos técnicos que habían participado en las experiencias anteriores habían resultado degradados profesionalmente a funciones de menor nivel, perseguidos y forzados a emigrar para proteger su vida o asesinados.

6. CONSIDERACIONES FINALES

En este trabajo analizamos tres experiencias innovadoras de encuestas llevadas a cabo en la década de 1960 en Argentina, cuya unidad de análisis privilegiada eran las mujeres, y la efectivización de su capacidad de procrear, su foco de atención. A pesar de las limitaciones impuestas a estos estudios, una breve elaboración de resultados en el marco de una coyuntura socio-política desfavorable y la discontinuidad del trabajo de las y los profesionales en el tiempo que siguió, este antecedente merece ser rescatado.

El fenómeno de la fecundidad, visto a través de la lente de la transición demográfica reconfiguraba el problema de la desnatalidad y ofrecía un diagnóstico diferente: ya no se trataba de un país en riesgo de perder la potencia de su población a manos de migrantes o de la escasez de mano de obra o soldados; sino que se trataba de entender porque las familias podían conformarse de diferentes tamaños en función de las distintas estrategias reproductivas elegidas por las mujeres. Para ello visibilizaron las voces diversas de las mujeres, buscando recomponer las distintas estrategias en términos de anticoncepción y aborto, exponiendo los daños a la salud que este podía causar, aun tratándose de una práctica ilegal. De esta manera configuraron una forma novedosa de conceptualizar a las mujeres, sus vínculos familiares y estrategias reproductivas; reconociéndoles márgenes de autonomía, capacidad de decisión y planificación por encima de los presentes en el marco legal y sobre todo, en contra de la tradición censal, que recuperaba las categorías legales para la estructuración de sus indicadores.

El resultado de este proceso técnico fue la generación de una imagen distinta de las mujeres y las familias argentinas. Estos estudios buscaron representar fielmente la verdadera experiencia de las mujeres por sobre lo que era visto como moralmente correcto o esperable. Esto implicó la ruptura con la perspectiva de la desnatalidad y su peso en la constitución racial del país. Estas dimensiones habían estado ocultas a la mirada de las estadísticas oficiales, y al interés de la planificación económica y social.

Además estas encuestas forman parte de un nuevo capítulo respecto de las controversias vinculadas a la intimidad de las personas, que en la emergencia de las tecnologías de análisis de grandes masas de información (big data) han cobrado una nueva centralidad en la agenda pública al reconfigurar las barreras de aquello que podía ser preguntado, a quién y cómo.

Otro aspecto en el que deseamos detenernos es en la factibilidad del análisis de los datos, ya que existió una discrepancia significativa entre lo planteado en el diseño conceptual de los cuestionarios y el escaso volumen de producción local de información que pudiera dar cuenta de las complejas realidades que dichos instrumentos intentaban abarcar. La modificación de las condiciones indeseables o injustas que las encuestas pudieron reflejar no fueron asumidas por la política de esas décadas, situación que recién se iría modificando paulatinamente terminado el período dictatorial. En este sentido, las encuestas tuvieron una ambición mayor a lo que demostraron ser sus posibilidades reales. Sin embargo estos antecedentes no resultaron en un olvido absoluto, sino que por un lado gran parte de los que participaron fueron absorbidos por distintos organismos estatales, incorporando en ellos sus experticias. Por otro lado, los resultados, cuestionarios y modelos resultaron la base de los estudios de fecundidad post dictadura durante la década de 1980.

Los estudios de fecundidad narran la Argentina de la década de 1960 en formato de mosaico: el desarrollo no era homogéneo ni transversal a la sociedad y esto condicionaba las elecciones reproductivas, el acceso a la salud y la mortalidad en las primeras etapas de la vida. En esto podemos ver la ruptura del mandato de la estadística decimonónica de presentar «una nación» a la par de los países centrales para mostrar, en el concierto de naciones, los claroscuros de la situación nacional. Estas visualizaciones propias de esta década ponen el eje en los procesos y las desigualdades internas y presentan una imagen detallada y matizada que propone una agenda de intervención en función de estas características, pero también del reconocimiento de nuevas categorías que configuran novedosas formas del fenómeno de la fecundidad.

Sin embargo, estas experiencias se vieron interrumpidas por los ciclos de inestabilidad política propios de la Argentina de la segunda mitad del siglo XX. Gobiernos militares que poseían una perspectiva demográfica más cercana a la de la primera mitad de siglo y que además, entendían estos discursos como una amenaza para la sociedad nacional llevaron a desarmarlas, degradar los espacios técnicos y, en muchos casos, perseguir a los funcionarios hasta el exilio o incluso la muerte.

