Medina Linares, Ángel (2021), Setenil de las Bodegas: República, Guerra y Dictadura, Ayuntamiento de Setenil de las Bodegas, Ed. Tréveris, Cádiz, 474 págs. ISBN: 978-84-123332-0-6
Son numerosos los escritos y trabajos que, ya desde el ámbito académico, literario, ensayístico o periodístico, abordan la relación dinámica y compleja del binomio historia y memoria, o conocimiento y recuerdo como lo tradujo Santos Juliá para la defensa de la recuperación y conservación de la memoria histórica del franquismo. Sin embargo, este binomio va férreamente unido a dos amplios conceptos: derecho y ciudadanía, porque la recuperación y conservación de la memoria, así como contar con un respaldo gubernamental, capacidad de acceso e instrumentos eficaces para el estudio de la historia, es un derecho de la ciudadanía. Entender esta dimensión reflexiva es la que nos permite comprender la investigación publicada en 2021 por el historiador Ángel Medina Linares, Setenil de las Bodegas: República, Guerra y Dictadura (Ed. Ayuntamiento de Setenil de las Bodegas, Ed. Tréveris).
Como acertadamente apunta el prologuista, José Luis Gutiérrez Molina, uno de los aspectos más reseñables y novedosos de esta obra es la ardua tarea historiográfica, de recuperación documental y rehabilitación de la memoria histórica, de ubicar al municipio gaditano Setenil de las Bodegas en la Contemporaneidad española, delimitando su estudio a la Segunda República, la Guerra Civil y los primeros años del franquismo. Desde una perspectiva política y socioeconómica, a través de su estructura en tres bloques («Segunda República, 1931-1936», «Guerra Civil y Represión» y «Dictadura y Exilio») nos introduce en los elementos de análisis que van a determinar la narrativa de las transformaciones históricas. En este sentido, a lo largo del primer bloque, el autor reconstruye aspectos centrales del movimiento obrero desarrollado en Setenil en tiempos republicanos, el cual va a estar caracterizado por su fuerte ligadura a las experiencias de la tierra o cuestión agraria, ya sea a través de la comprensión de su dominio, trabajo y reparto, junto con elementos estructurales de la conflictividad social coetánea a nivel nacional como el paro, el hambre o la administración de los recursos públicos. Guarda un gran valor la recuperación de los nombres propios, no solo a través de las fuentes orales sino también provenientes de la prensa histórica, de aquellos que compusieron las listas de los partidos políticos predominantes a nivel electoral, describiendo de forma conjunta las paulatinas transformaciones del fenómeno de politización tardía del propio movimiento obrero, llegando este a adquirir toda una vertebración orgánica no siempre completamente liberada de las estructuras heredadas del caciquismo precedente.
La recuperación del conjunto de trayectorias vitales de aquellos que formaron parte activa de este proceso de politización se consolida como el punto de origen u arranque de aquellas que van a recorrer de forma transversal la investigación de Ángel Medina, llegando a crear una auténtica trayectoria coral de aquellos que forman parte de un pasado complejo y oscurecido. Lejos de la casualidad, el análisis del movimiento obrero será clave para comprender el proceso de represión experimentado por el municipio a partir del 27 de julio de 1936, punto de inflexión, y especialmente a partir del 18 de septiembre, debido a la fidelidad que mantuvo Setenil a la República a pesar de haber triunfado el golpe de estado en la capital gaditana y la capacidad de reorganización y defensa de las fuerzas de izquierdas. Junto a estos factores, la dimensión geográfica va a jugar un papel fundamental: la vinculación estratégica de Setenil con Ronda, como analiza Ángel Medina, la cual fue puesta en valor por Antonio Nadal1 como lugar fundamental en el cierre de la primera fase de la caída de Málaga, especialmente en el objetivo de conectar con Algeciras.
A través del bloque «Guerra Civil y Represión», las «limpiezas» del «terror caliente», así como las sacas, rapadas y paseos, se enumeran con rostro humano y retazos de la memoria y la prensa histórica, llegando a relatar testimonios, como el inolvidable de Ana Montero, cuyo significado guarda la capacidad de hacernos comprender la dimensión simbólica que se añade a la violencia física que experimentaron las mujeres por ser hijas, esposas o allegadas de los «rojos». Quizás los datos más esclarecedores quedan reunidos a través del análisis de la justicia militar de posguerra que puso en marcha mecanismos de represión dados en los procedimientos judiciales y sus resoluciones, contando este estudio con los juicios colectivos realizados entre 1937 y 1938, así como los 94 procedimientos judiciales entre 1939 y 1944, incluyendo el caso de Juan Pérez Domínguez, el último fusilado, en 1942. A pesar de la dura concatenación de casos y experiencias que el autor expone en una sucesión de temporales, el acopio de datos otorga una nueva dimensión a la obra: punto de partida o base teórica para los proyectos por la localización y delimitación de las fosas comunes en el ámbito geográfico de Setenil de las Bodegas y Alcalá del Valle, ofreciendo auténticas bases de datos consultables para el investigador, un hilo del que tirar para aquellos y aquellas que remueven la tierra con conciencia y otro hilo pero de esperanza para aquellos y aquellas que aún esperan descansar.
Por último, en su tercer bloque «Dictadura y Exilio» se puede encontrar la lógica de la afirmación de Encarnación Barranquero: «la naturaleza de un sistema que se implanta por la fuerza de las armas ‒conociendo qué fuerzas y qué armas‒ es distinta a la del que se configura tras unas elecciones democráticas»2, y testigo de ello fueron los denominados como hombres nuevos. Esta nueva dimensión en la vida de posguerra, donde no había lugar para «obreros, gitanos, homosexuales, masones» ‒en palabras del autor‒, marcada por el hambre y la violencia, se mantuvo mediante mecanismos de represión y camaleónicas estrategias del poder local. En este sentido, el exilio, «cruzando el charco» o francés, fue la opción elegida para casos concretos que analiza Ángel Medina, como Diego Tornay Mariscal, presidente de Izquierda Republicana de Setenil.
La obra cierra aportando reflexiones que ponen en valor la necesidad de construir una metodología eficaz para la construcción de la historia, a pesar de que carece este estudio de un análisis con perspectiva de género ‒que deseo sea un proyecto venidero entre las «cosas a mejorar»‒, sin embargo, debemos dejar por escrito que es un ejercicio que efectivamente sacude el silencio y el miedo, que porta un hilo por el que empezar a tirar y coser la herida que a Ángel le ha llevado a escribir un estudio que es sin duda y ante todo necesario.
Lucía Reigal Fernández
Universidad de Málaga