El aporte de esas primeras camadas de profesionales de la demografía, en su mayor parte mujeres, resulta muy significativo. En tiempos complejos, e inmersas en un clima de época marcado por la emergencia de un nuevo movimiento feminista, aun asumiendo riesgos personales, intentaron poner en el centro de la escena de los estudios sobre fecundidad, la compleja trama que rodea los procesos de constitución de la descendencia en función de la historia conyugal y reproductiva, la posición social, conocimiento y utilización de métodos anticonceptivos, y los logros en materia educativa y laboral. Bajo esta conceptualización, el género femenino deja de ser meramente un sujeto pasivo, aportante de descendientes en función de los requerimientos de crecimiento poblacional trazados por el Estado Nacional para ser un conjunto de personas con deseos, elecciones y estrategias propias en materia reproductiva, sometidas a riesgos a la salud y condicionantes estructurales.

Finalmente, creemos que este trabajo puede resultar de interés a otros investigadores que, a partir de diferentes estudios de casos, puedan avanzar en análisis comparativos a nivel latinoamericano respecto de los cambios demográficos de la segunda mitad del siglo XX y la forma en que estos fueron concebidos, estudiados e intervenidos por el Estado, los organismos internacionales y los cuerpos técnicos académicos.

7. BIBLIOGRAFÍA

Belmartino, Susana (2005), La atención médica en Argentina en el siglo XX. Instituciones y procesos, Siglo XXI Editores, Buenos Aires.

Blanco, Alejandro (2006), Razón y modernidad. Gino Germani y la sociología en la Argentina, Siglo XXI Editores, Buenos Aires.

Biernat, Carolina (2011), «Debates poblacionistas en la matriz de la política social argentina de entreguerras», Anuario CEH, 11, pp. 189-208. URL: <https://doi.org/10.52885/2683-9164.v0.n11.23027>

Brito Velázquez, Enrique (1969), «La fecundidad según estatus socioeconómico. Análisis comparativo de las ciudades de México y Buenos Aires», Estudios Demográficos y Urbanos, 3 (02), pp. 156-185. URL: <https://doi.org/10.24201/edu.v3i02.90>

Buschini, José (2018), «La comercialización de la leche de consumo en la Ciudad de Buenos Aires y su carácter controversial, 1924-1945», Estudios Sociales del Estado, 4 (8), pp. 38-66.

Centro Latinoamericano de Demografía (1974), Métodos para estimar la fecundidad y la mortalidad en poblaciones con datos limitados. Selección de trabajos de William Brass, CELADE, Santiago de Chile.

Celton, Dora y Carbonetti, Adrián (2006), «La formación de la demografía en Argentina (1869,1947)», Estudios Digital, 19, pp. 27-42. URL: <https://revistas.unc.edu.ar/index.php/restudios/article/view/13397>

Comisión Económica para América Latina (2009), «Cincuentenario del CELADE: notas sobre su historia y creación», Notas de Población, 86, pp. 7-17. URL: <http://hdl.handle.net/11362/12832>

Comisión Nacional de la Desnatalidad (1945), La desnatalidad y el problema demográfico argentino. Informe II, Dirección Nacional de Salud Pública, Ministerio del Interior, Buenos Aires.

Comisión Nacional de Política Demográfica (1977), Las motivaciones del comportamiento de la familia argentina en cuanto al número de hijos, Grupo de Trabajo sobre Encuesta de Fecundidad, Ministerio del Interior, Buenos Aires.

Conning, Arthur (1972), «Encuestas comparativas de fecundidad en América Latina: algunos aspectos metodológicos», en XXIV Reunión Anual de la Sociedade Brasileira para o Progreso da Ciencia, Sao Paule, 7 de julio de 1972. URL: <http://hdl.handle.net/11362/20348>

Daniel, Claudia y Vommaro, Gabriel (2017), «Poor in Numbers: A Contribution to a Social History of Social Statistics in Contemporary Argentina», Journal of Latin American Studies, 49 (3), pp. 463-487. URL: <https://doi.org/10.1017/S0022216X16001899>

Davis, Kingsley y Blake, Judith (1956), «Social Structure and Fertility: An Analytic Framework», Economic Development and Cultural Change, 4 (3), pp. 211-235. URL: <https://www.jstor.org/stable/1151774>

De Janvry, Bárbara y Rothman, Ana María (1975), Fecundidad en Buenos Aires: informe sobre los resultados de la encuesta de fecundidad en el área de Capital y Gran Buenos Aires, 1964, CELADE, Serie A, n.º 132, Santiago de Chile. URL: <http://hdl.handle.net/11362/7748>

De Sena, Angélica (2012), «¿Qué es un indicador? Algunos elementos conceptuales en torno a la noción de indicador y su elaboración», en G. Gómez Rojas y A. De Sena, (comps.), En clave metodológica. Reflexiones y prácticas de la investigación social, Ediciones Cooperativas, Buenos Aires, pp. 161-189.

Desrosières, Alain (2004), La política de los grandes números, historia de la razón estadística, Melusina, Barcelona.

Estudio sobre Salud y Educación Médica (1969), Estudio sobre salud y educación médica, Buenos Aires.

Estudio sobre Salud y Educación Médica (1973), «Estudio de fecundidad en cinco áreas metropolitanas», en Estudio sobre Salud y Educación Médica, Estudios Demográficos, Serie 1, n.° 1, Buenos Aires.

Felitti, Karina (2012), «Planificación familiar en la Argentina de las décadas 1960 y 1970: ¿un caso original en América Latina?», Estudios demográficos y urbanos, 27 (1), pp. 153-188. URL: <https://doi.org/10.24201/edu.v27i1.1408>

Gaete, Jorge (2013), «Tegualda Monreal Porcile (1917-2012) y el aborto en Chile», Revista Chilena de Salud Pública, 17 (1), pp. 78-80. URL: <https://doi.org/10.5354/0719-5281.2013.26650>

Gaslonde, Santiago (1972), «Análisis preliminar de algunos datos sobre aborto provenientes de encuestas en América Latina», en Reunión del Consejo Regional de la Federación Internacional de Planificación de la Familia, Ottawa, junio de 1972. URL: <http://hdl.handle.net/11362/20695>

Giorgi, Guido (2014), «Refundar la sociedad. El comunitarismo como política de Estado en el gobierno de Onganía», en V. Galván y F. Osuna (comps.), Política y cultura durante el «Onganiato»: nuevas perspectivas para la investigación de la presidencia de Juan Carlos Onganía, Prohistoria Ediciones, Rosario, pp. 119-140.

González Bollo, Hernán (2014), La fábrica de las cifras oficiales del Estado argentino (1869-1947), Universidad Nacional de Quilmes, Bernal.

Govea Basch, Julián; Paitoví, Inés y Zuzek, Cristina (2013), «Una aproximación a los regímenes de nupcialidad en cinco contextos de fecundidad», en XII Jornadas Argentinas de Estudios de Población, Bahía Blanca, 18 al 20 de septiembre de 2013.

Govea Basch, Julián (2013), El estancamiento de descenso de la fecundidad en países de fecundidad intermedia: Evidencias del caso argentino, El Colegio de México, México D. F.

Gusfield, Joseph (2014), La cultura de los problemas públicos. El mito del conductor alcoholizado versus la sociedad inocente, Siglo XXI Editores, Buenos Aires.

Feld, Adriana y Kreimer, Pablo (2010), «La ciencia y la tecnología como objetos de reflexión en América Latina: ideas, actores e instituciones (1960-1970)», en VIII Jornadas Latinoamericanas de Estudios Sociales de la Ciencia y la Tecnología (ESOCITE), Buenos Aires.

Hacking, Ian (1991), La domesticación del azar: la erosión del determinismo y el nacimiento de las ciencias del caos, Gedisa, Barcelona.

Hamilton, Mario (2010), Vida de sanitarista, Lugar Editorial, Buenos Aires.

Jáuregui, Aníbal (2014), «El CONADE: organización y resultados (1961-1971)», Anuario IEHS, 29, pp. 141-158.

Juárez, Fátima; Quilodrán, Julieta y Zavala de Cosío, M.ª Eugenia (1989), «De una fecundidad natural a una controlada: México, 1950-1980», Estudios Demográficos y Urbanos, 4 (1), pp. 5-51. URL: <https://doi.org/10.24201/edu.v4i1.702>

Latour, Bruno (1983), «Give Me a Laboratory and I will Raise the World», en K. Knorr-Cetina y M. Mulkay (eds.), Science Observed Perspectives on the Social Study of Science, Stage, London, pp. 141-170.

Lattes, Alfredo (1975), «El crecimiento de la población y sus componentes demográficos entre 1870 y 1970», en Z. Becchini y A. Lattes (comps.), La población de Argentina, CICRED-INDEC, Buenos Aires, pp. 21-66.

Lazarte, Lautaro (2021), «Población, formación y desarrollo: la creación del Centro Latinoamericano de Demografía (CELADE) y su vínculo con la Argentina (1957-1967)», Revista de la Red de Intercátedras de Historia de América Latina Contemporánea, 15, pp. 23-47. URL: <https://revistas.unc.edu.ar/index.php/RIHALC/article/view/35839>

Librandi, Juan Martín y Zabala, Juan Pablo (2020), «La Estadística como lenguaje de los problemas sanitarios en el discurso de la Organización Panamericana de la Salud (1923-1975): Del código sanitario a las políticas de desarrollo», Estudios Sociales, 59 (2), 139-161. URL: <https://doi.org/10.14409/es.v59i2.8379>

Librandi, Juan Martín (2020), La salud como problema estatal durante los años 1960: Política, estadísticas y proyecto sanitario en la argentina desarrollista, Tesis Doctoral, Facultad de Ciencias Sociales, Buenos Aires.

Marckwardt, Alberto (1981), «Los diseños muestrales utilizados en la América Latina en la Encuesta Mundial de Fecundidad: algunos determinantes y consecuencias», Notas de Población, 26, pp. 9-26. URL: <http://hdl.handle.net/11362/12805>

Ministerio de Bienestar Social (1977), Nota N° 1.495/56/77 Reg. 9154, 22 de noviembre, Secretaría General del Ministerio de Bienestar Social, Buenos Aires.

Miró, Carmen y Rath, Ferdinand (1965), Resultados preliminares de las encuestas comparativas de fecundidad en tres países latinoamericanos, CELADE, Serie A, n.° 47, Santiago de Chile. URL: <http://hdl.handle.net/11362/7632>

Novick, Susana (1992), Política y población: Argentina 1870-1989, Centro Editor de América Latina, Buenos Aires.

Novick, Susana y Macció, Guillermo A. (1993), Políticas de Población y atribuciones de la mujer en la Argentina de 1940: la realidad en disonancia con la teoría, CELADE, Serie A, n.º 279, Santiago de Chile. URL: <http://hdl.handle.net/11362/7723>

Otero, Hernán (1999), «Legalidad jurídica y legalidad estadística en el paradigma censal argentino, 1869-1914», en R. Fradkin, M. Canedo y J. Mateo (comps.), Población y relaciones sociales en la campaña de Buenos Aires, GIHRR-Universidad de Mar del Plata, Mar del Plata.

Otero, Hernán (2006), Estadística y nación. Una historia conceptual del pensamiento censal de la Argentina moderna, 1869-1914, Prometeo, Buenos Aires.

Pantelides, Edith Alejandra (1982), Las mujeres de alta fecundidad en la Argentina. Pasado y futuro, Cuadernos del CENEP, n.º 2, Centro de Estudios de Población, Buenos Aires.

Pantelides, Edith (1983), La transición demográfica argentina: un modelo no ortodoxo, Cuadernos del CENEP, n.º 25, Centro de Estudios de Población, Buenos Aires.

Pantelides, Edith (1984), Análisis y propuesta de corrección de la información sobre estado civil en los cuatro primeros censos nacionales argentinos, Centro de Estudios de Población, Buenos Aires.

Pantelides, Edith (2006), La transición de la fecundidad en Argentina 1869-1947, Cuadernos del CENEP, n.º 54, Centro de Estudios de Población, Buenos Aires.

Patriarca, Silvana (2006), Numbers and Nationhood: Writing Statistics in Nineteenth-Century Italy, Cambridge University Press, Cambridge.

Poder Ejecutivo Nacional (1977), Objetivos y políticas nacionales de población. Decreto núm. 3.938 del 29 de diciembre, Comisión Nacional de Política Demográfica, Ministerio del Interior, Buenos Aires.

Quilodrán, Julieta (1980), «Informe sobre la Conferencia de la Encuesta Mundial de Fecundidad celebrada en Londres del 7 al 11 de julio de 1980», Estudios Demográficos y Urbanos, 14 (04), pp. 485-487. URL: <https://doi.org/10.24201/edu.v14i04.472>

Reggiani, Andrés y González Bollo, Hernán (2007), «Natalidad, «crisis racial» y políticas demográficas en la Argentina (1920-1940)», Vingtième Siècle, 3, 95, pp. 29-44. URL: <https://doi.org/10.3917/ving.095.0029>

Shapin, Steven y Schaffer, Simon (2005), El Leviathan y la bomba de vacío. Hobbes, Boyle y la vida experimental, Universidad Nacional de Quilmes, Bernal.

Torrado, Susana (1993), Procreación en la Argentina. Hechos e ideas, Ediciones de la Flor, Buenos Aires.

Weiss-Altaner, Erick (1976), «IV Reunión del Grupo de Trabajo sobre el Proceso de Reproducción de la Población de la Comisión de Población y Desarrollo, CLACSO», Estudios Demográficos y Urbanos, 10 (01), pp. 109-112. URL: <https://doi.org/10.24201/edu.v10i01.351>

Zabala, Juan Pablo (2010), La enfermedad de Chagas en la Argentina. Investigación científica, problemas sociales y políticas sanitarias, Universidad Nacional de Quilmes, Bernal.

Zabala, Juan Pablo y Librandi, Juan Martín (2018), «Medir para planificar: El estudio sobre Salud y Educación Médica y los límites de la la política sanitaria de la “Revolución argentina”» (1966-1973), Revista Ciencias de la Salud, 16, 3, pp. 550-570.

1. A. De Sena (2012).

2. A. Desrosières (2004).

3. I. Hacking (1991).

4. S. Shapin y S. Shaffer (2005).

5. C. Daniel y G. Vommaro (2017).

6. H. Otero (2006).

7. J. Gusfield (2014). J. P. Zabala (2010).

8. B. Latour (1983).

9. S. Shapin y S. Shaffer (2005).

10. J. Buschini (2018).

11. D. Celton y A. Carbonetti (2006), 28.

12. S. Novik y G. Macció (1993).

13. Precursor del actual Ministerio de Salud de la Nación, el Departamento Nacional de Higiene, fundado en 1874, contaba con una sección de Demografía que fue el primer organismo nacional con la función explícita de generar esta información.

14. Un planteo que expresa acabadamente la visión apocalíptica que se correspondía con el futuro puede encontrarse en la obra del ingeniero Alejandro Bunge Una nueva Argentina, publicada en 1940. Puede consultarse sobre el autor y su trabajo el análisis de Torrado (1993), Gonzáles Bollo (2004) y Biernat (2011).

15. Comisión Nacional de la Desnatalidad (1945), 8.

16. Ibidem, 20.

17. A. Lattes (1975). J. Govea Basch (2013).

18. S. Novick (1992).

19. A. Reggiani y H. González Bollo (2007).

20. H. Otero (2006).

21. C. Biernat (2011).

22. E. Pantelides (1983).

23. E. Pantelides (1982), (2006). S. Torrado (1993).

24. B. de Janvry y A. Rothman (1975), 1.

25. K. Felitti (2012).

26. J. M. Librandi (2020).

27. De ninguna manera queremos minimizar lo que Patriarca (1996) llama la «silenciosa internacional estadística», es decir, el proceso de internacionalización, acuerdos operativos y técnicos respecto de la recolección y análisis de la información cuantitativa, sino que hacemos hincapié en el cambio de la función de estos datos, a diferencia de la producción estadística de periodos anteriores que tenía como función principal la presentación de la gloria de la nación, frente a las otras naciones. Otero (1999). Estos estudios se diseñaron para representar las problemáticas del desarrollo a nivel internacional y de forma comparativa a partir del manto «neutro» de organismos internacionales que financiaban y validaban estos datos. Para un desarrollo más extenso del argumento puede consultarse J. M. Librandi y J. P. Zabala (2020).

28. Comisión Económica para América Latina (2009).

29. L. Lazarte (2021).

30. A. Feld y P. Kreimer (2010).

31. Organismo no gubernamental de los Estados Unidos dedicado a investigar y desarrollar programas sobre población, salud y desarrollo.

32. C. Miró y F. Rath (1965).

33. Conjunto de determinantes que afectan los niveles de fecundidad propuesto por Davis y Blake (1956). Estas variables refieren a la secuencia coito –concepción– gestación y parto. Se trata de: edad de inicio a la unión; celibato definitivo; disolución de uniones por separación o muerte; abstinencia voluntaria; abstinencia involuntaria (enfermedades, migraciones temporarias, etc.); frecuencia del coito (excluyendo los períodos de abstinencia); fertilidad o esterilidad involuntaria; uso de métodos anticonceptivos; fertilidad o esterilidad voluntaria; mortalidad fetal espontánea; mortalidad fetal inducida.

34. A. Conning (1972), 25.

35. Ver para el caso argentino Pantelides (1984).

El censo nacional fue otra institución en rápido cambio. La historiografía sobre censos en Argentina reconoce 3 censos históricos, realizados en 1869, 1895 y 1914. Estos fueron discontinuados porque la representación parlamentaria se anclaba a la distribución de la población y las regiones del norte del país, a medida que fueron perdiendo peso demográfico bloquearon la realización de censos. Finalmente, la actividad censal fue retomada en el censo del año 1947 y en 1960 se acopló el año con el resto de la región en lo que se llamó «el censo de las Américas». Esto permitiría mejorar la comparabilidad de los datos regionales. Otero (2006).

36. J. P. Zavala y J. M. Librandi (2018).

37. F. Juárez, J. Quilodrán y M.ª Zavala de Cosío (1989).

38. Con base en esta experiencia se llevó a cabo luego un estudio de similares características aplicado a zonas rurales (PECFAL-Rural) en Costa Rica, Colombia, México y Perú.

39. C. Weiss-Altaner (1976).

40. Comprende la capital federal (actualmente Ciudad Autónoma de Buenos Aires) y un conjunto de partidos de la vecina provincia de Buenos Aires.

41. A. Blanco (2006).

42. B. De Janvry y A. Rothman (1976), 11-12.

43. E. Brito Velázquez (1969).

44. J. Gaete (2013), 78.

45. S. Gaslonde (1972).

46. J. P. Zabala y J. M. Librandi (2018).

47. El CONADE funcionó entre 1961 y 1971. Si bien cumplió varias funciones en el esquema del Estado Nacional, podemos concluir que la principal era generar planes nacionales de desarrollo y desarrollar insumos y procesos que permitieran planificación intermedia en los organismos públicos. Además, se le atribuyó la función de ser la institución reguladora del Sistema Estadístico Nacional. A. Jáuregui (2014).

48. Estudio sobre Salud y Educación Médica (1969), 5.

49. Hamilton fue un médico sanitarista argentino que se formó en Salud Pública con beca de OPS en EE. UU., participó muy activamente en la conformación del grupo de sanitaristas de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Buenos Aires, fue funcionario de la Secretaría de Salud y posteriormente vicedirector y director del ESSEM. Finalmente se vio obligado a exiliarse durante el gobierno militar y se estableció como académico en Brasil. M. Hamilton (2010). Por su parte, Cacopardo, se formó como socióloga y se especializó en demografía en CELADE y en el Istituto di Demografia, Università degli Studi di Roma, Italia, entre 1970 y 1971. De acuerdo a la entrevista realizada con los autores, durante los años de la dictadura no ejerció actividades académicas, refugiándose en la actividad privada. Ya en democracia, dirige la primera carrera de posgrado en Demografía del país, la Maestría en Demografía Social de la Universidad Nacional de Luján.

50. Centro Latinoamericano de Demografía (1974), 8.

51. Estudio sobre Salud y Educación Médica (1973).

52. J. P. Zabala y J. M. Librandi (2018).

53. Se presentan estimaciones y minucioso análisis de las tasas de fecundidad por edad, y de sus medidas resumen derivadas, tasa global de fecundidad y tasa bruta de reproducción. En base a las tasas por edad se recalcularon los nacimientos totales, y finalmente en base a estos se obtuvieron tasas generales de fecundidad y tasas brutas de natalidad.

54. Estudio sobre Salud y Educación Médica (1973), 26.

55. Excepcionalmente en el cuestionario del censo nacional llevado a cabo en 2001 volvería a contemplarse el tratamiento de la nupcialidad con algún grado de detalle. Ver Govea Basch, Paitoví y Zuzek (2013).

56. El primer antecedente que puede citarse en democracia data del año 1994, cuando en el Módulo de Monitoreo de Metas Sociales de la Encuesta Permanente de Hogares se incluyeron preguntas sobre fecundidad y anticoncepción.

57. Las obras sociales son seguros de salud de carácter obligatorio gestionados por los sindicatos profesionales. Estas se financian por aportes mixtos entre el empleador y el trabajador.

58. S. Belmartino (2005). G. Giorgi (2014).

59. S. Belmartino (2005).

60. A. Marckwardt (1981).

61. J. Quilodrán (1980).

62. S. Torrado (1993), 275.

63. Poder Ejecutivo Nacional (1977), 1.

64. Ibidem, 2.

65. Ibidem, 5.

66. Ministerio de Bienestar Social (1977), 1.

67. Comisión Nacional de Política Demográfica (1977), 2.